JULIO
DICIEMBRE
2021
More than just a label, EDINBA students and
the Covid-19 emergency
María Angélica Martínez Aguayo
Especialista en creatividad y
estrategía publicitaria
amartineza@escueladediseno.edu.mx
Juan José Manjarrez de la Vega Diseñador gráfico,
especialista en diseño editorial
jmanjarrez@escueladediseno.edu.mx
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Introducción
…el universo para el ojo de la comprensión humana se enmarca como un laberinto; se presenta como tal, en todas sus partes tan ambigua, y de tantas formas nos engaña con formas que parecen objetos y símbolos, de naturaleza tan irregular en sus líneas, tan anudadas y revueltas.
Francis Bacon, Novum Organum, 1620
Hasta hace poco tiempo una parte de la discusión sobre los jóvenes y su desempeño escolar se centró en cómo incentivar su participación en clase y con ello encontrar fórmulas para insertar dinámicas de enseñanza ad hoc al contexto “tecnologizado” de los estudiantes. Sin embargo, avanzado el primer semestre del 2020 se viró de la hipótesis experimental a la acción: las aulas pasaron de su forma análoga a la digital, como una salida a los efectos en las actividades escolares a consecuencia de la contingencia sanitaria por Covid-19.
Poco más de 14 meses después de haberse declarado la emergencia global, estamos en ciernes respecto de las mejores estrategias que permitan que la educación en distintos niveles no disminuya su calidad y en todo caso la sostenga. Vale decir que hoy día existen esfuerzos destinados a entender los efectos de las medidas sanitarias a raíz de la pandemia como el de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que publicó Los jóvenes y la Covid-19. Efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental y cuya finalidad fue mostrar las conclusiones de la Encuesta Mundial sobre los jóvenes y la pandemia por Covid-19 sobre Empleo Decente para los jóvenes entre abril y mayo de 2020. En México, respecto a la educación superior, el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hizopública en 2020 la investigación Educación y Pandemia. Una visión académica.
Por su parte, la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) hicieron esfuerzos para lograr acuerdos con la comunidad universitaria y el gobierno, además participaron en distintos foros donde se discutió la pertinencia de, en estos contextos de crisis, reinventar las universidades antes que repararlas. Con este escenario, tanto en las referencias arriba citadas, como en los espacios de organizaciones sociales dedicadas a la educación, se coincide en al menos tres efectos en torno a la situación actual que afectan a los estudiantes universitarios: las dinámicas de aprendizaje; la economía; y por último, las consecuencias en la salud emocional, todo en el escenario de los cierres parciales o totales de las actividades presenciales, entre ellas las académicas.
Y aunque en México la educación pública —en particular la educación de nivel básico y medio— se detuvo por completo los primeros meses y los subsiguientes de manera parcial (algunos siguieron por internet y otros por educación televisada), la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes (EDINBA) no paró y tampoco sus símiles a nivel nacional. En retrospectiva, es claro que llevar los programas académicos presenciales al entorno digital tendría consecuencias no previstas y aprendizajes, sin embargo, de cara a los retos, como docentes nos surgieron varias preguntas: ¿las multicitadas habilidades digitales de los alumnos facilitan las clases en las plataformas en línea?; ¿los estudiantes cuentan con los recursos técnicos adecuados a la circunstancia?; ¿cómo reorganizarán sus múltiples actividades en casa para dar espacio a la escuela?; ¿cómo será su interacción durante la clase?
Estas inquietudes dieron pie a ejecutar un sondeo entre los alumnos que tomaron un curso con nosotros durante el segundo semestre del 2020. El objetivo consistió en conocer su situación (económica, emocional y tecnológica) para con base en los resultados ajustar las actividades de las materias. Por tanto, este artículo divulga esta investigación exploratoria.
