JULIO
DICIEMBRE
2020
María Eugenia Garmendia Carbajal / historiadora del arte
INVESTIGADORA DEL CENIDIAP
garmendiamaru@yahoo.com.mx
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Cenidiap, Torre de
Investigación, Centro Nacional de las Artes,
24 de septiembre de 2008. Foto: Eduardo Espinosa.
El Centro Nacional de Investigación Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) festeja sus 35 años. Sin embargo, en esta ocasión la celebración será distinta. Insertos en plena pandemia por el coronavirus, trabajando desde casa, empezamos a ver la vida de otra manera. Algunos de mis colegas tal vez analizarán la trayectoria del Cenidiap centrándose en los objetivos primordiales del Centro: investigar, documentar, preservar y difundir manifestaciones del arte mexicano de los siglos XX y XXI. Ése también fue mi enfoque cuando en 2005, por motivo del aniversario número veinte, coordiné la publicación ¿Qué, veinte años no es nada?, en la cual se consignó una cronología de la historia académica del Cenidiap a partir de 1985, año de su creación.
Esta vez mi participación será distinta. El aislamiento me lleva a la reflexión. Día con día me enfrento con mis propios pensamientos, cuestiono el porqué de esta pandemia y me percato que nada es casualidad. El verdadero valor de la vida lucha por salir en medio del caos. Inevitablemente renacen los recuerdos y entre ellos los asociados con mis compañeros investigadores que nos han dejado, que se nos adelantaron en el camino hacia la luz pero que con sus aportaciones colaboraron al fortalecimiento de nuestro centro de trabajo. En la publicación de 2005 antes mencionada quedó asentada la ausencia de Lourdes Andrade Vilchis, Oliverio Hinojosa Córdoba, Armando Torres Michúa, Luis Francisco Villaseñor Báez, Francisco Hernández Medina. Ahora, en 2020, consigno la partida de Rafael Cruz Arvea, Pilar Maseda Martín, Ricardo Pedroza Pérez, Alicia Sánchez Mejorada y Beatriz Zamorano.
Diversas e interesantes investigaciones que cada uno de ellos realizaron se encuentran en los archivos y acervos del Cenidiap. En este texto me limitaré al investigador Ricardo Pedroza, entrañable amigo con quien compartí créditos en varios proyectos y de quien atesoro valiosos recuerdos.
Francisco Ricardo Pedroza Pérez nació en Torreón, Coahuila, el 1 de septiembre de 1958. Inició su educación elemental en el Colegio Torreón. En 1966 la familia se trasladó a la ciudad de Sombrerete en el estado de Zacatecas, donde cursó la primaria en el Instituto San Juan Bautista Lasalle. Seis años más tarde, en 1972, la familia se estableció en la Ciudad de México de forma permanente. Estudió en la secundaria técnica Jorge Quijano (1972-1975), la preparatoria en el Colegio de Bachilleres de Iztacalco (1976-1979) y la licenciatura en la Facultad de Arquitectura en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco (1983-1989). Entre sus estudios de bachillerato y arquitectura, Ricardo se preparó como Técnico en Refrigeración en el Centro de Adiestramiento y Capacitación de la empresa American Refrigeration con el objetivo de ayudar a su padre, don Jesús Pedroza Álvarez, quien vendía esos equipos.
Al respecto, Jesús Pedroza Pérez, hermano de Ricardo comenta:
Tuvimos que trasladarnos de Torreón a Sombrerete porque mi papá quiso trabajar una mina de plata e invirtió en ella y la trabajó durante cuatro años. Sufrió un grave accidente en la mina y Ricardo, que le llevaba el lonche siendo un jovencito de 12 años, le tocó el rescate de mi papá, quien tardó cuatro meses en recuperarse. Sus trabajadores desmantelaron la mina y mi papá tuvo que viajar a la Ciudad de México para conseguir créditos para habilitarla de nuevo. Como no tenía dinero se puso a vender aparatos de refrigeración comercial y al poco tiempo trasladó a la familia de Sombrerete a la Ciudad de México en el año de 1972.
