A P O R T E S • • • • • •
 

Historia de la lucha y la cultura zapatista • 2007, Paraíso
Tulijá, MAREZ Ricardo Flores Magón. Foto: A. Cisneros.

 

 

Pintar Obedeciendo:
Mural Comunitario Participativo


El ejercicio de la memoria histórica local, la participación de las comunidades en la selección de los temas por tratar, la inclusión del mayor número de integrantes de las mismas en las decisiones sobre los aspectos formales de la obra, la creación de un vínculo emocional y afectivo durante el proceso, son aspectos que este colectivo plantea en la realización de pinturas murales.

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CRISTINA HÍJAR GONZÁLEZ LICENCIADA EN DISEÑO DE LA COMUNICACIÓN GRÁFICA
Investigadora del Cenidiap
cristina@artemusicavideo.com.mx

 

Platicar con Sergio Checo Valdez, coordinador del colectivo Pintar Obedeciendo, y con Juan y Esther, dos de los promotores, resulta una experiencia importante y gozosa. Destaca su generosidad para compartir sus conocimientos y vivencias. Para mi fortuna, además de la larga entrevista que me veo en la obligación de redactar, me regalaron varios videos, fotos e información sobre su trabajo, acervo que mantienen ordenado y sistematizado con el objetivo de documentar puntualmente lo realizado. Excelentes videos, cientos de fotografías, cuadros sinópticos, esquemas, presentaciones visuales, etcétera, permiten conocer a profundidad el tema. Constaté también la enorme modestia de este grupo de compañeros y compañeras, algunos muy jóvenes y de diversas profesiones, cosa que llama la atención. Entre ellos no hay pintores o productores gráficos profesionales, Checo es maestro en la licenciatura de Comunicación Social de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (y digno sobreviviente de los propósitos educativos originales de esta institución: educación participativa y vinculación y servicio social de sus egresados), y los promotores son biólogos, sociólogos, sicólogos o comunicadores. Todos afirman que “no saber pintar” no constituye una limitación para el impulso del método Mural Comunitario Participativo (MCP), que va mucho más allá de la creación de una obra colectiva y comunitaria.

Checo Valdez visitó Chiapas por primera vez en 1988 junto con Víctor Ortega y Javier Martínez, invitados por Antonio Paoli para participar como observadores de derechos humanos y colaborar con un curso/taller sobre educación y valores para indígenas tzeltales zapatistas. Al inicio, la comisión fue crear los materiales gráficos de apoyo, sin embargo, y para empezar, Checo cuestionó la posibilidad de generarlos sin conocer a sus destinatarios. Así aprendió una frase tzeltal que definía el concepto de respeto. A partir de entonces se desplegó una relación respetuosa con las comunidades indígenas.

Pasar de la realización del letrero de bienvenida al Municipio Autónomo en Rebeldía Ricardo Flores Magón a “una gran pintura” para la casa municipal significó el inicio de una experiencia enriquecedora que no concluye, no se agota, sino que crece y se fortalece con cada nuevo proceso. Podría haberse quedado ahí, con la realización de Vida y sueños de la cañada del Río Perla, más conocida como el Mural de Taniperla, que tuvo aproximadamente 44 horas de existencia tras 24 días de trabajo, pues fue destruido en un operativo policíaco-militar (1 200 efectivos para 2 600 pobladores) que inauguró, en 1998, la ofensiva gubernamental contra los municipios autónomos rebeldes zapatistas. Paradójicamente, fue entonces cuando el mural cobró vida plena. A partir de su destrucción existen hoy aproximadamente cincuenta réplicas en todo el mundo; sin duda es el mural más reproducido de la historia, quizá de ahí viene su otra denominación: “el mural mágico”.

Esta experiencia posibilitó la creación de un método para la realización de murales comunitarios participativos, probado durante trece años en distintos y variados contextos en los ámbitos nacional e internacional.
           

