NÚMERO
ESPECIAL
Artistic Creation, Everyday Rituality and COVID-19. A Dialogue with the Environment
Resumen
Este ensayo propone un método de creación artística partiendo de algunos rituales cotidianos que muchos artistas utilizaron y utilizan para realizar sus obras gracias al vaciamiento interior. La realidad actual del covid-19 ha movido la cotidianeidad que hasta finales de 2019 había funcionado de manera “normal”, ya que generó un desequilibrio en el ser humano. Históricamente, sin embargo, se han documentado que, gracias al encierro, muchos artistas crearon obras importantes para la humanidad. El silencio logra conectar al artista con su interior y con su entorno.
Abstract
This essay proposes a method of artistic creation based on some daily rituals that many artists have used, and still use, to create their works, through the emptying of the self. The current reality of COVID-19 has shocked the daily life that until the end of 2019 had worked in a “normal” way, as an imbalance was generated in the human being in the middle of 2020. Historically, however, experiences have been documented in which, thanks to confinement, many artists have created important works for humanity. Silence connects the artist with her interior and the environment; later comes contemplation, which allows one to apprehend what surrounds us.
Alejandro Romero Salgado
artista visual
ars.arte21@gmail.com
|
DESCARGAR
|
Observando imágenes de aquella época se puede ver a la gente utilizando cubrebocas. En la actualidad la situación del covid-19 ha obligado a que se incentive el uso de este elemento, distancia social, y un protector (careta) de plástico para evitar que las partículas entren por los ojos.
Creativamente hablando, las distintas pandemias han dejado cosas positivas. Newton, por ejemplo, huyendo de la gran peste de Londres, se aisló y trabajó en sus ecuaciones matemáticas. Shakespeare, cuando los teatros estuvieron cerrados durante 78 meses, también aprovechó el encierro creativamente. Mary Wollstonecraft Shelley en 1816, encerrada por elllamado “año sin verano” en la mansión de lord Byron, escribió Frankenstein. Vincent van Gogh creó La noche estrellada encerrado en un sanatorio.[1] Y también existe el aislamiento voluntario, en el que el artista busca conectarse con su interior y, por ende, con la creación artística.
La realidad actual, o mal llamada “nueva normalidad”, ha mostrando una manera diferente de convivencia con las rutinas cotidianas. Por ejemplo, existe un cambio en la estética de los transeúntes, que parecieran fueran bandoleros del “viejo oeste” estadunidense (justo como las películas de la infancia). Debido al ocultamiento de la cara y del cabello (por aquello de que es fómite), solamente los ojos hablan, sin palabras, sonríen o se molestan, como si se usara una burka.
Entonces, todos cubiertos. La mirada silenciosa y esquiva ante un asesino invisible ha marcado la actualidad con la promesa de que la tan anhelada vacuna llegará pronto y salvará vidas y de nuevo se podrá salir y mostrar la cara. Quizá permanezcan las medidas sanitarias tan necesarias en invierno, por ejemplo, en donde una simple gripa no debería contagiar a la mayoría de los viajantes de un vagón del metro. Se trata de hacer conciencia de que gracias a utilizar un simple cubrebocas se reducen los contagios, pero por otro lado también se exige una apertura social de no discriminación hacia aquellos que lleven uno. Es de ambas partes, y la visión utópica radica en que la experiencia del covid-19 logre mejorar aquellas deficiencias en salud que no funcionaban en el pasado.
Aislamiento y creatividad
En pleno aislamiento la mente juega un papel muy importante. Por todas partes existe un bombardeo de miedos, crisis económica, incertidumbre, y el campo de las artes no se salva. Lamentablemente un alto porcentaje de la población no considera actividad esencial a las artes, pese a que la historia ha mostrado que, gracias al arte, el ser humano ha logrado conectar con su interior y ha exteriorizado su entorno, sus creencias y, por ende —gracias a los vestigios artísticos— se ha realizado un recuento de cómo era la vida que llevaban las antiguas comunidades humanas. El arte es tan necesario como comer, porque no sólo de pan vive el hombre; el equilibrio ideal nos indica que debe haber un balance: salud, amor, armonía, equilibrio económico.
En la actualidad del covid-19 el artista tiene que lidiar —además del asesino invisible— con la distracción generada por el Internet, la televisión, el teléfono celular, los mensajes constantes y llamadas (que si no se contestan rápidamente la mayoría de la gente piensa que algo malo ocurrió), mas la terrible presión social que no deja que el artista se enfoque en la obra, en el aquí y en el ahora. Entonces existe un doble reto: por un lado, lidiar con la situación actual, en la que lo económico tiene mucho que ver y, por otro, el bombardeo de imágenes y ruido que existe en la actualidad gracias a las redes sociales.