Ricardo estudió arquitectura porque le prometió a Doña Rosita, nuestra madre, que cuando él fuera mayor le haría una casa para ella. Esto no sucedió porque mamá gracias a Dios no la necesitó y por otro lado Franciscono se dedicó a la construcción.[1]
En 1990 Ricardo cursó un postgrado en Restauración y Conservación del Patrimonio Construido en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco y maestría en Restauración de Monumentos en la Universidad Nacional Autónoma de México, 1990-1992.
Trayectoria
E1 1 de julio de 1983 Ricardo ingresó al Centro de Información y Documentación de Artes Plásticas (CIDAP) con sede en la calle de Nueva York 265, colonia Nápoles; antecedente directo del actual Cenidiap. En ese tiempo la licenciada Esther Ruiz de la Herrán fungía como directora, y la licenciada María Estela Duarte como subdirectora.
Directivos del INBAL, Directivos e investigadores del CIDAP al exterior de su sede ubicada en la calle de Nueva York, colonia Nápoles. Arriba, de izquierda a derecha: Cristina Henríquez, Arq. Luis Francisco Villaseñor, Eduardo Espinosa, Eloísa Velasco, Lic. Jaime Labastida, Subdirector de Educación e Investigación Artística, Esther de la Herrán, Directora del CIDAP, María Teresa Favela, Lic. Javier Barros Valero, Director del INBAL, Nadia Ugalde, Guadalupe Avilez, Guillermina Guadarrama, Edwina Moreno, María Eugenia Garmendia, Pilar Marrón, Guillermina Ortega, Beatriz Zamorano, Agustín Arteaga, María Romero, Alma González. Abajo: Sofía Rosales, María Estela Duarte, Subdirectora del CIDAP, Lourdes Andrade, María Teresa Suárez, Ricardo Pedroza, ca. 1984. Foto: cortesía de Eduardo Espinosa
Desde esa época ingresaron varios de los investigadores que aún se encuentran trabajando en el Centro. Desde ese momento formamos un fuerte lazo de amistad y compromiso por el trabajo. Vivimos juntos innumerables momentos inolvidables dentro y fuera del Cenidiap. Cómo olvidar la última comida de fin de año que Ricardo Pedroza organizó en el noveno piso de la Torre de Investigación del Centro Nacional de las Artes en 2011.
Museo Hacienda de Santa Mónica, Tlalnepantla, Estado de México. Arriba: Angelina Velasco, Yolanda Moreno, María Elena Estrada, María Estela Duarte, María Eugenia Garmendia, Edwina Moreno, Beatriz Zamorano, Eduardo Espinosa, Nadia Ugalde, Ricardo Pedroza. Abajo: María Teresa Favela, Rafael Cruz Arvea. Foto: cortesía de María Estela Duarte
Xochitla, Tepotzotlán, Estado de México. Arriba: Ricardo Pedroza, María Estela Duarte, Edwina Moreno, Beatriz Zamorano. Abajo: María Eugenia Garmendia. Foto: cortesía de María Estela Duarte.
Durante 29 años Ricardo colaboró en múltiples investigaciones que tuvieron como finalidad la realización de exposiciones, libros y catálogos, dentro y fuera del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Su colaboración incluyó investigación, registro y toma fotográfica, identificación y clasificación de obra, digitalización, organización, sistematización y conservación del archivos fotográficos. El archivo del Cenidiap cuenta con varias imágenes de obra tomadas en exposiciones, así como las directamente capturadas propiedad de artistas y coleccionistas. Otra actividad que realizó fue el montaje de exposiciones, la mayoría en la Galería Juan Soriano de la Biblioteca de las Artes del Centro Nacional de las Artes. Destacan Juguetes mexicanos de Lola Cueto, Luis Sandi: Reflejos sonoros de una vida, 2008, Libritos, libretos y librejos: Entre ruinas y fragmentos, 2008.