De la creación y destrucción del primer mural de Taniperla al método MCP

Para Checo Valdez resultó muy importante la invitación zapatista a realizar “una gran pintura” en la fachada de la casa municipal de Taniperla por su formación como maestro y por su particular interés en el desarrollo e impulso de la creatividad colectiva y la educación participativa. Con su amplia experiencia como educador y con la ayuda de una tesis profesional sobre Arte, mural comunitario en México elaborada por Cuauhtémoc Kamffer, regresó a Las Cañadas, a unas siete horas de la ciudad de Ocosingo. Cabe mencionar que el Municipio Autónomo Rebelde Zapatista Ricardo Flores Magón ubicaba en ese entonces a Taniperla como su cabecera municipal.

Con la comisión de decorar con una gran pintura la casa municipal del primer municipio autónomo zapatista que se daba a conocer públicamente, se integró el colectivo con varios compañeros zapatistas y dos mestizas promotoras de derechos humanos. El taller, narra Checo, enfrentó diversos obstáculos, por ejemplo, el hecho de que el colectivo cambiara constantemente porque algunos participantes tenían que regresar al trabajo campesino o porque había concluido su comisión; sin embargo, otros se integraban para retomar lo avanzado y sumarse a la tarea, además de aquellos que participaban por el gusto de colaborar.

El proceso de elaboración del mural llevó doce días de “ideación” y doce de realización. Fue la primera vez que se echó a andar este método, sin serlo aún formalmente. Consiste, primero, en constituir un equipo nuclear que realiza una preconsulta en la comunidad receptora del mural. Se trata de preguntar al mayor número de personas si quieren o no el mural, en dónde se podría ubicar y qué les gustaría que se representara en él. Posteriormente se organiza colectivamente esta información, y si se decidió hacer el mural, cosa que ha ocurrido en todos los casos, proceden a elaborar una convocatoria para integrar el equipo de realización. Con las ideas/temas producto de la consulta, los realizadores empiezan a plasmar en dibujos los elementos gráficos. Esta etapa resulta muy importante.

No nos importa mucho la calidad del dibujo sino más bien que procuramos la discusión, el compartir las ideas, interpretarlas y luego explicarlas [...] El grupo amplía la consulta [...] Usamos papeletas, una papeleta donde se expresa cada idea, se pegan todas en una pared y el grupo empieza a buscar afinidades de ideas y hace grupos, subgrupos de ideas. Finalmente a estos subgrupos de ideas se les busca un título que englobe todo lo que está y luego empieza el bocetaje sobre todos estos conceptos, se empiezan a hacer los bocetos, muchos bocetos. También tenemos ahí modos que nos parecen novedosos, se hace una o varias rondas de bocetos individuales sobre las ideas, sobre algunos de los temas que ahí se dicen. Después de esto se hacen bocetos compartidos, entre dos personas, pero en silencio, cada quien tiene su tema, escoge un tema y lo tienen que hacer compatible y ponerse de acuerdo con el lápiz, no verbalmente. Y luego lo ampliamos a tres personas, a cuatro personas, y si es posible, a más. Entonces esto va generando muchos elementos visuales, se va trabajando mucho, parte de lo que les ha gustado a los campesinos, a las personas que recién conocen o se acercan al dibujo es el proceso de bocetaje.

En ningún momento se juzga la calidad del dibujo, tampoco se rechaza ninguna idea por parte del promotor externo; colectivamente se decide, a partir de la consulta a la comunidad y de ahí su carácter comunitario, el tema del mural y los elementos que en él aparecerán. Los integrantes de Pintar Obedeciendo mencionan siempre que ellos “animan a pintar”. Hay que ubicar este propósito en la realidad campesina zapatista en la que muchos de los participantes jamás han tomado un lápiz para dibujar, nunca han mezclado colores —cosa que les gusta mucho—, y no han tenido la oportunidad de expresarse creativamente y con otros lenguajes. Un compañero zapatista presume que él pintó una estrella y un letrero “con un olote y un cartoncito”. Hay hermosos testimonios: una compañera zapatista desea la realización del mural “para que los niños vean a su papá y a su mamá en la lucha”, otra expresa su preocupación por pintar los maices criollos y locales en peligro ante la amenaza de los transgénicos. Hay que mencionar que a veces se requiere de la explicación verbal de quien elaboró un boceto para que pueda ser entendido por todos, incluso hay quienes escriben la palabra de lo representado junto al elemento gráfico para que no haya dudas de lo que quisieron dibujar. A través de “aproximaciones sucesivas” gráficas y verbales llegan a las ideas/tema definitivas.

