NÚMERO
ESPECIAL
From Ground Zero (8 Homages)
Resumen
Un homenaje en relatos e imágenes a quienes velan por los enfermos en la pandemia, en las circunstancias más adversas.
Abstract
A tribute in stories and images, to those who care for the sick in the pandemic, in the most averse circumstances.
Jorge de Ángel
artista
delangelarte@gmail.com
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Desde su labor de asistencia, médicos, enfermeras y paramédicos nos muestran una acción que la mayoría de las veces no logra el objetivo de salvar al paciente, al contrario, el guardián se ve vencido y contagiado. México es el país con más personal médico muerto por coronavirus a escala mundial, pero aun así no hay una reacción ejemplar por parte de las autoridades. Lo ejemplar viene de este grupo de médicos que no se rinde y que presume su valía desde la acción. He aquí un homenaje gráfico acompañado por narraciones personales, conjunción de elementos que reflejan en silencio la importancia de la resistencia por la vida.
Narración uno
Subí a la ambulancia y de inmediato reconocí a mi hermano que moría de asfixia. Su hipoxemia no era del todo silenciosa, el cuerpo inconsciente se arqueaba pidiendo aire, se había contagiado de covid-19 ocho días antes y ahora moría.
Tendríamos más de diez años de no vernos debido a la pelea por una herencia mal repartida, que terminó en maldiciones.
En el caos de la urgencia distinguí la casualidad de vernos de nuevo, un enfermo y su médico luchando contra una enfermedad desconocida que no tiene piedad y que nos ha hundido en la desesperanza.
Aunque hice lo que pude, la fatalidad pesó tanto que no llegó a la sala de urgencias. Comencé a llorar mientras recordaba el tiempo con él y sin él.
Murió el día de mi cumpleaños, aquí otra casualidad. No pude haber recibido peor regalo.
Carlos Kuri, médico internista. Ciudad de México.
Narración dos
He pedido a la jefa de piso me deje faltar el día de mañana. Sé que estamos en estado crítico, que no hay enfermeras y médicos suficientes para pacientes que entran a carretadas a lo largo del día. Somos Laura y yo las únicas que atendemos el cuarto piso pero lo de Alfonso, mi esposo, me tiene sin dormir. Se contagió de covid-19 en un festejo de la universidad, según él todos andaban con cubrebocas y en sana distancia. De pronto la calentura de 40 grados, el dolor de cabeza y la asfixia.
Mi jefa lo debe de entender, sabe que tengo una vida fuera del hospital.
No creo que me corran si me doy la escapada, ¿qué otra pendeja se va a venir a cuidar tanto enfermo?
Sandra Peón, enfermera. Tabasco, México.
Narración tres
El enfermo de la cama 12 es un periodista que vino varias veces a reportear.
Los primeros días traía todo el equipo encima, cubrebocas N95, mascarilla, bata, guantes y gorra. No nos dimos cuenta que escondía una cámara, hasta varios días después, para fotografiar a los enfermos. Se hacía pasar por camillero pero era muy preguntón, salía a fumar frente al Mucha Macías junto con los pasantes hasta ya entrada la madrugada y ya desestresado regresaba a simular su profesión para hacer los reportajes del canal.
Lleva tres semanas internado, acostado boca abajo y sin despertar. No ha tenido mejoría pero esperamos se recupere en estos días. Ahora es su esposa la que fuma frente al hospital esperando noticias. No pierde la esperanza de que se recupere.
Víctor Sosa, pasante epidemiólogo. Ciudad de México.
Narración cuatro
Esta pandemia es una enfermedad de soledades, la soledad del enfermo, la soledad de sus familiares que se sienten desesperados frente a algo que todos desconocen y por lo mismo pocos comprenden.
La mayoría se refugia en la oración, todos los que preguntan por sus enfermos mencionan a Dios, a la Virgen, a un santo. La incertidumbre se refugia en la creencia divina y esto no es una debilidad, es un escape.
Angela Villa, médico neumólogo. Colima, México.
Narración cinco
Su mujer no le soltaba la mano, él ya no respiraba.
Desde que lo recogimos en el puerto de Tuxpan pensamos que era muy arriesgado llevarlo a Poza Rica y atravesar 40 minutos de carretera sin equipo profesional. Por experiencia sabemos que es mejor quedarse donde haya lo mínimo para salvarte, pero esta vez la esposa ordenó que saliéramos a carretera.
