E N T O R N O • • • • • •
 

Vladimir Kaspé,
edificio de apartamentos, 1947-1949•
Rubén Darío esquina Wallon,
Polanco, ciudad de México.
Fotografía: Guillermo Zamora,
tomada de la exposición Vladimir Kaspé: arquitectura racionalista, México, Universidad Iberoamericana, enero-febrero de 2011.

 

 

 

La obra de Vladimir Kaspé en Polanco

 

La Universidad Iberoamericana (celebrando los 55 años del Departamento de Arquitectura y los cien años del nacimiento de Kaspé) inauguró en noviembre y diciembre de 2010 una exposición titulada Vladimir Kaspé: arquitectura racionalista, curada por Alejandro Aguilera y un equipo de profesionales,(1) quienes publicaron un libro con el mismo título y para el cual utilizaron material fotográfico perteneciente al Archivo Vladimir Kaspé, donado en comodato a la Universidad La Salle. La muestra incluyó 191 obras —anteproyectos y construcciones— entre 1942 y 1981, sin embargo, se hizo especial énfasis en su etapa racionalista.

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MARÍA BUSTAMANTE HARFUSH MAESTRA EN ARQUITECTURA
Cronista de la Delegación Miguel Hidalgo, ciudad de México
www.cronistasdf.org.mx
maria_tau@prodigy.net.mx


La obra de Vladimir Kaspé es una de las más importantes dentro de la historia de arquitectura funcionalista-racionalista en el México de mediados del siglo XX. Nació el 3 de mayo de 1910 (casualmente el día que se celebra la Santa Cruz) en Harbin, un poblado en la región de Manchuria, cuando era parte de Rusia. A los 16 años de edad, su madre lo incita a cursar estudios en arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París, donde conoció al arquitecto mexicano —también estudiante— Mario Pani. Posteriormente continuó su formación en el Instituto de Urbanismo de París.

Su relación con Mario Pani permaneció en los siguientes años, mismos en los que Kaspé le envió artículos para publicar en la revista que editó durante más de cuarenta años, Arquitectura/México, tales como “Encuesta”, “La arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París”, “Reflexiones”, “Arquitectura en Provenza” y “La defensa pasiva”, colaboración que continuó con otros interesantes textos sobre arquitectos como Le Corbusier y sir Edwin Lutyens y temas como arquitectura en México, la vivienda y la planificación.

Tras la difícil situación que se vivía en Europa por la segunda Guerra Mundial, su amigo Pani lo invitó a emigrar a México junto con su esposa Masha Schafiro en 1942. Rápidamente se integró al país, impartió clases, realizó proyectos de construcción para luego naturalizarse mexicano.

En 1943 comenzó a dar clases de Teoría de la composición en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde ratificará sus estudios en arquitectura cuatro años después. Posteriormente fue maestro en las universidades Anáhuac, Iberoamericana y La Salle. Su labor como profesor le permitió acercarse con otros colegas como José Hanhausen, con quien desarrolló la Escuela de Economía en Ciudad Universitaria.

Dos años después de su llegada consiguió su primera obra, la secundaria Alberto Einstein (1944),y estableció su propio despacho. A ésta le siguen la gasolinera y superservicio Lomas (1947) en la calle de Pedregal en las Lomas de Chapultepec y el Liceo Franco Mexicano (1949) en Homero 1521, Polanco, todas en la ciudad de México. Con estos primeros trabajos, Kaspé logró obtener el aprecio y admiración de potenciales clientes y del gremio de la arquitectura. En su obra mostraba su talento para manejar e implementar las nuevas tendencias existentes en el mundo. A pesar de que sus estudios fueron de la escuela clásica, la tendencia mundial se inclinaba por el funcionalismo, iniciado en 1920 como un movimiento artístico y arquitectónico donde la máxima era la función espacial dando pie al debate entre “la forma que sigue a la función” y “la función que sigue a la forma”; asimismo, su estilo arquitectónico ha sido considerado racionalista en el sentido de experimentar arquitectónicamente con una gran consideración por los nuevos materiales, avances técnicos y constructivos para romper con estilos historicistas, conceptos inspirados seguramente por su admiración a la obra y teoría de Le Corbusier.

En los proyectos de Kaspé destaca su elegancia en el trazo de plantas y fachadas, la sencillez en la utilización de pocos materiales, la armonía y la funcionalidad de los espacios, su lógica estructural y constructiva. Construyó varias obras dentro de la delegación Miguel Hidalgo de la ciudad de México, como la escuela secundaria Albert Einstein sobre la calzada México-Tacuba; las casas en Montes Cárpatos, Sierra Tarahumara y Juan O’Donoju (1952-1956) en las Lomas de Chapultepec; o el tan mencionado superservicio Lomas (1948), importante edificio de usos múltiples que estuvo desprotegido por las autoridades del patrimonio arquitectónico de la ciudad pero valorado por los vecinos, quienes denunciaron su inminente demolición para la construcción de una gran torre. Finalmente se conservó una ínfima parte del conjunto para alojar supuestamente un museo de sitio. Otro edificio importante, edificado en Lomas de Sotelo, fue el Centro Deportivo Israelita (1955-1958) sobre el Boulevard Ávila Camacho, pero es particularmente interesante el trabajo que emprendió en la colonia Polanco, de la cual escribiré más ampliamente a través de cinco de sus mejores proyectos de vivienda, educación y deportivas.