Destaca otra característica de este proceso del MCP: los promotores no imponen iconografía ni signos y símbolos, buscan que los habitantes de la comunidad “expresen lo que sienten y generen su propia estética” con los elementos gráficos que ellos decidan y quieran. Por esto en todos los murales hay elementos naturales, actividades laborales y organizativas, recuerdos, momentos históricos comunes y los símbolos propios de su movimiento en resistencia: retratos, pasamontañas o banderas. Generalmente los murales son narrativos dada la necesidad urgente de decir. Cuenta, y mucho, la participación de los promotores zapatistas de educación y salud en estos procesos.

Hemos visto que hay comunidades a las que les llegan calendarios, fotos, revistas, y que estas revistas y estos elementos iconográficos se convierten en sus referentes visuales de la representación del mismo zapatismo. Eso lo hemos tratado de evitar con el propósito de que sean solamente elementos que ellos consideren que hacen al zapatismo.

Este proceso distingue al MCP de otros murales en territorio zapatista en donde se reconoce la mano y la propuesta del productor artístico, generalmente externo a la comunidad que lo alberga.

Adoptamos Pintar Obedeciendo en honor al modo de trabajar de las comunidades y sí aplicamos la consulta, eso es a lo que llamamos “pintar obedeciendo”, tratamos de escuchar lo mejor posible a la comunidad a través de este instrumento y animarlos a que ellos mismos armen este tejido conceptual.

También por este método de trabajo se resisten a ser calificados como “muralistas”.

Esto de decirnos “muraleros” [...] Nos gustó más como nos dicen allá: “pintadores”, y es por varias cosas. En primer lugar, sería muy fácil para nosotros, pero también muy ficticio, decir que estamos haciendo arte, sobre todo si lo vemos a la luz de que cabe cualquier cosa dentro de este vocablo, no se es muy estricto en su uso. Partimos un poco de la tarea, pues hemos asumido estudiar a Juan Acha, de una lucha por la soberanía latinoamericana conceptual, su soberanía conceptual sobre su propia producción estética. Es una tarea de gigantes, tremenda, pero creo que es un camino que hay que caminar y eso nos ha hecho dudar muchas cosas, cosas que teníamos, la intención de: “los enseñamos a dibujar” [...] lo poco que sabemos está altamente contaminado, y a veces es lo único que tenemos, del paradigma centroeuropeo sobre el arte [...] Queremos ser un poco más modestos, más bien: animemos a pintar, esto generará tarde o temprano la necesidad de que hagan su propia estética, cuando llegue ya a tocarles su espíritu, su corazón profundamente, va a empezar a generar su propia estética y ojalá esto sucediera en los barrios y en las comunidades y en todos lados.

 

¿Por qué hacerlo y para qué sirve un mural?

Tenemos algunas respuestas técnicas o deducciones, ¿para qué sirve un mural?, bueno, pues sirve para muchas cosas: para conmemorar, para recuperar la historia [...] Sí, tiene muchos usos, pero uno dicho por un anciano indígena: “para que los niños sepan”, esa es su respuesta, que para nosotros nos da mucha luz, “y para que nosotros no olvidemos”, es muy importante. Y la otra es el uso que le están dando, de alguna manera es una defensa del territorio, con esto marcan territorio, anuncian “aquí somos zapatistas”, es una manera y aparece además en varios murales “en defensa del territorio”.

