ENERO
JUNIO
2019
Arte contra el olvido |
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“Os amo así: sentimentales para mí, haciendo, a coro, para mi uso, un alma donde vaya labrada la historia que me falta, con estambre de todos los colores que cada una ponga de su trama”, epígrafe con el que inicia el texto de Alfredo Gurza que bien aplica a los bordados producidos por la ejemplar Asamblea General de los Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán. Dos mantas de solidaridad y 46 telas bordadas y pintadas dedicadas a cada uno de los normalistas víctimas de desaparición forzada y asesinados fueron producidas en 2017 en el plantón instalado en Av. Aztecas 215, Coyoacán, Ciudad de México, por la defensa de un manantial y contra una inmobiliaria corrupta. Tres años de impunidad ecocida, tres años de resistencia realizando jornadas culturales y artísticas, entre ellas el encuentro con Paulina Domínguez de Texthilo, quien impartió un taller de transferencia y bordado para la realización colectiva de este proyecto. Importa, y mucho, el proceso y el compromiso de mujeres y hombres que entienden y viven la construcción de lo común y la necesaria unidad entre las luchas. Solidaridad activa y efectiva para producir imágenes y mensajes amorosos que constituyen artefactos político-estéticos contundentes debido a su producción artística colectiva y sus puestas en acción activista.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Julio César Mondragón, 2017, tela
bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Antonio Santana Maestro, 2017, tela
bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, José Eduardo Bartolo Tlatempa,
2017, tela bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Marco Antonio Gómez Molina, 2017,
tela bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Carlos Lorenzo Hernández Muñoz,
2017, tela bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Leonel Castro Abarca, 2017, tela
bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Miguel Ángel Mendoza Zacarías,
2017, tela bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Emiliano Alen Gaspar de la Cruz,
2017, tela bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Jorge Álvarez Nava, 2017, tela
bordada.
Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de
Coyoacán,
Bordados por Ayotzinapa, Christian Alfonso Rodríguez, 2017,
tela bordada.
Por Ayotzinapa titula Sol Álvarez su intervención visual con dibujos y pinturas en técnicas mixtas. Figuraciones, líneas, texturas y colores que remiten al duelo y al dolor emulando representaciones históricas. Alejada del realismo, la autora propone su propia visión de la tragedia producto de la violencia. Lejos de la imagen literal, estas obras invitan a la mirada detenida y apelan de una manera distinta. Acostumbrados a la gráfica urgente, Sol muestra que la pintura también ha sido afectada por este acontecimiento.
Sol Álvarez Sánchez, Sueño de una madre con recuperar el cuerpo
de su hijo para despedirse ,
serie Los entremeses (50 de 400), 2018, carbón sobre papel
Guarro, 21 x 8 cm.
Sol Álvarez Sánchez,Estudio sobre la guerra (homenaje
a Rubens),
serie La condición humana, 2018, grafito, carbón, acrílico,
pasta acrílica,
parafina sobre lino entelado en bastidor de cedro rojo, 195 x 195 cm.
Sol Álvarez Sánchez,Estudio sobre la muerte (homenaje a
Caravaggio),
serie La condición humana, 2018, grafito, carbón, acrílico,
pasta acrílica,
parafina sobre lino entelado en bastidor de cedro rojo, 195 x 195 cm.
Mario Martínez y Claudia Vázquez del Taller de Producción Gráfica Grieta Negra, Puebla, nos comparten un par de las linografías producidas en la “Acción gráfica contra el olvido”, empeño colectivo que promovió la realización de un catálogo para reunir esta iniciativa acompañada de la impresión in situ de camisetas y telas con la imagen de Lucio Cabañas vigilante a través de múltiples ojos y miradas que afirman que Ayotzinapa somos tod@s. Imágenes acompañantes que abrevan y honran la tradición gráfica mexicana al servicio de las causas y luchas populares.
