NÚMERO
38



JULIO
DICIEMBRE
2016

TEXTOS Y CONTEXTOS

Museo Nacional de Artes Plásticas: la revaloración del legado artístico mexicano

museo nacional de artes plásticas: the Reappraisal of Mexico’s Artistic Heritage

Resumen

En el presente artículo se analizan las políticas culturales internacionales y nacionales que motivaron la creación del Museo Nacional de Artes Plásticas como argumento ideológico durante el gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés. Esto se dio en el marco del surgimiento de la UNESCO y el ICOM, organismos que fomentaron la función social y educativa del museo y que repercutieron en la revaloración de las artes plásticas mexicanas a lo largo del siglo XX.


Abstract

This article analyzes the national and international cultural politics which fostered the creation of the Museo Nacional de Artes Plásticas, focusing, on the one hand, on UNESCO and ICOM, two international organizations promoting the social and educational function of the museum, which played a major role in the reappraisal of Mexican visual arts throughout the 20th century; and, on the other, on President Miguel Alemán’s aim to legitimize the visual arts as an ideological argument.



NAYELI ROMERO SANTOS / HISTORIADORA Y PINTORA
tirateaun_pozo@hotmail.com


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Con motivo del setenta aniversario del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), resulta pertinente retomar la primera acción museística que tuvo para cumplir con su compromiso de protección y difusión del patrimonio cultural de los mexicanos: la fundación del Museo Nacional de Artes Plásticas (MNAP). Para ello, es indispensable reflexionar sobre las políticas culturales del periodo de la posguerra, ya que fueron el origen de la actual regencia cultural en el mundo.

El entonces presidente de México, Miguel Alemán Valdés, decretó en 1946 la creación del INBA. Su misión fue el cultivo, fomento, formación e investigación de las artes, conservar y difundir el patrimonio cultural de la nación, crear escuelas especializadas en bellas artes y recintos que expusieran el teatro, la literatura y las expresiones plásticas contemporáneas. Con el INBA comenzó una etapa institucionalizada que creó un vínculo entre la sociedad y el Estado. Durante este periodo los ideales posrevolucionarios fueron orientados para crear una identidad nacional a través de bienes culturales, los prehispánicos y los contemporáneos ligándolos entre sí para crear una legitimación del arte mexicano.

El antecedente de preservar el patrimonio cultural se dio tras la Independencia, cuando el ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Lucas Alamán, propuso a los congresistas la fundación de un museo para evitar “la dispersión y pérdida de la antigüedad cultural mexicana”.(1) Así, en 1825 nació el Museo Nacional de México. Su relevancia consistió en la colección de piezas representativas mexicanas, para lo que se reunieron “testimonios históricos, antropológicos, arqueológicos y etnográficos, en su condición de patrimonio nacional”.(2)

La colección del Museo Nacional se formó por medio de adquisiciones y donaciones, como los códices y documentos de Lorenzo Boturini, dibujos, manuscritos y antigüedades del Seminario de Minería, de las colecciones de Guillermo Duplaix y el dibujante Luciano Castañeda, antigüedades mexicanas y diversos objetos propios de la nación. En 1926, Ignacio Icaza, director del museo, propuso que monumentos mexicanos formaran parte del acervo; para 1932 ya había obtenido doscientos monumentos jeroglíficos.(3) Aunque la organización del acervo fue deficiente y el guion curatorial inexistente, la recopilación de estos objetos por parte del Estado fue el núcleo de la colección del MNAP y posteriormente de los museos modernos.

La valoración de las artes plásticas mexicanas comenzó a cambiar a principios del siglo XX debido a una revisión en su estudio, clasificación y difusión, que siempre fue distinto al de las colecciones históricas, y que fue clave para la concepción de nuestra mexicanidad al integrarse al discurso político nacional, en especial el valor atribuido a la pintura mural. Tales valores fueron hegemonizados y llevados a los centros públicos más importantes de la nación, lo que dotó al muralismo de un honor que lo distanció del resto del arte de la segunda mitad del siglo XX.(4) Para lograrlo fue necesario crear un museo que avalara el valor artístico de la producción mexicana desde sus orígenes.

