ENERO
JUNIO
2020
aesthetic necropolitics
Resumen
El presente artículo tiene como objeto exponer la relación que existe entre la política y el arte a partir de un hilo conductor: la violencia provocada por criminales y agentes de seguridad del Estado, entre ellos y hacia la ciudadanía, desde hace 25 años en México. Estas violencias quedan manifestadas en piezas de artes visuales propuestas en concursos nacionales e internacionales, dos galardonadas y una no. Los temas que abordan los tres casos tienen su origen en un denominador común: la violencia. Este elemento se configura como tendencia estética para representar lo que ocurre en el México contemporáneo y que pretendo demostrar como necropolítica estética.
Abstract
The purpose of this article is to establish the relation between politics and art through a unique subject: violence, which is generated either by criminals and members of security forces of the government. As they fight against each other they provoque several damages to people since at least 25 years ago. These violent acts are in the work of three authors of visual arts, which two of them have been awarded and one represented México in an iternational exhibition in Italy. The selection of three works named in this article have one single subject, which is violence, and this has become a trending issue in the mexican aesthetic of visual arts, which represents the current political situation that i name as Necropolítica estética.
Carlos Vladimir Taboada Cervantes
fotógrafo y promotor cultural
nabateos.atz@gmail.com
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El presente artículo tiene por objeto establecer la vinculación que existe entre la política y el arte, a través de la violencia ejercida por delincuentes y agentes de seguridad el Estado durante sus enfrentamientos y contra la población en general, relación plasmada en la obra de tres creadores. Para ello propongo primero establecer un posicionamiento epistemológico para definir cada una de las categorías tratadas, a saber, necropolítica, política y arte. En una segunda parte abordo los contenidos de las obras de Carlos Vladimir Taboada Cervantes, Teresa Margolles y Everardo González. A continuación procedo a hacer una delimitación de espacio y tiempo para ubicar de manera concreta qué ocurre con estas categorías de 1995 a 2019 en México. Estaré observando lo que ha acontecido en el mundo de lo que denomino política al mismo tiempo de lo que se plasma en el arte. La disciplina que observaré son las artes visuales, de manera concreta la fotografía, la instalación y el cine documental.
Las artes visuales son disciplinas artísticas que incluyen la pintura, el dibujo, la gráfica, la escultura, la fotografía, el cine y la instalación, entre otras. Se distinguen de otras expresiones tanto por el soporte como la forma de ser percibidas, ya que fundamentalmente son accesibles por la vista, por la vista y el tacto en el caso de la escultura, y por último por la vista y el sonido en el cine.
El arte y la política están estrechamente relacionados. José María Lasalle en “La cultura y el poder: ¿una afinidad electiva?” hace suya la tesis propuesta por Platón hace unos 2 400 años en sus Diálogos, que considera que “el poder y la cultura comparten en su deseo de recrearel sentido del mundo conforme a sus propios ideales”,[1] ya que ambos coinciden en el desarrollo de formas de representación del mundo. Por un lado el arte, a través de distintas técnicas, soportes y materiales ha dejado constancia del transcurrir de la vida desde las culturas primigenias. Así, podemos establecer piedras talladas como la Venus de Willendorf en distintos periodos de tiempo en todas las culturas; de la misma forma que los cuerpos se usaron como lienzos en los cuales se plasmaron motivos simbólicos. También encontramos pinturas rupestres o petrograbados en diversos continentes que dan cuenta de una profunda experiencia de simbolización de los mundos de sus habitantes.
Estas evidencias dan cuenta de lo profundo del pensamiento humano en el proceso de entender y comprender lo que acontece a su alrededor, de hallar un significado a la vida misma, de la relación de los seres humanos consigo mismos y con los otros, de sus experiencias de vida en comunidad, de los fenómenos de la naturaleza y de sus sentimientos y pensamientos. Es muy probable que muchas representaciones que hoy llamaríamos estéticas hayan sido trazadas sobre la tierra con varas pero no quedó nada debid al viento, o la lluvia o alguna travesura de la naturaleza como un movimiento telúrico o explosión volcánica.
