Rini Templeton, sin título, s/f.
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El corazón de Rini Templeton
En julio de 2011 el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) realizó la exposición Rini presente, con una selección de piezas de las colecciones de Ed McCaughan, Elizabeth (Betita) Martínez y el Acervo José F. Gómez del IAGO. La curaduría estuvo a cargo de Ed Mccaughan y Guillermo Fricke. En la presentación estuvieron presentes Arnulfo Aquino, Alberto Híjar y Sabino López, quienes rindieron homenaje y hablaron de la importancia de la obra de Rini. A continuación, corregido y aumentado, el texto leído por Aquino para esa ocasión.
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ARNULFO AQUINO CASAS
• MAESTRO EN ARTES VISUALES
Investigador del Cenidiap
arnulfoaquino@gmail.com
No somos felices porque hemos conseguido algo, sino más bien,
porque estamos luchando para lograr algo.
Rini Templeton
Rini Templeton, artista visual comprometida con las causas populares, nació en 1935, en Bufalo, Nueva York. Murió en 1986 en la ciudad de México. Pintora, escultora y grabadora, destacó desde pequeña por su espíritu lúcido y rebelde, lo que la llevó a viajar por Estados Unidos, Europa y estar presente, junto con un grupo de estudiantes mexicanos, el 1 de enero de 1959 en La Habana y vivir el triunfo de la Revolución cubana. Rini salió de la isla, pero regresó en 1961 para participar en la campaña de alfabetización, cortar caña de azúcar con las brigadas internacionales, impartir cursos de cerámica, escribir artículos y cartas a favor de la causa cubana y fundar el Taller de Grabado de la Catedral. En 1964 regresó a su país natal y siguió su camino de artista, como militante de las luchas de los pueblos por su liberación.
En su estancia en Estados Unidos se interesó por la vida y la cultura de las comunidades indias, se relacionó con los chicanos y latinos en California y Nuevo México, impartió cursos, diseñó periódicos y carteles, realizó exposiciones y en 1973, con el golpe de Estado en Chile y el derrocamiento del presidente Salvador Allende, realizó una carpeta gráfica con poemas de Pablo Neruda y se dedicó a reunir fondos para apoyar la causa chilena.
Al año siguiente inició su vida en México, en el contexto de la insurgencia obrera, los movimientos y reformas en las universidades públicas, la lucha de los pueblos por su liberación nacional, el avance de las organizaciones populares, la reforma política, el surgimiento de partidos de oposición. En un principio participó con el Taller de Gráfica Popular (TGP), posteriormente se incorporó al Taller de Arte e Ideología (TAI), se integró al Frente Mexicano de Grupos de Trabajadores de la Cultura y colaboró intensamente con la revista Punto Crítico.
Al triunfo del sandinismo, Rini fue invitada por el gobierno nicaragüense para participar en la formación de cuadros de prensa y propaganda para la Revolución. A su regreso a México, entrados los años ochenta, continuó su actividad militante: escribió artículos a favor de las luchas en Centroamérica, diseñó carteles, ilustró publicaciones; colaboró con el Sindicato Independiente de la Universidad Autónoma Metropolitana, impartió cursos en el Taller de Gráfica Monumental de la misma Universidad, apoyó al Frente Nacional contra la Represión y continuó su trabajo con la Organización Revolucionaria Punto Crítico.
En este cúmulo de actividades viajó continuamente a Estados Unidos, participó con los chicanos en Albuquerque, se involucró con el movimiento de los mineros del cobre en Arizona y regresó a nuestro país para seguir en la lucha por las causas populares.
En septiembre de 1985 realizó su primera exposición individual en México, en el Museo Regional de Guadalajara. Posteriormente volvió a Estados Unidos, donde la sorprendió la noticia de los sismos en la ciudad de México. Regresó de inmediato y a partir de entonces se entregó a la lucha por la reconstrucción de la urbe, reunió fondos y luchó por conseguir vivienda para los sin techo. El esfuerzo fue mayúsculo, Rini fue encontrada muerta el 15 de junio de 1986 en su casa habitación en un cuarto de azotea de la ciudad México; la muerte la sorprendió trabajando y la fulminó con un ataque al corazón.
Dejó una herencia de más de cien cuadernos de dibujos, en cuyo lomo generalmente se indica el año y el lugar en que fueron elaborados. También dejó diversas esculturas, serigrafías, ilustraciones, scratches y apuntes, que en conjunto se calculan en unas 11 mil piezas testimonio de una vida dedicada a la defensa de las causas populares de la época.