El INBA y el MNAP no fueron ideados durante el periodo presidencial de Miguel Alemán Valdés, eran proyectos iniciados en 1934 durante el sexenio de Abelardo L. Rodríguez. El país sólo contaba con el Museo Nacional desde 1825; con la Revolución, los intereses cambiaron y la sociedad demandó al gobierno su injerencia en la cultura, por lo que hubo que replantearse los objetivos de la colección nacional.

Los ideales posrevolucionarios generaron nuevos valores nacionales a partir de nuestro pasado histórico, pero ¿cómo transformaron el pasado en patrimonio cultural histórico-artístico? “El pasado es un territorio eminentemente político, sobre el cual el Estado busca consolidar un monopolio sobre los acontecimientos legítimos. Un control homogéneo que sea igual para todos los ciudadanos; para México, el pasado prehispánico es el origen de la nación”(5), y la valoración tanto del extranjero como del natural dejó atrás las miradas de desaprobación de nuestra cultura étnicamente mexicana, con lo que se creó la necesidad de resguardar aquellas obras que hubieran contribuido al desarrollo del arte en México.(6)

Al término de la edificación del Palacio de Bellas Artes en 1934, el ingeniero Alberto J. Pani propuso complementar el teatro con un Museo de Artes Plásticas y un instituto de autonomía jurídica que gestionara la cultura del país: el INBA. No siendo posible realizar el proyecto debido a sus limitados recursos, el museo fue cerrado el mismo año de la inauguración y la obra, ya clasificada según escuela y época, fue embodegada durante la presidencia de Lázaro Cárdenas. Fueron necesarias las circunstancias dadas por el fin de la segunda Guerra Mundial para poder llevar acabo los innovadores planes de Pani.(7) El INBA marcó la participación del gobierno en el resguardando del patrimonio de la nación al proporcionar recintos expositivos.

Miradas internacionales hacia la cultura y sus repercusiones en México

Debido a la segunda Guerra Mundial, las naciones se vieron en la necesidad de crear distintos organismos que recuperaran el respeto y la tolerancia como valores fundamentales en la educación y así garantizar una mejor relación diplomática entre las naciones en el futuro.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue el agente central que buscó implementar políticas de cooperación internacional y garantizar los principios de seguridad colectiva a través de programas sociales y económicos.

Es por ello que en 1945, en Londres, fue fundada la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), organismo secundario de la ONU creado con el propósito de preservar el patrimonio cultural y fomentar la educación, el desarrollo de la ciencia y la cultura. En el caso específico de América Latina, se centró en “la creación de organismos administrativos dedicados a la protección y difusión del patrimonio cultural histórico y artístico como fue el caso de Venezuela, Perú, México, Colombia, Bolivia y Panamá”.(8) En la primera conferencia de la UNESCO en 1946 el museo adquirió un papel relevante. Un año después fue fundado el Consejo Internacional de Museos (ICOM, por sus siglas en inglés) con el objetivo de establecer el orden del patrimonio cultural de los museos y que al integrarse a la UNESCO compartió los propósitos de salvaguardar el acervo cultural de la humanidad.

A partir de este momento el arte en todas sus manifestaciones fue considerado por la UNESCO como elemento de importancia para el desarrollo de programas educativos que permitieran el entendimiento de la diversidad cultural entre las naciones; por lo tanto, “redefinió la función de las artes y los museos en la sociedad”,(9) al modificar las políticas culturales de sus integrantes en la década de 1940. Debemos ver tanto en la UNESCO como en el ICOM la necesidad de recuperación de la identidad nacional que se perdió con la destrucción de las ciudades y el saqueo de obras de arte. En México esta situación adquirió un enfoque distinto, pues se trató de crear un proyecto cultural de integración nacional que revalorara las obras plásticas de artistas mexicanos para su autentificación ante los ojos internacionales mediante la educación y la difusión de las mismas.