Definición de la necropolítica estética
En la introducción de Necropolitica de Achille Mbembe, Elizabeth Falomir Archambault considera que al hacer referencia a este concepto se alude “a la cosificación del ser humano propia del capitalismo, que explora las formas mediante las cuales las fuerzas económicas e ideológicas del mundo moderno mercantilizan y reifican el cuerpo: se estudia de qué manera este se convierte en una mercancía más, susceptible de ser desechada,contribuyendo a aniquilar la integridad moral de las poblaciones”. [2] Para Mbembe, la necropolítica es “la sumisión de la vida al poder de lamuerte […] [o a] la política de la muerte” [3] aplicada por autoridades estatales, grupos o individuos que realizan acciones de forma paraestatal para mediante la violencia establecer control territorial. Estas agrupaciones le disputan al Estado no sólo el monopolio del uso (i)legítimo de la violencia sino también la soberanía, es decir, “la capacidad para definir quién tiene importancia y quién no la tiene, quién es desprovisto de valor y puede ser fácilmente sustituible y quién no”. [4] Estos grupos, entonces, disponen del valor de todo aquello que se encuentra bajo su dominio, incluidos los seres humanos.
En México la delincuencia organizada es la que ostenta la violencia. Son personas que realizan algún tipo de actividad criminal con fines de obtención de ganancias económicas, ya sea trata de personas, venta de órganos, reclutamiento para venta de productos ilegales o actividades de sicariato, o como formas de violencia simbólica hacia la población: la desaparición forzada.
Los cárteles se encuentran desplegados en grandes superficies del país sobre las que tienen control sobre autoridades municipales y estatales. Es tal su poder que han dejado su huella en ciudades capitales afirmando su presencia, demostrando su poder de impunidad al dejar cuerpos en espacios públicos como avenidas transitadas a plena luz del día. De esta manera envían un mensaje simbólico y siembran el terror en la sociedad.
El impacto ha sido tal que ciertas disciplinas artísticas han dado cuenta, ya sea en la música a través de lo que se conoce en México como “narcocorridos”, canciones que narran historias de líderes de cárteles y sus experiencias con autoridades, en las que su desafío es enaltecido. Pero para el presente artículo abordo tres ejemplos que dan cuenta de la violencia en el ámbito de las artes visuales: la fotografía documental de la serie de Carlos Vladimir Taboada Cervantes (Ciudad de México, 1965) Crónica de una masacre anunciada (1997), la instalación con la obra de Teresa Margolles (Culiacán, Sinaloa, 1969) ¿De qué otra cosa podríamos hablar? (2009) y el cine documental de Everardo González (Estados Unidos, 1959) con La libertad del diablo (2017).
Definición de política
Retomo la definición de política de Giovanni Sartori, para quien consiste en una dimensión donde se encuentran dos ejes: uno vertical que tiene que ver con el Estado, sus instituciones y el poder que ejercen, y otro eje horizontal que contempla a los actores sociales, la participación ciudadana y los procesos electorales. Ambos se conjugan para dar continuidad a una sociedad, “Hoy unimos la dimensión vertical a una palabra (política) que denotaba, en cambio, la dimensión horizontal. Como consecuencia de esta nueva sistematización, la dimensión horizontal pasa a ser asumida por la sociología, y correlativamente la esfera de la política se restringe en el sentido de que se reduce a una actividad de gobierno, y en sustancia a la esfera del Estado”. [5]
Hoy la política está enmarcada en el contexto del neoliberalismo, lo que modifica los elementos de los ejes vertical y horizontal y los dota de un nuevo significado. Así, el Estado deja de ser un elemento fundamental de un sistema político; queda atrás el Estado de bienestar y su papel protagónico en las esferas de la sociedad, en especial la economía y el sentido social. En este mismo contexto, las instituciones son modificadas, muchas de ellas desaparecen para siempre y otras son vendidas a particulares para que presten los servicios que antes daban.
En el eje horizontal surgen nuevos actores sociales, más identificados con los movimientos sociales, y sustituyen a los sindicatos en la mayoría; en el caso de México, están alineados con el antiguo partido en el gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que los desmoviliza para que no representen las reivindicaciones de los trabajadores ni de los sectores populares.
Los procesos electorales pretenden generar mecanismos de alta participación política con auténtica legitimidad, pero justo esto no ocurre. Las elecciones presidenciales mexicanas de 1988, 2006 y 2012 fueron fuertemente cuestionadas por candidatos de partidos de tendencia izquierdista. A pesar de que las autoridades electorales validaron los triunfos de los candidatos afines al modelo neoliberal, en la sociedad quedó la certeza que hubo fraude.
