NÚMERO
47



NÚMERO
ESPECIAL

TEXTOS Y CONTEXTOS

Necrofilia y biofilia en la pandemia

Necrophilia and Biophilia in the Pandemic

Resumen

El ser humano presenta la dualidad de la biofilia y la necrofilia. Con base en el pensamiento de Max Horkheimer, Erich Fromm y Theodor Adorno, interpretado por el filósofo Ricardo Rivas García, se analizará cómo, a través del enfoque negativo de la humanidad, puede emerger la positividad en ésta. Durante la pandemia, la mujer y el hombre han manifestado conductas y expresiones entre las dos vertientes: la barbarie y el amor a la vida. Por lo que cabe resaltar que, dentro de la biofilia, se manifiesta el arte, el cual, en estos momentos de incertidumbre, se presenta como esperanza, salvación y liberación, para sobrellevar y sobrevivir el confinamiento.


Abstract

The human being presents the duality of biophilia and necrophilia. Following the thought of Max Horkheimer, Erich Fromm and Theodor Adorno, as interpreted by the philosopher Ricardo Rivas García, I will analyze how positivity can emerge through the negative focus on humanity. During the pandemic, women and men have manifested behaviors and expressions aligned to these two poles of barbarism and the love of life. It is important to highlight that art manifests itself within biophilia: in these times of uncertainty, art appears as hope, salvation and liberation, to endure and survive the confinement.



Claudia Irán Jasso Apango / documentalista y académica
INVESTIGADORA DEL CITRU
claudiairan@yahoo.com.mx


DESCARGAR


“Estoy escribiendo y ésa es mi manera de llorar”.

José Revueltas


Cuando empezó el confinamiento social, y tras haber leído y escrito acerca del desencanto de los ideales de la modernidad, la crisis de los ideales humanistas y las alternativas presentadas por Max Horkheimer, Theodor Adorno y Erich Fromm, me embriagaba la tristeza, el desencanto y la incertidumbre. Después de varios meses sigo sintiendo lo mismo, sólo que ahora recuerdo con nostalgia cuando no existía la pandemia en nuestro lenguaje cotidiano, cuando podíamos palpar cualquier objeto, cuando nos besábamos, abrazábamos y tocábamos para saludarnos, cuando un ser humano no le tenía miedo a otro ser humano por el único hecho de tenerlo cerca. Dentro de los refugios de la pandemia se encuentra el cine; al observar en todas las películas cómo era nuestra vida antes, la forma en la que viajábamos, íbamos a los restaurantes, a los museos, no se puede evitar pensar y preguntarse si volveremos a esa vida. Lo que estamos enfrentando formaba parte de un futuro distópico, pero ya no se puede llamar de esa forma porque lo estamos viviendo, es nuestro presente: “si comprendemos a las distopías de la literatura de anticipación como imaginaciones anti-utópicas, debemos asumirlas pues, conceptualmente, como visiones o, mejor dicho, como previsiones de un tiempo futuro y de un espacio asolados por la imperfección y la injusticia, la ruina del mundo y la degradación de la especie humana”.[1]

Es pertinente, retomar el enfoque negativo de la humanidad que realizan los pensadores arriba mencionados con el mismo fin que ellos postularon, es decir, para que la sinrazón y la barbarie no triunfe sobre la razón y los ideales de la humanidad. El filósofo Ricardo Marcelino Rivas ha desarrollado investigaciones sobre la ética negativa de estos autores, por lo que nos basaremos en su estudio para el desarrollo de este artículo.

Analizaremos lo negativo de esta pandemia para que nos pueda llevar a la positividad de la misma, para que nos haya legado algo como seres humanos con una nueva visión. Rivas García indica, con base en el pensamiento de Adorno, que “una propuesta humanista viable es aquella, que subraya lo in-humano como marco de referencia para una categorización universalizable del ser humano, que al mismo tiempo salvaguarde las diferencias constitutivas de nuestra propia humanidad compartida".[2]

Con respecto a la negatividad que se percibe en esta situación pandémica, Horkheimer aseveraba que la teología es “la esperanza de que la injusticia que atraviesa este mundo no sea lo último, que no tenga la última palabra… expresión de un anhelo, del anhelo de que el verdugo no triunfe sobre la víctima inocente”.[3] Por lo que esta negatividad se analizará desde su punto de vista, con el anhelo de que no tenga la última palabra. El mismo filósofo alemán afirmaba que el humano tiene una voluntad libre, tanto para hacer el bien como para hacer el mal. De aquí la dualidad, de que a partir de lo negativo se puede encontrar lo positivo.

