NÚMERO
48



JULIO
DICIEMBRE
2021

SEPARATA

Espacios fértiles

Fertile spaces

Andrea Citlalpiltzin Martínez
Diseñadora gráfica con especialidad en diseño editorial
acmartinez@escueladediseno.edu.mx


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A 60 años de la fundación de la Escuela de Diseño del INBA, se convocó a los integrantes de esta comunidad a participar con una reflexión acerca de nuestro trayecto en la institución. Este escrito lo hago con base en algunos postulados de la Escuela de la Bauhaus y su influencia en el Plan de estudios 75, los enfoques pedagógicos de John Dewey y entrevistas a las directoras —egresadas de la EDINBA— en el periodo del 2001 al 2021.

Ingresé a la licenciatura en Diseño Gráfico en 1988 en el nuevo plantel de la escuela, ubicado en Xocongo 138, en la colonia Tránsito. [1] El plan de estudios era el conocido como Plan 75, que ofrecía las carreras de Diseño Gráfico, Diseño de Muebles, Diseño de Objetos y Diseño Textil. [2] En este plan se impartían asignaturas como Orden Básico, [3] materia claramente derivada de los postulados de la Escuela de la Bauhaus —el Vorkurs— que trataba sobre los principios del diseño y la naturaleza de los materiales.

En ese periodo asumió el cargo de director Segundo Pérez, en mancuerna con Alejandro Rodríguez como secretario académico, ambos egresados de la EDINBA. Así, pertenezco al periodo Pérez-Rodríguez que se extendió hasta 1997.



Crédito Flavio López Alcocer
2a. línea atrás, de pie: José M., Ramón A., Saúl, Irene, Ma. Elena y Ma. Luisa
1a. línea, sentados: Magdalena, Claudia, Fabiola, Roberto, Eleazar, X (amigo de Eleazar)
Frente y en cuclillas: Flavio López Alcocer
Lugar: laboratorio de fotografía, EDINBA, 2o. semestre 1988. Clase de fotografía con el maestro Adrián Álvarez.



Crédito Flavio López Alcocer
2a. línea, atrás: X (amigo de Eleazar), José M., Eleazar, Ramón A., Saúl
1a. línea, frente: Ma. Luisa, Ma. Elena, Flavio, Roberto, Magdalena, Irene, Fabiola y Claudia
Lugar: laboratorio de fotografía, EDINBA, 2o. semestre 1988. Clase de fotografía con el maestro Adrián Álvarez.



Mi grupo el B2 en su totalidad
3a. línea, atrás: Daniel, Elizabeth, Mauricio, Mariana, Saúl, Ricardo, Edith, Ramón, David, Enrique
2a. línea, sentados en la banca: Sandra, Martha, Graciela, Nora, Roberto, Adriana, Fabiola, Irene, Magdalena
1a. línea, frente: Flavio, Andrea, Alfredo
Lugar: gran explanada roja de la EDINBA, 2o. semestre 1988.




José M, Mauricio, David, Daniel, Ricardo, Alfredo.
Lugar: afuera del laboratorio de serigrafía (hoy biblioteca), EDINBA, 2o. semestre 1988.



Uno de los principios de la Bauhaus de 1919 era “el fomento de las relaciones amistosas entre maestros y estudiantes fuera del trabajo” [4] . Bajo ese mismo postulado, las celebraciones en la EDINBA también fueron una parte muy importante del periodo de mi formación superior.


Postulado 2 de la Bauhaus: Realizar la obra de arte de manera colectiva, con la participación de artistas y artesanos[5]

Parte de la vida escolar eran las celebraciones de algún evento, ya sea una fiesta o la apertura de alguna exposición en la recién inaugurada Galería Códice, o incluso algún torneo de fútbol o basquetbol.












Las fiestas tenían un calendario establecido y los torneos deportivos se llevaban a cabo de acuerdo con él. Se trataba de eventos en los que participaban maestros de todas las carreras, alumnos y personal administrativo, técnico y manual (atm). Sin embargo, las inauguraciones no tenían una fecha concreta y la participación era voluntaria.