El ritual cotidiano
Al lidiar con el ruido externo el artista debe interiorizar. Pero, ¿cómo interiorizar cuando las condiciones son adversas y se suman otras más que constantemente distraen (como el asunto económico) y no permiten enfocarse cien por ciento en la obra?
Una manera en que el artista puede encontrarse es gracias a los rituales cotidianos. En plena crisis del covid-19 se puede caminar; paseos con “sana distancia”, cubrebocas y una careta protectora de acrílico permitirán al transeúnte despejarse, vaciar su interior y regresar cargado de energía, como bien apunta Henry David Thoreau.
En el libro Rituales cotidianos de Mason Currey, dice el autor que cada escritor, pintor, escultor, grabador o músico tuvo y tiene rituales diarios que le permitieron y permiten crear. Ya sea levantarse a una hora determinada y trabajar solamente en las mañanas, o durante todo el día, o darse una ducha de agua fría con ropa (Woody Allen), les permitirá inspirarse para la creación artística. Por ejemplo, Haruki Murakami
Cuando está escribiendo una novela [...] se despierta a las cuatro de la mañana y trabaja entre cinco y seis horas seguidas. Por las tardes corre, nada (o las dos cosas), hace algún recado, lee y escucha música; se acuesta a las nueve. “Mantengo esta rutina cada día sin variaciones —dijo a The Paris Review en 2004—. La repetición en sí se vuelve lo importante; es una forma de mesmerismo. Me hipnotizo para alcanzar un estado mental más profundo.”[2]
En la película El sacrificio (1986) de Andréi Tarkovski hay una secuencia en la que Alexander le explica a su hijo la importancia de seguir un método; hace hincapié en que haciendo algo metódicamente se podría cambiar el mundo de cierta forma como, por ejemplo, barrer un mismo lugar todas las mañanas; si bien la actividad parece simple, el cambio en el interior de la persona que realiza el “acto cotidiano” será evidente demanera gradual. Posteriormente le cuenta una historia: “un día un viejo monje plantó un árbol muerto y le encargó a su discípulo regarlo todos los días. Después de 3 años el árbol muerto dio flores”.[3]
Georgia O´Keeffe se levantaba cuando llegaba el amanecer y decía: “los perros empiezan a hablarme y me gusta encender el fuego y tal vez hacer té y luego me siento en la cama a ver salir el sol”.[4] Cada persona, de manera consciente o inconsciente, tiene rituales cotidianos que le permiten desarrollar sus actividades de la mejor manera. Actualmente la situación exige realizar rituales en la propia casa o al caminar —cuando sea posible— para así mantener el equilibrio necesario para poder sobrellevar una crisis de esa magnitud.
Caminar
Al peregrinar se puede encontrar el silencio que habita en el interior, hay un vaciamiento. William Hazlitt en El arte de caminar (2004) hace hincapié en el placer de caminar solo y por tres horas antes de cenar “¡y luego a pensar!”; con dichas palabras Hazlitt hace mención de la importancia del vaciamiento, del no pensar, de absorber el entorno, y después la mente trabaja inspirada por lo que acaba de presenciar y sentir el cuerpo.
El peregrinaje también parte desde una necesidad interior gracias a un impulso que motiva al caminante a llegar a determinado lugar. En el caso de Byung-Chul Han, en Loa a la tierra (2019), decide cuidar durante tres años un jardín en Berlín como ritual de sanación por la pérdida de su padre. Cuando va a Seúl a visitarlo realiza una peregrinación al monte sagrado llamado Inwangsan. En dicho trayecto comienza a buscar instintivamente plantas, árboles, flores que lo conecten con su jardín secreto: “De camino al monte sagrado, donde viven los dioses, me encontré con el jazmín de invierno en flor [...] Este hermoso encuentro, que me pareció un regalo del cielo, me llenó hoy de dicha”.[5] Byung-Chul logra una conexión con su jardín, con su lugar de silencio.
El blanco y el silencio
El don de sauntering (saunter significa deambular, pasear, caminar con ritmo tranquilo).[6]
Henry David Thoreau describe en Un paseo invernal (1862) los sonidos de la naturaleza, la tierra helada, los blancos, la calma que se siente por estar en un lugar en donde prevalece el silencio: “En la profundidad del bosque, completamente solos, mientras el viento sacude la nieve de los árboles y dejamos atrás los últimos rastros humanos, nuestras reflexiones adquieren una riqueza y variedad muy superiores a las que ostentan cuando estamos inmersos en la vida de las ciudades”.[7] Al estar en soledad se percatan cosas que normalmente se pasan por alto. En la actualidad el ruido domina todo, sin embargo es posible convivir con dicha realidad siempre y cuando se hagan conscientes los rituales cotidianos, por ejemplo.