De esta forma, ahondaremos cómo, a pesar de la necrofilia, el arte surge como biofilia, una capacidad y cualidad del hombre para humanizarse y para enfrentarse con su realidad de un modo creativo y liberador. En respuesta a esa facultad de elección, en la que el ser humano opta por el amor a la vida, es inseparable del arte, que a su vez también muestra el lado necrofílico de la humanidad.


Necrofilia

El primer punto negativo es hacer patente la incredulidad de ciertos sectores que piensan que esto que está sucediendo no es real, o que tienen la postura de que a ellos no les va a pasar nada. Esto ha sido causa de que se extiendan los contagios. ¿Qué nos puede llevar a ese pensamiento de considerarse inmune? La respuesta nos la da Rivas García en su descripción del necrófilo, con base en Fromm: “el necrófilo ama todo lo que no crece… reduce todo (procesos, sentimientos y pensamientos de vida) a cosas quepuede poseer y controlar, pues en el acto de controlar mata la vida”.[4] Los incrédulos creen poseer el dominio de todos los aspectos de la vida, esto explica esa posición de superioridad y supuesta inmunidad.

El segundo punto negativo lo podemos dividir en dos segmentos. El primero, que es muy desolador, es el de los que saben que sí están propensos al contagio pero que no pueden quedarse en casa, porque si lo hacen no comen; la gente que vive al día, los que están inmersos en la pobreza extrema. Otro segmento de la población es el de los que trabajan en actividades sustantivas para el mantenimiento de la sociedad: salud, limpia, suministro de alimentos, seguridad pública, ellos tienen que estar al pendiente de que los que nos podamos quedar en casa, contemos con lo necesario para poder mantenernos resguardados. El primer segmento es el que entra en la barbarie, en la depredación de un ser humano sobre otro, en la repartición inequitativa de la riqueza; son personas que no tienen cubiertas sus necesidades básicas, y que por lo mismo se arriesgan a salir, con temor a contagiarse pero sin otra opción. Rivas García, con base en el pensamiento de Adorno, señala que “ante la barbarie es necesario un renacer de la tradición humanista para regenerar el cúmulo de solidaridad que haga frente a la injusticia que padecen millones de seres humanos que soportan condiciones de vida in-humanas”.[5]

El tercer punto negativo es el que vivimos dentro del confinamiento: los que sí creemos en la peligrosidad de la pandemia, inmersos en el miedo de salir y del contagio, angustiados por el encierro y el temor de que nuestros seres allegados estén bien, e incluso los trastornos psicológicos que se pueden generar, o acrecentar, debido a la cuarentena. Se puede correr el riesgo de inclinarse ante la necrofilia en lugar de moverse hacia la biofilia al no encauzar nuestros miedos, angustias y ansiedades, que son sentimientos normales en una situación como la que estamos viviendo. Tanto la necrofilia como la biofilia, como lo asienta Rivas García, “constituyenestructuras de sentido ante las cuales el ser humano no puede sustraerse”.[6]

El cuarto punto es que, víctimas del temor, individuos agreden al personal de salud, que son quienes están arriesgando directamente su vida al cuidar a la población infectada. Es un fenómeno que hay que analizar, porque es este punto el que nos vuelve más inhumanos que todos los anteriores. Horkheimer asevera que “una reducción de las aspiraciones culturales, incluida la ciencia, un embrutecimiento de la vida personal y pública, de tal modo que a la miseria material se suma la miseria espiritual”.[7]

El quinto y último punto es el aumento de la violencia intrafamiliar, principalmente dirigida a las mujeres, los adultos mayores y los niños. En condiciones normales es un problema social cotidiano, ahora con el encierro se ha agudizado, lo cual es sumamente triste y deshumanizante.

Los dos últimos puntos serían lo que. con base en el pensamiento de Fromm, Rivas García establece como lo inhumano: “no es categoría epistémica, sino antropológica y moral negativa, pues parte del dato empírico enraizado enla historia de la humanidad y nos da razón de lo que no debería de ser”.[8] El humano al darse cuenta de su finitud culpa a los responsables, en este caso al personal médico, y se desquita con los más vulnerables, y por lo tanto opta por la muerte o la necrofilia, se inclina ante la barbarie, destruyendo, violentando y sometiendo.


