NÚMERO
52



JULIO
DICIEMBRE
2023

TEXTOS Y CONTEXTOS

Documentación artística: reliquias de la interdisciplina

Artistic documentation: relics of interdiscipline

Resumen

En México se tiene registro de interdisciplina artística desde las primeras décadas del siglo XX. Ha quedado plasmada en diversos archivos, en una especie de reliquias o vestigios de la colaboración entre distintos creadores que conjuntaron su trabajo en un proyecto específico, ya sea teatral, plástico, dancístico o musical. En este artículo se distinguen algunas peculiaridades de los documentos relativos al quehacer teatral y sus afinidades con los acervos de otras disciplinas, específicamente los resguardados en los centros nacionales de investigación y documentación del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.


Abstract

In Mexico there has been a record of artistic interdiscipline since the first decades of the 20th century. It has been captured in various archives, in a kind of relics or vestiges of the collaboration between different creators who combined their work in a specific project, whether theatrical, plastic, dance or musical. This article distinguishes some peculiarities of the documents related to theatrical work and their affinities with the collections of other disciplines, specifically those kept in the national research and documentation centers of the Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.



Claudia Irán Jasso Apango
Investigadora
claudiajasso.citru@inba.edu.mx


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Los centros nacionales de investigación y documentación se fundaron a lo largo de las últimas décadas del siglo pasado como parte de una visión global de las disciplinas en arte, de las que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) impulsa su enseñanza, creación, documentación, investigación y difusión. Margarita Tortajada anota que, de 1921 a 1946, la investigación y documentación en artes estuvo a cargo del Departamento de Bellas Artes (DBA) adscrito a la Secretaría de Educación Pública (SEP). Poco después, con la Ley de Creación del INBAL, en diciembre de 1946, la DBA comprendió los departamentos de Arquitectura, Artes Plásticas, Danza, Música y Teatro. [1]

Más tarde, en 1974, se creó el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim). ElCentro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (CITRU) nació en 1981. En 1983 se inauguró el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidi Danza). Finalmente, en 1985 surgió el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), producto de la fusión de distintos centros de investigación y documentación que se habían conformado desde los años setenta.

En 1983, los centros se integraron a la recién creada Dirección de Investigación y Documentación Artística (DIDA), perteneciente a la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA). [2] De esta disposición institucional se infieren ciertos lazos interdisciplinarios en temas de investigación y conformación de colecciones.

Antes de concentrarse en su ubicación actual, en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), los centros se encontraban dispersos en la Ciudad de México; por ejemplo, el CITRU tuvo tres sedes, en primera instancia en la Unidad Artística y Cultural del Bosque, hoy Centro Cultural del Bosque, la segunda en las calles de Chihuahua y Monterrey en la colonia Roma y la tercera en la calle de Nuevo León en la colonia Condesa.


Centro Nacional de las Artes

Con la inauguración del Cenart en 1994, los centros de investigación y documentación se reunieron en este complejo cultural. Actualmente ocupan la Torre de Investigación, interconectada con la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, la Escuela Superior de Música, la Escuela de Danza Clásica y Contemporánea y el Centro de Capacitación Cinematográfica.

El Cenart cuenta con espacios propios, entre ellos el Centro Multimedia, el Teatro de las Artes, el Foro de las Artes, el Aula Magna y la Biblioteca de las Artes, siendo ésta la más importante para la preservación de los acervos artísticos. En su fundación se constituyó como un diseño académico que “se fincó en cuatro principios fundamentales: impulso a la interdisciplinariedad, especificidad de la formación artística, vinculación de la investigación artística con la docencia y, finalmente, integración de la formación académica con la práctica profesional”. [3]




Torre de Investigación, Centro Nacional de las Artes, Ciudad de México, 2024.
Foto: Miguel Ángel Vásquez Meléndez.



Como parte de ese plan, la Biblioteca de las Artes se construyó para conformar un fondo especializado en artes que respondiera a las necesidades de información de la nueva comunidad y así configurar una colección sin precedentes en México, y resguardar la documentación que los centros nacionales de investigación habían compilado a lo largo de su trayectoria. Se firmó un contrato de comodato en el que se estableció el depósito de los documentos para su custodia, conservación, organización y consulta. Debido a su incremento, en las instalaciones de los centros también se albergan fuentes documentales y servicios de consulta.

