NÚMERO
33



ENERO
JUNIO
2014

TEXTOS Y CONTEXTOS

Las horripilantes hojas volantes: crimen y castigo en los grabados de Posada

The Horrifying Flyers: Crime and Punishment in Posada’s Engravings

Resumen

Al encuentro de signos visuales y su significante en la representación de lo grotesco se encuentra la mirada del artista que plasma en su obra un corpus ya sea fragmentado, en descomposición, desintegración o destrucción orgánica, que es a la vez resultado de una época, su sociedad y los sujetos que la conforman. Significar el horror y lo grotesco, en cierta línea genealógica, no como pregunta por el origen de las ideas y sus formas sino cómo éstas emergen como producto de múltiples relaciones, como propuso a finales del siglo XX Michel Foucault en su genealogía del sujeto, permite no perder de vista la disposición de discursos, conocimientos y dominios de objetos y la relación que guardarán en el curso de su historia. La genealogía del concepto de horror, lo grotesco o, en su caso, de la fealdad en la producción artística, tiene para el caso de México en las hojas volantes realizadas por José Guadalupe Posada (1852-1913) uno de sus representantes más célebres. Las ilustraciones de asesinos seriales, terribles y horrorosos asesinatos, seres espeluznantes y todo tipo de horror social, natural o sobrenatural, muestran una dimensión estética referida y plasmada en los múltiples grabados que circularon ante la mirada atónita y fascinada del mexicano de entre siglos.


Abstract

Pursuing visual signs and their signifiers by representing the grotesque, Posada’s gaze captures in his corpus a fragmented, decomposed, disintegrated or organic destruction, which is the result of an age and, at the same time, of its society and of the different individuals operating as subject matters. To signify the horror and grotesque, in a certain genealogical line, not as a question about the origin of ideas and their forms, but as the way they emerge resulting from multiple relationships, as Foucault proposed at the end of the 20th century in his genealogy of the subject, allows us to keep track of discourses, knowledge and dominion of objects available and their relationship in the curse of History. As exemplified in the flyers of José Guadalupe Posada (1852-1913), the genealogy of notions such as horror and grotesque or, in this case, of ugliness in artistic work, has one of the best and most famous examples. Depictions of serial killers, of terrible and hideous murders, of horrifying human beings, and of all types of social, natural or supernatural horrors, reveal a referred aesthetic dimension captured in numerous engravings that astonished and fascinated the gaze of the Mexican population at the turn of the century.



MARÍA TERESA ESPINOSA / CURADORA Y PROMOTORA CULTURAL
acervovanegas@gmail.com
 


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La comedia es como hemos dicho, imitación de hombres inferiores,
pero no en toda la extensión del vicio,
sino que lo risible es parte de lo feo.
Pues lo risible es un defecto y una fealdad que no causa dolor ni ruina;
así, sin ir más lejos, la máscara cómica es algo feo y contrahecho sin dolor.

Aristóteles, Arte de la poética.

 

El horror, lo feo y, en ocasiones, lo monstruoso en la estética se relaciona, con cierto sentido de adhesión implícito, con lo risible; al contrario de lo grotesco, que está más vinculado con la ambivalencia placer-dolor concretizado por una reducción del cuerpo con cierta animalidad. Aristóteles proporciona en su Poética conceptos y definiciones para un análisis sobre los modos de significación que tiene lo grotesco y el horror —quizá el asco y el morbo— en la producción visual y artística, pero desde un ámbito muy particular: la comedia.(1)

Si bien, contrario a la idea aristotélica de lo risible como lo “defectuoso sin dolor” en periodos donde los procesos culturales se han transformado en complejos y contradictorios, el tema se trata desde los productores artísticos con diversos puntos de partida y se concretiza no sólo en la obra, sino en recintos, circuitos, museos y galerías que muestran, convocan y venden obra realizada con el tema del horror y lo grotesco. Si bien es en su forma primaria manifestación de sensaciones y emociones, éstas permiten investigar cómo funcionan y forman a partir de construcciones semánticas e iconográficas que generan en el individuo o la colectividad aceptación o rechazo.