Mario Martínez, Política de Estado, s/f, linografía.
Claudia Vázquez, sin título, s/f, linografía.
Acción gráfica contra el olvido, Tlapa, Guerrero.
Taller de Producción Gráfica Grieta Negra, Ayotzinapa somos todos,
s/f, cartel.
Antonio Valverde, experimentado productor gráfico, propone imágenes distintas. Desde el homenaje a Minerva Bello, madre de Everardo Rodríguez, quien falleció de cáncer sin encontrar a su hijo, hasta aquella en que se mezclan la repetición de elementos gráficos con la incorporación de la consigna precisa para que no quede duda de la exigencia también visual. Por último, la que en el título acusa y señala una responsabilidad mediante una escena de representación inusual, pero válida, en esta temática.
Antonio Valverde, Doña Minerva, 2018, grafito sobre papel,
21 x 29 cm.
Antonio Valverde, ViVos, 2017, café soluble y tinta china
sobre papel de algodón, 23 x 31 cm.
Antonio Valverde, Fue el Estado, 2018, café soluble y tinta
china sobre papel de algodón, 76 x 56 cm.
“Quisieron enterrarnos pero no sabían que éramos semilla” es una frase inspirada en un poema de Ernesto Cardenal y apropiada para Ayotzinapa. Ha sido reproducida en todo tipo de soportes, gritada y cantada. Goya Torres la plasma en esta fuerte imagen producida en Australia.
Goya Torres, No sabían que éramos semillas, 2015, acrílico,
collage, óleo, aereosol,
pastel de óleo y plumón en lienzo, 50 x 80 cm.
Óscar Cabrera produce una técnica mixta sobre madera que no deja dudas. 43 figuras humanas simplificadas al máximo pero no por ello menos contundentes, con el detalle del corazón vivo y latiente. ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! dicta la exigencia a la que remite esta pieza.
Óscar Cabrera, Los 43, 2017, mixta sobre madera.
Jorge Alfaro opta por el arte objeto y propone un móvil complejo. Refiere a dos de los acontecimientos históricos recientes más dolorosos: el incendio de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, en donde murieron 49 infantes y varios más quedaron lesionados de por vida, y a los 43. “Ni una sola lucha aislada más” propusieron los jornaleros de San Quintín. Las tragedias se amplían con los agravios de procedimiento, esos largos procesos de injusticia en donde nunca llega el castigo a los responsables y menos el imposible resarcimiento del daño producido. A ello refiere el título de la pieza, ABC 43 La verdad histórica, versión de Estado erigida sobre mentiras y declaraciones bajo tortura.
Jorge Alfaro, ABC 43 La verdad histórica, 2018, madera de
granadillo quemada y blanqueada,
piel, fragmento de cerámica del balsas, unicel y acrílico, 0.46 x 0.14
x 0.15 cm.
Jorge Alfaro, ABC 43 La verdad histórica (fragmento), 2018,
madera de granadillo quemada y blanqueada, piel,
fragmento de cerámica del balsas, unicel y acrílico, 0.46 x 0.14 x
0.15 cm.
Las imágenes de Jorge Izquierdo, Armando Hernández Oropeza y Alejandro Alonso constituyen una muestra de las miradas fotográficas alrededor de las movilizaciones por Ayotzinapa. Tres fotógrafos con propuestas diferentes que nos interpelan estéticamente a través de sus gramáticas particulares. Los acentos puestos en la captura de las variadas y conmovedoras manifestaciones solidarias en las imágenes de Alejandro Alonso. El dramatismo acentuado con el blanco y negro en las trágicas y bellas fotografías de las madres de los 43 de Armando Hernández Oropeza, a las que se suman otras de los nadie, valiosos y fieles acompañantes en este trayecto. Por su parte, Jorge Izquierdo y sus siempre oportunas capturas de momentos extraordinarios, alguna intervenida y editada, que refieren a la creatividad presente para comunicar y con-mover. Todos, fotógrafos tenaces que registran nuestra memoria de lucha.