La metodología empleada fue mixta, se llevó a cabo un sondeo en el que se levantaron 116 cuestionarios entre el 3 y 20 de abril del 2020, su aplicación sucedió a través de una invitación por correo electrónico, usando la plataforma Survey Monkey. Es importante señalar que esta exploración cuantitativa no es representativa de la totalidad de la escuela y no empleó un diseño muestral pues además no era su objeto. Se encuestó a la totalidad de alumnos de tercer semestre de licenciatura, a un 20% de séptimo semestre y a los de las especialidades en Diseño Editorial (EDE) y de Creatividad y Estrategia Publicitaria (ECEP). En agosto del 2020 aplicamos un seguimiento, es decir, un segundo levantamiento en el que solo se entrevistó a la cuarta parte de la población inicial, representada por alumnos de cuarto semestre. Además, a través de la asignatura “Investigación en torno al usuario” se hicieron 10 entrevistas profundas a alumnos de 3º y 7º semestre de licenciatura, además de algunos inscritos en la ECEP.
Como en cualquier estudio sustentado en una estrategia flexible, el diseño de los esquemas de recopilación de información estuvo sujeto a adecuaciones que permitiesen adaptar la investigación a sucesos inesperados o dinámicasno previsibles. [1] Tal y como argumenta Norma Mendizábal (2006), “la idea de flexibilidad abarca tanto al diseño en la propuesta escrita, como al diseño en el proceso de investigación”. Siguiendo esta idea, los levantamientos sucedieron en el contexto de las materias que imparten los autores, propiciando una reflexión sobre el proceso, el autoconocimiento y el reconocimiento de los otros a través de los resultados por cada grupo.
Hay que decir que nos identificamos con la idea de que como profesores coadyuvamos a que las personas construyan nuevas experiencias; pensamos que la cátedra implica un ejercicio de constante reflexión en torno a la relación que el docente tiene con los estudiantes y las condiciones en las cuales se lleva a cabo el proceso de enseñanza aprendizaje. [2]
Día 0. Actitudes durante la cuarentena
En México, la Secretaría de Salud asignó semáforos aplicables a las entidades de la república como una estrategia para indicar el tipo de medidas que debieran tomarse según la gravedad del caso. En la capital del país, alrededor de marzo de 2020 sucedió el primer cierre de actividades presenciales, entre ellas las académicas. Como se ha dicho, las universidades no pararon, sino que trasladaron sus actividades al formato digital y en ello millones de familias con hijos en este nivel se vieron en la necesidad de modificar sus dinámicas cotidianas.
Para el caso que se ilustra en este artículo, de la muestra entrevistada, el 93% de los estudiantes sondeados cohabitan con al menos 1 o 4 personas. En particular, dijeron estar simplemente acompañados de otras personas (45%); compartir con otros la vivienda, pero permanecer en sus habitaciones sin compañía (30%) o bien estar en grupos de al menos cuatro personas (18%). Estos datos pueden tener reflejo y utilidad en la vida académica, si consideramos que, entre los proyectos de diseño de tercer semestre del 2020, un buen número se vinculó con el espacio, sus condiciones de mejora del desempeño académico y su vínculo con el espacio familiar:
“Pensé en este proyecto porque ahorita estamos aquí todos juntos, yo no tengo espacio para estudiar o siempre me están interrumpiendo... a veces no me gusta quedarme en mi cuarto porque me pongo en la cama y me da sueño, entonces no prendo la cámara… pero igual haces como si nada porque nadie te ve.” (alumno tercer semestre de licenciatura).
Entre quienes aseguraron respetar la cuarentena, el 72% asintió su permanencia en casa con salidas eventuales para comprar productos de consumo esencial y, un 10%, más agudo, afirmó no salir, e incluso evitar el contacto con quienes cohabitaba. Una tendencia interesante entre los respetuosos de las medidas sanitarias es que del porcentaje que aseguró hacer salidas eventuales (uno de cada diez), el 85% fueron hombres y el 15% mujeres. Las razones cualitativas expresadas de ello es que, en un contexto familiar, “son los hombres los que salen… como que nos toca cuidar…” (alumno 7o semestre licenciatura), “…yo creo que a los hombres les gusta arriesgarse más y salen a sus cosas…” (alumna 3er semestre licenciatura).