De acuerdo con entrevistas realizadas a las maestras Margarita Landázuri, [6] Berenice Miranda [7] y Haydée Girón, [8] las fechas inamovibles para las celebraciones en La Ciudadela eran el inicio-bienvenida de cursos, el Día de Muertos y el fin de cursos. Había además otras reuniones con fecha movible.

Mencionan las maestras Landázuri y Miranda que ellas participaron en estas fiestas en La Ciudadela, pero a las maestras Haydée Girón y Rebeca Aguilar [9] les tocó celebrarlas en esa ubicación y otras ya en Xocongo 138.

En la Ciudadela, las reuniones se realizaban en el patio, el estacionamiento o el salón de Orden Básico. La logística de las fiestas en aquel momento fue encabezada por dos miembros importantes e inolvidables de la comunidad escolar, el conserje de la escuela don Pancho, Panchito, y el maestro del taller de Metales, Luis Torreblanca, alias El Foco. Don Pancho se encargaba del orden —no básico-— y El Foco de los suministros como las bocinas y su famoso brebaje Metal Punch (véase Anexo 1).

En Xocongo 138, en los primeros años después de su inauguración, se buscaron nuevos espacios para las reuniones masivas hasta encontrar el más adecuado por la acústica, distribución y circulación.

Los comités de organización de ambas sedes estaban integrados por los alumnos, quienes generalmente eran de cuarto año, es decir, los mayores.

A diferencia de otras instituciones de educación superior, el calendario escolar de la EDINBA era el mismo de la Secretaría de Educación Pública (SEP), por lo que coincidían las vacaciones con las de los niveles educativos básico y medio superior. Por otra parte, se dividía el ciclo escolar en dos semestres. Así, participaban alumnos de primero a cuarto año. Coincido con las entrevistadas en que nuestros compañeros eran entonces de mayor edad, ya porque se tratara de su segunda licenciatura, porque habían decidido trabajar primero o se habían casado, entre otras razones.

El calendario festivo con el que celebré los ocho semestres de la carrera fue el siguiente:

Bienvenida de primer ingreso o inicio de curso, que ocurría en el mes de septiembre, cerca del día 15 o un viernes previo. La organizaban los alumnos de cuarto año para los de primero.

Día de Muertos, el viernes anterior al 31 de octubre o en esa fecha.

Día de la Revolución Mexicana, el 19 de noviembre o el viernes que le precediera.

▪ Inicio de las vacaciones de diciembre, el último viernes de clases del año que concluía

Día de la amistad, un viernes al inicio del segundo semestre del ciclo.

▪ Inicio de vacaciones de Semana Santa, el viernes previo al inicio de este periodo vacacional.

Fin de cursos, con una gran celebración de clausura del ciclo escolar, naturalmente en viernes.

Los torneos de básquetbol o fútbol que se iban intercalando en esas fechas. Iniciaban temprano y a la gran final seguía la fiesta.

El horario de inicio de las celebraciones en Xocongo 138 era diferente al que se tenía en la Ciudadela. Allá empezaba la fiesta a partir de la hora de la salida –es decir, las 2 o 3 de la tarde-, pero en el nuevo edificio iniciaban más temprano, cerca del medio día. El festejo concluía cuando don Pancho cerraba con llave los baños. Gracias a él, la vejiga de toda la comunidad —maestros, alumnos y ATM—, nunca necesitó ejercicios de Kegel. [10]


“Una escuela podría volverse una comunidad cooperativa mientras desarrolla en los individuos sus propias capacidades y satisface sus propias necesidades” [11]

Para los nuevos alumnos Xocongo 138 era al inicio un territorio con varios espacios por explorar y hacerlos propios, así que entre todos buscamos y propusimos nuevas actividades además de las tradicionalmente establecidas.

La primera fiesta de bienvenida fue en la gran explanada roja, frente a la escultura del Chacmool [12] que funcionó como parte de la liturgia en ese tlalmanalco (tierra aplanada). Fue una “tocada” sin mayor repercusión o resonancia. Se descartó utilizar en adelante este espacio en parte por esto, pero también por algo que sucedió semanas después.