En su artículo “Art research collections in México City”, la especialista en bibliotecología Betsabé Miramontes hace un recuento de los archivos, centros de documentación y bibliotecas de arte en la capital del país, dentro de los que resalta el de la Biblioteca de las Artes y el del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Acentúa su relevancia y potencial en la investigación artística nacional y los retos documentales que implican su preservación, organización y difusión, debido a la vasta cantidad de documentos que contienen ambas colecciones. [4]


Interdisciplina artística

El Cenart tuvo desde un principio entre sus objetivos principales el fomento de la interdisciplina artística, propósito que ha ido evolucionando a lo largo de casi un cuarto de siglo. Con la confluencia de escuelas, centros de investigación y recintos como la Biblioteca de las Artes, además de las áreas para le representación escénica, con la conexión de la enseñanza, la investigación, la documentación y la creación. Lucina Jiménez señala:

El Centro Nacional de las Artes se define, ante todo, como un espacio de convergencia, como un proyecto educativo y artístico, en el que participan un amplio conjunto de actores, programas, comunidades e individuos. Ello nos abre un campo de interacciones múltiples, cambiantes, siempre encaminadas a lograr la mayor claridad conceptual, el desarrollo creativo práctico y la difusión de resultados obtenidos durante los procesos de formación-creación-difusión que protagonizan las escuelas de arte […] aunadas a cuatro centros nacionales de investigación [...] la Biblioteca de las Artes, el Centro Multimedia, los foros, espacios abiertos y de servicios, configuran un complejo educativo, de investigación, experimentación y creación que poco a poco ha ido encontrando un lugar y un papel propios en el ámbito cultural y artístico de nuestro país, como fruto del trabajo cotidiano de maestros, artistas, estudiantes, investigadores, comunicadores, técnicos, trabajadores y públicos. [5]

La discusión, el análisis crítico, la interrelación, el trabajo colegiado y la vinculación son las bases de la interdisciplina artística que se han propiciado en este recinto, lo que ha dado pie a la creación de saberes muchas veces registrados en documentos físicos y digitales que sustentan, dan visibilidad y expresan el devenir de este esquema en sus aspectos teóricos y prácticos.

A lo largo de los años, los centros de investigación y documentación han realizado trabajos interdisciplinarios que se han concretado en publicaciones, encuentros académicos, manuales de registro, posgrados y exposiciones. Por mencionar algunos, se encuentran los libros Fronteras circenses. Antecedentes, desarrollo y arte del circo y El Teatro de Ahora: un primer ensayo de teatro político en México; lo encuentros Documentar para investigar, investigar para documentar, realizados en 2004 y 2007;los manuales para el registro y sistematización del patrimonio documental artístico del INBAL; el Doctorado en Artes (Artes Visuales, Artes Escénicas e Interdisciplina) y la muestra Confluencias: 100 años de interdisciplina en los acervos de los centros nacionales de investigación del INBAL en 2023.




Centro Nacional de las Artes, Ciudad de México, 2024. Foto: Claudia Jasso.



La filósofa Ana María Martínez de la Escalera cita a Roland Barthes en el sentido de que “la interdisciplinariedad consiste en crear un objeto nuevo que no pertenezca a nadie”. [6] En nuestro ámbito, uno de esos objetos es precisamente la obra artística que deriva del trabajo interdisciplinario, como una propuesta innovadora en la que coinciden distintas manifestaciones y en la que cada una aporta su creatividad. También se refleja en la labor de investigación para interpretar teóricamente este acontecer y que, aunada a la documentación, expresa en fuentes físicas y digitales las huellas de los acontecimientos que, en algunos casos, como en las artes escénicas, son hechos efímeros de los que solo quedan como vestigios los documentos que emanaron.