Con una selección de estos materiales más documentación y entrevistas de familia, amigos y compañeros, en 1987 el Centro de Documentación Gráfica Rini Templeton y The Real Comet Press, por acuerdo con la Carp Street Foudation/Rini Templeton Memorial Found, publicaron el libro en inglés y en español: El arte de Rini Templeton/Donde hay vida hay esperanza.
La conocí en 1976 en la ciudad de México en la etapa de formación de los grupos plásticos mexicanos, un poco antes de la conformación de Mira, colectivo del que fui parte. No me quedó claro el interés de Rini por visitarme en mi casa estudio en San Pedro de los Pinos, no estaba yo enterado de su trabajo plástico, ni el sentido político del mismo; platicamos sobre mis experiencias recientes, ella quería saber del mural que yo había pintado con Melecio Galván en la Escuela Preparatoria Activa, la EPA, en la colonia Roma de la ciudad de México; le mostré fotografías de las que ella tenía referencia, por haberse publicado en el Magazine de Excélsior en 1973; lo mismo platicamos de mi estancia en San Francisco, California, de mi participación con los 7 de la raza y el periódico Basta ya, de la colección de cartel chicano que traje a México y expuse en la misma EPA; probablemente le enseñé algunos de los carteles del 68, no lo recuerdo bien… pero de ella no platicamos mucho, era una mujer más bien reservada, un tanto nerviosa, fumaba Delicados sin filtro, desgarbada, pero fuerte y segura de sí misma; probablemente me informó de su participación con el Taller de Arte e ideología que dirigía el maestro Alberto Híjar y de su colaboración con Punto Crítico, revista política que auspiciaba Raúl Álvarez Garín, ex preso político y ex líder del movimiento estudiantil del 68. Cabe decir que en esa época todos estábamos relacionados con el 68 mexicano.
Después, en 1978, la vi en las reuniones del Frente Mexicano de Grupos Trabajadores de la Cultura, organización promovida también por Alberto Híjar, en la que participó Mira, que entonces ya era un grupo formado y con presencia importante de trabajo gráfico en un sentido político. Rini asistía a la mayor parte de las reuniones, que fueron muchas; escuchaba, hablaba poco, fumaba y dibujaba: hacía bocetos de las juntas, lo que a mí me parecía complicado. Fue un momento intenso de trabajo y experiencia plástica vital con los compañeros de los grupos y el Frente y allí estaba ella, participando solidariamente con las luchas populares.
A finales de la década y principio de los años ochenta, los movimientos de liberación de los pueblos contra el “imperialismo yanqui”, particularmente Nicaragua y El Salvador, llamaron fuertemente nuestra atención y trabajamos para apoyar el triunfo Sandinista: festivales, mítines frente a la embajada de Estados Unidos, manifestaciones, reuniones, manifiestos de apoyo, propaganda gráfica, mantas, fotografías y dibujos… nuevamente percibí a Rini dibujando, en reuniones, en marchas… dibujaba y dibujaba, hacia apuntes de los acontecimientos.
En alguna de las manifestaciones de apoyo al sandinismo recuerdo haberla visto sentada en la glorieta de la Columna de la Independencia, bajo la estatua de alguno de los héroes de mármol. Dibujaba la marcha que se acercaba por Paseo de la Reforma a contraluz, mirando la avanzada y capturando las imágenes de la gente en la manifestación. En esa época volvimos a platicar y le pedí que me mostrara algunos apuntes; fue una sorpresa mirar su capacidad visual, la cantidad de trazos rápidos en síntesis para captar las figuras y los movimientos de la gente: hombres, mujeres, niños, la calle, el campo… figuras en actividad, marchando, gritando, levantando el puño, cargando las mantas, avanzando. En esos momentos entendí a Rini; había estado dibujando los movimientos sociales de la época, captando el sentido, el ritmo, la energía de la gente en la lucha política; estaba en todas partes haciendo monitos, como ella decía, pero esos monitos representaban al pueblo y al pueblo los devolvía, porque los donaba para ser utilizados por y para la gente.
El dibujo es una forma de conocimiento de la realidad, una exploración del mundo y de nuestra identidad con el mismo: una percepción y una expresión de la vida, los trazos con lápiz o pincel, tinta o grafito; la configuración de la imagen en blanco y negro, las proporciones, las figuras y el fondo, la composición en el espacio, el tema y el sentido del mismo, son una toma decisiones en la que cada quien se va reconociendo y se va formando una concepción del universo, se ubica en el tiempo. Rini Templeton definitivamente era una mujer ubicada, se reconocía artista en su accionar político con el cambio social por un mundo mejor posible, creía en la revolución, en la posibilidad del socialismo, y en esa convicción era una creadora de imágenes, una extraordinaria dibujante.