A tan sólo una cuadra de Mariano Escobedo y de “La Millita” que da a Campos Elíseos, se localiza el cruce de Rubén Darío y Wallon, donde se levantan en cada esquina dos de los mejores edificios de vivienda del siglo XX en México, curiosamente proyectados y construidos por los amigos Mario Pani y Valdimir Kaspé. Pani edificó en la esquina sureste un bellísimo edificio en tabique aparente, dejando libre la esquina con un jardín común que da acceso al conjunto. Kaspé hizo lo propio en la esquina noreste con fachadas terminadas en cantera, ladrillo y concreto, una de las fachadas más plásticas y libres del racionalismo en México; pareciera que baila, que se ondula, se remete, brota y surge. En el nivel superior de este edificio el arquitecto Vladimir Kaspé vivió y trabajó prácticamente toda su vida en México. Al interior vuelven a surgir las curvaturas de los muros, al igual que en el patio posterior en forma de medio pétalo y en los muros ondulantes al interior de algunos departamentos y en el vestíbulo de acceso.

Tuve la oportunidad de entrar a conocer uno de los departamentos y me sorprendió su sencillez y las decisiones que tomó en la distribución de los espacios, como privilegiar la esquina con la ubicación de la sala comedor, colocar en el acceso al departamento una de las habitaciones con su baño y otra en el otro extremo del departamento que deja a un lado la importancia de separar los espacios públicos y privados. Sin embargo, mantiene las constantes en su obra, como la correcta vestibulación de los espacios comunes que ocupan el mínimo de área, la ventilación de baños a través de las fachadas o cubos de luz internos. Es poco visible en las fachadas exteriores, pero en la parte este del predio los departamentos son de dos niveles y de la esquina a la fachada sur son de uno solo. La planta baja tiene un sutil tratamiento de los portones para cada automóvil, con columnas sueltas aparentes que dan la impresión de irse remetiendo cuando en realidad la fachada ondulante genera ese movimiento. La esquina se abre orgánicamente con dos placas de piedra curveadas que dirigen al vestíbulo principal.

Se le encargó a Kaspé construir las instalaciones de uno de los colegios franceses más reconocidos en México con la consigna de albergar todos los niveles educativos, de jardín de niños a bachillerato, en un extenso predio de una manzana, pero se le pidió utilizar materiales económicos y sencillos para su realización, por lo que empleó básicamente cinco: tabique aparente, piedra, concreto, acero y vidrio. El acceso en la esquina de Homero y Plinio se convierte en un juego volumétrico en fachada con una ventanería a doble altura, un espacio completamente abierto, luminoso y con un gran mural a manera de díptico que refleja aspectos de la nacionalidad francesa y mexicana. De este acceso se desprenden hacia cada calle dos volúmenes horizontales en concreto y tabique aparente que alojan las aulas, talleres y laboratorios; parteluces protegen la fachada con orientación sur.

En diversas ocasiones se le han realizado intervenciones al edificio original, sin embargo, se ha respetado en su mayoría la propuesta de Kaspé. Por ejemplo, ahora el Liceo cuenta con otro acceso en la esquina que da a la avenida Ejército Nacional y Ferrocarril de Cuernavaca donde un inmenso muro curveado de tabique aparente deja libre la esquina que anuncia el nombre del colegio; una escalinata de concreto como pequeño anfiteatro remata al centro con una modesta puerta. Además se ha cerrado por completo toda la manzana con nuevos edificios perimetrales y es importante anotar que es una de las primeras escuelas en instalar sistemas que hagan más sustentable el edificio, como la captación de agua pluvial, entre otros.

Kaspé proyectó un interesante edificio con un programa muy particular, un club deportivo privado para una familia numerosa. Una fachada sumamente contemporánea se levanta sobre la calle. Una gran placa-muro en piedra caliza impide la visibilidad hacia el interior y sólo una franja de cancelería negra en forma de L invertida se deja en el acceso y sobre la misma placa. La planta del edificio tiene también forma de L y al centro se encuentra la alberca. Actualmente la fachada original ha sido gravemente alterada con la abertura de nuevos vanos en el muro de piedra caliza para el establecimiento de un nuevo restaurante; el resto del edificio está ocupado por la Euskal Etxea, que quiere decir Casa Vasca o Centro Vasco.