Documentación artística

La relevancia de esta conjunción de centros de investigación, escuelas y colecciones documentales es precisamente el fomento de la interdisciplina, el estar reunidos en un mismo sitio en el que se pueden intercambiar ideas y dialogar a través de los procesos creativos, se interrelacionen las investigaciones de los centros, se consulten los fondos y se construya arte y conocimiento.

Los documentos son depositarios de la historia del arte en México, del estudio teórico y práctico de estas expresiones y de las indagaciones realizadas al respecto, por ello, nos brindan una amplia gama de información y nos permiten cuestionarlos, analizarlos e interpretarlos, para continuar produciendo más documentos que nos posibiliten registrar el acontecer de las disciplinas artísticas.




Programa de mano dePenélope, de Leonora Carrington, 1961. Biblioteca de las Artes, CITRU/INBAL.



En ese sentido, la iniciativa más importante en cuestión documental es el repositorio INBA Digital, [7] el cual alberga en texto completo documentos originados a través de la investigación y la educación auspiciada por el instituto. Se divide en comunidades que engloban a los cuatro centros de investigación y las escuelas de educación artística ubicados en el Cenart, más el Centro de Investigación Coreográfica y escuelas con sede en la Ciudad de México y la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey. Los usuarios pueden encontrar libros, tesis, fotografías, conferencias y publicaciones periódicas sustentadas académicamente, las cuales se descargan en sus dispositivos sin ningún costo, solamente con el compromiso de que se realice sin fines de lucro y de que se citen y brinden los derechos morales de autor correspondientes. Esta colección de objetos digitales democratiza y aproxima de forma global, a través de internet, el desarrollo de la cultura y la creación artística de México.

En la actualidad, el análisis teórico, los estudios prácticos y los trabajos en torno a la interdisciplina se han acrecentado y han tenido un desarrollo notable, lo que permite que ya no sea vista únicamente como una compilación de materiales. Sobre esto, la bibliotecóloga Pilar Galarza asegura que fue a partir de la década de 1980, con la creación de los centros nacionales de investigación y de sus coordinaciones de documentación que dejó de tenerse solo la perspectiva de recopilación de fuentes y se empezó a realizar un trabajo colegiado al respecto. A través de la DIDA y de su Comité de Documentación Artística (Codart) se plantearon proyectos formales en grupo, entre ellos la creación de la base de datos Inbart que tuvo como función principal el registro catalográfico computarizado de los fondos. [8] Posteriormente, en su traslado a la Biblioteca de las Artes, [9] hubo una reorganización sustancial en el manejo documental de los centros.

Asimismo, el documento “tiene la capacidad de conservar la memoria social, cumplir una función comunicativa social y es producto de la actividad bibliotecológica,” [10] características que se amplían en la documentación artística. En el INBAL, su manejo también ha implicado un trabajo interdisciplinario en el que se congregan profesionales en archivonomía, bibliotecología, fotografía y en las especialidades propias de cada centro: artes plásticas, danza, música y teatro.

Para Miguel Ángel Rendón, los elementos del sistema informativo documental son “la información, el documento, el usuario, la institución informativa documental y el profesional de la información documental; la interrelación entre todos ellos; que existe y funciona con la finalidad de satisfacer necesidades de información documental del usuario”. [11] Dichas fuentes tienen particularidades que las distinguen de las de otras ciencias, mismas que derivan en su tipología, ontología, alcance, dinamismo y potencialidad. [12] Precisamente por la especificidad de la información que contienen, la variedad de soportes, el perfil de los usuarios que las consultan, la función del INBAL consiste en marcar las directrices de la enseñanza, investigación, difusión, documentación, resguardo y preservación del arte en nuestro país y el documentalista que se especializa en la gestión documental de este patrimonio. Esto se ve reflejado en el estrecho lazo entre la documentación, la enseñanza, la creación y la investigación en artes, que deriva en la interdisciplina.