Los que no acataron la cuarentena suman un 8%, del cual 5% dijo salir todos los días y el 3% restante indicó que seguía su vida “normal”. Tomando como base nuestro trabajo empírico, es posible afirmar que buena parte de nuestros alumnos procuraron acatar la cuarentena y como reflejo de ello se desprende que la actividad más importante para procurar la salud haya sido la “higiene personal” (43%), seguido de “comer sano” (22%) y en tercer lugar “hacer ejercicio” o “cuidar que no se tengan síntomas de Covid-19” (17.5%). Sin embargo, el impacto económico de la cuarentena se hizo presente en algunos hogares, además de que los entrevistados anhelan la convivencia en la escuela y se plantean como un problema la armonización del espacio.
En conclusión, la información recabada anuncia cambios en principio simples, pero profundos en tanto la conformación de comunidad escolar y la manera en que los jóvenes representan la modificación de sus rutinas en el encierro: “… antes tenía que levantarme como a las seis para bañarme, vestirme y luego irme… o sea, jamás en la vida voy a extrañar levantarme temprano, pero sí ver a mis amigos no lo cambio …” (alumno 7o semestre licenciatura).
Brecha digital
Es común encontrar en distintos espacios de divulgación académica omediática descripciones sobre las generaciones conocidas como Millennial y Centennial aludiendo su habilidad “natural” en el manejo de medios digitales, particularmente de las redes sociales. Buena parte de esta idea parece sostenerse en las investigaciones que vieron luz en la década de los noventa del siglo veinte en los Estados Unidos de Norteamérica. Por citar algunos ejemplos, el historiador y dramaturgo William Strauss publicó Generations: The History of America's Future, 1584 to 2069, o bien el libro divulgado en 2000 de Neil Howe acompañado del primero titulado Millennials Rising. The next generation, los cuales sentaron una tendencia explicativa en torno a la idea del concepto “generaciones” que coincidiría con los esfuerzos de la doctora en psicología Jean M. Twenge expresados en Generation Me y iGen publicados en 2014 y 2017 respectivamente.
Ahora bien, en el caso que nos ocupa, llama la atención que no en todas las ocasiones estas etiquetas que segmentan las generaciones son suficientes para comprender problemáticas específicas y el contexto de aquellos a los que se sigue la pista. Para efectos de este documento, es importante delimitar dos conceptos: que la “realidad” es una cualidad que pertenece a los fenómenos independientes de nuestra propia voluntad; y que el “conocimiento” es la certeza de que los fenómenos son reales y que poseencaracterísticas específicas. [3] En este sentido, fieles al principio de que un diseñador al plantear soluciones para problemas “reales” no puede basarse en prejuicios o supuestos personales, debe por tanto procurar una descripción profunda que genere insumos con el único propósito de comprobar o generar conceptos (objetos) de diseño para aplicarlos en comprender y resolver esos problemas que intervienen en la vida cotidiana.
El término brecha digital fue acuñado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, en los años noventa, para referirse a la desigualdad en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación. En México, el 44.3% cuenta con una computadora y 56.4 % tiene acceso a internet en casa según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (2019). [4]
Nuestro levantamiento reflejó que el total de los entrevistados disponía de internet, de ellos el 43% dijo que comparte equipo con algún miembro de la familia, mientras que 57% cuenta con un equipo de cómputo exclusivo. El 79% de estos estudiantes tiene celular conectado con recargas y la minoría está suscrito a un plan de datos (21%). Lo anterior enmarca el escenario donde el 50% de los estudiantes se ubicaron en una economía estable y el 46% irregular (a veces bien y a veces mal).