A varios alumnos se les ocurrió organizar una kermés en sábado —día inhábil— y comisionaron a cierta compañera de segundo año, conocida como la Licenciada, para atender el puesto de bebidas. La estrategia comercial de la Licenciada fue vender una “coronita” y tomarse dos. Como era a finales de septiembre, todavía cerca del solsticio de verano, sintió la imperiosa necesidad de ir al baño. Como describió ella misma más tarde, todos los baños estaban sucios, porque cuando abría la puerta de cada uno decía “está sucio” y vomitaba en el escusado. Al final se quedó dormida en uno y después de varias horas escuchó entre sueños que gritaban buscándola, “¡Licenciada! ¡ Licenciada! ¡Licenciada!”. La creían perdida en la zona. Al final, don Pancho y los ATM, molestos, sacaron a los asistentes ante el fracaso de la kermés y el mal uso de las instalaciones sanitarias por parte de la Licenciada.

Por entonces, el Departamento de Difusión empezó a proyectar cine de arte cada miércoles en el auditorio que se encontraba donde ahora está el departamento de Servicios Escolares. Debido a la mala selección de las películas por parte del encargado, nadie asistía, salvo cuando se proyectó Nueve semanas y media (Lyne 1986). Esta tuvo un éxito arrollador y el auditorio se vio rebasado en su capacidad… y clima.

Finalmente, ese espacio sirvió en adelante para hacer las fiestas, debido a la buena circulación y excelente acústica. ¡Eureka!

Uno de los primeros actos oficiales de Segundo Pérez como director, fue dar el Grito de Independencia en ese lugar. Alguien consiguió una campana y el lábaro patrio. Como a eso de las 6:30 horas, apagaron la música y Segundo, micrófono en mano, nos arengó: “ ¡Mexicanos! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!” [13]

En cambio, los torneos deportivos de fútbol y basquetbol se realizaban en la cancha muy temprano, como ya se mencionó: a las 9 o 10 de la mañana. La premiación tenía lugar en la fiesta. Para entrar a la cancha debíamos pasar por la cafetería que administraba doña Raque, esposa de don Pancho, que se ubicaba en el sitio donde ahora está el salón 109. Había una escalera para bajar a la cancha, desde donde podíamos ver el partido “en palco” y aventar a los jugadores rollos de papel higiénico como en el estadio.

El equipo de mi grupo, el B2, fue nombrado el Gran Desmadril y en uno de los torneos el maestro Agustín Martínez nos ayudó y patrocinó para hacer unas mantas que tomó en cuenta como calificación parcial y representación creativa. En esa actividad todos participamos con gusto y entregamos a tiempo. Otro equipo formado por alumnos fue el de Los Caifanes, así como el invicto Edinbol de los ATM.



Crédito Alfredo Álvarez
2a. línea, atrás: Ariadna, Ma. Elena, Nora, Adriana, Fabiola, Magdalena, Mauricio, Elizabeth, Irene
1a. línea, frente, sentados: José M, Flavio, Alfredo, Roberto
Lugar: cancha de basquet, EDINBA, ca. 1989. Torneo de futbol, equipo Real Desmadril.
En ese torneo no estoy segura si ganó el equipo de los Caifanes o el EDINbol de los administrativos. Agustín Martínez (q.e.p.d), nos facilitó el papel para hacer los carteles que aparecen atrás, fue una campaña intimidatoria que melló la confianza del equipo rival y le dio puntos al Real.



John Dewey afirma que la escuela puede volverse una comunidad cooperativa mientras desarrolla en los individuos sus propias capacidades. [14] Así, en los torneos se procuraba evitar los pleitos y peleas en defensa del bien común. En una ocasión, el bibliotecario Ernesto el Chino intervino en medio de una disputa por una falta al grito de “¿Estamos jugando fútbol o qué chingados?”. El pleito no pasó a mayores.

También se realizaron algunas “tocadas” y “palomazos” por parte de los miembros de la comunidad. Históricamente, la Escuela ha sido cuna de algunos próceres, miembros de bandas como La Castañeda, Los Estrambóticos, las Víctimas del Doctor Cerebro, entre otros. Incluso cuentan que en La Ciudadela llegaron a tocar Los Folkloristas, Ángel Parra y Silvio Rodríguez.