Pero una cosa es ir a un lugar apartado para encontrarse y contemplar el entorno, y otra activarse y emprender un trayecto en pleno invierno como el que realizó Werner Herzog en 1974, al enterarse que su amiga Lotte Eisner “estaba gravemente enferma y probablemente moriría”. Acto seguido relata: “tomé una chaqueta, una brújula y una bolsa de lona con lo imprescindible [...] Tomé el camino más directo a París, firmemente convencido de que, si iba a verla a pie, ella seguiría con vida. Además, quería estar a solas conmigo mismo”.[8]
Herzog parte desde un impulso interior; él está convencido de que, si va a verla a pie, la intención de hacer el peregrinaje le permitirá a Eisner seguir con vida; hay un impulso y dicha decisión le ayudará también a estar a solas, sólo él y sus pensamientos, lograr un vaciamiento interior, calmar lo que siente y ver con otros ojos la realidad que está aconteciendo.
William Hazlitt dice: “mi silencio es ese silencio no alterado del corazón, único que es la elocuencia perfecta”.[9] Dicho estado lo logra gracias a la contemplación del paisaje invernal para después “ajustar las cuentas con la sociedad”. Al decir: “ajustar cuentas” claramente hace mención al inminente encuentro que se da después de sustraerse de la sociedad; seguramente él ya no es el mismo y ya no ve la realidad como antes, eso le permite liberar cargas que en otro momento le harían responder impulsivamente.
Herzog anota distintos sentimientos que comienzan a invadir su andar: antes no le daban temor los carros; ahora, a pie, siente la agresividad de dichas máquinas y se compara con un animal camuflado por la naturaleza: “Cuando camino, es un bisonte el que camina. Cuando descanso, es una montaña la que reposa”.[10] Es interesante la analogía que utiliza y es que, claro, al realizar el acto de caminar/peregrinar, el transeúnte se fusiona con el entorno; no lucha contra las inclemencias, se adapta. Situación muy similar al percibir la agresividad desencadenada por el miedo al asesino invisible en la actualidad. Thoreau por su parte dice: “Durante el primer día (o poco más) de cualquier excursión, hay momentos de amargura cuando el viajero se irrita contra su mochila, cuando siente la tentación de arrojarla sobre una cerca [...] Sin embargo, la mochila pronto adquiere una cierta soltura: se vuelve magnética, penetra en ella el espíritu del viaje”.[11] En pocas palabras, deja de luchar; muchas veces se ponen pretextos y la mente juega un papel muy importante, la decisión es fundamental y las recompensas llegarán al poco tiempo. Herzog al respecto sostiene que “la sabiduría llega a través de las plantas de los pies”.[12] El silencio es clave para lograr una interiorización y el ejercicio ayuda para lograr un vaciamiento.
Cuando se piensa en un paisaje invernal, la imagen que surge es un lugar en blancos, todo armonía, la belleza de los copos de nieve cayendo. Byung-Chul Han relata las inclemencias del tiempo cuidando su jardín secreto. Una tormenta puede terminar con plantas que hasta ese momento habían crecido fuertes. Es interesante como, tras el paso de las estaciones, Byung-Chul entiende que es un lugar de vida y muerte, de ciclos de la naturaleza; como la vida de su padre que se está extinguiendo, lo mismo la de un árbol cuyo florecimiento termina al comenzar otra estación. Sin embargo no se acaba la vida ya que surge una nueva, y así, la belleza de un jardín no radica simplemente en las mismas plantas, sino en nuevas, el verde mezclado con los blancos, con un paisaje invernal descrito por Thoreau, o una tormenta de nieve y después mucha neblina durante el trayecto de Herzog, o las caminatas de Hazlitt; cada uno encontró su espacio al adaptarse a dichas condiciones climatológicas: no pelear, fluir, adaptar, sentir, silencio.
Herzog llegó después de 22 días de caminata de Múnich a París, encuentró a su amiga y relató en su diario:
Alguien debió haberle dicho por teléfono que había venido a pie, no quise mencionarlo. Me sentí avergonzado y puse mis doloridas piernas en un segundo sillón, que ella empujó hacia mí.
En la vergüenza, un pensamiento pasó por mi cabeza y, como la situación era extraña de todos modos, se lo conté. juntos, dije, herviremos fuego y dejaremos de pescar. luego me miró y sonrió muy delicadamente, y como sabía que yo era alguien que iba a pie y por lo tanto desprotegido, me entendió. Por un espléndido y fugaz momento, algo suave fluyó a través de mi mortalmente cansado cuerpo. Le dije, abre la ventana, desde estos últimos días en adelante puedo volar.[13]
Herzog logró sanar lo que estaba ocurriendo, y el remedio funcionó: Eisner murió nueve años después.