Tipología

La documentación artística se expresa en una amplia gama de soportes, tanto físicos como digitales, formatos que en ocasiones son propios de cada manifestación creativa, como las partituras en música y los libretos y programas de mano en artes escénicas. Se conforma, en primer lugar, de fuentes convencionales como libros, publicaciones periódicas, audios y videos; en segundo término, de documentos inusuales para otras áreas del conocimiento, dentro de los que destacan invitaciones, bocetos y diseños (vestuario, escenografía, iluminación, movimiento escénico), fotografías, catálogos de obra, bitácoras de ensayos, placas de representación, carteles, documentos administrativos, entre otros.




Portada del número 1 de la publicación periódica Por un teatro libre y para la liberación, CLETA UNAM, 1973. CITRU/INBAL.



La mayoría de estas colecciones entran en el rubro de la denominada “literatura gris”, que en este contexto hace referencia a los documentos que no pasan por los canales convencionales de edición, distribución y venta, como lo hacen los libros y las revistas, por lo que en ocasiones son fuentes excepcionales y difíciles de conseguir. Lo anterior resalta la importancia de su resguardo, ya que por sus peculiaridades solo se pueden consultar mediante canales especializados, como los centros de documentación, ya que en su mayoría no se publicaron comercialmente o son documentos únicos, lo que no les resta relevancia en la investigación, todo lo contrario, contienen información valiosa y difícil de obtener.

Inclusive, cada tipo de documento se puede subdividir por formatos, por ejemplo, dentro de las fotografías tenemos positivos, negativos y diapositivas; a su vez, los positivos pueden estar en soporte físico y digital. Otro caso es el de los acervos de música, que se dividen en musicales y perimusicales. Alejandra Hernández apunta que “la información musical documentada o documentación perimusical es aquel soporte físico, electrónico o virtual que contienen datos o información sobre la creación musical, pero no contiene la creación musical”. [13] Dada la tipología de fuentes artísticas nos enfrentamos a una amplia diversidad, con particularidades específicas en cuanto a su contenido y a su continente. La multiplicidad tipológica ligada a la interdisciplina nos lleva a incrementar el espectro de la documentación artística ligada a la creación, enriqueciéndola en todos sus aspectos.


Ontología

De acuerdo con Rendón Rojas, en un inicio el “ser documento” no responde a la intención de integrarse a una colección documental, y tampoco la de ser consultado por usuarios para su estudio, investigación e interpretación. [14] La gran parte de la documentación artística es literatura gris, lo que significa que se inserta perfectamente en el enunciado anterior. En su origen, estos materiales no fueron concebidos para formar parte del sistema informativo documental, tuvieron una utilización, como las invitaciones, por ejemplo, que su intencionalidad fue convocar y avisar sobre un evento en particular, ya sea de artes escénicas, musical o plástico. Posteriormente, esa invitación proporcionará información relevante sobre fechas, lugares, obras y autores, para que finalmente forme parte de una colección para ser interrogada por un especialista.




Invitación a El círculo de tiza caucasiano, 1965. Fondo Ludwik Margules, CITRU/INBAL.



Alcance

La obra artística tiene la esencia de poder interrelacionarse, desde su creación, con varias manifestaciones que la conforman y complementan. Esto se ve reflejado en su documentación, que proporciona información interdisciplinaria y logra un alcance a otras expresiones, algo que se aprecia fehacientemente en las artes escénicas.

Es el caso de un programa de mano de danza, que además de tener la información sobre los autores de la coreografía y la música, los nombres de los ejecutantes, bailarines y músicos, indica también quiénes fueron los directores escénicos, los diseñadores de escenografía y vestuario que se unieron para esa puesta en escena.




Programa de mano de Aura, 1989. Fondo Ludwik Margules, CITRU/INBAL.




Programa de mano de Aura, 1989. Fondo Ludwik Margules, CITRU/INBAL.