Uno de los “palomazos” más recordados fue en el que participó el maestro Agustín Martínez interpretando a ritmo de jazz su famosoPermiso, permiso de manejar y el blues Pinche Foco ya estás hasta tu madre. Este “toquín” fue anecdótico porque el ambiente se “prendió” bastante. Esto duró hasta que otra compañera “N” de tercero se le ocurrió “echarse un palomazo”, acaparando el micrófono para cantar Dust in the Wind de Kansas. En ese momento “valió” todo.


“Íntima conexión entre experiencia y educación” [15]

La maestra Girón menciona en su entrevista que algo muy marcado y diferente en comparación con las fiestas que se celebraban en la Ciudadela, era la organización. Berenice Miranda comenta que en la Ciudadela se realizaba una colecta entre todos. Con el dinero reunido El Foco preparaba su famoso Metal Punch y si sobraban pesos compraban tacos de canasta. La población estudiantil era menor, cuando ingresé en 1988 éramos cerca de 200 alumnos, de los cuales terminamos la licenciatura 80.

Efectivamente, en Xocongo 138 las fiestas se planearon y organizaron mejor: se dividieron las tareas organizativas en equipos, se apoyó al comercio local y se estableció un objetivo, una meta.

Se empezó a cobrar la entrada a precio EDINBA. Ya no hubo colectas porque los alumnos de cuarto decidieron que esos recursos les servirían para pagar la graduación “de pipa y guante”. Se cambió el auditorio por el Taller de Serigrafía a cargo del maestro Andrés Martínez —donde hoy se ubica la Biblioteca Alejandro Rodríguez— por tener pocos muebles (mesas que se acomodaban a los lados), mejor ventilación, buena acústica, seguridad y control de puertas. También había una tarja al fondo —para enjuagar los marcos de serigrafía—, donde se podían enfriar las cervezas y tener un mejor conteo de estas.

La entrada a la fiesta se ubicó por la puerta que está frente al ahora Taller de Tejido y más adelante se abría la puerta que da a la Unidad de Posgrado, para que circulara el aire. Las mochilas y chamarras se dejaban al frente, amontonadas en la pared para que no estorbaran cuando bailábamos o por si llegara a haber una emergencia.

Para negociar los insumos, la comisión designó contratar un DJ para todas las fiestas con un precio fijo. En apoyo a la localidad y al medio ambiente se compraba hielo “por cajuela” en La Viga y cerca encontraron un depósito de cervezas. Así que solo se necesitaba una cajuela y cubetas prestadas por los ATM. De esta organización se deduce —siguiendo a Dewey— que la posibilidad de actuar sobre el mundo, de experimentar con él, es un elemento fundamental para aprender a partir de la confrontación con situaciones problemáticas, que aparecen a partir de los propios intereses. [16]

Una de las situaciones que personalmente tuve que afrontar fue cuando El Foco implementó una mejor mercadotecnia e innovación que yo. Se organizó un bazar y participé con los Drink-Busters mezclando la propuesta de los cafenautas y los Cazafantasmas: utilicé un rociador industrial de chorro de cinco litros que llevaba en la espalda (mi mamá había pintado el techo, así que lo utilicé; sólo había que lavarlo y enjuagarlo varias veces), lleno de una bebida espirituosa. Todo iba muy bien, pero el problema fue que calculé mal la presión del rociador y el aguante de la garganta de la comunidad; se acabó la mezcla y tuve que ir a preparar más. Cuando salí con una nueva recarga, El Foco ya se había instalado en medio de todos disfrazado de pirata con su caldero mágico —adaptado en el taller de metales— y sus ayudantes repartían gratis su famoso Metal Punch. No lo he superado.