Los usos y los propósitos de una pintura mural se van descubriendo también en el proceso colectivo. Ya he mencionado la dimensión creativa del movimiento zapatista que ha derivado en la apertura a nuevas formas de expresión para la población indígena tradicionalmente alejada de estas posibilidades por las necesidades urgentes de sobrevivencia. Pero en la constitución del sujeto histórico nuevo resulta indispensable la construcción de una nueva subjetividad que incorpore una identidad nueva (la del sujeto colectivo rebelde y en resistencia), la del conocimiento y reconocimiento como pueblos en lucha, la de la afirmación cotidiana. Recordemos que en muchos casos son comunidades formadas hace relativamente poco tiempo; aunque previamente existentes, ahora son políticamente autónomas, forman parte de una organización mayor que impulsa una autonomía en los hechos y en todos los aspectos de la vida social. Pero esto no ocurre por decreto, hay que habilitar y facilitar los instrumentos y procesos para que toda esta creatividad latente se despliegue en toda su riqueza. Eso es lo que hace Pintar Obedeciendo.

Ese trabajo compartido, ese entendido de que el mural puede ser un comunicado, de que el mural puede ser un manifiesto, de que el mural puede decir “aquí estamos”, de que el mural puede decir “estos son nuestros caídos”, de que el mural puede ser solamente “éstos somos y esto queremos ser” [...] con características que van más allá del uso del mural como una cosa bonita, pues; sino que sí es un proceso que ellos identifican como parte de su organización y de las historias que se deben decir.

Por supuesto, la tradición oral resulta fundamental entre comunidades ágrafas. El proceso de alfabetización zapatista ha sido constante pero aún no está concluido y pervive la historia oral, más cuando se trata de la historia reciente, es decir, la de su organización. Es tiempo de dar a conocer lo sucedido: desde el Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata, el levantamiento, los compañeros caídos, los acontecimientos particulares de cada lugar. Ahora existen murales que refieren o narran todo esto, como los realizados en San Jerónimo Tulijá o en el Ejido El Tumbo. En el primero, una clínica de salud lleva el nombre de una de “los primeros”, como los zapatistas los denominan: Elisa Irina Sáenz Garza Compañera Murcia, caída en 1974 en Chiapas. En el segundo, se incorporaron en el mural la historia de la relación de la comunidad con el primer núcleo guerrillero, escenas del levantamiento, el asesinato a machetazos priístas de dos niños zapatistas: Javier y Feliciano, que hoy nombran a la escuela autónoma. En los procesos de realización mural también se induce al rescate de las historias íntimas de las comunidades en particular.

El ejercicio de la memoria histórica local es parte del proceso mural. Los más jóvenes conocen estas historias, los más viejos las comparten y entre todos discuten su importancia dentro de este trabajo identitario y definen cómo representarlo. Los promotores de Pintar Obedeciendo tienen muchas ricas anécdotas al respecto, compartiré dos de ellas. La primera, cuando se realizó un mural en la Escuela Secundaria Rebelde Autónoma Zapatista Primero de Enero en el caracol de Oventic, que en 2001 aún era Aguascalientes. Dieciséis jóvenes integraron el colectivo, se consultó a más de doscientas personas y una muchacha propuso incorporar la Ley Revolucionaria de Mujeres, cuestión que dio lugar a un taller-seminario interno para darla a conocer, dado que muchos no sabían que existía. Algo semejante ocurrió en los murales realizados en 2010 para decorar las nuevas instalaciones de la Junta de Buen Gobierno y los Consejos Autónomos del caracol La Garrucha en donde, por primera vez, se representó al Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata a través de una escena nocturna en la que los ocho compañeros, “los primeros”, están reunidos alrededor de un documento. Suena fácil, pero no lo fue porque esto dio lugar a una seria y profunda discusión en honor de la verdad histórica que iba a ser representada en el mural.

