NÚMERO
51



ENERO
JUNIO
2023

PRESENTACIÓN

RODRIGO BAZALDÚA CALVO Y CHRISTOPHER VARGAS REYESEDITORES HUÉSPEDES


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Múltiples documentos reunidos en un mismo espacio, sin criterios de orden claros, no se pueden considerar un archivo, colección o fondo, sino una mera acumulación de objetos sin un propósito claro como resultado de la actividad cotidiana personal y profesional. Es en este punto donde intervienen los estudios de la información como la bibliotecología y la archivonomía para organizar, preservar, custodiar, analizar, difundir y democratizar estos materiales de acuerdo con sus contextos políticos, culturales, económicos y sociales. De esta manera se ejerce el estudio y análisis de la información para hacer visible una huella de tiempo y de espacio existente en todo material documental, merecedora de ser revisada con el propósito de generar nuevas formas de hacer, pensar y utilizar los fondos, archivos y colecciones.

Con respecto a la socialización de todo acervo documental existen diversos caminos. Uno de ellos explora las redes sociales, las cuales pueden fungir como pequeños archivos temporales digitales con muestras documentales que inviten a visitar los espacios que resguardan los documentos originales. Otro camino explora las tecnologías asociadas con la construcción de galerías virtuales. Finalmente están los archivos en línea, un lugar donde se ubican múltiples y diversos materiales para su consulta, sin embargo, no alojan la totalidad de los materiales que se resguardan debido a que procesar millones de documentos físicos, digitalizarlos y divulgarlos convierten toda gestión documental y su socialización en una acción titánica, muy compleja de realizar desde el punto de vista administrativo, económico, técnico y legal.

No podemos dejar a un lado los feminismos como posible eje conceptual y práctico en el quehacer archivístico, ya que ofrecen instrumentos teóricos que podemos vincular con la gestión documental. Su aplicación en el quehacer de los archivos nos invita a visibilizar los fondos y las artistas con equidad, organizar sus materiales con nuevas categorías no patriarcales que valoricen sus materiales y permitan su rápido encuentro, facilitar el ingreso de sus obras a los acervos, explorar nuevas prácticas en la construcción de los archivos que incorporen subjetividades que sumen al conocimiento de la vida de las artistas y sus intereses estéticos, entre otros múltiples elementos que permiten construir otras memorias, otras narrativas y una nueva gestión documental con fundamentos feministas.

Todas estas particularidades que conllevan a la construcción de la memoria y la gestión documental nos invitan a reflexionar sobre la producción, organización, conservación, socialización y circulación de la memoria. Permitamos que los artículos publicados en las páginas siguientes nos acerquen a esta discusión y nos brinden reflexiones significativas, que esperamos redunden en beneficios para los interesados en la gestión y estudio de archivos.