Lo anterior se puede apreciar en el ballet La Coronela, estrenado en 1940 en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. Se trata de un derroche de interdisciplina, ya que se basó en la obra del grabador José Guadalupe Posada, la coreografía estuvo a cargo de Waldeen, que también fue autora del libreto, junto con Seki Sano y Gabriel Fernández Ledesma, mientras que la composición musical fue de Silvestre Revueltas y Blas Galindo. [15] Seki Sano fungió como director de escena y tuvo como asistente a Ignacio Retes; Efraín Huerta escribió la letra de los coros, el diseño de la escenografía y el vestuario fue de Gabriel Fernández Ledesma y el de las máscaras lo realizó Germán Cueto. Sin dejar de mencionar a algunas de las bailarinas que formaban parte del Ballet de Bellas Artes, entre ellas, Waldeen, Josefina Lavalle y Guillermina Bravo, y a actrices que participaron en el montaje, como María Douglas, así como a Eduardo Hernández Moncada como el director de orquesta y a Candelario Huízar en la instrumentación.




Programa de mano de La Coronela, Ballet de Bellas Artes, 1940. Fondo Germán Cueto, Cenidiap/INBAL.




Programa de mano de La Coronela, Ballet de Bellas Artes, 1940. Fondo Germán Cueto, Cenidiap/INBAL.



Bailarines, coreógrafos, músicos, directores de teatro, literatos, actrices, artistas plásticos, todos reunidos en la creación de un nuevo objeto artístico, de un alcance interdisciplinario producto del nacionalismo que ha marcado un hito en las artes escénicas mexicanas y que podemos conocer a través de las reliquias documentales.


Dinamismo

El documento artístico no es un ente estático, aunque al reposar en bibliotecas, archivos y centros de documentación se le puede atribuir cierta quietud e inactividad, pero en realidad, y de forma contraria, contiene un dinamismo intrínseco. Deja rastros de los hechos artísticos, se reinterpreta constantemente al ser consultado, investigado, cuestionado y analizado.

A diferencia de una obra plástica con un soporte estable, ya sea en muro, piedra, tela o papel, en la fugacidad de las artes escénicas la documentación teatral permite una reconstrucción de éstas, que por su carácter efímero carecen de permanencia, la que se da mediante fotografías, bocetos de escenografía y vestuario, diseños de movimiento, de la crítica contenida en las notas de prensa, fuentes audiovisuales, es decir, a través de los vestigios documentales que originaron.




Diseño de movimiento de Aura, 1989. Fondo Ludwik Margules, CITRU/INBAL.



En lo relativo a las partituras o a los libretos, piezas que ya sean musicales o escénicas tienen la capacidad de reinventarse con una nueva ejecución de la que son objeto, y que siempre será distinta dependiendo de su reinterpretación y representación espacio temporal, pero que permanecen vigentes por medio de los acervos.

Es labor de la gestión documental, precisamente, inmiscuirse en esa movilidad de las colecciones con la finalidad de preservarlas, organizarlas y diseminar sus contenidos para que sean visibles y consultadas por la comunidad integrada por estudiantes, profesores, investigadores, artistas y profesionales en el manejo de la información.


Potencialidad

El dinamismo va ligado a la potencialidad. El carácter teleológico de los documentos de los centros es que sean consultados y que a través de esa consulta generen nuevos conocimientos. Mijailov y Chernii señalan que “el ciclo social de la información incluye la generación, recolección, procesamiento analítico-sintético, almacenamiento, búsqueda y recuperación de la información. El uso a su vez nuevamente lleva a la generación de información, lo que genera que el ciclo se repita”. [16]

El potencial de estas colecciones artísticas es precisamente la posibilidad que brindan —por medio de la creación, de la investigación, de la documentación y de la enseñanza— de originar y actualizar los saberes. Proponen posibilidades hermenéuticas infinitas de acuerdo con los perfiles, temáticas, cuestionamientos, propuestas y tendencias de los usuarios. Siempre han apoyado las líneas de investigación de los centros nacionales de investigación y documentación, de aquí que se vea claramente esta característica, ya que teniendo como base estas fuentes y a través del trabajo habitual de indagación y documentación, se han suscitado conocimientos y documentos producto del mencionado ciclo social de la información.




Programa de mano de Yo Colón, 1953. Fondo La carpa en México, CITRU/INBAL.




Programa de mano de Yo Colón, 1953. Fondo La carpa en México, CITRU/INBAL.



