E N T O R N O • • • • • •
 

Melecio Galván,
• Autorretrato •
1968, plumón sobre cartulina, serie Retratos.
 

 

 

Las transgresiones de Melecio Galván

 

Artista nacido en San Rafael, Estado de México en 1945. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Perteneció al Grupo MIRA desde 1977 hasta su muerte en 1982.

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MARICELA GONZÁLEZ CRUZ MANJARREZ HISTORIADORA DEL ARTE
Instituto de Investigaciones Estéticas,
Universidad Nacional Autónoma de México
mgcm2@hotmail.com

 

 

Transgresiones y correspondencias

La transgresión está presente en la obra y en la trayectoria de Melecio Galván a partir de un doble discurso: cuando denuncia en sus creaciones la transgresión imperialista, el colonialismo, el autoritarismo de Estado, el poder represor con su sistemática violación a los derechos humanos y, por otro lado, cuando la adoptó como una actitud de vida, ya que constantemente marcó rompimientos al contraponer frente a la irracionalidad y deshumanización del capitalismo una transgresión intencional y constructiva, en la cual las rupturas, rebeldías y provocaciones fueron asumidas como opciones para crear nuevas relaciones y compromisos sociales. Sus transgresiones, además, fueron un motor positivo que produjo avances importantes en sus diecisiete años de producción artística.

Melecio Galván compartió con artistas de su generación (activos de mediados de los años sesenta y durante los años setenta del siglo XX en México) la opción de la contracultura y de nuevos planteamientos artísticos ajenos al orden establecido.(1) En las transgresiones adoptadas, el sustento teórico de los artistas queda enmarcado en planteamientos como los de Herbert Marcuse, Louis Althusser, Alberto Híjar, Umberto Eco, Armand Mattelart, entre muchos otros.(2)

Melecio, como muchos artistas de su generación, de manera individual o a través de grupos, instauró nuevas formas de producir, difundir y valorar al arte con una significación social cuyos planteamientos, búsquedas y logros, tanto artísticos como comunicativos, no sólo buscaron objetar distintas formas de poder, sino construir maneras alternativas de concebir al arte y de enfrentarlo a las hegemonías.(3)

La libertad expresiva presente desde muy diversos campos artísticos, el cuestionamiento social, la alusión a la violencia, la fuerte presencia de los medios masivos de comunicación, la necesidad de un arte público en un diálogo constante con la gente, las propuestas de nuevas categorías estéticas, artísticas y sociales, la introspección y la ruptura, son algunas de las características de esta época, que se concretan, desde distintos niveles, en la obra de Melecio Galván.

En el caso de este artista, su producción se expresa a través de un medio clásico como lo es el dibujo, herramienta expresiva elemental que logró dominar y convertir en un poderoso instrumento de denuncia, en un testimonio, que a la vez le sirvió para proyectar sus convicciones y sus esperanzas de cambio. Sus imágenes siempre se sustentaron en un trabajo disciplinado, en una ejecución rigurosa hasta el punto de llegar al virtuosismo en la factura de la mayoría de sus obras, las cuales lejos de asumirse como algo cerrado y elitista, se produjeron como un medio de intercambio comunicativo. El dibujo es el vehículo a través del cual enlaza formas eclécticas en la plástica, postulados éticos humanistas y una postura político-social independiente, cercana a una izquierda crítica, en la que la contracultura y la autogestión definen la tónica general de su discurso.

Su trayectoria posibilita muchas lecturas y surge un impulso por adentrarse en su compleja personalidad, ya sea subrayando o delimitando la mitificación de que ha sido objeto, especialmente proyectada con su asesinato en 1982, cuando se encontraba en la mejor etapa de su producción y sólo tenía 37 años de edad.(4) Su figura y su vida no pueden deslindarse de su trabajo individual y de su participación dentro del grupo Mira, así como de la práctica artística desplegada por los Grupos y los movimientos sociales en la década de 1970 en México. En muchas de sus obras los recursos gráficos del dibujo se emplean con un sentido contemporáneo(5) y están asociados a categorías estéticas como las de ficción, trastorno, ambigüedad, fealdad, elocuencia, reiteración, sorpresa, desconcierto, las cuales a su vez funcionan como estrategias conceptuales para denunciar la situación social, política y estética particularmente autoritaria, represora y asfixiante que privaba durante los años sesenta y setenta en Latinoamérica. Estas categorías sirven igualmente para proponer obras y acciones plásticas que de manera integral, tanto en lo político como en lo artístico, se ubican en un espacio opuesto al oficial, situación que obliga a una valoración específica de la obra de Galván desde esta particular perspectiva.