Una de las premisas importantes del modelo neoliberal es que se generarían ganancias económicas gracias a las ventas por exportaciones y que llegarían amplios beneficios a las clases más desposeídas para lograr la justicia social. Pero después de treinta años de aplicación de este modelo los resultados han sido desastrosos: decenas de millones de personas sobreviven en extrema pobreza y se han disparado las actividades criminales de bandas de delincuentes. Este resultado en parte es debido a la parálisis institucional, incompetencia gubernamental y el abandono social. Dos de las principales actividades delincuenciales perpetradas por los criminales son la ejecución de civiles y la desaparición forzada.
La obra de los autores que analizo en este artículo abordan estos temas. Como si no pudieran permanecer indiferentes ante el terror de lo cotidiano, sus piezas motivan a salir de los espacios de reclusión hogareña que genera la violencia. Se puede hablar de artistas comprometidos con la sociedad nombrando el fenómeno de la violencia. En su ensayo “Geopolítica y arte contemporáneo: de la representación de la ruina al rescate de lo real”, Irmgard Emmelhainz da cuenta de esta tendencia artística:
[e]l arte participativo, sin embargo, puede entenderse como un esfuerzo para experimentar con estrategias para restituir lazos comunitarios destruidos o amenazados por políticas neoliberales. Siguiendo una línea similar a la que planteó Jean-Luc Godard, quien ofreció la imagen de una especie de “salvar lo real”, W. J. T. Mitchell planteó el arte de sitio específico o relacional como una forma de “rescate”, de desenterrar cosas, recuperar ruinas, salvar vecinos y comunidades mediante el involucramientodel arte y la colaboración entre instituciones y comunidades. [6]
El origen de esta perspectiva de arte humanista coincide con el desfondamiento ideológico de los principales referentes de resistencia al sistema capitalista, como el sistema socialista. Emmelhainz propone una interpretación:
mientras destacaba una nueva forma de emancipación desideologizada para los pueblos del Tercer Mundo, más allá de la problemática de la división internacional del trabajo y de la figura del obrero como un sujeto políticamente autodefinido […] Sin embargo, dominó un nuevo humanismo ético, que sustituyó la simpatía revolucionaria y política con la lástima y la indignación moral, transformándolas en emociones políticas dentro del discurso de simple actualidad y de urgencia, y esto en el marco de losderechos humanos. [7]
Definición de arte
La definición de arte que utilizaré para este artículo es la que elabora José Alcina Franch en Arte y Antropología, retomado por Leslie A. White: “[el arte ] debe ser entendido como la representación simbólica de esos (principios) universales a los que aludía White; por eso el arte puede ser considerado como un espejo en el que se ve reflejada la sociedad entera, a partir de lo cual la identificación, y por consiguiente, la adaptación con la realidad, puede comprenderse, según dice White, como unode los fines últimos del arte”. [8]
El producto de la actividad artística está estrechamente interrelacionado con otras esferas de la vida, como pueden ser los estados de ánimo de las personas lo que se vive al interior de un grupo social. Esto nos da la relación de elementos particulares-individuales. Así, el arte es tanto el resultado de lo que se vive en un contexto determinado de una sociedad como la representación de aquello que ocurre. Es, entonces, una imitación de esa experiencia de vida. Por lo tanto podemos establecer una relación del tema de los autores que hemos mencionado como reflejo de lo que ocurre en México, y dado que es un fenómeno que se repite a lo largo y ancho del territorio adquiere condición de verdad y da cuenta de las condiciones de vida en una sociedad política.
Las obras
Crónica de una masacre anunciada
Carlos Vladimir Taboada Cervantes nos presenta una serie de siete fotografías en color sobre unos reos que tras amotinarse en la prisión de León, Guanajuato, consiguieron escapar pero tras una larga persecución fueron reaprendidos por distintos cuerpos policiacos. Los prisioneros se fugaron en una camioneta blindada de transporte de valores proporcionada por las autoridades a cambio de la libertad de los rehenes que tenían en su poder durante el motín. Los reos tomaron los uniformes de los custodios para confundirse con ellos y llevaron al director del penal como garantía. El proceso de captura fue profundamente violento, al grado de que uno de los fugitivos, al parecer el líder del grupo, fue ejecutado según lo demuestra la penetración del impacto del proyectil. Una vez reaprendidos fueron golpeados brutalmente aunque se habían rendido, por lo que fueron violentados sus derechos humanos.