He recorrido en innumerables ocasiones la calle de Dickens porque me parece la más bella y representativa de la buena arquitectura en Polanco. El edificio de Kaspé siempre llamó mi atención, aún más que todos por su espectacular juego de volúmenes escalonados en la esquina, primero una habitación cerrada que se liga a una terraza cuadrada en la esquina que después continúa en una terraza alargada sobre la calle y termina en un último escalonamiento en un espacio cerrado y un gran muro placa que limita el predio. El juego volumétrico me parecía sensible, fuerte y propositivo para la ciudad. Me sorprende aún más saber que fue uno de los primeros edificios en dicha calle, lo cual significó la pauta a seguir en futuras construcciones que se adaptaron armónicamente al entorno.

Dos departamentos se ubican en el primer nivel y en los siguientes, otros cuatro departamentos se desarrollan en un nivel completo con vestíbulo, sala con chimenea, comedor, estudio, cocina, alacena, áreas de lavado, servicio, tres habitaciones con amplias zonas de guarda y baño, espaciosas terrazas al frente y todos los espacios correctamente ventilados e iluminados. Sorprende para la época la consideración de dos lugares de estacionamiento por departamento, un núcleo central de circulaciones verticales (elevador y escalera), el cual ocupa un mínimo espacio, un vestíbulo diferenciado en planta baja, una vivienda digna para el conserje y una pequeña área ajardinada en la esquina posterior.

En un terreno típico de Polanco, rectangular y alargado con poco frente, se levanta lo que fue el Centro de Reeducación Física y Estética (1973) en un edificio desarrollado en cuatro niveles. La fachada se remete del paramento de la calle y anuncia su acceso con una escalera escultórica al frente que lleva al vestíbulo principal en triple altura con un gran ventanal que aprovecha la vista arbolada hacia el Parque Uruguay. La planta baja la utiliza de amplio estacionamiento para los clientes. En el primer nivel de recepción se ubicaban los baños, regaderas y cabinas de tratamientos de belleza, y en la parte posterior salones de acondicionamiento físico.

Con la renovación para alojar al Consejo Británico en México, se enfatizó aún más el volumen del elevador forrándolo con mosaico veneciano en color rojo-anaranjado y la escalera que sube a todos los niveles que son visibles a través de la doble altura del acceso. La intervención realizada comprueba una vez más cómo, con buenos proyectos de origen y arquitectos sensibles, un edificio puede permanecer en el tiempo dignamente y sin grandes alteraciones a su aspecto original.

La calidad arquitectónica de las obras anteriores ha permitido que su estilo perdure en las calles de la colonia y se distingan, cosa que no ha sucedido con muchas otras obras de las décadas de 1950 y 1960 en la zona, las cuales han sido paulatinamente demolidas o transformadas drásticamente, quitándole el estilo original con falsas renovaciones que contradictoriamente le van restando valor al inmueble. La cancelería original, la proporción de las ventanas, la piedra en su formato y textura original, los vanos y macizos de las fachadas exteriores e interiores son, entre otros, el sello que cada arquitecto ha impreso a su obra y es lo que diferencia a unos de otros. Ojalá sus habitantes sean cada vez más sensibles con el lenguaje arquitectónico que grita su propio edificio.

Nota

1. Coordinación general y curaduría: Alejandro Aguilera González; diseño gráfico: José Alejandro Ayllón Ortiz; investigación: Alejandro Aguilera González, José Alejandro Ayllón Ortiz, Bertha Yuriko Silva Bustillos, Graciela García Bringas; fotografías: Guillermo Zamora Serrano; apoyo documental y asesoría: Rogelio Barrón Fierro; supervisión general: Carolyn Aguilar Dubose.

 

Vladimir Kaspé,
• Liceo Franco Mexicano, 1950-1958 •
. Homero 1521, Polanco,
ciudad de México.
Fotografía: Guillermo Zamora,
tomada de la exposición Vladimir Kaspé: arquitectura racionalista, México, Universidad Iberoamericana, enero-febrero de 2011.


Vladimir Kaspé,
club deportivo, 1955
Aristóteles 239, Polanco,
ciudad de México.
Fotografía: Guillermo Zamora,
tomada de la exposición Vladimir Kaspé: arquitectura racionalista, México, Universidad Iberoamericana, enero-febrero de 2011.


Vladimir Kaspé,
edificio de apartamentos, 1958 •. Dickens esquina Platón, Polanco, ciudad de México.
Fotografía: Guillermo Zamora,
tomada de la exposición Vladimir Kaspé: arquitectura racionalista, México, Universidad Iberoamericana, enero-febrero de 2011.


Vladimir Kaspé,
• Centro de Reeducación
Física y Estética, 1973•
Lope de Vega 316, frente al Parque Uruguay, Polanco, ciudad de México. Fotografía: Guillermo Zamora, tomada de la exposición Vladimir Kaspé: arquitectura racionalista,
México, Universidad Iberoamericana, enero-febrero de 2011.