Otro rasgo de esta particularidad es la pervivencia. Los archivos tienen la facultad de traspasar la barrera del tiempo, como lo asegura Boris Groys: “el archivo le da al sujeto la esperanza de sobrevivir a su propia contemporaneidad y revelar su verdadero ser en el futuro porque el archivo promete mantener los textos o las obras de arte de este sujeto y hacerlos accesibles después de su muerte”, [17] lo que aplica a uno o varios creadores, además de a todas las obras artísticas en cualquiera que sea su manifestación. Los documentos de los centros son resguardados para seguir un segundo ciclo de vida, el de su consulta a lo largo de los años, por eso los esfuerzos del INBAL en su preservación en todos sus formatos y en su organización y difusión. El filósofo también señala que gracias a los archivos:

[…] el arte […] no desaparece una vez que cumplió su función. Por el contrario, la obra permanece presente en el futuro. Y es precisamente esta presencia, futura y anticipada de la obra de arte la que garantiza su influencia sobre el futuro, su posibilidad de darle forma a ese futuro. [18]

La influencia de los documentos artísticos en un futuro cercano o lejano permitirá que todo el trabajo de investigación, documentación, información y difusión que realizamos en los centros nacionales de investigación y documentación también tenga permanencia.


Máquinas del tiempo

Las disciplinas artísticas se sustentan en, y a la vez gestan un corpus de fuentes que plasman la actividad, la creación y el conocimiento de las obras. En el caso de los centros de investigación y documentación del INBAL, sus acervos forman parte del patrimonio artístico de México.

Dentro de la significación de la documentación en nuestro ámbito está enunciar los procesos creativos, sustentar estudios historiográficos, apoyar la enseñanza, evidenciar el acaecer artístico —sobre todo cuando se trata de artes escénicas como hechos fugaces— y ser un registro de la producción artística. En el caso de las artes visuales, por ejemplo, la fotografía permite tener un registro de obras que se encuentran dispersas en colecciones públicas o privadas de México y el extranjero, o en el caso de los nuevos muralismos como arte efímero tener una huella de estas creaciones.




Poesía en voz alta. La hija de Rappaccini, 1956. Fotógrafo sin identificar, CITRU/INBAL.




Programa de mano de Hipólito, 1957. Fondo Antonio López Mancera, Biblioteca de las Artes, CITRU/INBAL.



La interdisciplina confluye en las manifestaciones artísticas, se expresa en sus documentos, mismos que podemos entrelazar para realizar indagaciones, interpretaciones, para dar paso a la observación del arte a través de distintas miradas que derivan en una obra nueva, con una riqueza creativa que puede ser vista desde diferentes hermenéuticas.

Por medio del análisis de sus particularidades intrínsecas de tipología, ontología, alcance, dinamismo y potencialidad es posible acercarnos a la comprensión del papel que desempeñan en la creación, investigación, enseñanza y documentación artística.

Boris Groys compara a los archivos con máquinas del tiempo. Al traer el pasado al presente, podemos inferir la trascendencia del documento sustentado en ese tránsito temporal que nos lleva a conocer, en el caso de las artes, cuáles son sus antecedentes, qué se realiza en el presente y proyectar hacia el futuro.



Obras consultadas

Arriaga, Guillermo et al., 50 años de danza en el Palacio de Bellas Artes , México, Secretaría de Educación Pública, INBAL, 1986.

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Semblanza de la autora

Claudia Irán Jasso Apango. Labora en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli desde 2013. Es responsable de procesos de preservación, catalogación y consulta especializada. Principalmente tiene a su cargo los Fondos Ludwik Margules y La carpa en México. Sus líneas de investigación son documentación artística, documentación teatral, literatura gris y muralismo y teatro. Es licenciada en Bibliotecología por la UNAM y estudió la maestría en Filosofía y crítica de la cultura en la Universidad Intercontinental. Ha dictado conferencias en México, Argentina y Colombia.



Recibido:  23 de junio de 2023.
Aceptado: 3 de noviembre de 2023.

Palabras clave
documentación artística, interdisciplina, tipología, ontología, alcance, dinamismo, potencialidad.

Keywords
artistic documentation, interdisciplinary, typology, ontology, scope, dynamism, potentiality.