En los albores de 2017, la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes puso a disposición de la academia las herramientas de la plataforma Google Education. El proceso de adopción siguió un ritmo poco acelerado hasta abril del 2020, momento en que la emergencia sanitaria obligó a alumnos y docentes a realizar las clases a distancia. Esto afectó la manera en que los jóvenes percibían su educación “se nota que no todos los profes saben qué onda con esto, yo digo que casi todos somos pacientes, aunque a veces sea aburrido” (alumna 7o semestre licenciatura).
Por otro lado, encontramos que más allá de que exista el acceso, la calidad de las conexiones y de los equipos de cómputo de alumnos y docentes son tan distintos que hacen poco posible estandarizar el flujo de las interacciones: “Estar conectado no significa que puedas tomar bien las clases, si te llaman de la oficina interrumpes, si alguien más se conecta se pone lento, si se va la luz ya no pudiste hacer nada, a veces ni en el celular jala bien…” (alumna ECEP).
Close-up a las capacidades económicas y la interacción digital
La Encuesta Global sobre los jóvenes y la Covid-19 de la Organización Internacional del Trabajo 2020 (OIT) ha dicho que “el impacto en los jóvenes es sistemático, profundo y desproporcionado” pues “de los jóvenes que estudiaban y trabajan el 42% redujo sus ingresos y no todospudieron hacer la transición al aprendizaje en línea”. [5] De esta muestra el 79% de los alumnos expresaron ser dependientes de los padres, el 11% trabajaban y compartían los gastos del hogar y solo el 10% restante son autónomos, [6] con algunas carencias para sostener los estudios. Si bien es cierto que en este estudio no se recabaron datos específicos, sabemos que 43% expresó que su economía es irregular, incluso encontramos algunos testimonios que dejan ver algunas precariedades:
“Yo soy de Puebla, pero me vine a la CDMX por un trabajo que me ofrecieron, en general todo iba bien, aunque fue un relajo instalarme. Con la pandemia me despidieron y no tengo cómo pagar mi cuarto, estoy pensando que si mis papás no me ayudan me tendré que regresar «como perro con la cola entre las patas» y lo peor es que no sé si podré seguir en la escuela”. (alumno ECEP).
“Nos venimos con mi abuelita porque mi papá se quedó sin trabajo. Como ella dice «donde come uno, comen cuatro», jajajaja. Hasta ahorita todo puede ir bien si no necesitamos materiales. Mi mamá va a vender unas gelatinas y mi papá dice que se meterá a Didi; yo espero no tener que trabajar porque sí me gusta la escuela, como tengo que cuidar a mi hermana no creo poder…” (alumna 3er semestre licenciatura).
Independientemente de la circunstancia financiera de los hogares de estos estudiantes, es posible deducir que el ambiente de educación a distancia modificó las interacciones y el rol de alumnos y profesores. [7] Aquella exploración del 2020 dejó claro que los alumnos preferían elformato presencial (86%). [8] Pero si de clases a distancia se trata, el 57% opta por los cursos con sesiones pregrabadas y luego los cursos online (42%), es decir videoconferencias. Pudimos notar que las tendencias tienen una relación directa con el nivel de estímulos sobre los sentidos, las emociones y la atención personal: “… el problema es que en la computadora me distraigo, me aparece un mensaje o quiero ver mis redes o así… si vas a la escuela igual lo haces, pero como que es fácil que te cachen y te obligas a estar en una sola cosa” (alumna 7º semestre). Otros se quedaron con la sensación de que las clasesdigitales les daban menos resultados que en el formato análogo “es raro, no entiendo o no me explican bien” (alumno 3º semestre licenciatura).
En ese mismo sentido, resulta natural que de entre las actividades que más se extrañen, sea reunirse con los amigos (48%). Esto mismo se refleja respecto de la vida antes de la pandemia, pues el 10% anhela las fiestas, 9% las reuniones en casa, el 11% reuniones familiares. También se observa que la concentración de todas las actividades en el hogar supuso una readaptación de las dinámicas y la distribución de espacios entre los integrantes de la familia. En ese espacio los alumnos no solo estudian, sino que dentro de sus actividades “pandémicas” favoritas está el ver series y películas (42%), jugar videojuegos (11%) o simplemente navegar en la web (9%). Lo anterior deja ver que dentro del hogar existe otro microespacio que es la pantalla donde sucede todo lo anterior sumado a la socialización en redes de la cual dicen pasar entre 2 o más de 3 horas al día (68%).