Al firmar la constitución de la UNESCO, México adquirió el compromiso de generar planes, leyes, requerimientos y reglamentos de la vida educativa y científica en el país, por lo que el presidente Miguel Alemán Valdés informó la creación del INBA a la organización en 1947.(10)

Pero esto no se dio únicamente por la iniciativa internacional. Al ser el primer candidato civil a la presidencia por el Partido de la Revolución Mexicana, implementó una hábil campaña a través del Comité Nacional Alemanista que puso en práctica conferencias y mesas redondas para sondear los requerimientos de la población. Se hizo evidente la necesidad de crear espacios expositivos, pues hasta el momento sólo existían, como tales, San Carlos, el Palacio de Bellas Artes y los vestíbulos del Templo de San Agustín, San Pedro y San Pablo.(11)

Aprovechando la necesidad del pueblo y las exigencias vanguardistas internacionales, el gobierno alemanista publicó una iniciativa que antes no había podido llevarse a cabo, y que permitió “Consolidar la experiencia histórica que el país venía acumulando desde la pos-revolución”.(12) La política internacional mexicana en ese momento era tener en Estados Unidos un aliado, y a la vez ser intermediario entre el vecino del norte y la llamada “hermandad latinoamericana”. Para lograr un liderazgo político-diplomático el gobierno se apropió del arte de factura local como argumento ideológico.(13) Por esto el gobierno de Miguel Alemán Valdés promovió la función de las artes en la educación y la colaboración entre artistas y educadores.

La soberanía gubernamental estaba a la búsqueda de un lenguaje artístico-histórico propio que pudiera ser exhibido, y se apoyó en el INBA como “el organismo con la capacidad de imponer un monopolio legítimo sobre el pasado, lo mismo que un control sobre la difusión del arte a toda la sociedad, a través del diseño de políticas culturales que fabrican el imaginario artístico colectivo”.(14)



Inauguración del Museo Nacional de Artes Plásticas, 18 de septiembre de 1947, Manuel Gual Vidal, secretario de Educación Pública; Miguel Alemán Valdés, presidente de la República; Carlos Chávez, director del INBA, y Alfonso Caso. Foto: Archivo Histórico SEP.


Carlos Chávez, primer director del INBA, retomó la idea original de Pani para la elaboración del Plan Bellas Artes, que comprendía el origen del INBA y, por ende, del Museo Nacional de Artes Plásticas. El carácter de Nacional lo adquirió por el propósito del gobierno de demostrar que sus acciones trascendían lo político. El Consejo Técnico del INBA, presidido por el secretario de Educación Pública, Manuel Gual Vidal, e integrado por personalidades del arte y la cultura de México, propuso al Presidente la idea de crear el Museo Nacional de Artes Plásticas para que el acervo pictórico ya no estuviera embodegado.

La galería artística de la nación

El Museo Nacional de Artes Plásticas dentro del Palacio de Bellas Artes fue creado con la idea de formar un recinto expositivo que albergara la colección del Museo Nacional de 1825, la Academia de San Carlos y las nuevas adquisiciones: “constaba de varias lozas prehispánicas, cuadros novohispanos y los recientes murales de Siqueiros, Rivera y Orozco en las galerías exteriores”.(15) “La fundación del MNAP implicó la remodelación del Palacio de Bellas Artes, una actualización del guion curatorial y la incorporación de herramientas vanguardistas en la museografía”.(16)

El acto inaugural del 18 de septiembre de 1947 fue presidido por el presidente Miguel Alemán Valdés; Manuel Gual Vidal, secretario de Educación Pública; Agustín García López, secretario de Comunicaciones; Manuel Ramírez Vázquez, secretario de Trabajo; Manuel Tello, secretario de Relaciones Exteriores; Carlos Chávez, director del INBA; Julio Castellanos, jefe del Departamento de Artes Plásticas; Fernando Gamboa, sucesor de este último; Julio Prieto; Diego Rivera; David Alfaro Siqueiros; José Clemente Orozco; Roberto Montenegro; José Chávez Morado, y distinguidas personalidades de la cultura:

La remodelación de la gran sala quedó a cargo del Lic. Antonio Castro Leal, así como los cuatro salones del piso superior. El arquitecto Enrique Yáñez se encargó de las salas de exhibición y del estudio, planeación, contenido y funcionalidad del espacio. Los salones permanentes están dedicados a José María Velasco, Guadalupe Posada y sus precursores. En las salas de exhibición se exponen obras de artistas mexicanos contemporáneos y la Colección Velasco, donada por los banqueros a cargo del Lic. Carlos Novoa, director general del Banco de México.(17)

El MNAP contaba con once espacios expositivos:

1) Galería Bellas Artes, pintura colonial mexicana.

2) Galería Escultura, precortesana.

3) Galería Artes Plásticas, pintura popular.

4) Galería baja lado oriente, Salón de Arte Popular.

5) Foyer, tres obras maestras de arte mexicano.

6) Sala Nacional, exposición 45 autorretratos de artistas mexicanos.

7) Corredores del tercer piso, obras de maestros: Siqueiros, Orozco y Rivera.

8) Salón poniente tercer piso, Colección Velasco.

9) Salón oriente tercer piso, Colección Posada.

10) Salón de pintura mexicana del siglo XIX dedicado a Clavé y Landesio.

11) Gran Galería exterior del quinto piso, pintura moderna contemporánea.(18)

La museografía fue compartida entre Fernando Gamboa y Julio Castellanos, asistidos por Julio Prieto, artistas-museógrafos que innovaron e hicieron una gran labor para difundir el arte mexicano, tanto en el país como fuera de él. De ellos, el director del Departamento de Artes Plásticas, Fernando Gamboa, es la figura más importante museográficamente, ya que consagró su vida a salvaguardar el patrimonio de la nación. Su interés por dar a conocer la riqueza de la cultura mexicana se manifiesta en la primera etapa del museo en México.(19)

El decreto con el cual se declaró la fundación del MNAP se expidió hasta mayo de 1948, un año después de su inauguración. Es pertinente mencionarlo por las obligaciones que adquirió el Estado con respecto a la conservación del legado artístico del pasado y la recolección de obras actuales. Enfatiza el propósito del museo como conservador de la riqueza pictórica y escultórica de México, comprendiendo todas las épocas y tendencias. De la misma forma fue indudable la preocupación de llevar su contenido a toda la sociedad al organizar exposiciones, publicaciones y visitas planteadas para escolares, trabajadores y público en general; se estableció un día de entrada libre.

Otro punto a tratar en el decreto es el que se refiere a la colección del INBA, que estipula en el artículo cuarto que ésta “será la base para la instalación del Museo Nacional de Artes Plásticas, y que a su vez el Instituto procurará enriquecer las adquisiciones prefiriendo las obras nacionales y de ser posible las obras de grandes maestros extranjeros.”(20) Por lo tanto, el MNAP fue la galería artística de la nación de 1947 a 1964.(21)

Asimismo, se atendió una de las exigencias más remarcadas por el sector artístico: la falta de espacios. El decreto de 1948 declaraba “exhibir las colecciones nacionales de pintura en locales debidamente acondicionados con la finalidad de estimular la creación y el fomento de las artes plásticas.”(22) Sin embargo, esto no fue totalmente posible hasta la década de 1960, que comprende el periodo conocido como el “sexenio de los museos” durante el gobierno de Adolfo López Mateos, en el cual se crearon cuatro recintos para albergar la colección nacional: la Pinacoteca Virreinal, el Museo Nacional de San Carlos, el Museo de Arte Moderno y el Museo de Arte e Historia en Ciudad Juárez.(23)

La inauguración del MNAP fue precipitada, por lo que no todas las salas fueron abiertas. La opinión de Carlos Chávez fue que la apertura apresurada no resolvía al museo “ni de técnica, ni de arquitectura, ni administrativamente”.(24) En gran parte esto fue solucionado hasta noviembre de ese año, cuando los miembros de la UNESCO y el ICOM estaban presentes.