Es evidente que el viaje descrito por Herzog, además de las inclemencias externas del invierno berlinés, relata como se sentía en su interior: una tormenta invernal que lo movía y no lo dejaba pensar. Byung-Chul logró conectar con la tierra y así sanar la pérdida de su padre. Toreau consiguió una calma en sus paseos para poder lograr un diálogo con su interior. Los tres se encontraron a sí mismos, cada uno bajo distintas circunstancias pero unidos en el deseo de vaciamiento interior para poder ver con claridad lo que está ocurriendo a su alrededor.
La creación artística
La situación actual por la pandemia tiene puntos comunes en todo el mundo: la gente siente cosas similares y a diario se hace preguntas como ¿hasta cuándo?, ¿por qué?, ¿es real?, ¿cómo actuaron los ancestros ante crisis similares?, ¿qué papel juega el arte en todo esto?, ¿qué aporte puede hacer el artista?
Como se ha visto, los rituales cotidianos ayudan a conectar con el interior; la creación artística en tiempos de pandemia no debería ser muy diferente al encierro creativo y redoblando esfuerzos se puede lograr expresar en una pintura, escultura, dibujo, etc., lo que el artista estaba sintiendo en esos momentos.
Por supuesto que el tiempo juega un papel importantísimo en la actualidad, y el ¿hasta cuándo? sigue siendo una constante en el pensamiento de todo el mundo; la paciencia ha jugado un papel muy importante.
Andréi Tarkovski, en la película Esculpir el tiempo (1986),[14] habla de una manera muy personal (humana, nada ególatra) acerca de cómo llevar a cabo la creación artística. Sus palabras son tan honestas que bien pueden ser aplicadas a cualquier arte, incluso la vida: honestidad en el trabajo que se haga, queel mensaje sea expresado de la mejor manera posible,[15] que el entorno —el espacio y tiempo en que fue concebida la idea y después la obra concluida— es parte importante en el cómo y el por qué se hace el trabajo artístico, que la obra estará completa hasta que llega al observador haciéndolo partícipe, que las texturas y formas contenidas en el trabajo formen parte del todo. En escultura, por ejemplo, no es simplemente la pieza expuesta, sino todo el espacio que la contiene; así pues, el espacio vacío también forma parte importante del lugar en donde está situada la pieza. La verdadera imagen artística está basada siempre en una relación orgánica entre la idea y la forma. De hecho, cualquier desequilibrio entre la forma y el concepto hará imposible la creación de una imagen artística, ya que la obra permanecerá fuera del dominio artístico.
La honestidad planteada por Tarkovski es lo que dará por resultado un discurso real. Por realidad se afirma: el mundo en el que se vive (entorno), la cultura, la manera en que se crece, las vivencias que se tuvieron, el cómo se tomaron dichas vivencias (subjetividad) etcétera. Es lo que va formando el discurso honesto del creador artístico: relación entre idea y forma. Que el paisaje —por ejemplo— que el pintor escogió le conmueva y esa sensación la exprese en su obra, como resultado de dicha honestidad el espectador seguramente sentirá algo. En todo caso, es perfectamente claro que el fin de todo arte —salvo, claro, el destinado al “consumidor” como una mercancía— es transmitirle al artista y a los demás por qué se vive, cuál es el sentido de la existencia. Explicar a la gente la razón de su presencia en este planeta o, si no explicarlo, al menos preguntarlo.
La talla y el tiempo
Existe un ritual muy interesante que tiene que ver con el sonido, con la repetición, con la respiración: la talla en madera.
Elegir un soporte para materializar un boceto debe partir de un discurso honesto, preguntarse qué se quiere decir será clave para determinar el material ideal para expresar la idea clara que se desea expresar.
Byung-Chul Han, en La desaparición de los rituales (2020), hace notar que “al tiempo le falta hoy un armazón firme [...][16] el tiempo que se precipita sin interrupción no es habitable”. (Han, 2020) Todo es acelerado, y por ende nada permanece, todo es desechable, justo por eso Byung-Chul menciona la crisis que se vive en la actualidad: se han perdido los rituales que le daban sustento a la vida, que la hacían habitable.
La madera, a través de su textura, de su estética, refleja por sí sola el paso del tiempo a través de los anillos del árbol, que se forman conforme pasa el tiempo. Dicho material contiene dureza y partes blandas, caso muy similar al estado anímico al que se vive en tiempos del covid-19, consecuencias lógicas debido al encierro obligado.
La madera, así como el barro, conecta a la persona que lo manipula con la tierra, la textura, el olor. Así como la tierra conecta con el contemplador a través de sus magníficas manifestaciones de belleza, el ser humano debe volver a los rituales, como sostiene Byung-Chul.