Biofilia

Afortunadamente en estos momentos también ha emergido la positividad: la biofilia. Ha surgido la tolerancia, la fraternidad, el amor, es decir, la humanización. Ha habido muestras de agradecimiento al personal de salud, algunos sectores de la población les ha llevado comida de forma gratuita o aplaudido cuando están en algún establecimiento. Esto se inserta dentro de la acción moral que Horkheimer explicaba como “yo puedo también hacer algo bueno por otro en la esperanza, consciente e inconsciente, de que mi acciónpositiva con respecto a él hace más bella mi existencia”.[9]

También hemos tenido mayor convivencia con los seres con los que vivimos, comemos en familia, conversamos, jugamos, vemos un programa o película juntos, y leemos en conjunto. Estamos teniendo más contacto con amigos o familiares que no viven con nosotros, les hablamos por teléfono y le enviamos mensajes. Otro tipo de convivencia que se está generando es la de conectarnos a través de videollamadas con colegas de otros países para realizar foros, mesas y encuentros virtuales. Es lo que ha denominado Jorge Dubatti como tecnoconvivio: reunión de personas con la extracción del cuerpo presente, mediadas por la tecnología; este filósofo argentinoseñala que estamos viviendo actualmente el síndrome de abstinencia convivial.[10] Hoy son los dispositivos electrónicos nuestras herramientas para poder comunicarnos con los que no podemos visitar físicamente. Lo anterior está inmerso en esa conciencia a la que alude Horkheimer, en la que ésta “conduce a la solidaridad entre los hombres que, a pesar de esta ausencia de certeza, quieren realizar el bien, a esa solidaridad que tanto necesitamos, dentro y fuera de nuestros países”.[11]

Estamos concientizando y valorando el afecto hacia nuestros seres queridos, nos damos cuenta del amor y respeto que le debemos de tener a nuestro planeta y a la naturaleza. Un rasgo negativo de la modernidad es precisamente el aprovechamiento irracional de los recursos naturales, pero ahora estamos asimilando la depredación que hemos cometido, y de cómo algunos animales han retomado su hábitat, y de ciertos fenómenos naturales, como el de la luminiscencia, que ha vuelto a aparecer. Como lo dice Horkheimer, este amor y valoración de nuestros seres queridos y de nuestro planeta es un sentimiento recíproco, en el entendido de que “si el otro esfeliz, también lo soy yo”.[12]

Es indudable que en esta situación el ser humano ha retornado a lo espiritual, a la religión y a la idea de Dios. Horkheimer, en sus reflexiones en torno a Mercer Tillich, afirma que “él sabía que la afirmación simple, sin problemas, es demasiado cómoda en esta sociedad dominada por la ciencia y los aparatos, y que solo puede afirmar real y seriamente la religión quien debe superar constantemente sus dudas, quien está inmerso en la duda, más aún, quien está desesperado”.[13] Aunque en estos tiempos estamos sumergidos en la ciencia y en los dispositivos electrónicos, los avances científicos no nos están garantizando, hasta la fecha, una solución a la pandemia. Se está trabajando en una vacuna, la cual esperamos todos con mucha fe, y es aquí donde se conjuntan las dos creencias: esperamos en Dios o en un ser supremo, con base en las creencias individuales, que pronto los científicos descubran la vacuna para el coronavirus.


El arte entre la biofilia y la necrofilia

Debido al aislamiento social nos dimos cuenta y aquilatamos la relevancia del arte en nuestras vidas: el teatro, la música, la lectura, el cine, la apreciación de obras artísticas, la creatividad que puede dar el confinamiento. Con base en el pensamiento de Adorno, Horkheimer indicó que “le importaba que se fomentara la preocupación por una sociedad no solo más justa, sino también más capaz de desarrollar las capacidades humanas”,[14] que en esta cuarentena, a pesar de ser una situación adversa, el ser humano está desarrollando dentro de sus capacidades humanas el arte, que lo ayuda a crear, a tener esperanza y a hacer “llevadero” el encierro.

El arte emerge de la positividad del ser humano, de su necesidad de expresarse, de comunicarle al otro sus inquietudes, sus puntos de vista, de crear un diálogo. En este confinamiento el arte ha sido una tabla de salvación y una bocanada de aire puro para sobrellevar el encierro. Los creadores no han dejado de producir, inclusive han plasmado la situación que están y estamos viviendo en su obra. Los espectadores, auxiliados por la tecnología, hemos sido testigos del arte que está emergiendo, llámese teatro, danza, ópera o artes plásticas.