Alejandro Alonso, Rede es∫n colectivo, 8 de noviembre de 2014,
serie Ayotzinapa somos todos, 2014, fotografía.
Alejandro Alonso, Caseta, 25 de septiembre de 2018, serie Ayotzinapa
somos todos, 2018, fotografía.
Alejandro Alonso, Con veladora, serie Ayotzinapa somos
todos, s/f, fotografía.
Alejandro Alonso, Pendón, serie Ayotzinapa somos todos,
s/f, fotografía.
Alejandro Alonso, Vallejo, 8 de noviembre de 2014, serie Ayotzinapa
somos todos, 2014, fotografía.
Alejandro Alonso, Sr. Juan, guardián del Antimonumento,
serie Ayotzinapa somos todos, s/f, fotografía.
Armando Hernández Oropeza, De solidaridades, s/f,
fotografía.
Armando Hernández Oropeza, Cristina, madre de Benjamín Ascencio
Bautista, s/f, fotografía.
Armando Hernández Oropeza, María de Jesús, madre de Jesús Jovany
Rodríguez Tlatempa, s/f, fotografía.
Armando Hernández Oropeza, De solidaridades, s/f,
fotografía.
Armando Hernández Oropeza, De solidaridades, s/f,
fotografía.
Armando Hernández Oropeza, De solidaridades, s/f,
fotografía.
Jorge Izquierdo, sin título, s/f, fotografía.
Jorge Izquierdo, sin título, s/f, fotografía.
Jorge Izquierdo, sin título, s/f, fotografía.
Jorge Izquierdo, sin título, s/f, fotografía.
Jorge Izquierdo, sin título, s/f, fotografía.
Edgar Olguín nos comparte una de las fotografías de la serie Poner el cuerpo, sacar la voz. Transgresión doble de este cuerpo-consigna, en tanto acción política y en tanto cuerpo desnudo en un tiempo-espacio cotidiano fuera de la movilización social, que okupó transportes, parques, calles. Con sólo lo indispensable para alzar la voz, estas intervenciones y sus registros modifican y construyen espacio público.
Edgar Olguín, Poner el cuerpo, sacar la voz, 2015,
fotografía. Modelo: Sara Juárez.
“Letras de emergencia” calificó Mario Benedetti a aquella producción literaria indispensable, prosa o poesía, que se suma al grito colectivo por verdad y justicia. Palabras justas que refieren nuestros dolores y nuestras esperanzas. Tarea difícil la de expresar el sinsentido y lo irrepresentable, de ahí la necesidad de acudir a la poesía y a los recursos retóricos con la condición de no perder el filo. Ineludible la dimensión política cuando de agravios sociales de esta magnitud se escribe. La poesía de Alejandro Ortiz, Andrea Sánchez y Rodolfo de Matteis da cuenta de estos empeños.
De profundis
Alejandro Ortiz González
Adentro,
hundida en la cavidad torácica,
debajo de la bolsa pulmonar donde confluyen los ríos profundos del
alma y el espíritu,
bordeando las riberas del fósforo,
en los rincones donde se asienta lo que queda del nitrógeno después de
una tormenta,
entre arterias y canales de desagüe,
cerca de la fuente misma de los fluidos corporales que nos hacen estar
vivos,
de las sustancias que nos permiten pensarnos y reconocernos,
ahí donde las bacterias hacen su picnic día con día,
se finca la memoria,
la materia creciente que se niega a diluirse,
que se resiste a la desaparición.
Adentro,
abajo y a la izquierda,
como ciertas convicciones,
entre el riñón y el hígado,
surten otro efecto los golpes de la vida y de la muerte,
se da el combate por la sobrevivencia de los líquidos.
De eso quiero hablarte,
de la retención,
del asidero que nos tiene aquí, juntos,
en esta carrera por la vida.