Por ejemplo, el futbol ha optado por hacer un ritual muy bello al inicio de cada contienda —ahora sin público—: los jugadores se colocan en el círculo central y guardan un minuto de silencio. En un partido todos los jugadoresse hincaron como protesta por la discriminación racial BLM.[17] Ese tipo de rituales poco a poco van conectando con el espectador, hacen evidente que algo está pasando y que no se puede escapar demasiado tiempo de lo que ocurre en el entorno. Tarde o temprano la realidad le llega a todo el mundo.
Volviendo al trabajo artístico, el boceto ayuda a concretar ideas hacia dónde irá la pieza. A veces el material no permite realizar algunas acciones, quizá sea físicamente imposible levantar alguna estructura por la falta de herramientas adecuadas, o porque el material no lo permite; es bien sabido que adaptarse a la materia prima y a las circunstancias darán por resultado una pieza más honesta, más trabajada, más equilibrada. Por ejemplo: el boceto inicial de la obra que se está describiendo al principio estaba pensado en una estructura muy grande similar a un edificio que captara más luz y dirigiera la vista hacia arriba, hacia el horizonte. Pero a partir de estudiar el material y notar que el tiempo era el eje que permitiría expresar la idea deseada, se decidió darle fuerza a la luz y a la sombra. Para ello el reloj de sol sirvió de guía para la construcción de la escultura.
Durante la pandemia el tiempo pasa muy rápido; algunos pensarán que es lo contrario, pero la realidad es que la mayoría de la gente se pregunta por qué era marzo y ahora es septiembre si tan solo pasó un parpadeo.
El cuerpo se ubica en el presente, pero la mente añora un futuro mejor, que vuelva todo a la “normalidad”, y no se puede evitar viajar al pasado cuando todo era más sencillo. Todo parece un sueño, y solamente en películas de ciencia ficción con un futuro apocalíptico, se había apreciado algo tan lejano, que ahora parece tan cercano.
Así pues, el cuerpo sufre una desconexión añorando salir, volver a hacer aquellas cosas que antes no gustaban tanto, como tener un contacto más directo con la gente, hacer ejercicio en el exterior sin temor a uncontagio, conocer a alguien simplemente por el cruce de miradas.[18]
El tema de la muerte es algo que ronda la cabeza de más de una persona; y es que, claro, la realidad muestra que la línea de la vida es muy frágil y el alto índice de fallecidos en tan solo seis meses confirma dicha fragilidad.[19]
El ritmo
Al tallar la madera, pintar una obra, redactar en una máquina de escribir poesía, es interesante notar que gracias al ritmo el cuerpo entra en un estado de trance. Es el sonido el que ubica al cuerpo en conexión con el material que se está utilizando, y dicha unión permite que la intensión del artista quede revelada en la obra.
Se consideran los siguientes aspectos importantes durante la creación de esta obra de arte:
· Una vez trabajada la forma (el boceto) se comienza a dialogar con el material.
· Se eligió la madera debido a que conforme ocurre la talla van surgiendo nuevas ideas, comienzan a salir formas no pensadas y el artista empieza a dejarse llevar por la textura, el olor, el ritmo constante cuando se va tallando, lijando, el sonido…
· La madera hay que tallarla y lijarla hasta que salga la veta, la verdadera textura; la palabra veta significa lazo o cinta y procede del latín vitta. El resultado puede sorprender: tonos, curvas, líneas nuevas que sugerirán hacia donde se debe dirigir la pieza.
· Al dejarse llevar por el material se está transmitiendo la intención del artista a la obra, sumándola a la energía que tiene la madera por el simple hecho de existir, y resignificándola hacia un fin concreto dará por resultado una obra artística que transmita lo que el artista sintió antes, durante y al final del proceso.
· Cuando se está trabajando quizás el resultado no sea el imaginado. Ahí no se debe forzar la pieza, al contrario: estar abiertos a nuevas formas y dejarse llevar. En la escultura en cuestión, lo que mejor funcionó fue darle más fuerza a la idea del tiempo, un reloj de sol, para ello la forma triangular se convirtió en lo principal.
· Se mantuvo la perspectiva dirigida hacia abajo, un triángulo principal que sirviera de base para ubicar al observador en lo terrenal, pero al mismo tiempo los tres triángulos convocan la vista hacia lo lejano, lo etéreo, lo que está pero es inalcanzable; está presente, la vemos, el observador tiene influencia directa, pero su realidad es otra: como alguien que ya no está a su lado.
· En la escultura, los que direccionan hacia arriba son los tres triángulos negros, es un ir y venir, el reloj de sol está dirigido hacia el espectador, pero la imagen fluye. Al observar los triángulos se puede ver un bajorrelieve en la base, que contiene líneas similares a gotas de lluvia, el clinamen,[20] en el que el azar es el que dirá en donde caerá cada gota de lluvia, indica cómo el destino puede que esté escrito, o puede que el azar nos diga hacia donde vamos a ir sin un plan predeterminado.