“Una experiencia tiene un carácter unitario […] está situada históricamente y se desarrolla en un continuo” [17]

A las entrevistadas se les hizo una misma pregunta: ¿por qué se acabaron las fiestas? Todas las respuestas coinciden: es un proceso natural, los tiempos cambian, además de otras causas como son la diferencia de edades e intereses entre los integrantes de la comunidad, una mayor vigilancia y observación de las normas y el incremento de las responsabilidades de los directivos por parte del INBA. También pesó la falta de interés de los alumnos y, especialmente, una mayor atención a las normativas en Derechos Humanos y a la dignidad de las personas.

Por estas razones también se eliminaron las novatadas de primer ingreso, implantadas durante la dirección de Rodrigo Fernández (1997-2001), que llegaron a ser francamente humillantes.

Además, la matrícula de alumnos se incrementó en las maestrías y especialidades que se imparten en horario vespertino. La EDINBA empezó a crecer.

También se les cuestionó a las entrevistadas con referencia al deseo expresado en el testamento de Walter Gropius sobre las fiestas de la Bauhaus. Gropius dice: “Sería bonito si todos mis amigos y amigas actuales y del pasado se reuniesen más tarde para celebrar una fiesta al estilo de la Bauhaus —bebiendo, riendo, amando—. Seguro que participaré en ella ¡más que en vida! Es más fructífero que los discursos fúnebres”. [18]

¿Cuál es su deseo con respecto a las fiestas de la EDINBA?, fue la pregunta. Ellas respondieron así:

▪ “¡Siempre fueron muy divertidas! Y siempre hubo la oportunidad de convivencia”. Margarita Landázuri (directora en el periodo 2001-2005);

▪ “Si logramos superar lo pasado y recordar los momentos buenos ¡hagamos una fiesta!”. Berenice Miranda (directora en los periodos 2005-2009 y 2009-2013);

▪ “¡Apoyo la moción! El diseñador requiere la fiesta para hacer diseño”. Haydée Girón (directora en el periodo 2013-2017);

▪ “La escuela vive a través de la comunidad, sin ella no hay escuela”. Rebeca Aguilar (directora en el periodo 2017-2021).

Y, si me lo preguntan, las fiestas de la EDINBA me enseñaron a bailar con la vida; la Escuela me formó y dio una identidad, abrió mis horizontes más allá de los límites geográficos. Así que, ¡celebremos por todo lo grande estos 60 años!


Anexo 1

Foco’s Metal Punch – Collective Recipe

En entrevista, Berenice Miranda nos develó el secreto de la receta mejor guardada: la mezcla original del maestro de metales Luis Torreblanca (alias El Foco). Ésta fue transmitida a uno de sus discípulos, Hugo Álvarez, también ex alumno de la EDINBA. Para prepararla se necesita un gran perol o una olla grande con capacidad de más de 10 litros. En el Taller de Metales había una tina ex profeso la ocasión.



Ingredientes

● 1 reja de Coca-cola tamaño familiar (12 botellas de 769 ml cada una). Se puede usar Boing sabor uva u otro refresco de acuerdo con el dinero recolectado.*

● 1 bolsa de hielo de 5 kg.

● 1½ litros de alcohol** del 96otwist secreto–.***

● 3 litros de blanco Madero y, si hay dinero, una patona de Bacardí blanco (se trató de confirmar el dato de la cantidad y son entre de 3 y 4 litros).

● 2 kg de azúcar –ingrediente básico–.

Preparación

Se mezclan todos los ingredientes y ¡a bailar!

* Las diferentes entrevistas refieren que se usaba Boing, es una receta colaborativa y está armada con recuerdos de toda la comunidad.

** La principal diferencia entre el alcohol de 96° y de 70° es la cantidad de alcohol que contienen. El de 96° es un alcohol más puro y por lo tanto, se evapora más rápido. Es por esta razón que se recomienda mezclarlo con agua para aumentar su efectividad.

Janeth Herrera Salas, “Conoce las diferencias entre el Alcohol 96° y Alcohol 70°”, disponible en: https://farmaciauniversal.com/consejo/13-conoce-las-diferencias-entre-el-alcohol-96-y-alcohol-70 . Fecha de consulta: 26 de mayo de 2021.