Segunda Conferencia General de la UNESCO y primera del ICOM

México informó al Consejo Ejecutivo de la UNESCO que deseaba ser la sede de su segunda Conferencia General y la primera del ICOM. Por ello se emprendieron acciones culturales significativas para recibir a los funcionarios, como inauguraciones de espacios culturales y de educación.

El recibimiento de los congresistas en el Palacio de Bellas Artes fue aprovechado por Manuel Gual Vidal, secretario de Educación Pública, para incluir en el itinerario una visita al Museo Nacional de Artes Plásticas, ya terminadas todas las salas e impreso el catálogo de exposición. La sede de las conferencias fue la recién inaugurada Escuela Nacional de Maestros y los temas a tratar fueron enfocados a la atención de la educación artística y la implementación del intercambio cultural. Por su parte, la UNESCO organizó exposiciones que abarcaron los temas: museos, educación, reconstrucción de la educación y bibliotecas. La importancia de lo anterior estriba en la orientación educativa que adquirieron los museos, idea que rigió hasta la segunda mitad del siglo XX.

El propósito de dar a los ojos extranjeros la noción de que nuestro patrimonio artístico tiene mucho valor fue cumplido. Los comentarios del director de la UNESCO hacia el espacio expositivo fueron muy favorables. Con el tiempo el entusiasmo se atenuó y la labor museística se convirtió en un discurso gastado por la política educativa hasta el renacer del museo en el sexenio de José López Portillo. Lo reducido del espacio y la escasa plantilla de personal hacían imposible dar cabida a la expresión artística contemporánea local e internacional, por lo que el MNAP se enfocó solamente en realizar retrospectivas de artistas ya consagrados.

Conclusión

El surgimiento del INBA no sólo dio respuesta a la necesidad de resguardar las colecciones nacionales, sino también dirigió la creación artística en México conforme a los requerimientos internacionales. El proceso de revaloración de las artes plásticas y el nacionalismo que surgió a partir del movimiento revolucionario promovieron nuevas exigencias a la cultura por parte del Estado.

Esta acción fue favorable en el aspecto de financiación y construcción de recintos para albergar las colecciones nacionales, e influyó para que el Estado dirigiera la producción artística en sus escuelas, la difundiera y la adquiriera, pero de cierto modo privaron de autonomía de creación a la sociedad.

La importancia que tiene la fundación del Museo Nacional de Artes Plásticas es ser el antecedente que conserva el acervo escultórico y pictórico de la nación. Es génesis de la colección plástica mexicana, vista no sólo por su trascendencia histórica, como en el caso del Museo Nacional, sino también por su valor estético, siendo la colección misma la herencia para los grandes museos que hay actualmente en México.


Mi agradecimiento a todas las personas que contribuyeron en la realización de este artículo con sus invaluables aportaciones, especialmente a Alma Yuridia Rangel Güemes por ser su trabajo mi principal fuente de inspiración y la piedra angular de mi investigación.



Semblanza de la autora

Nayeli Romero Santos. Estudió Historia en la Facultad de Estudios Superiores-Acatlán de la UNAM, con especialización en Arte y Cultura. Realizó estudios en la Academia de San Carlos y en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH. Ha participado en varias exposiciones colectivas, ilustrado y escrito artículos para publicaciones independientes. De 2013 a 2015 colaboró en el Departamento de Curaduría del Museo Nacional de Arte.


Recibido: 11 de abril de 2016.
Aceptado: 13 de julio de 2016.

Palabras clave
museo, identidad, patrimonio artístico mexicano, MNAP, UNESCO, ICOM.

Keywords
museum, identity, mexican artistic heritage, MNAP, UNESCO, ICOM.

 

[1] Miruna Archim, “Las llaves del Museo Nacional”, en Pablo Escalante Gonzalbo (coord.), La idea de lo nuestro. Patrimonio histórico cultural, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2011, p. 147. A lo largo de la historia de la colección nacional podemos ver la preocupación de personajes que procuraron rescatar objetos invaluables de nuestro pasado histórico, tales como Antonio López de Santa Anna, Maximiliano de Habsburgo, Benito Juárez y Porfirio Díaz, quienes dieron impulso a la creación de espacios para su estudio y exhibición.

