JULIO
DICIEMBRE
2014
CARLOS GUEVARA MEZA • DIRECTOR |
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El dispositivo Museo
Los discursos y las prácticas que, históricamente, han conformado el dispositivo Museo, entendido como una particular articulación de poder y saber con un sentido estratégico, como dirían Foucault y Agamben, son múltiples y contradictorios. Incluyen los anhelos igualitarios y libertarios de los que se opusieron siempre a considerar la contemplación y el conocimiento del arte y la cultura como mecanismos de distinción clasista (y por lo mismo pretendían ampliar el acceso social a estos bienes); aquellos que defendían la distinción como marca de superioridad; el Estado que buscaba controlar los procesos de emisión e interpretación discursiva de narraciones que llegaban a tocar el centro mismo de su legitimidad (la historia patria, la identidad nacional, los pactos entre clases, grupos y etnias de los que dependía); particulares que se investían de la representatividad de uno o varios grupos sociales dispuestos a disputarle al Estado el sentido de las representaciones que se hacían de sí mismos y de los otros. Discursos y prácticas que propugnan por usos múltiples o normativizados de esas representaciones y su ordenamiento previsto. Estas contradicciones, y muchas otras que no es posible referir aquí, así como los conflictos que generan, no han cesado y continuarán porque justo esa es la naturaleza de cualquier dispositivo: articular continuamente las diferencias y los enfrentamientos.
Dichas articulaciones se realizan en múltiples modos: desde las grandes concepciones teóricas acerca de la identidad y el patrimonio, los mecanismos para la definición de los criterios que organizan la adquisición y crecimiento de las colecciones o las justificaciones para el montaje de exposiciones, hasta las políticas educativas para la construcción de públicos, los modos de financiamiento y los mecanismos administrativos.
En 2014 año se cumplen cincuenta años de las instituciones fundadas en el llamado “sexenio de los museos”, 1958-1964, periodo presidencial de Adolfo López Mateos (el Museo Nacional del Virreinato, el Museo de Arte Moderno, la Pinacoteca Virreinal, el Museo Nacional de Antropología y las nuevas instalaciones del Museo de Historia Natural), además de otros aniversarios como el número ochenta del Palacio de Bellas Artes. Mucho ha cambiado desde entonces con el surgimiento de nuevas instituciones públicas y privadas que han ampliado y complejizado el panorama museístico del país, por no hablar de los grandes cambios sociales y políticos que ha vivido México y las nuevas y heterodoxas prácticas artísticas. Ello hace necesaria una reflexión que no sea sólo celebratoria (aunque los festejos estén más que justificados), que no se limite a las instituciones del Estado y tampoco a los museos de arte en sentido estricto. Este número de Discurso Visual, coordinado por la doctora Ana Garduño, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, representa nuestro aporte a dicha reflexión.