Las primeras seis imágenes de la serie presentan una narrativa lineal ascendente que termina con la foto del líder ejecutado. La séptima muestra la brutalidad de la violencia: tras concluir el operativo de la recaptura la mayoría de los policías se reunieron frente al vehículo perforado de balas usado para el escape y comenzaron a celebrar su hazaña… Minutos después varios fotógrafos de medios locales se les unieron. Esta última fotografía simboliza la esencia real de los agentes, quienes demostraron venganza mediante el uso excesivo de la fuerza en lugar de justicia como les corresponde al ser autoridades competentes.
La violencia de los cuerpos de seguridad capturada en estas imágenes realizadas en 1995 muy bien puede ser trasladada a otros contextos locales, como Tanhuato, Michoacán (2015), o Tlatlaya, Estado de México (2014), casos en los que grupos de civiles armados fueron ejecutados por fuerzas policiacas o militares. Así, la serie realizada casi veinte años antes es premonitoria del comportamiento de las fuerzas de seguridad: sólo ejercen violencia brutal. Estas fotografías ganaron el primer lugar en la categoría policiaca en la segunda Bienal de Fotoperiodismo realizada en el Centro de la Imagen en 1997.
¿De qué otra cosa podríamos hablar?
Teresa Margolles presentó este trabajo como parte de la propuesta con laque México participó en la 53Muestra de Arte. Making Worlds de Venecia en 2009.
La obra consistió en un conjunto de siete piezas que intervenían sutilmente el espacio. Sin embargo, en términos simbólicos, era imposible pasarla desapercibida ya que el objetivo era hacer un planteamiento que llamaba a desplegar la reflexión de los asistentes. El trabajo de Margolles se ha caracterizado por afrontar, desde una postura provocadora y contundente, temas como la violencia y la memoria de la pérdida provocada por la muerte violenta, así como la exploración de los restos humanos como materiales artísticos. […] [Margolles] realizó recorridos necro-geográficos donde realizó un registro sonoro y visual de los territorios heridos de muerte, además de recoger residuos como lodo, sangre y fragmentos de cristales del pavimento. Con estos elementos creó una serie de instalaciones que desplegaban la abyección y que sacuden al espectador: telas impregnadas de sangre, vidrios incrustados en joyas idénticas a las de criminales […] [el objetivo es fungir como] catalizador y multiplicador de las interrogantes del individuo frente a su entorno. [9]
La libertad del diablo
Teniendo como contexto la ola de violencia generada en México por la guerra contra el narcotráfico, Everardo González dirigió el documental La libertad del diablo, cinta que ganó el premio Amnistía Internacional otorgado por el Festival de Cine de Berlín 2017. Este trabajo narra los testimonios de asesinos que trabajan para grupos criminales, así como ex integrantes de las fuerzas armadas. Es una película descarnada en la que con toda frialdad los entrevistados dan sus testimonios de porqué ejecutaron a tantas personas, incluso niños. Las voces de los victimarios suenan indolentes, como si quienes hablasen fueran autómatas; después de todo “eran órdenes”. El director en una entrevista para Deutsche Welle es claro y contundente: “Mi trabajo tiene que ver con la realidad y la realidad mexicana es esto”, [10] y recuerda el testimonio de uno de sus entrevistados: “Un policía federal confiesa que decide mejor hacer justicia por su propia mano porque los jueces son corruptos. La historia de ese policía está ligada con la de una mujer que fue separada de sus hijos por la policía y después fue ignorada por los tribunales, los Ministerios Públicos (Fiscalía) y por las leyes.Ellos le decían, no tenemos nada que hacer”. [11]
Como comentamos líneas arriba, parece que hay una tendencia para realizar obras que provoquen la recuperación de la dignidad humana, y este es precisamente el cine de Everardo González. El portal digital Reporte Índigo considera que “[e]l realizador ha hecho su carrera desde la mirada crítica, ejemplo de ello es el testimonial La libertad del diablo, estrenado en 2018 y el cual describe la violencia que se vive en México a causa del crimen organizado y la incompetencia de las autoridadesencargadas de velar por la seguridad pública nacional”. [12]
Conclusiones
En este artículo intentamos demostrar que la obra de algunos artistas en México ha abordado la violencia ejercida tanto por delincuentes como por agentes del Estado en un intento por reflejar lo que sucede en la realidad. Así, podemos afirmar que existe una necropolítica estética.