Puede sonar muy absurdo pero lo llevaron a una reflexión de, bueno, ¿la ropa va a ser color como café o van a ser vestidos de civiles? Entonces decir: están de color café, porque sólo los que están en la montaña son la gente que son los milicianos, los insurgentes. Entonces empezó una reflexión de no, es que ¿esto cuándo fue?; no, es que fue antes de que surgiera el EZLN, el ejército, entonces no pueden estar vestidos como milicianos; no, pero es que están en la montaña. Me interesó mucho que los jóvenes no tuvieran conocimiento de esto y el papel importante de los promotores de educación, lo poco o mucho del conocimiento que tengan de su propia historia, que tiene lagunas, pero van enriqueciendo y van aprendiendo entre ellos su propia historia. No conocían ni siquiera los propios coordinadores de educación, ni los nombres, y afortunadamente pudimos compartirles el nombre de estos compañeros, que surgió a partir del documental. (La insurrección de la memoria. Un testimonio de las FLN, Arte, Música y Video, 2009).

La otra era que un compañero del mismo Núcleo iba a ir dirigiéndose a la comunidad y ahí era otra discusión, ese compañero que se iba a dibujar, que se iba a pintar en esa parte, ¿iba vestido de civil o de miliciano? Todos acordaron que iba a ser de civil y que no podría portar un arma, porque el insurgente aunque tiene arma siempre va a respetar a su pueblo y nunca puede presentarse ante la comunidad con un arma, porque es un acuerdo que ellos tienen. Entonces a mí me encantó ese suceso, que hay una reflexión y el papel importante que tienen los promotores y los coordinadores de educación y que estaban llevando la discusión o el análisis del mismo mural a un nivel que yo no había visto, que en la poca experiencia que tengo en este proceso nunca lo había visto.

El hecho de que se requirieran retratos fieles también significó un reto para los promotores externos. La única corrección que han tenido que hacer fue cuando la comunidad solicitó rehacer el retrato de Francisco Gómez —caído en los combates en Ocosingo en 1994 y nombre de uno de los municipios autónomos— “porque era más gordo”. Este hecho me recuerda lo narrado por los integrantes del grupo Germinal durante su experiencia en Nicaragua al inicio de la Revolución sandinista, cuando destacaban la necesidad de las comunidades u organizaciones de representar de manera realista a sus héroes y caídos. Para Germinal significó la necesidad de modificar totalmente una manta en honor a Luis Alfonso Velázquez, el niño mártir que daba nombre a la Asociación de Niños Sandinistas: nada de altos contrastes ni audacias dibujísticas sino un retrato fiel con rizadas pestañas, mejillas sonrosadas, sonrisa infantil, etcétera. Todo importa cuando se trata de representar con respeto y amor a los héroes.

Otro aspecto importante es lo descubierto en estas experiencias: el mural ha tendido puentes. Las comunidades receptoras son complejas, en especial las indígenas en donde conviven zapatistas, priístas y miembros de otras organizaciones. Los promotores se plantean la inclusión en la consulta de la mayor cantidad de personas posible, y de pronto se han encontrado con respuestas sorprendentes producto de la tolerancia y el respeto con los que actúan; son entonces generadores de comunidad. En su experiencia, el proceso de realización del MCP contribuye también a relajar las tensiones políticas. De este modo establecen relaciones amplias y garantizan, hasta donde es posible, el futuro de la pintura mural dentro de realidades complejas.

Pintar Obedeciendo reconoce la importancia del papel de las organizaciones o colectivos con los que se vinculan. Lo consideran indispensable y su participación, con la propuesta concreta de realización de un mural comunitario, contribuye a los propios procesos organizativos del lugar al generar actividades colectivas, participativas e incluyentes, pero también lúdicas y gozosas que posibilitan otro tipo de relaciones sociales y su propio proceso de organización. La creación de un vínculo emocional y afectivo durante el proceso mural contribuye a proyectos de largo plazo.
           
Lo que se ha venido haciendo es empatar con otros procesos organizativos y es ahí donde tiene más relevancia el proceso del mural comunitario y donde la aplicación del mismo enriquece los procesos organizativos de esos espacios. En trece años, ha habido alrededor de cincuenta promotores que han hecho un mural con base en este método y esto ha servido para que ellos se incorporen a procesos organizativos en sus localidades, con otros grupos, con movimientos altermundistas o lo que sea.