Sus planteamientos residen en una búsqueda que tiene como sustento un desencanto y una acción que intencionalmente contraviene las formas dominantes de poder, sus discursos visuales se oponen a la normatividad opresora, señalan los múltiples problemas que acarrean las crisis capitalistas, las contradicciones de una Latinoamérica dictatorial o las de un país dependiente y subdesarrollado como México, cuyos niveles de represión o sus constantes incoherencias se mostraron en la contraparte: en múltiples movimientos sociales, en las guerrillas, en grupos artísticos y culturales autónomos, así como en artistas independientes, como el propio Melecio Galván, quienes evidenciaron la situación real con acciones y propuestas plásticas, mostrando opciones democráticas o visiones del mundo alternativas.

En este contexto se sitúa el trabajo transgresor de Melecio Galván, quien demostró las posibilidades que ofrece un medio tan aparentemente sencillo como el dibujo, desde el cual logró expresar a través de metáforas, de formas retóricas y de una figuración amplia, su particular mirada; a la vez, expresa la visión de una época caracterizada por la violencia y también por una práctica orientada por la esperanza y la posibilidad de cambio.

El archivo de Melecio Galván está ubicado en su población natal, San Rafael, Tlalmanalco, Estado de México, donde es custodiado por su hija Amaranta, quien mantiene abierta la posibilidad de que pueda apreciarse, difundirse y valorarse. Muchas obras de Galván testifican hasta qué grado fue un artista independiente, comprometido con su tiempo y de qué manera en su trabajo emplea un lenguaje plástico contemporáneo cuya poética reside en una comunicación con un discurso sustentado fundamentalmente en un marco político y ético.

 

Rupturas y estrategias gráficas para un nuevo realismo

Melecio quebranta sus propios límites, abandona su entorno rural y se inscribe en la ciudad; rompe también con ésta y de manera intermitente se refugia en el campo. Vive alternando influencias de la cultura rural, de la urbana y de la contracultura. Respeta a los grandes maestros del arte y despliega un virtuosismo en el dibujo que demuestra su oficio y rigor, pero a la vez desprecia y rompe con la Academia, para buscar una cercanía con el lenguaje actual a través de la valoración del cómic, del diseño gráfico o del cartel. Logra acceder al medio comercial, se apropia de tendencias vinculadas al interiorismo, incursiona en galerías como la de Antonio Souza y, precisamente cuando su carrera apuntaba a su internacionalización en el mercado artístico, abandona esta línea para definirse y mantenerse dentro de la ilustración política, con producción independiente de circuitos mercantiles.

Se mueve dentro del realismo apartándose de la abstracción, que parecía ser la tendencia del momento. Acepta influencias como la neofiguración y las neográficas pero lo hace desde un realismo que pretende desvincularse por igual del formalismo, del vanguardismo y del dogmatismo. Su figuración se inserta en un arte de izquierda, que cuestiona a la vez al Estado y a las consignas reduccionistas del Partido Comunista Mexicano.

Melecio Galván presenta en su obra un lenguaje fundado sobre todo en la fantasía y la ficción, lo que le permite eludir los estereotipos plásticos y el anquilosamiento ideológico en que cayó buena parte de la Escuela Mexicana de Pintura de esos años, mostrando por ello en sus dibujos un realismo mucho más flexible y abierto. Ilustradores y artistas contemporáneos a Galván valoraron su trabajo. En el ámbito de la ilustración están, por ejemplo, Arturo Pastrana, Heraclio o Alberto Castro Leñero; en la literatura Gustavo Sáinz y en el arte alternativo de los años setenta, muchos de los integrantes de los Grupos artísticos.