Pero, ¿por qué estos jóvenes prefieren las clases presenciales a pesar de ser tan ávidos de las actividades digitales? Notamos según sus testimonios que las actividades presenciales suponen la activación de más de uno de los sentidos. Por ejemplo:
“Cómo te digo… tipo que cuando vas a la escuela todo se ilumina, la viejita que siempre te encuentras, el apretón del metro, luego en la escuela hasta compartes el desayuno, aunque sea escondiéndolo de los maestros, estamos muchas horas, pero como que no estás sola… yo tengo una hija y no quisiera que siempre estudie así, está chiquita, pero que fuera con otros amiguitos, no sé…” (alumna 7º semestre licenciatura).
“Sí, tengo entendido que pongo más atención viendo a la gente, así me choca, en la oficina no respetan los horarios, bueno, que de por sí nunca, pero si iba a la EDINBA ya sabían y entonces podía terminar al otro día temprano, así como estamos ni siquiera platicamos entre nosotros como antes, cada quién en lo suyo…” (alumno ECEP).
La experiencia que propicia la interacción entre pares con circunstancias comunes, la comunicación irrestricta y honesta de los momentos íntimos en los pasillos, en el transporte, en los patios e incluso el mismo salón; momentos sin evidencia que ahora resultan inalcanzables desde la ventana de Zoom o el chat de Whatsapp (observados, grabados y respaldados en la nube), trastocan elementos vitales del proceso enseñanza aprendizaje, no será lo mismo ver, que ver y escuchar o que ver, tocar y escuchar: “no hay nada como conocer gente nueva y que te pasen cosas, en la calle te pasan cosas, no estás encerrado y todo controlado” (alumno ECEP).
Conclusiones
Describir la normalidad en un evento tan singular como lo es la pandemia (que aún no termina y de la cual desconocemos los efectos a corto, mediano y largo plazo) es casi laberíntico. [9] Dejarnos llevar por etiquetas o descriptores generales puede resultar en un error cuando nos enfrentamos a problemas complejos o específicos. Este es el caso, ya que hasta este momento podemos decir que no por el hecho de ser “nativos digitales” los alumnos tendrían que adaptarse con facilidad al aprendizaje a distancia, nos parece que este elemento en sí mismo es objeto de reflexión.
En múltiples casos la falta de experiencia en entornos digitales de alumnos y docentes es una cosa que importa tanto por la presencia o ausencia de habilidades para diseñar actividades y dar clases a través de diferentes plataformas digitales, como con la capacidad de autoaprendizaje y a la apropiación de los contenidos por parte de los alumnos.
Por otro lado, esta breve exploración nos señaló un camino para entender mejor la brecha digital y económica a la que nos enfrentamos. Hoy sabemos que más allá de contar o no con equipo y conexión lo que pesa es la calidad de estos insumos, la estabilidad de los alumnos y las condiciones en las que estas actúan cuando se precisa asistir a clases en video -conferencia, bajar archivos, subir tareas, etc. Esto es, no toda la comunidad cuenta en tiempo real con la calidad y constancia necesaria para efectuar sus actividades, a lo cual se suman incidentes de suministro del servicio de luz, conectividad o disposición en términos de la salud psicológica o emocional.