Desde una perspectiva personal es indignante que piezas con la temática de la violencia sean ganadoras de premios o sean representativas para participar en festivales internacionales, ya que esto da cuenta del vaciamiento de representación de la realidad. Ana María Pérez Rubio afirma que en la época contemporánea se ha configurado la idea de que el artista debe ser un agente social importante, comprometido con su entorno social ya que debe haber una “función social del arte, el compromiso con la ciudadanía, [generar] un cambio del espectador en el proceso creativo o la intervención en el espacio público”. [13] Así, retomando postulados de Jacques Rancière en El espectador emancipado, se está construyendo un arte nuevo, “nuevos modos de producir, conceptualizar y visibilizar las prácticas artísticas, pero que al mismo tiempo se vinculan a procesos más vastos de cambio en las formas de activismo político”. [14]
Ante las condiciones de tragedia nacional causada por la violencia sufrida por la sociedad de México es probable que los creadores aquí citados más que presentar lo que sucede en la realidad tienen como objetivo visibilizar un fenómeno social que afecta a toda la población desde una perspectiva donde lo que le ocurre a una persona le sucede a las demás. Se supera así el individualismo que genera postración social. Pérez Rubio, retomando de nueva cuenta a Rancière, nos incita a pensar que “el valor político del arte no se encontraría [sólo] en el contenido sino más bien en el proceso mismo [hacia los espectadores] y en los modos en que se construyen formas de visibilidad y decibilidad; lo políticamente relevante consistiría, en consecuencia, en la ampliación de capacidades para construir de otro modoel mundo sensible”. [15]
Semblanza del autor
Carlos Vladimir Taboada Cervantes . Fotógrafo documental para varios medios de comunicación nacionales e internacionales en México y Sudamérica de 1989 al 2004. A partir de 2003 se dedicó a la promoción cultural en dependencias de la administración pública local. De 2012 a 2017 estudió Arte y Patrimonio Cultural en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Recibido:24 de agosto de 2019.
Aceptado: 19 de noviembre de 2019.
Palabras clave
violencia, arte, política, creación y emancipación.
Keywords
violencia, arte, política, creación y emancipación.
[1] José María La Salle, “La cultura y el poder: ¿una afinidad electiva?”, Letras Libres, <https://www.letraslibres.com/mexico-espana/la-cultura-y-el-poder-una-afinidad-electiva>. Consulta: 18 de agosto, 2019.
[2] Achille Mbembe, Necropolítica, España, Editorial Melusina, 2004, p. 14.
[3] Ibidem , p. 75.
[4] Ibid ., p. 46.
[5] Giovanni Sartori, La política, México, Fondo de Cultura Económica, 2015, p. 219.
[6] Irmgard Emmelhainz, “Geopolítica y arte contemporáneo: de la representación de la ruina al rescate de lo real”, < http://campoderelampagos.org/critica-y-reviews/10/9/2016>. Consulta: 3 de agosto, 2019.
[7] Ibidem , p. 5.
[8] José Alcina Franch, Arte y Antropología, España, Alianza Editorial, 1998, p. 43.
[9] Secretaría de Cultura, ¿De qué otra cosa podríamos hablar? , < https://bienaldevenecia.mx/es/biennale-arte/2009/>. Consulta: 8 de agosto, 2019.
[10] Deutsche Welle, “La libertad del diablo deja petrificado al público en la Berlinale”, 2017, <https://www.dw.com/es/la-libertad-del-diablo-deja-petrificado-al-p%C3%BAblico-en-la-berlinale/a-37538960>. Consulta: 15 de agosto, 2019.
[11] Idem .
[12] “El cine de la indignación en México”, Reporte Índigo, <https://www.reporteindigo.com/reporte/el-cine-de-la-indignacion-en-mexico-denuncia-social-ficcion-documental/>. Consulta: 23 de agosto, 2019.
[13] Ana María Pérez Rubio, “Arte y política. Nuevas experiencias estética y producción de subjetividades”, Comunicación y Sociedad, núm. 20, julio-diciembre de 2013, p. 192.
[14] Ibidem , p. 193.
[15] Ibid ., p. 199.