· La luz se coloca en el lugar más indicado; si tiene movimiento, mejor, debido a que mantendrá la idea del tiempo, del reloj de sol, de la madera tallada, que tiene vetas, cada una es el tiempo que el árbol estuvo creciendo y dando sombra a algún transeúnte, animal, planta. Las vetas son diferentes: tienen distintas direcciones, nunca son iguales, algo similar a la teoría del clinamen.
· Las escofinas, el mazo, los cinceles. Todo se convierte en una extensión de las manos del artista. La talla de la madera se hace gradual, se marca hasta donde se quiere hacer el corte y poco a poco se va desbastando el material sobrante. Suena inverosímil pero es como si la misma madera te dijera dónde cortar y cuánto; sin embargo, para que eso funcione, el artista debe estar conectado con el material, sin distracción, como cuando se está en trance corriendo o meditando. La intención es clara: se conecta con la madera y los músculos entonan una melodía que lleva un tempo, un ritmo; se genera un sonido, dicho sonido provoca en el cuerpo un trance y se es UNO con el material.
Alejandro Romero Salgado, El ser y el tiempo, 2020,
madera cortada, tallada, pulida y pintada, luz dirigida, 50 x 30 x 15
cm.
Loa al silencio
Durante el desequilibrio generado por un agente externo, el aislamiento funge como solución de control; sin embargo es necesario equilibrar el lugar del encierro voluntario. Al observar el entorno surge la inquietud de equilibrarlo todo; al no poder lograrlo, se buscan diferentes alternativas que no siempre funcionan y la cisis que se vive en la actualidad —el consumismo, por ejemplo— genera una aparente calma y diluye momentáneamente un vacío generado por la pérdida del centro.[21]
Loa al silencio surgió por la necesidad de equilibrio y ubicación en el espacio durante la pandemia. Los ejes muestran una línea de horizonte que logra una simetría: lo que es arriba es abajo; un centro en donde se ubica a la naturaleza y tres líneas verticales que se dirigen hacia arriba y hacia el observador, y sólo una (la de en medio) direcciona hacia abajo. Las maderas rompen lo bidimensional generando sombras naturales; las montañas muestran que están vivas y que existen ciclos, que hay equilibrio, que la tierra necesita descansar y que ojalá gracias a la experiencia del encierro los seres humanos podamos entender que podemos convivir mejor con la naturaleza y logremos el silencio partiendo desde el interior.
La sobreposición de líneas realizadas con estilógrafo y plumillas sobre el yute generan un estado. La repetición de líneas, la respiración, la conexión con el material generan un trance.
El tiempo transcurre, la cuarta dimensión muestra el paso de la vida, lo efímera que es, la fortaleza de la naturaleza ante la destrucción y el desequilibrio en el que el ser humano ha sido el principal responsable.
El exterior sigue en movimiento, la naturaleza hace sus sonidos habituales, las tristes gotas caen en desorden en el suelo (el clinamen), tristes porque sólo los poetas logran descifrarlas, y reciben con la brisa recuerdos que les reviven algo llamado inspiración. Cada día lo mismo (la repetición): conforme se acerca la salida del sol comienza un concierto increíble de animales dándole la bienvenida al nuevo día. Cosa curiosa, casi imperceptible, el silencio que guardan los animales antes de que salga el sol, y en muy poco tiempo es como si toda la naturaleza hiciera una reverencia, una oración: el conticinio.
Hace días que no llovía, las plantas se alegran porque finalmente alguien se ocupa de ellas, porque los humanos, tan absorbidos en lo suyo, no son siquiera capaces de tomar unos minutos de su valioso tiempo para concederles felicidad, vida.
Alejandro Romero Salgado, Loa al silencio, 2020, tintas aplicadas con estilógrafo y plumilla sobre yute y terciopelo negro, maderas cortadas, talladas, pulidas y pintadas, 160 x 40 x 15 cm.
Página en blanco puesta a propósito
Dicha obra surge como comprobación de que se puede llevar la teoría a la práctica. La Contemplación (aprehender el entorno) llevada a la Acción (la idea materializada).
El silencio permite aprehender un objeto como realmente es. En Página en blanco se juega con la idea de la “página en blanco puesta a propósito” que utilizan editores para dejar una página en blanco que da respiro, es el silencio que prepara para estar con el interior y conectar con el libro que se va a leer.
El blanco es silencio, el silencio es interiorización y contemplación. La hoja en blanco es principio, es como tomar aire profundamente antes de comenzar la lectura; contiene la emoción de lo que viene y se desconoce, caso muy similar al lienzo en blanco: el artista inseguro entra en pánico: el miedo al blanco, el horror al vacío —horror vacui. Para el artista seguro viene un silencio contemplativo, las imágenes aparecen —o, ¿ya estaban? El artífice comienza a dibujar y muchas veces de un sólo trazo aparece lo que estaban buscando o lo que ese algo —a partir de la intuición— les dijo que hicieran.