En México una vasta producción visual constituida a partir de la técnica del grabado tuvo gran auge en las llamadas hojas volantes. A la llegada de la imprenta al territorio novohispano (1539), y a instancias del arzobispo Fray Juan de Zumárraga y del impresor italiano Juan Pablos que se instaló en la capital virreinal, inició la impresión y circulación de diversos impresos. Entre los más antiguos que se conocen está la “Relación del terremoto de Guatemala”, evento que ocurrió en noviembre de 1541, aunque el volante circuló en México hasta 1542. Ya en el siglo siguiente se puso en circulación el Mercurio Volante, editado en 1693 por el intelectual Carlos de Sigüenza y Góngora con noticias de carácter histórico y científico.

Poco conocidas por la actual generación, las hojas volantes son el antecedente iconográfico y narrativo de una forma de lo grotesco y el horror en la sociedad mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX. George Bataille expresó que  el crimen es una característica única de la especie humana; tiene un aspecto secreto, impenetrable y oculto. Por ello el crimen es horrible y atractivo, se diría que hipnótico. Y fue hipnótico para la sociedad mexicana durante la dictadura de Porfirio Díaz, pues diversos periódicos la usaron para la nota extraordinaria, que más tarde se convertiría en la nota del día. Ilustradores, editores e impresores ampliaron la gama de temas para presentar a los ávidos espectadores. Hechos de sangre y violencia, del horror con que los victimarios atacaron a su presa, fueron no sólo acontecimientos detallados por escritores de la prensa popular, sino tarea diaria de ilustradores y grabadores.

Las hojas volantes editadas por Antonio Vanegas Arroyo (1852-1917) —impresor de José Guadalupe Posada en la ciudad de México— fueron también para ser leídas en voz alta, para dar la noticia y memorizar letras de canciones y corridos de moda. Hojas que hoy, aunque cuenten con más de cien años de antigüedad, frágiles, desteñidas algunas de ellas, documentan no únicamente la historia de la literatura y la ilustración popular en México —como algunos investigadores delimitan al tratar la obra de Posada—, sino la forma de representación del horror de una sociedad en crisis.

Así lo testimonia una obra relevante, Hogueras, orcas, patíbulos, martirios y sucesos lúgubres y extraños, acaecidos en México durante esas guerras civiles y extranjeras, escrita en el siglo XIX por Vicente Riva Palacio, Manuel Payno, Juan A. Mateos, Rafael Martínez de la Torre y Francisco Zarco, relatos gráficos al mismo tiempo de sucesos y crímenes —como los que editaba Vanegas Arroyo— que reproducen géneros paralelos en principio a la literatura del Siglo de Oro con el uso de términos como “ejemplo” y “ejemplar” más propios de la Edad Media.

Las noticias de crímenes y el horror que causan exteriorizan una realidad no sólo propia de particulares, pues también el Estado los realiza para buscar el poder, la venganza o el dinero, pasiones todas gritadas a voz en cuello por los repartidores de la prensa matutina: ¡Horripilantisímo suceso! Una madre que descuartiza a su hijo recién nacido en dieciocho pedazos, el martes 13 de agosto de 1905; ¡Horrible y espantoso crimen! Perpetrado a mediados del mes de agosto de 1900. Una mujer matada a bastonazos dentro de una cueva en la Villa de Guadalupe; ¡Crimen nunca visto! Tomas Sánchez barbero que está establecido en Saltillo, degüella a su tierna e indefensa hija de 11 años; ¡Espantosisímo crimen! Dos niños estrangulados la noche del 2 de diciembre. Hojas volantes que muestran además del horror y el desastre, los cuerpos violentados y grotescos, observados por los espectadores entre la fascinación y la repulsión que genera la corporeidad sometida a manos del victimario e ilustradas con gran maestría por Posada; imagen y texto que conforman una postura no únicamente contestataria a todo signo del buen comportamiento en la época, sino al ocultamiento de algunas prácticas de abuso y control que generarían situaciones extremas. En tanto, el binomio crueldad–ridículo mostrado en este tipo de impresos incluye no sólo a los sujetos del grabado, sino al espectador que es juez de la situación observada. En este sentido lo grotesco involucra violaciones de las estructuras vitales, orgánicas y básicas de las organizaciones políticas e institucionales.