[2] Ana Garduño, “Acervos en construcción, museos expandidos”, en Raymundo Silva (coord.), Cimientos: 65 años de INBA, legados, donaciones y adquisiciones, México, Museo Palacio de Bellas Artes, Instituto Nacional de Bellas Artes, 2011, p. 15.

[3] Miruna Archim, op. cit., p. 148.

[4] Ana Garduño, “Acervos en construcción, museos expandidos”, op. cit., p. 15. “Es importante señalar que la exposición permanente de las galerías exteriores de los prestigiados trabajos de los muralistas en el Museo Palacio llevó a encumbrar el arte nacional, marginando los conjuntos virreinales, decimonónicos y arte popular. Este movimiento plástico apoyado por el Estado fue lanzado a partir de este momento como riqueza intrínseca de la cultura nacional. Y como producto nacional se hizo muy extenso en todo el país y fuera de este”.

[5] Paula López Caballero, “De cómo el pasado prehispánico se volvió el pasado” en Pablo Escalante Gonzalbo (coord.), op. cit., p. 138.

[6] Erika Pani, Los viajeros decimonónicos y la definición de lo nuestro”, ibidem, p. 32. Pelegrín Clavé opinaba que era necesario ahuyentar las pavorosas y confusas sombras terroríficas de los deformes dioses sanguinarios.

[7] Alberto J. Pani, con la colaboración de Ezequiel A. Chávez y José Gorostiza propusieron una institución autónoma con plena capacidad jurídica con el fin de estimular la producción artística de México, darle valor en los mercados, organizarla y fomentarla actuando como empresa, además de reunir en una colección obras de arte de todas las épocas, en especial las que habían contribuido en el desarrollo del arte en México.

[8] Alma Yuridia Rangel Güemes, Creación del Museo Nacional de Artes Plásticas, un intento de vincular la política cultural de la evolución institucionalizada con la política de la UNESCO , tesis, Ciudad de México, 2006, p. 27.

[9] Ibidem , p. 34.

[10] Ibid. , p. 74. Incluso tres días antes de ser aprobada la propuesta en la cámara el 23 de diciembre de 1946, la propuesta de ley fue enviada como informe de actividades a la UNESCO.

[11] Ibid. , p. 54.

[12] Ibid. , p. 45.

[13] Ana Garduño, “Acervos en construcción, museos expandidos”, op. cit., p. 12.

[14] Ibidem , p. 12.

[15] Ibid. , p. 15.

[16] Idem.

[17] Fragmento del discurso pronunciado por el director general del Instituto Nacional de Bellas Artes, maestro Carlos Chávez, durante la inauguración del Museo Nacional de Artes Plásticas, 18 de septiembre de 1947.

[18] Ibidem , p. 34.

[19] Recordando a Fernando Gamboa, México, Museo del Palacio de Bellas Artes, Museo Nacional de la Estampa, Museo Franz Mayer, Instituto Nacional de Bellas Artes, junio-agosto de 1995, p. 7.

[20] Decreto que crea el MNAP, dependiente del INBA, Diario Oficial. Órgano del Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, México, sábado 22 de mayo de 1948.

[21] Ana Garduño, Historia del museo y sus colecciones, conferencia en el Palacio de Bellas Artes, https://www.youtube.com/watch?v=cbvvTdBQb4I.

[22] Decreto que crea el MNAP, op. cit.

[23] La función del MNAP fue congregar la colección plástica nacional de 1947 hasta 1964, cuando el gobierno del presidente Adolfo López Mateos creó cuatro recintos para la colección, desfragmentándola por épocas; este cambio se dio a partir de nuevas necesidades de espacio y un mejor dialogo curatorial de las obras.

[24] Alma Yuridia Rangel Güemes, op. cit., p. 93.