Rivas García afirma que “el reconocimiento de la paradójica condición humana y, al mismo tiempo, de su capacidad para desplegar sus potencialidades, son necesarias para que el hombre sea capaz de garantizarse éxito en la acuciante tarea de ser él mismo para sí mismo y alcanzar la felicidad por medio de la realización plena de las facultades particulares”.[15] Dentro de estas potencialidades se encuentra el arte, mismo que forma parte de lo que el humano crea para para sí mismo; es una parte intrínseca de su naturaleza, que además tiene la capacidad de compartir con los demás en situaciones como la de la pandemia, exfoliar su estado de ánimo, sus sentimientos, su percepción del mundo, su necesidad de expresión y de comunicación. De esta manera el artista al elegir la creatividad opta por la humanización, prefiere la biofilia sobre la necrofilia.

El arte fortifica la vida, marca un camino hacia el desarrollo y el crecimiento, por lo que es importante señalar, como uno de los puntos medulares de la creación artística, que el arte como medio de expresión y de comunicación no solamente plasma la biofilia, sino también la necrofilia. El arte enfrenta al ser humano con esas dos partes que lo constituyen, que forman parte de su condición humana, la expone y la muestra de una forma en ocasiones desafiante.

El espectador no puede sustraer la barbarie de la imagen al observar, por ejemplo, el Guernica de Pablo Picasso. Este es un punto de suma trascendencia dentro de la labor artística: confrontarnos con esa dualidad biofílica y necrofílica que acompaña a la humanidad. Esa virtud del arte otorga al creador en cualquier ámbito la posibilidad de mostrarle a sus congéneres que han optado a lo largo de su existencia entre la vida y la muerte, que esta ambigüedad es intrínseca, y que de la misma forma en la que ha elegido el amor por la vida, ha desarrollado un lenguaje, una cultura y un desarrollo en su beneficio, en ocasiones también ha preferido la muerte, la guerra, el exterminio, es decir, todo aquello que atenta contra sí mismo y sus semejantes.

En cuanto al arte, podemos esgrimir otra base filosófica para complementar las antes citadas: la de Ernst Cassirer, quien afirma que es claro que el humano es un animal simbólico, y que dentro del universo simbólico que ha creado, para habitarlo, se encuentra el arte. Este filósofo afirma que “sin el simbolismo la vida del hombre sería, la de los prisioneros en la caverna de Platón. Se encontraría confinada dentro de los límites de sus necesidades biológicas y de sus intereses prácticos; sin acceso al mundo ideal que se le abre, desde lados diferentes, con la religión, el arte, la filosofía y la ciencia”.[16] Precisamente eso nos hubiera sucedido en este confinamiento de no haber tenido el arte dentro de nuestro espacio simbólico: hubiéramos actuado mecánicamente, el transcurrir de nuestros días en el aislamiento se hubiera vuelto monótono y sin sentido. En este periodo estamos habitados más que nunca por el arte, el cual nos brinda ese acceso del que habla Cassirer, si no al de un mundo ideal, sí a un mundo de creación, de manifestación, de representación, de goce estético, de libertad.

La investigación artística también ha estado presente en estos momentos, hemos podido ver y escuchar, a través de las redes sociales, conferencias, ponencias, presentaciones de libros, foros y coloquios. La actividad artística en todas sus disciplinas y facetas (creación, representación, investigación, documentación) es dinámica, no se paraliza, todo lo contrario: se nutre de la vida actual, la resignifica y la interpreta, la convierte en fuente inspiradora para seguir creando. Esto nos permite extraer la positividad de la pandemia y la biofilia para continuar con nuestra vida en medio de una situación inesperada e inusitada.

Finalmente, es este contexto, la siguiente frase de Horkheimer es muy reveladora y engloba resumidamente la postura de este escrito; refiriéndose al anhelo de justicia, “nosotros podemos explicar y fundamentar este anhelo diciendo: el mundo en que vivimos es el mundo de la apariencia, pero nosotros anhelamos que exista otro, aunque no lo podemos decir positivamente”.[17] No podemos dejar que lo inhumano, la injusticia, la crueldad y la barbarie, es decir, el no deber ser, tengan la última palabra, aunque sean parte, también, de nuestra condición humana. Para mi beneplácito, sí pude decir algo de forma positiva, aunque lamentablemente sólo se puede explicar desde lo negativo.