El horror y la crueldad, así como la exhibición del daño al otro establecen una relación directa con lo grotesco. Por ello muchas veces su salida parece una forma del ridículo, pero también del morbo. Sobresale de esta manera un único aspecto de la realidad: el negativo, en tanto que las causas que generan estos sucesos quedan ocultos por la forma de conservación que tiene el orden social establecido, que todo lo reduce a cierta ambivalencia de sentimientos y sensaciones.

Así por ejemplo, los grabados que muestran las hojas volantes ¡Espantosisímo crimen! Dos niños estrangulados la noche del 2 de diciembre; ¡Terrible y verdadera noticia! Del espantoso ejemplar ocurrido con Norberta Reyes, y que cerca de la ciudad de Zamora asesinó a sus padres u ¡Horrible asesinato! Acaecido en la ciudad de Tuxpan el 10 del presente mes y año, por María Antonia Rodríguez que mató a su compadre por no condescender a las relaciones de ilícita amistad. Terrible y ejemplar castigo del cielo, pueden causar —como propone el género de la comedia— también cierta empatía con los personajes y situaciones de la historia en cierto sentido lejana, aunque al mismo tiempo crean una apreciación, sensación y sentimiento cuya expectativa provoca tensión en un sistema de signos y referentes en aparente equilibrio.

Los signos visuales plasmados por Posada en la considerada literatura (e imagen) de a centavo, reflejan un tipo de descomposición cuyo aspecto es horroroso de forma orgánica. Por ello es representado por materias fétidas y tibias, en donde la vida fermenta, en las que trajinan los gérmenes y los gusanos. El exceso de lirismo en títulos como Espantosisímo crimen u Horrible asesinato muestran el cuerpo social en descomposición, concreto y terrible, sin que medie ningún tipo de sentimentalismo.

Proximidad en tiempo y espacio, los grabados de Posada son encuentro de nuevos significantes: texto e imagen forman un solo conjunto e implican una investigación histórico–genealógica que los vea como un todo. Consumo de imágenes como resorte principal de la sociedad. Tal como sucede con la producción artística, intelectual y científica, la cultura se crea como un signo y como un valor de cambio, donde marginalidad, uso de lenguaje explícito, gestos, transgresiones etcétera, se convierten en modos de semantización de signos culturales distintos y particulares en su época, pero instauradores de una tendencia y una dimensión estética para la actualidad.

Todavía está pendiente por estudiar la totalidad de la vasta obra de Posada con todo y texto de cuanto ilustra, sin embargo podemos decir que su producción en conjunto fue apropiada y mantiene un papel ambivalente entre lo propiamente popular y su apropiación gráfica como “padre de la escuela mexicana de pintura”. Separada por investigadores, curadores y biógrafos de su contexto narrativo, mostrada en exposiciones en reproducciones que nunca realizó, son verdaderas crónicas del acontecimiento cotidiano de entre siglos y los múltiples temas que abordaron las hojas volantes que grabó.

En todo caso, el tino del impresor Vanegas Arroyo al reproducir en diversas versiones los impresos, dan prueba del uso de técnicas en beneficio de la historia, el sentido crítico y la vida cotidiana de los pobres en un México cuyo presidente tenía más de treinta años en el poder. Las noticias, ilustraciones y sus referentes geográficos e históricos, el uso de materiales, de la escala, de la perspectiva y algunas veces del color exaltado como características diferenciales en las obra impresas en papel de muy mala calidad, lo cual además permite que grandes masas puedan adquirirlas, son una constante búsqueda espacial y una construcción social al principio reducida al folclor por especialistas de la época.

Cien años después las calles por las que transitó el grabador hidrocálido, las esquinas donde se vendieran a voz en cuello las noticias salidas de la imprenta popular, han sido restringidas por la autoridad para dejar un Centro Histórico limpio a la vista de turistas y demás visitantes, como forma de ocultar la propaganda, el scratch y otras manifestaciones gráficas generadas por un conjunto de artistas en los muros de sus principales calles. Señales de las recurrentes crisis, de la violencia, su horror y manifestación en la esfera pública y privada.