De eso y otras cosas acaso menos importantes.
De la luz, por ejemplo,
que no se extingue mientras mantengas los ojos fijos en su
intermitencia,
a menos que abandones el puesto de vigía.
Del aire, que no falta mientras sujetes la idea con el puño bien
cerrado,
mientras levantes los brazos con cierta regularidad de día y de noche,
mientras el puente que separa tus ideas de las nuestras
se mantenga libre para cualquier intercambio;
de la noche, de su ayuda para cubrir nuestros rostros roídos y
mancillados,
de su maquillaje amoroso que impide la desbandada del espíritu;
quiero hablarte del día,
de nuestro día,
del tuyo específicamente,
de ese día en particular cuando decidiste sacarnos a todos del juego,
de ese día en que la risa
se volvió tu pasaporte para salir al mundo y modificar su curso y su
eje de rotación,
quiero hablarte del día, pero no estoy listo, no es el momento.
Caídos, entre los árboles que construyen nuestra idea del mundo,
pensamos juntos, cotidianamente,
en forma coloquial, que le dicen,
pensamos en la esperanza,
la tomamos en las manos como si fuera una manzana, la mordemos con
ansia, con la furia que da el hambre,
la esperanza, la sola idea de lo posible,
la fuerza que nos mueve sin descanso,
la voluntad para correr aunque nos falten piernas,
la potencia incluida en el cálculo que hay antes del salto.
Pensamos que podemos,
que merecemos, que ha llegado nuestro tiempo,
que nos la deben, pensamos.
Y en ese pensar hacemos mundo,
le damos intención a las palabras, les damos vida.
Hacer mundo como se hace el amor,
como se escala una montaña para respirar mejor al llegar a la cumbre,
hacer mundo como se hace pasta,
a su ritmo, amasando ideas y palabras y especias,
con atención a los detalles,
hacer el mundo “como se hace la luz dentro del ojo”, como diría don
Jaime.
Venimos juntos, de la mano,
hombro con hombro,
a someternos al tribunal del espacio físico donde aún podemos
encontrarnos,
a rescatarnos juntos,
a descubrir que somos,
todos reunidos, materia de memoria, cuerpo, palabra.
Hoy quería decir que el sol,
quería decir que las palabras,
que el miedo y la culpa,
quería decir que las moscas en su vuelo rutinario y estúpido,
que el hombre y sus enigmas diseñados para evadir,
quería decirlo todo de ida y vuelta,
que la memoria se instalara y rindiera sus frutos,
hoy quería… pero me di la vuelta y regresé hasta la sombra del ayer,
a la médula del verbo, a la sombra de mí mismo
que se esconde detrás del muro,
el muro que nos mira,
que nos toma de la mano y nos detiene,
que nos abraza, el muro que se sostiene mientras nosotros queramos…
43... y más
Andrea Sánchez
Para los que vivimos muertos
y gritamos en silencio
Se perciben nuestros susurros
de ahogarnos en indignación;
Y de a veces tragarnos el miedo
que nos sucumbe en dicha agonía viva
depresión y confort ciego…
De percibir el olor rojo,
de esa lluvia escondida
por un hoyo negro,
lleno de marionetas falsas
y el hilo de púas que las controla
Caminemos por el largo trecho
lleno de cristales y pólvora,
de mierda y podredumbre
que seguimos vivos...
Nadie
Andrea Sánchez
¿Quién es nadie?...
Nadie es la especie del eco efímero apagado con violencia
Nadie es una especie en peligro de extinción,
que habita en esta nación gobernada
por pantallas y personas que nunca serán nadie;
Nadie es la generación perdida,
en el año 1968 hasta estos días,
nadie son 43 jóvenes,
con esperanzas quebradas;
Nadie eran mujeres y bebés marchitos;
Nadie eran millones de personas pidiendo clemencia,
Nadie es el que lucha;
Nadie es la humanidad regenerada;
Nadie somos esos que gritamos en silencio;
Nadie somos todos y los que nos faltan...