 

[1] Margarita Tortajada, “La investigación artística mexicana en el siglo XX: la experiencia oficial del Departamento de Bellas Artes y del Instituto Nacional de Bellas Artes”, Cultura y representaciones sociales , vol. 2, núm. 4, marzo de 2008, pp. 176, 183 y 186, www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S2007-
81102008000100006&script=sci_arttext

Consulta: 21 de junio, 2023.

[2] Ibidem, p. 191.

[3] Centro Nacional de las Artes: Memoria 1995-2000 , México, Consejo Nacional para la Cultura y la Artes, Cenart, 2000, p. 7.

[4] Gabriela Betsabé Miramontes Vidal, “Art research collections in Mexico City”, Art Libraries Journal, vol. 48, núm. 1, enero de 2023, pp. 10-14.

[5] Lucina Jiménez, “Presentación”, en Lucina Jiménez y Magdalena Mas (coords.), Interdisciplina, escuela y arte. Antología , tomo 1, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Cenart, 2004, pp. 10 y 11.

[6] Ana María Martínez de la Escalera, “Interdisciplina”, en Lucina Jiménez y Magdalena Mas (coords.), op. cit., p. 26.

[7] Repositorio de investigación y educación artísticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, http://inbadigital.bellasartes.gob.mx:8080/jspui/ .

[8] Pilar Galarza Barrios, “Perfil de la documentación e infraestructura orgánica y física”, Educación Artística. La gaceta de las escuelas profesionales del INBA , año 1, núm. 4, marzo-abril de 1994, pp. 63 y 64.

[9] Antes de su inauguración se le denominaba Biblioteca Nacional de las Artes, e inclusive, en el anuncio de designación de su primera directora, la maestra Surya Peniche, se refieren a ella con ese término. “Designación Mtra. Zuria [sic.] Peniche a la Biblioteca Nacional de las Artes”, Educación Artística, año 1, núm. 4, México, marzo-abril de 1994, p. 13.

[10] Miguel Ángel Rendón Rojas (coord..), “Siguiendo al ser para comprender mejor el conocer y el hacer”, en El ser, conocer y hacer en bibliotecología/ciencia de la información/documentación , México, Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, UNAM, 2014, p. 119, https://ru.iibi.unam.mx/jspui/bitstream/
IIBI_UNAM/CL391/1/ser_conocer_hacer
_bibliotecologia_el_ser_conocer_y_hacer_
miguel_angel_rendon_rojas.pdf

Consulta: 21 de junio, 2023.

[11] Ibidem,pp. 124 y 125.

[12] Las categorías de análisis las establecí para la documentación teatral y, en el entendido de que se engloban dentro de la documentación artística, son aplicables a estas fuentes. Claudia Irán Jasso Apango, “Peculiaridades de la documentación teatral”, en 40 aniversario del CITRU , video, 22 de julio de 2021, www.youtube.com/watch?v=9m63wyVRf9g Consulta: 21 de junio, 2023.

[13] Alejandra Hernández, “Entre corchetes: investigación documental para la elaboración de un catálogo de partituras impresas del siglo XIX. El caso de la colección Martínez del Villar y Masson del Cenidim”, Ciclo de conferencias Cenidim 2022, video, 25 de noviembre de 2022, www.youtube.com/watch?v=2LKUP8Ms5Oo Consulta: 21 de junio de 2023.

[14] Miguel Ángel Rendón Rojas, Bases teóricas y filosóficas de la bibliotecología , México, Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, UNAM, 2005, p. 127.

[15] Al morir Silvestre Revueltas dejó la partitura inconclusa, por lo que Blas Galindo finalizó el tercer cuadro y compuso todo el cuarto cuadro. La orquestación fue encomendada a Candelario Huízar.

[16] Citados en Miguel Ángel Rendón Rojas, “Siguiendo al ser…”, op. cit, p. 128.

[17] Boris Groys, Volverse público. Las transformaciones del arte en el ágora contemporánea , Buenos Aires, Caja Negra, 2016, pp. 146 y 147.

[18] Ibidem,pp. 147 y 148.