—No llevamos respirador —le dije—, ya está grave y sería mejor internarlo en el regional que está a diez minutos.
Ella negó con la cabeza. Aceleré pero fue inútil, murió a medio camino.
Trini era joven, 55 años. Se contagió en la Comisión de Luz donde trabajaba, le dieron incapacidad pero ya iba muy doblado.
Llegamos a Poza Rica a las cinco de la tarde, metí la camioneta por urgencias, no bajamos el cuerpo, sólo se hizo una revisión, el papeleo y dos horas después ya estábamos dejando el bulto en su casa de la costera.
Familiares, amigos y hasta un perro lo esperaban en la puerta. Como hemos hecho con todos lo dejamos directamente en la cama del difunto. Lo colocamos con calma y nos despedimos escuchando llantos.
Al subir a la ambulancia encendemos un toque para quitar el estrés. Ya hemos dejado de hablar de los enfermos, ahora hay temas más interesantes.
Esteban Saldivar, paramédico. Veracruz, México.
Narración seis
Pedí que me trajeran un celular para poder mandar un mensaje a mis hijos. La doctora en turno me hizo el favor de hacer una llamada en video. Todos con voz entrecortada me gritaban frases de ánimo del otro lado de la pantalla y sin remedio comencé a llorar sin articular palabras.
Me he quedado sin olfato, sin fuerzas y sin masa muscular pero el ánimo sigue, mi ánimo sigue.
¿Mañana podré hacer otra llamada?
Valentina Olea, geriatra contagiada de covid-19. Monterrey,
Nuevo León.
Narración siete
No he podido dormir. Cerrar los ojos es adentrarse en pesadillas. Deambulo por el departamento de puerta a ventana y de ventana a puerta a mitad de la noche. Mi hija pregunta: ¿cuándo irás a dormir?
Regreso al hospital limpísimo, reviso a mis primeros pacientes y después a los de nuevo ingreso. Aquí tampoco cierro los ojos. Me entero que son miles de contagiados y cientos de muertos. Se van de todo: empresarios, vendedores, estudiantes, niños, médicos, deportistas.
¿Con estas cifras quién puede dormir?
Justino Cerros, médico microbiólogo. Oaxaca, México.
Narración ocho
Ahora mismo, en México, van más de 160, mil muertos por covid-19 y Hugo Gatell lleva el apodo de Dr. Muerte.
Sin duda los funcionarios subestimaron la gravedad de la enfermedad, los discursos de salud no fueron contundentes. Faltaron respiradores así como medicina, faltó seriedad y preocupación, ¿y qué decir de la responsabilidad de la sociedad? Todo un desastre.
En cada hospital los médicos deben corregir los desaciertos, improvisando y arriesgando. Todos conocemos a alguien que ha muerto, amigo enfermo, pariente o compañero de trabajo que haya pasado por el infierno de la infección.
Como especialista solo me toca pelear día y noche con la enfermedad desde la zona de contagio.
Estoy aterrada, decepcionada y triste, nadie lo nota pues traigo el cubrebocas.
Dorian Anaya, jefa de piso. Ciudad de México.
Semblanza del autor
Jorge Villa del Ángel. Tiene con el nombre artístico Jorge de Ángel. Nació en la Ciudad de México en febrero de 1967. Es egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, hoy FAD, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Cuenta con un posgrado en la UNAM sobre las modernidades. Obtuvo la Beca de Jóvenes Creadores del Fonca durante 2002 con el proyecto pictórico denominado Pintura infinita (Tridimensión pictórica). Desde muy joven comenzó a publicar su obra gráfica en medios impresos mexicanoscomo el periódico El Universal, Diario Reforma y Excélsior, entre otros, así como editoriales nacionales e internacionales. Ha sido parte de galerías como la Ricardo Reyes Arte, Arto Gallery y Lewinson Art con las que trabaja actualmente. Ha recibido por tres ocasiones (2005, 2007 y 2009) el premio SND (Society for News Design). Su obra pictórica es parte de colecciones importantes como la Secretaría de Hacienda, Colección Harp Elú, Fundación Martí, Grupo de Las Dieciséis, entre otras. Actualmente comenta en uamradio su columna Paso a desnivel y publica opinión política gráfica en el semanario Eje Central, así como microvideos de su obra en Instagram.
Palabras clave
homenaje, pandemia, cuidadores, adversidad.
Keywords
tribute, pandemic, carers, adversity.