Sus trazos, líneas horizontales, verticales, inclinadas, finas o gruesas tienen un sentido del ritmo, la proporción, la profundidad, el movimiento y, por lo tanto, la composición, ya sea que hablemos de paisajes, plantas, casas, construcciones o personas y, en este caso, rostros, ojos, boca, cabello, brazos, piernas, pies y manos, gestos, vestidos… toda la figura adquiere presencia, texto en su contexto.
Con esta mirada podemos disfrutar la obra de Rini, las figuras en las reuniones, sentadas, paradas, discutiendo, pintando la manta, cuidando la huelga, marchando, portando banderas; la comunidad, los dirigentes, las familias, los individuos, sus casas, el interior, el exterior, el accionar en el trabajo o en la fiesta, el pueblo, sí, pero el pueblo que se ha reconocido pueblo y avanza en la construcción de su futuro.
Ahí están las mujeres, las madres, las hijas, las esposas encontrando su lugar en el trabajo, en el taller o la fábrica, en la huelga; también están las madres de los militantes desaparecidos en la guerra sucia, buscando a sus hijos, esos que fueron encarcelados, secuestrados, masacrados por el Estado y nunca supimos de ellos; están los estudiantes y maestros afuera de las aulas exigiendo una educación democrática y popular, un sindicalismo independiente; los obreros peleando por mejores salarios y prestaciones, contra los patrones y el charrismo sindical; los campesinos en el trabajo, en la pisca, en la cosecha, defendiendo la tierra, las tradiciones, los usos y costumbres; la sociedad civil en solidaridad con los pueblos por su liberación, demandando la salida del dictador, marchando por el triunfo de la revolución: “yanquis go home”. También está la represión: los cuerpos policiacos armados con escudos, macanas, botas, cascos, avanzado, golpeando, lastimando, apañando, capturando, matando.
Afortunadamente, no todo fue lucha política en Rini, su percepción de la familia, los niños, de la gente, la raza: negros, blancos, latinos… en el paisaje, el juego, la fiesta, el baile, con la banda, la música… son escenas que nos hablan de su tierna sensibilidad, de su solidaridad, de su humanismo, de su sentido vital, de su amor, de su afecto por la especie.
Esto es lo que nos dice la obra de Rini Templeton, la captura del instante dibujado en diferentes etapas de las luchas por un hombre y un futuro mejor, en Cuba, en Nuevo México, en México, en Nicaragua, Guatemala, El Salvador… en la costa, en la montaña, en el Istmo, en la llanura; en el trabajo, la lucha y en la fiesta, ahí estuvo Rini y nos dejó su testimonio; una herencia de miles de dibujos sin derechos de autor, para que pudieran ser utilizados por los movimientos sociales cuando fueran necesarios; asimismo, estos dibujos no necesitan ser reconocidos por la firma, todos los que de alguna manera observamos imágenes gráficas, cuando vemos una figura de Rini, la identificamos enseguida.
"Mira, ese dibujo en el volante es de Rini": una marcha, un conjunto de figuras avanzan de izquierda a derecha, se miran de cuerpo entero en perfil de tres cuartos, van mujeres y hombres caminando juntos, las mujeres con falda y pelo largo, los hombres con pantalón, pelo corto, algunos con sombrero; al frente de la manifestación portan una manta, con grandes letras mayúsculas dice CNPA (Coordinación Nacional del Plan de Ayala), abajo de las siglas se lee el lema de la organización: “Hoy luchamos por la tierra, mañana por el poder”. Algunos de los personajes levantan el puño en alto o agitan una combativa bandera, dos mujeres llevan volantes con información para repartir, se trata de campesinos que siguen los principios de Zapata y en ese sentido son sus demandas: liberar campesinos presos, recuperar tierras, democratizar ejidos, detener la represión…
Esta información y más caben en el dibujo resuelto en formato carta, con trazos firmes y seguros, línea gruesa definiendo perfiles. No hay detalles en rostros, manos o pies, sólo el movimiento y los atributos: vestuario o instrumentos identifican a los personajes y sus acciones, así eran los dibujos de Rini; alcanzó la maestría del contenido en la síntesis precisa, ni una línea de más o de menos, el lenguaje que todos entendemos, porque esa es otra de las condiciones para estos códigos, la comunicación debe ser sencilla, directa, agradable… estos son los “monitos” de Rini, así los llamaba cariñosamente, así los reconocemos todos los amigos, por ellos Rini vive por siempre en el corazón de las luchas populares.
¡Viva Rini Templeton!
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