También fue objeto de la crítica de arte desde diversas tendencias. Los comentarios se suceden después de la muerte del artista y hasta años recientes; es el caso de Teresa del Conde,(6) Ida Rodríguez Prampolini,(7) Lelia Driben,(8) Antonio Saborit,(9) Carlos-Blas Galindo(10) y Alberto Híjar,(11) quien en 2006 sintetizó y colocó en su justo lugar la trayectoria del artista con las siguientes palabras:

Dialéctica materialista en la gráfica, la obra de Melecio Galván resiste el paso del tiempo y las circunstancias porque vale como dimensión estética de todo lo existente en líneas, sombras, contrastes, escalas, perspectivas insinuantes, para dar lugar a series, cosas, seres humanos y monstruos amenazantes, como signos y señales magníficas para la humanización necesaria.(12)

Muchas de sus ilustraciones fueron realizadas dentro de determinaciones laborales, en especial desde La Semana de Bellas Artes, espacio donde desarrolló distintas formas de expresión formal y conceptual y desplegó una gama de posibilidades que van de una traslación visual de la narración de los artículos o textos a ilustraciones en las que refuerza la intención del discurso o enfatiza su sentido para hacerlo más contundente; asimismo, logra alternar estos elementos de tal manera que la claridad, el acento y la fantasía actúan como procedimientos expresivos, con un dibujo que combina recursos técnicos y plásticos que muestran su talento y necesidad de buscar nuevas posibilidades dentro de la representación gráfica. En este sentido, consigue enlazar cualidades características de la plástica, de los medios de comunicación masiva y de la literatura.

En sus dibujos e ilustraciones lo monstruoso, lo grotesco, la máquina, adquieren connotaciones políticas en unos casos, lúdicas en otros, y dentro de estas últimas, llega a crear obras tan finas como la serie de Las Amarantas. En ocasiones el tratamiento del dibujo está inscrito dentro de una secuencia que funciona como una historia más o menos lineal; en otras, el lenguaje visual origina diversas lecturas, ya que las escenas se repiten, se transforman, se vinculan a categorías como las de dualidad, realidad, ilusión, progresión, alteración, transformación o afirmación de conceptos asociados a la identidad, al tiempo, al espacio.

Las obras se dirigen a un observador activo y revelan un lenguaje actual, de tal manera que, por ejemplo, cuando estas imágenes son puestas en movimiento desde medios como el video o la computadora, su capacidad plástica y comunicativa se enriquece y revela un potencial mayor, lo que nos hace pensar que seguramente en la época actual el artista lograría con la tecnología cibernética propuestas totalmente acordes a sus planteamientos.

Su discurso visual se basa en un eclecticismo y su talento como dibujante se enlaza con la originalidad de las propuestas y con la capacidad de producir una obra representativa de su tiempo, caracterizada por sus inquietudes sociales y por sustituir los parámetros de perdurabilidad y de unicidad de la obra, por los de eficacia, vigencia, variabilidad y libertad expresiva. Melecio Galván asumió con su generación que la obra ya no era un objeto excepcional cuya aura estaba sujeta a las leyes del mercado, sino que la consideró un producto cultural capaz de estructurar signos y propuestas plásticas en función de la comunicación y de una participación directa con el espectador. Definió un estilo propio cuyos recursos dentro de la ilustración se formularon a través de secuencias narrativas, grafismos, líneas puras, limpias, trabajadas desde múltiples posibilidades, generalmente con fondos blancos y con un contenido directo apoyado en las contraposiciones, en la intertextualidad, el op art, el pop art, la psicodelia, lo grotesco, lo necrofílico, la ciencia ficción, el diseño gráfico y el cómic.

En muchas de sus ilustraciones el artista muestra hasta el extremo de la redundancia los excesos del ejercicio del poder, la anormalidad de una racionalidad que deviene horror y corrupción. También representa y cuestiona al capitalismo autoritario y a sus prácticas fascistas en figuras que se mueven entre la fascinación morbosa y el horror (por la calidad del detalle y el manejo del movimiento y los escorzos), o en las ilustraciones que aluden a la necrofilia y a la crueldad. Lo gótico también se revela cuando plantea la transgresión y el trastorno social.

Otro recurso en su denuncia son los elementos orgánicos y mecánicos que aluden a la violencia, a la mutilación, a una deconstrucción de la realidad asociada al desenmascaramiento y a la pérdida de identidad. En este sentido, queda claro que para entender la obra de Melecio Galván es necesario insertar su discurso visual dentro de esta etapa de radicalismo ideológico,(13) de resistencias y enfrentamientos desiguales con el Estado, de fuertes movilizaciones sociales, así como de propuestas culturales renovadoras y combativas en las percepciones, las convicciones, las formas de conciencia, las actitudes y las expresiones artísticas.(14) Al hacerlo, cobra sentido por qué, como bien lo afirmó el maestro Alberto Híjar, uno de los temas constantes de sus obras es la deshumanización en la cultura contemporánea y por qué ocupa un lugar destacado la conceptualización de la violencia, en especial como se muestra en su Cuaderno de apuntes y en la serie Militarismo y represión, que contienen algunas de las mejores ilustraciones realizadas por este artista de quien queda todavía mucho por descubrir.