El gran trabajo en blanco y negro de estas hojas volantes que registran los acontecimientos de una sociedad, integrada por sus diversos territorios, algunos de ellos rurales y sin servicios de ningún tipo, de un poder desmedido y absoluto personificado en el dictador Díaz, cuyas tensiones sociales e individuales trastocaban la vida con horror y violencia, hacen del conjunto de impresos un ineludible objeto de estudio e investigación, para no quedar reducidas sólo a piezas de la llamada “nota roja” de la época.

Proceso productivo ejemplar y de plena vigencia en el México actual, donde los modos en que se simboliza el horror, lo grotesco, el desastre y devastación del cuerpo humano y social se relacionan con estructuras subversivas del orden personal, social y biológico, para dar paso a las mediaciones simbólicas de los productores artísticos que expresan los aspectos corruptibles y transgresores de las sensaciones y emociones corporales y psicológicas primarias.

Y es en la dimensión estética que transgrede, sea por la exhibición de una corporalidad como máquina sin voluntad o por los desechos, excesos y partes del cuerpo como corrupción, fragmentación y destrucción orgánica, actuales guerras contra cárteles de todo tipo, que se evidencia el tránsito de la vida a la muerte, real o simbólica, de una sociedad en crisis y descomposición y la forma en que sus artistas la valora o ignoran.

Proceso de exterioridad orgánico-vital, que permite reconocer la complejidad discursiva y las nuevas tecnologías utilizadas en el arte. Hace un siglo la imprenta fue innovación tecnológica y un efectivo medio de comunicación, hoy los medios electrónicos como blogs, páginas web, Facebook y Twitter son los recursos que el artista tiene para comunicar su propuesta.

Habrá que valorar, como refiere el crítico Alberto Híjar, desde una forma dialéctica la articulación de la historia general y de la gráfica que se produce, que da lugar a una apropiación estética adecuada a la complejidad de su producción, especificidad y materialidad. Pues más allá del aniquilamiento por venir, la muerte no es el tema, sino la vida que se descompone, transmuta y multiplica aunque sea para resistir el embate del sistema que la arrasa continuamente. Tampoco la producción artística queda en pura subjetividad sin más, aquí no hay temor por la irrupción del tiempo como posibilidad de angustia y muerte ante la vivencia humana que reduce a mera cuestión fenomenológica la temporalidad. Más bien la estructura temporal de lo grotesco y el horror son un colapso del tiempo social que deviene en crisis, al ser puestos en tensión y crítica por la producción artística de cada época.



Referencias bibliográficas

Aristóteles, Arte de la poética, Madrid, Imprenta de Don Benito Cano, s/f.

Fernández, B., Origen, desarrollo y proyección de la imprenta en México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1981.

Bataille, Georges, La historia del ojo, Madrid, Taurus, 1990.

Baudrillard, Jean, Crítica de la economía del signo, Madrid, Siglo xxi, 1974.

Híjar, Alberto, Introducción al neoliberalismo, México, Ítaca, 1998.

Foucault, Michel, Nietzsche, la genealogía, la historia, Madrid, Editorial: Pre-Textos, 1997.

 

Semblanza de la autora

María Teresa Espinosa. Ciudad de México. Filósofa por la Universidad Nacional Autónoma de México. Directora curatorial en Artketipo, promoción de arte y cultura A. C. Integrante del Seminario de Investigación Lugares Históricos de la Estética en México y América Latina. Como curadora y promotora cultural ha desarrollado trabajos de curaduría, investigación, documentación y difusión sobre asuntos de arte popular y arte público, como el postulado por David Alfaro Siqueiros, y de relaciones más vastas y amplias como la construcción de genealogías históricas de artistas, cineastas y pensadores de América Latina y de Europa del este.

Recibido: 31 de julio de 2013.
Aceptado: 4 de noviembre de 2013.

Palabras clave
comedia, crimen, crisis, representación, crueldad, Posada

Keywords
comedy, crime, crisis, representation, cruelty, Posada

 

[1] Es más, cuando Aristóteles refiere la relación que la comedia tiene con los cantos fálicos como génesis de este género supone cierta vinculación de lo cómico y lo grotesco con formas de la conducta animal.