*** Otras fuentes refieren que se agrega 1½ litros de tequila blanco


Anexo 2

Enlisto los nombres de los maestros que fueron mencionados en las entrevistas y que nos enseñaron a bailar y ¡lo hacían muy bien!, departían en las fiestas con todos. Si se acuerda lector de alguien más, complete la lista con letra molde y pluma negra.

Alejandro Rodríguez

Fernando Andrade

Mauricio Parra

Agustín Martínez

Arturo Pastrana

Emilio Watanabe

José Beltrán

Guillermo Marín

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Semblanza de la autora

Andrea Citlalpiltzin Martínez. Licenciada en Diseño Gráfico egresada de la EDINBA. Con amplia experiencia profesional en el Diseño Editorial: edición de revistas, periódicos, libros de arte y publicaciones corporativas; cuidado de impresión en el país y en el extranjero, hasta la coordinación y edición de proyectos. Docente en la Especialidad en Diseño Editorial y en la Licenciatura en Diseño de la EDINBA.



Recibido: 14 de mayo de 2021.


 

[1] Alejandra Ferreiro Pérez, et al., Modelo educativo del Instituto Nacional de Bellas Artes, México, Instituto Nacional de Bellas Artes / Subdirección General de Educación e Investigación Artística, 2018, p. 29.

[3]  Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, “La Escuela Bauhaus”, disponible en: https://es.slideshare.net/perezrf/
la-escuela-bauhaus
. Fecha de consulta: 25 de mayo de 2021.

[4] Mercedes Valdivieso, “La Bauhaus se divierte”, disponible en:
https://elcultural.com/la-bauhaus-se-divierte
. Fecha de consulta: 22 de mayo de 2021.

[5] Pilar Maseda Martín, Los inicios de la profesión del diseño en México. Genealogía de sus incidentes , México, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, 2006, p. 96.

[6] Andrea Citlalpiltzin, “Entrevista a Margarita Landázuri”, disponible en: https://drive.google.com/file/d/1yCbvUddV-
kmQPRHqBqxs4zzSTqM3mE6e/view?usp=
drive_web
. Realizada el 22 de mayo de 2021.

[7] Andrea Citlalpiltzin, “Entrevista a Berenice Miranda”, disponible en: https://drive.google.com
/file/d/1q1jrbJJVF40BjHC6USs_47HUN0scxqzT/
view?usp=drive_web
. Realizada el 25 de mayo de 2021.

[8] Andrea Citlalpiltzin, “Entrevista a Haydée Girón”, disponible en: https://drive.google.com
/file/d/1spWOGVaSt6_vQJybPN8xVpBouEiaFndM
/view?usp=drive_web
. Realizada el 26 de mayo de 2021.

[9]  Andrea Citlalpiltzin, “Entrevista a Rebeca Aguilar”, disponible en: https://drive.google.com
/file/d/10nxl5Z48zErJixO1aLH9mUxULWvP_n8O
/view?usp=drive_web
. Realizada el 23 de mayo de 2021.

[10] Mayo Clinic, “Ejercicios Kegel: una guía de instrucciones para las mujeres”, disponible en: https://www.mayoclinic.org/es-es/
healthy-lifestyle/womens-health/in-depth/
kegel-exercises/art-20045283
. Fecha de consulta: 25 de mayo de 2021.

[11] “John Dewey: actualidad de su pensamiento pedagógico”, disponible en: https://cdn.educ.ar
/dinamico/UnidadHtml__get__d400a747
-7a08-11e1-82f6-ed15e3c494af/index.html
.
fecha de consulta: 22 de mayo de 2021.

[12] Alfredo López Austin, et al., “Los mexicas y el chacmool”, disponible en: https://arqueologiamexicana.mx/
mexico-antiguo/los-mexicas-y-el-chacmool
.
Fecha de consulta: 23 de mayo de 2021.

[13] “Grito de Dolores”, disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Grito_de_Dolores . Fecha de consulta: 25 de mayo de 2021.

[14] John Dewey, op. cit.

[15] Alejandra Ferreiro Pérez, op. cit., p. 43.

[16]  John Dewey, op. cit.

[17] Alejandra Ferreiro Pérez, op. cit., p. 42.

[18] Mercedes Valdivieso, op. cit.