Por último, resulta que en estas condiciones el mundo se circunscribe a una sola pantalla: academia, esparcimiento, socialización, trabajo, afectividad, etc. Esta relación con el medio es un refugio individualizado, de ahí que presenciamos un aislamiento dentro de otro, detonado por las medidas para enfrentar la pandemia. [10] No vemos el mundo hacia afuera, solo nos proyectamos en él. Si bien es cierto que cuando decidimos recopilar esta información no situamos otro interés que satisfacer una necesidad inmediata, el actual espacio para escribir sobre ello es una oportunidad para compartir estos resultados que pueden ser susceptibles de comparar la situación actual con escenarios futuros, en beneficio de la comunidad de la Escuela y otros lectores interesados en el tema.
bibliografía
Armando Alcántara Santuario, “Educación superior y Covid-19: una perspectiva comparada”, IISUE, Educación y pandemia. Una visión académica, México, UNAM, 2020. https://www.iisue.unam.mx/investigacion/textos/educacion_pandemia.pdf , Consulta: 2 de mayo, 2020.ANUIES, Acciones durante la contingencia y la continuidad en las universidades, https://recursosdigitales.anuies.mx/acciones-de-contingencia-y-continuidad-de-las-universidades/ . Consulta: 28 de abril, 2020.
Peter Berger y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad, Nueva York, Open Road Media, 2011.
Umberto Eco, From the Tree to the Labyrinth/ Historical Studies on the Sign and Interpretation (Del árbol al laberinto) , Cambridge, Harvard University Press, 2014.
INEGI, Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la información en los Hogares , México, INEGI, 2019.
FIMPES, Foros virtuales, https://www.fimpes.org.mx/covid19/index.php/foros-virtuales , Consulta: 30 de abril 2020.
Neil Howe y William Strauss, Millennials Rising. The next generation, Neva York, Random House, 2000.
IISUE, Educación y pandemia. Una visión académica, México, UNAM, https://www.iisue.unam.mx/investigacion/textos/educacion_pandemia.pdf . Consulta: 2 de mayo, 2020.
J.Lave y E. Wenger, Situated learning: Legitimate peripheral participation, Cambridge, Cambridge University Press, 1991.
N. Mendizábal, “Los componentes del diseño flexible en la investigacióncualitativa”, en I. Vasilachis de Gialdino, (coord), Estrategias de investigación cualitativa, Barcelona, Gedisa, 2006.
OIT, Los jóvenes y la Covid19. Efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental . Informe encuesta 2020. https://www.ilo.org/global/topics/youth-employment/publications/WCMS_753054/lang--es/index.htm . Consulta: 5 de mayo, 2020.
William Strauss y Neil Howe, Generations: The History of America's Future, 1584 to 2069, Nueva York, Harper Collins, 1992.
Jean M. Twenge, iGen. Why Today’s Super-conneted Kids are Growing Up Less Rebellious. More Tolerant, Less Happy and Completely Unprepared for Adulthood, Nueva York, Atria Books, 2017.
Jean M. Twenge, Generation Me: Why Today’s Young Americans Are More Confident, Assertive, Entitled and More Miserable Than Ever Before, Nueva York, Atria Books, 2014.
Semblanza de los autores
María Angélica Martínez Aguayo. Especialista en creatividad y estrategia publicitaria desde hace más de 14 años. Es una apasionada docente, comunicadora e investigadora. En esta trayectoria ha colaborado con el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diálogo Regional sobre la Sociedad de la Información (DIRSI), Association of Community Organizations for Reform Now (ACORN) y la organización de Estudios Sociales de la Ciencia y Tecnología (ESOCITE). Actualmente es consultora independiente y docente tanto en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán-UNAM como en EDINBA.
Juan José Manjarrez de la Vega. Diseñador, maestro, coordinador académico, editor y formador en proyectos del sector privado y público. Su trabajo es resultado de estudiar oportunidades de mercado para lograr objetivos concretos, entre los que destacan diseño del plan de estudios en una universidad de diseño, diseño para proyectos internacionales; con el gobierno mexicano: 70 libros de literatura en 14 lenguas; en universidad particular: 52 antologías. En la editorial McGraw-hill: más de 100 libros de texto sobre medicina, matemáticas, física, química e historia.