 

Notas

1. Como queda claro en investigaciones como las de Alberto Híjar Serrano, (introducción y compilación), Frentes, coaliciones y talleres, México, Juan Pablos, Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, 2007; César Espinosa y Araceli Zúñiga, La perra brava. Arte, crisis y políticas culturales, México, Stunam, UNAM, 2002; Cristina Híjar González, 7 grupos de artistas visuales de los ’70. Ruptura artística y compromiso colectivo, México, Cenidiap-INBA/Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, 2009; José Agustín, La contracultura en México, México, Grijalbo, 1997; Catálogo de la exposición Arte, luchas populares en México, Museo Universitario de Ciencias y Artes, UNAM, México, febrero, 1978; Catálogo de la exposición De los grupos, los individuos. Artistas plásticos de los grupos metropolitanos, Museo de Arte Carrillo Gil, INBA, México, junio-agosto, 1985; Catálogo de la exposición La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México 1968-1978, UNAM, México, febrero-septiembre de 2007, entre otras.

2. Esto lo desarrollé de manera más detallada en la tesis presentada para obtener el doctorado en Historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 2010, titulada Ficción y trastorno en el espacio significativo de Melecio Galván. Varios de los planteamientos de este artículo se desprenden de la tesis mencionada.

3. Alberto Híjar Serrano, “Afectar todo el proceso”, en Comentarios al margen, en el catálogo De los grupos los individuos. Artistas plásticos de los grupos metropolitanos, Museo de Arte Carillo Gil, INBA, México, junio-agosto de 1985; Francisco Fernández, “En busca de la participación total del público en la obra artística” partes 1 y 2, El Gallo Ilustrado, semanario cultural de El Día, 4 y 11 de febrero de 1979, pp. 19 y 21, respectivamente.

4. Uno de los mejores trabajos sobre Melecio Galván lo realizó Fernando Cantú Jauckens, en largos artículos que aparecieron en cinco partes en el suplemento Sábado del diario Unomásuno, con el título “Averiguaciones sobre Melecio Galván”, en 1984. También se han ocupado del artista su colega y amigo Arnulfo Aquino, “Melecio, 1945-1982: un sentimiento y una visión de la violencia”, en Arte y violencia, XVIII Coloquio Internacional de Historia del arte, IIE-UNAM, México, 1995; del mismo autor: Melecio Galván, la ternura, la violencia, México, INBA, 2010 y la investigadora de arte argentina Lelia Driben, Melecio Galván, el artista secreto, México, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 1992.

5. Juan Martínez Moro, en La ilustración como categoría. Una teoría unificada sobre arte y conocimiento, Gijón, Trea, 2004, establece las distintas posibilidades estéticas, gráficas y conceptuales de la ilustración contemporánea.

6. Teresa del Conde, texto para la exposición Melecio Galván, visión retrospectiva 1965-1982, inaugurada el 27 de mayo de 1983 en el Museo del Palacio de Bellas Artes, ciudad de México.

7. “A la memoria de un gran artista”, suplemento Sábado, Unomásuno, México, 4 de septiembre de 1982.

8. Lelia Driben , op. cit.

9. “Incidencias. Melecio Galván: los pliegues alrededor de su mirada”, en La cultura en México, suplemento cultural de Siempre!, México, 29 de junio de 1983, núm. 1098.

10. “Melecio Galván”, en Melecio Galván, retrospectiva 1945-1982, cédula de mano de la exposición itinerante, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Instituto Nacional de Bellas Artes, México, 2004.

11. Idem.

12. Ibidem.

13. Sergio Aguayo, La charola, una historia de los servicios de inteligencia en México, México, Grijalbo, 2001; Adolfo Gilly, El siglo del relámpago. Siete ensayos sobre el siglo XX, México, La Jornada Ediciones, 2002; entre otros autores.

14. Luis Racionero, Filosofías del underground, Barcelona, Anagrama, 1977; André Reszler, La estética anarquista, México, Fondo de Cultura Económica, 1974, entre muchos otros textos.

 

 

Melecio Galván
Las Amarantas
1977, tinta sobre cartoncillo ilustración, serie Las Amarantas.

Melecio Galván
Militares
1980, tinta sobre papel, serie Militarismo y represión.


Melecio Galván
Paloma o águila
1980, tinta sobre papel, serie Militarismo y represión.