Por supuesto que no se puede dejar de citar a Stéphane Mallarmé y su libro Una tirada de dados jamás abolirá el azar (1897), en el que logra darle sentido al silencio producido por los espacios en blanco en una hoja. “Los "blancos", en efecto, son de gran importancia, sorprenden desde el principio; la versificación así lo exige, como un silencio ordinario alrededor, hasta tal punto que un fragmento, lírico o de pocos pies, ocupa, en el medio, aproximadamente un tercio de la hoja: no transgredo esta medida, solamente la disperso”.[22]
John Cage en su libro Silence (1961), muestra que el ruido también puede ser armonioso. Si se le ignora ocasiona molestia, si se le escucha genera sensaciones, ubicación en el espacio, lleva ritmo, como el sonido que emite una máquina de escribir, que caso ha desaparecido gracias a las computadoras, ya que el sonido que provocan los dedos al escribir en un teclado de una computadora no se compara con el sonido producido por las máquinas de escribir de antaño.
El sonido de la máquina de escribir ayuda al escritor a entrar en una especie de trance: como nuestros antepasados en sus rituales de conexión con el entorno, el artista conecta de la misma manera con su obra; el ritmo conecta al artista con su trabajo, se genera un estado: silencio.
En fin...
El cuadro sigue pintándose
La escultura tallándose
Se corrigen las líneas del grabado
La tinta continúa fresca
Se hacen los apuntes para un libro que será leído al menos por un curioso poeta.
El arte persevera...
Pese a todo
El arte permanece...
Silencio .
Alejandro Romero Salgado, Página en blanco puesta a propósito, 2020, imprimación de tinta con máquina de escribir sobre opalina, 200 x 30 x 2 cm. Medida total del montaje: 24 x 30 x 2 cm. c/u.
Bibliografía
Byung-Chul Han, La desaparición de los rituales, Barcelona, Herder, 2020, p. 13.__________, Loa a la tierra, Barcelona, Herder, 2019, p. 126.
Cage, John, Silence, Hanover, Wesleyan University Press, 1973.
Currey, Mason, Rituales Cotidianos. Cómo trabajan los artistas, Madrid, Turner, 2014, pp. 69, 125, 179.
Hazlitt, William, y Robert Louis Stevenson, El arte de caminar, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004, p. 16, 17.
Henry David Thoreau, Un paseo invernal, Madrid, errata naturae, 2015, pp. 22 y 23, 47.
Herzog, Werner, Of Walking in Ice, Londres, Vintage Books, 2015, p. 6, 9, 131.
Mallarmé, Stéphane, Un lance de dados jamás abolirá el azar, Madrid, Maldoror ediciones, 2013, p. 7.
Semana, "Los genios que aprovecharon el aislamiento para crear obras maestras", <https://www.semana.com/gente/articulo/cuarentena-genios-que-aprovecharon-el-encierro-para-crear-obras-maestras/661203.> Consulta: 4 de abril, 2020.
Sidner, Sara, y Mallory Simon, "Qué es el movimiento black liver matter y por qué se creó", <https://cnnespanol.cnn.com/2020/06/09/que-es-el-movimiento-black-lives-matter-y-por-que-se-creo/> Consulta: 09 de junio, 2020.
Tarkovski, Andréi, El sacrificio, Cannes, Argos, Svenka Filminstitutet, 1986.
__________, Esculpir el tiempo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2009.
Webdianoia, Clinamen, <https://www.webdianoia.com/glosario/display.php?
action=view&id=63&from=action=search%7Cby=C#:~:text=
Término%20latino%20acuñado%20por%20Lucrecio,su%20agregación%20con%20otros%20átomos..>.
Consulta: 10 de septiembre, 2020.
Semblanza de la autora
Alejandro Romero Salgado. Bogotá, Colombia, 1977. Desde 1985 radica en México. Estudia el Doctorado en Artes del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Maestría en Artes Visuales en la Universidad Nacional Autónoma de México. Licenciatura en el Centro Morelense de las Artes en Cuernavaca, Morelos. Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) en la categoría deJóvenes Creadores. En el 2014 desarrolló el proyecto El silencio en lo abstracto en el Centro Banff en Canadá. Ha sido seleccionado a la Bienal de Escultura en Cerámica de Monterrey (2005) a la Bienal Universitaria de Arte y Diseño de la UNAM (2014), Bienal Atanasio Monroy (2018) y Duodécima Bienal Puebla de los Ángeles (2019); ha expuesto individualmente en la Fundación Sebastián (2017) y próximamente en el 2020. Ha tenido más de veinte exposiciones colectivas en Canadá, México y España. Curador y museógrafo de la Tallera de Siqueiros. Su obra artística se ha dirigido hacia la abstracción y simbolismo; sus instalaciones, esculturas, grabados y pinturas se centran, como eje principal, en la investigación del SILENCIO.