Recibido: 14 de mayo de 2021.
[1] Para profundizar en las características de los diseños flexibles ver Mendizábal, Norma (2006). “El concepto de flexibilidad alude a la posibilidad de advertir durante el proceso de investigación situaciones nuevas e inesperadas vinculadas con el tema de estudio, que puedan implicar cambios en las preguntas de investigación y los propósitos; a la viabilidad de adoptar técnicas novedosas de recolección de datos; y a la factibilidad de elaborar conceptualmente los datos en forma original durante el proceso de investigación. La idea de flexibilidad abarca tanto al diseño en la propuesta escrita, como al diseño en el proceso de investigación”.
[2] Lave y Wenger argumentan enAprendizaje situado: participación periférica legítima, que el aprendizaje situado se enfoca en la relación entre el aprendizaje y la circunstancia social en la que ocurre. Explica que la participación no puede ser completamente interna como estructuras de conocimiento ni completamente exteriorizado como instrumentos o estructuras de actividades. La participación siempre debe estar basada en negociación situada y renegociación del significado de “la realidad”. Esto implica que la comprensión y la experiencia están en constante interacción, y ambas son sin duda, mutuamente constitutivas.
[3] Peter Berger y Thomas Luckmann (2011), La construcción social de la realidad, p.128.
[4] Encuesta Nacional sobre
Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la información en los
Hogares . México, INEGI. 2019. https://www.inegi.org.mx/
programas/dutih/2019/#Microdatos ,
Consulta: 9 de mayo 2021.
[5] OIT (2020) Los jóvenes y la Covid-19. Efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental. Informe encuesta 2020. Consulta 5 de mayo del 2020: <https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_emp/documents/publication/wcms_753054.pdf>.
[6] De los entrevistados que dijeron permanecer en casa y trabajan para mantener sus estudios, entre ellos se cuentan profesionistas del diseño cursando una especialidad.
[7] Parafraseando a Lave, y Wenger en Situated learning: Legitimate peripheral participation, el aprendizaje situado se enfoca en la relación entre el aprendizaje y la situación social en la que ocurre. Se explica que la participación no puede ser completamente interna como estructuras de conocimiento ni completamente exteriorizado como instrumentos o estructuras de actividades. La participación siempre debe estar basada en negociación situada y renegociación del significado de “la realidad”. Esto implica que la comprensión y la experiencia están en constante interacción, y ambas son sin duda, mutuamente constitutivas.
[8] En diversos países,
los estudiantes se han movilizado para resistir la transición
digital. Por ejemplo, en Túnez, la principal asociación estudiantil
llamó a boicotear las plataformas digitales por considerar
discriminatoria la medida. Los alumnos de la Universidad de Chile y
de la Universidad de San Sebastián (privada), realizaron huelgas en
línea. Además, en el Reino Unido, más de 200,000 estudiantes
firmaron una petición exigiendo rembolsos de sus pagos de matrícula,
señalando que la instrucción por internet no era por lo que habían
pagado. Armando Alcántara Santuario (2020), “Educación superior y
Covid-19: una perspectiva comparada”, p.77, <http://www.iisue.una.mx/nosotros/covid/
educacion-y-pandemia>, consultado: 7 de mayo del 2021.
[9] Umberto Eco en su obra, Del árbol al laberinto, elabora sobre el tema, sugiriendo que, para poder descifrar el laberinto, describir sus partes y comprender su todo, es importante que cada subdivisión sea exclusiva del contexto y que cada una y en suma con todas, se dirija a un fin específico. Esto causa sentido si pensamos que los actuales acontecimientos parecen fuera de lugar y que para entender el contexto que nos ocupa será importante ir paso a paso entendiendo los múltiples eventos que engloban una “realidad eventual”.
[10] Horkheimer y Adorno, presentan un discurso sobre el aislamiento por comunicación en su obra Dialéctica de la Ilustración, fragmentos filosóficos, p. 265. Editorial Trotta, Madrid 1994.