Somos todos Ayotzinapa: 43 líneas
Rodolfo de Matteis
Somos los fantasmas que andan en el cochinero de vuestra conciencia
Somos el veneno en los platillos de vuestro asqueroso banquete
Somos las lágrimas negras, y rojas, bien escondidas tras la máscara de Anonymous
Somos la pesadilla de los sueños agitados en vuestras ricas camas ensangrentadas
Somos las semillas de las trepadoras que agrietan vuestros palacios, derrumbándolos
Somos las manecillas del reloj de vuestra caída
Somos el virus en vuestro sistema de control global
Somos las abejas que no quieren morir por los cultivos genéticamente modificados
Somos las abejas cosechando el polen de las flores que las mamás siembran alrededor de las fosas comunes, para transformarlo en la miel de la revolución
Somos la espina del huachinango que robaste al pescador, clavada en vuestra obscena garganta
Somos un ensueño de amor y paz, guerreando con vuestra triste realidad
Somos nubes negras cargadas de tempestad que vienen a arruinar vuestra falsa serenidad televisa
Somos volcanes eructando los huesos de vuestras matanzas sin nombre
Somos semillas de las estrellas que iluminarán el cosmos nuevo
Somos los témpanos que vienen a congelar vuestras vacaciones doradas en las Islas Caimán
Somos el alarido de los quemados vivos de todas las inquisiciones
Somos este olor a fogata que quemará vuestra plusvalía de rapiña
Somos las pepitas del oro de la libertad de la abundancia de la dicha
Somos viento lluvia flores milpas y venimos a enriquecer el mundo
Somos el brillo en los ojos, ojos que lo miran todo, ojos que lo transforman todo, ojos destructores, ojos creadores
Somos el canto de los dioses en la ceremonia de la creación
Somos el sol después de la tormenta, la primera cosecha después de la sequía, el amor destruyendo vuestro pinche terror
Somos la visión, la grieta en el tejido de la realidad ilusoria, que permite vislumbrar el más allá
Somos la sangre de Cristo, los pies de Cuauhtémoc a enseñar el camino, plumas de Quetzalcóatl a embellecer el mundo
Somos la música de los electrones, el ritmo de los bosones de Higgs, los pases secretos de la danza del señor Nataraja
Somos los del buen comienzo
Somos los relámpagos que desgarran la oscuridad del nuevo orden mundial
Somos las huellas de Mescalito, Hekari, Masha, el Venado Azul
Somos la brisa que te arruina el peinado, la arena que te ensucia las botas, la tierra en las manos
Somos la contra-información, la contracultura, el arte, la sanación del país, la sanación del mundo entero
Somos la emoción de lo nuevo, el respeto de lo antiguo, el asombro en frente de lo todo
Somos la cruda el día después de vuestra fiesta vampira
Somos los que aprecian una sola gaviota: la que se llama Juan Salvador
Somos los revoltosos, los proles, los que no siguen las modas: más bien nosotros las creamos
Somos la conciencia de la clase trabajadora, de los informales, de los campesinos, de los estudiantes
Somos la memoria de los derechos que nuestros padres conquistaron con la sangre y que hoy queréis borrar con la nuestra misma sangre
Somos los que estudian en vez de ir presumiendo
Somos la esperanza de las aldeas más lejanas, de los barrios, de los niños
Somos los que compran libros y plumas y colores y pinceles e instrumentos musicales, en vez de las armas gringas
Somos la solidaridad, la cooperación, la equidad, la igualdad
Somos el ensueño de una justicia justa
Somos los que no escuchan vuestros pinches narcocorridos y que nos quedamos cantando de la clara, la entrañable transparencia
Somos los que siempre por naturaleza intrínseca no aceptamos la muerte, ya que somos la Vida