Recibido: 25 de septiembre de 2020.
Aceptado: 25 de noviembre de 2020.
Palabras clave
arte, creación, silencio, vacío, ritual, yo interior.
Keywords
art, creation, silence, emptiness, ritual, inner self.
[1] Semana , “Los genios
que aprovecharon el aislamiento para crear obras maestras”, <https://www.semana.com/gente/
articulo/cuarentena-genios-que-aprovecharon-el-
encierro-para-crear-obras-maestras/661203/>.
Consulta: 4 de abril, 2020.
[2] Mason Currey, Rituales cotidianos. Cómo trabajan los artistas, Madrid, Turner, 2014, p. 69.
[3] Andréi Tarkovski, El sacrificio, Cannes, Argos, Svenka Filminstitutet, 1986.
[4] Mason Currey, op. cit., p. 125.
[5] Byung-Chul Han, Loa a la tierra, Barcelona, Herder, 2020, p. 126.
[6] Henry David Thoreau, Un paseo invernal, Madrid, errata naturae, 2015, p. 22.
[7] Ibidem , p. 23.
[8] Werner Herzog, Of Walking in Ice, Londres, Vintage Books, 2015, p. 6.
[9] William Hazlitt y Robert Luis Stevenson, El arte de caminar, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004, pp. 16 y 17.
[10] Werner Herzog, op. cit., p. 9.
[11] Henry David Thoreau, op. cit., p. 47.
[12] Werner Herzog, op. cit., p. 6.
[13] Ibidem, p. 131.
[14] Título original en ruso: Sapechatliónnoie vremia.
[15] Aunque años más tarde se arrepienta de algunas tomas o decisiones, hace hincapié en algunas escenas las cuales le hubiese gustado resolverlas de una manera diferente, aunque es muy consciente de que la solución en dicho momento tuvo que ver con justo el espacio-tiempo en el que se encontraba y no podía ser de otra forma.
[16] Byung-Chul Han, La desaparición de los rituales, Barcelona, Herder, 2020, p. 13.
[17] El movimiento Black Lives Matter empezó en 2013. Su lema es “Las vidas de las personas negras importan”. Se fundó “en respuesta a la absolución del asesino de Trayvon Martin” y cobró fuerza en pleno 2020. La frase original fue escrita en una carta a la comunidad negra por Alicia Garza, escritora y conferencista negra que vive en Oakland, California, tras la muerte de Martin. Khan-Cullors la volvió hashtag para que a través de las redes sociales la comunidad ayudara a combatir el racismo contra las personas negras en todo el mundo. La misión de Black Lives Matter como organización es “erradicar la supremacía blanca” e intervenir a través del poder local “en la violencia infligida en las comunidades negras por el Estado y los vigilantes”. Sara Sidner y Simon Mallory, Qué es el movimiento Black Lives Matter y por qué se creó, <https://cnnespanol.cnn.com/2020/06/09/que-es-el-movimiento-black-lives-matter-y-por-que-se-creo/>. Consulta: 9 de septiembre, 2020.
[18] En plena posmodernidad se ha perdido esa confianza y poesía de la vida; ahora, gracias a las redes sociales, se volvió todo más distante con una aparente cercanía.
[19] Mientras realizaba la talla en madera me enteré que la salud de un amigo artista estaba muy mal, unos días después falleció. Dicho acontecimiento está plasmado en la obra: cada lijada, cada ritmo, hacía que la imagen de mi amigo viniera a mi mente.
[20] Término latino
acuñado por Lucrecio (Titus Lucrecius Carus), seguidor de la
filosofía epicúrea, para traducir el griego parénklesis, con
el que Epicuro se refería a la desviación espontánea de la
trayectoria rectilínea que experimentaban los átomos para explicar
su agregación con otros átomos. El clinamen es, pues, la
espontánea desviación de la trayectoria de los átomos, que rompe la
cadena causal, determinista, de su movimiento, introduciendo así un
fundamento físico para justificar la acción libre, en los seres
humanos, y el azar. Webdianoia, Clinamen, <https://www.webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id=63&
from=action=search%7Cby=C#:~:text=
Término%20latino%20acuñado%20por%20
Lucrecio,su%20agregación%20con
%20otros%20átomos..>.
Consulta: 10 de septiembre, 2020.
[21] Por ello el reciente éxito que están teniendo los distribuidores de productos como Mercado Libre durante la pandemia.
[22] Stéphane Mallarmé, Un
lance de dados jamás abolirá el azar, Madrid, Maldoror
ediciones,
2013, p. 7.