Dentro de su colaboración en proyectos que culminaron en la edición delibros se encuentran Catálogo razonado de Rufino Tamayo (1992-1994), Iconografía de David Alfaro Siqueiros (1995-1997), Catálogo de pintura mural Diego Rivera (1986), Un siglo de arte mexicano 1900-2000 (1999).
Con la licenciada María Estela Duarte, quien fuera nuestra directora en el CIDAP y subdirectora de Documentación e Información en el Cenidiap, colaboró en diversas ocasiones realizando la toma fotográfica, registro de obra y vaciado en fichas catalográficas. Trabajo que culminó tanto en la publicación de importantes libros de Landucci/Bital: Juan O´Gorman (1999), Francisco Corzas (2000), Alberto Gironella (2001), María Izquierdo (2002), así como de la elaboración de catálogos de colecciones privadas: Colección Puche (2000), Julia López (2001), Colección Vigil Carvallo (2006), Ciudad de México y Valle de Bravo (2006), Moisés Itzcovich Ciudad de México y Cuernavaca (2009), Archivo Francisco de P. Mendoza (2010), Colección Pérez Escamilla. 2500 piezas Ciudad de México (2011).
Dentro del campo de la investigación, su primer proyecto individual culminó en la coordinación y elaboración del catálogo de la exposición del grabador mexicano Jesús Martínez titulada Agua grabada. Zincografías, que se presentó en la Sala Justino Fernández del Museo del Palacio de Bellas Artes en 1987.
Dentro de los proyectos de investigación con los que compartí créditos con Ricardo y que terminaron en montaje de exposición y publicación de catálogo o libro se encuentran Nación de imágenes. Litografía mexicana del siglo XIX (Museo Nacional de Arte 1993-1994, INBA) y Caras vemos corazones y mentes no sabemos. El autorretrato mexicano del siglo XX (Galería Juan Soriano, Biblioteca de las Artes, 2012, INBA).
Para el primero, fuimos comisionados como investigadores invitados al Museo Nacional de Arte (Munal), donde nos unimos al equipo dirigido por Ángeles Sobrino, jefa de investigación. Pasamos muchos días en la Biblioteca de Arte Mexicano del coleccionista Ricardo Pérez Escamilla, quien prestó gran cantidad de documentos y litografías para la exhibición.
Inauguración exposición Nación de Imágenes, 1994.
Investigadores del Munal: Rafael Sámano y Ana Laura Cué. Ricardo Pérez
Escamilla, Eloisa Uribe, María Eugenia Garmendia, Ricardo Pedroza.
Foto: cortesía de María Estela Duarte.
En cuanto al proyecto Caras vemos corazones y mentes no sabemos. El autorretrato mexicano del siglo XX , también compartimos la autoría con nuestras compañeras Edwina Moreno y Nadia Ugalde. Ricardo nos acompañó durante todo el proceso de investigación documental, en la preparación de la exposición y de la edición del libro 100 autorretratos mexicanos. Visitó coleccionistas, registró y tomó fotografías, elaboró fichas técnicas.
Ricardo Pedroza en el Estudio de Pablo O’Higgins. Toma fotográfica delautorretrato para la exposición El autorretrato mexicano del siglo XX, 2012. Foto: cortesía de Eduardo Espinosa
Fueron momentos acompañados de tensión, alegría y mucho dolor. Para ese entonces nuestro querido Richi luchaba con todas sus fuerzas para ganarle la batalla al cáncer. No obstante nunca abandonó el proyecto. Nos dejó una gran enseñanza que siempre recordaremos: nunca rendirse ante la adversidad.
Ricardo falleció el 24 de agosto de 2012, dos meses antes de la inauguración de esta exposición y presentación del libro. Descansa en paz querido amigo. Siempre alegre, incondicional y solidario. Vives en nuestro corazón.
Nota: Especial agradecimiento a María Estela Duarte, Eduardo
Espinosa, Jesús Pedroza, Sandra Ruiz y Claudia Jasso por el envío de
material fotográfico, documental y testimonial para esta publicación.