Bibliografía

“#INTegrando saberes: Jorge Dubatti (CABA) clase 1.” YouTube, subido por Instituto Nacional del Teatro, 15 Mayo 2020, <https://www.youtube.com/watch?v=Ayatx3J3ct4>. Consulta: 20 de agosto, 2020.

Aulestia, Carlos y Santiago Paéz, “Relatos del cine, la televisión y la literatura: cuando el futuro nos alcanza”, Revista PUCE, núm. 104, 3 de mayo de 2017-3 de nov. de 2017, pp. 431-45.

Cassirer, Ernst, Antropología filosófica: introducción a una filosofía de la cultura, México, Fondo de Cultura Económica, 1967.

Horkheimer, Mark, Anhelo de justicia: teoría crítica y religión, Madrid, Trotta, 2000.

Rivas García, Ricardo M., “De la muerte del hombre a los trazos de un humanismo en clave “negativa”. Una mirada entre Foucault y Adorno”, En-claves del pensamiento: Revista de filosofía, arte, literatura, historia , año XII, núm. 24, julio-diciembre, 2018, pp. 106-135.

__________, Ricardo M., “Erich Fromm: bases para una antropología paradójica y una ética negativa”. En-claves del pensamiento: Revista de filosofía, arte, literatura, historia , año VII, núm. 14, julio-diciembre, 2013, pp. 103-122.



Semblanza de la autora

Claudia Irán Jasso Apango. Labora en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (CITRU) desde 2013. Es responsable de procesos de preservación, catalogación y consulta especializada, principalmente. Tiene a su cargo los Fondos Ludwik Margules y La Carpa en México. Sus líneas de investigación son: documentación artística, documentación teatral, literatura gris y muralismo y teatro. Es licenciada en Bibliotecología por la UNAM. Actualmente cursa la maestría en Filosofía y Crítica de la Cultura en la Universidad Intercontinental. Ha dictado conferencias en México, Argentina y Colombia.



Recibido: 25 de septiembre de 2020.
Aceptado: 25 de noviembre de 2020.

Palabras clave
biofilia, necrofilia, pandemia, arte, barbarie.

Keywords
biophilia, necrophilia, pandemic, art, barbarism.

 

[1] Carlos Aulestia y Santiago Paéz, “Relatos del cine, la televisión y la literatura: cuando el futuro nos alcanza”, Revista PUCE, núm. 104, 3 de mayo de 2017-3 de nov. de 2017, pp. 431-445 y p. 434.

[2] Ricardo M. Rivas García, “De la muerte del hombre a los trazos de un humanismo en clave ‘negativa’. Una mirada entre Foucault y Adorno”, En-claves del pensamiento: Revista de filosofía, arte, literatura, historia , año XII, núm. 24, julio-diciembre, 2018, pp. 106-135 y p. 129.

[3] Max Horkheimer, Anhelo de justicia: teoría crítica y religión, Madrid, Trotta, 2000, p. 169.

[4] Ricardo M. Rivas García, “Erich Fromm: bases para una antropología paradójica y una ética negativa”, En-claves del pensamiento: Revista de filosofía, arte, literatura, historia , año VII, núm. 14, julio-diciembre, 2013, pp. 103-122 y p. 113.

[5] Ricardo M. Rivas García, “De la muerte del hombre…”, op. cit ., p. 120.

[6] Ricardo M. Rivas García, “Erich Fromm: bases para una…”, op. cit., p. 113.

[7] Max Horkheimer, op. cit., p. 174.

[8] Ricardo M. Rivas García, “Erich Fromm: bases para una”, op. cit., p. 105.

[9] Max Horkheimer, op. cit., p. 175.

[10] “#INTegrando saberes: Jorge Dubatti (CABA) clase 1”, YouTube , subido por Instituto Nacional del Teatro, 15 de mayo de 2020, <https://www.youtube.com/watch?v=Ayatx3J3ct4>. Consulta: 20 de agosto, 2020.

[11] Max Horkheimer, op. cit., p. 187.

[12] Ibidem , p. 175.

[13]  Ibid ., p. 149.

[14] Ib ., p. 162.

[15] Ricardo M. Rivas García, “Erich Fromm: bases para una…”, op. cit., p. 110.

[16]  Ernst Cassirer, Antropología filosófica: introducción a una filosofía de la cultura , México, Fondo de Cultura Económica, 1967, p. 40.

[17] Max Horkheimer, op. cit., p. 217.