Un antropólogo, cuando se inauguró el de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, decía que independientemente del resultado, que podría gustar o no a la gente, lo importante era el proceso y que este método era un instrumento ideal para proyectos de largo aliento, ya sea antropológicos, de trabajo social o de cualquier cosa que tenga que ver con comunidades porque permite una rápida inserción del investigador a la comunidad, una rápida aceptación del extraño a la comunidad.

Basta que nosotros trabajemos un par de semanas en una comunidad y los lazos afectivos son fortísimos y la confianza, esa confianza que nos tienen en dos semanas o en una semana, a veces el antropólogo por sus técnicas habituales, tarda meses y a veces años en lograrlo, nosotros lo logramos en un corto tiempo porque es muy emocional, es muy lúdico, es muy festivo el mural, entonces crea lazos de confianza muy intensos, que creo en eso radica mucho su éxito, que la gente puede hablar. Una de las cosas que procuramos es posponer el juicio y ser lo más inclusivo posible con las ideas, por si tenemos que rechazar alguna.

 

Un método a prueba

El mural Vida y sueños de la cañada del Río Perla regresó a Las Cañadas de Chiapas hasta 2003. Desde el momento de su destrucción existió el deseo de volverlo a pintar, pero por varias razones no fue posible. En ese periodo se realizaron varios murales en los que se probó y perfeccionó el método impulsado en esa primera experiencia.

Hay que mencionar que a raíz del operativo policiaco-militar en Taniperla fueron detenidos dieciséis compañeros, entre ellos Checo Valdez que permaneció cerca de dos años en el penal de Cerro Hueco al no aceptar, junto con Luis Menéndez, el otro mestizo observador de derechos humanos, pagar la fianza para su liberación. De inmediato se desplegó una amplia solidaridad con los presos zapatistas provenientes de diversos municipios y agrupados en La Voz de Cerro Hueco, organización creada en el penal, y con los únicos dos mestizos detenidos cuyo caso fue ampliamente difundido. Durante su estancia realizaron una segunda pieza con los zapatistas del municipio Tierra y Libertad, un mural transportable que representaba la vida de un municipio autónomo y que incluso salió del penal como una especie de ponencia visual para uno de los encuentros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional con la sociedad civil.

Ya en libertad, Checo fue invitado a repetir la experiencia en un contexto absolutamente diferente: la Escuela Nacional de Antropología e Historia. El método resultó igual de efectivo en una comunidad universitaria y urbana. De ahí vendrían diversas invitaciones al extranjero: España, Canadá, Alemania, El Salvador, entre otros, también en México, como la Sierra Maycoba en Sonora. El método fue constantemente puesto a prueba en cada uno de los diferentes contextos.

Tienen también, al menos, dos experiencias de MCP en el Distrito Federal: en Santo Domingo, Coyoacán (2007), y en el pueblo de San Miguel Ajusco, Tlalpan (2002), ambas realizadas con los colonos y vecinos. Llama la atención en los videos testimoniales la generación de comunidad desde el impulso de la consulta. Como en otros procesos, el taller incorporó dinámicas para integrar al grupo interesado, incluso algunos ejercicios generadores de autoestima y sensoriedad que implicaron el contacto físico para generar confianza entre los participantes. En San Miguel Ajusco se integraron los jóvenes “patinetos”, quizá por primera vez, a una actividad comunitaria que implicó consultar a 37 manzanas de colonos. Los testimonios finales son esperanzadores, desde el conocimiento adquirido a raíz de las discusiones sobre la historia del lugar para definir los signos y símbolos precisos, la oportunidad de visitar colectivamente murales históricos como el de Diego Rivera en Palacio Nacional y alguno de Siqueiros, hasta el gusto por haber sido parte del proceso. No aparece un solo comentario negativo en los testimonios recabados entre la comunidad, sino como dice una señora, “primera vez que nos preguntan y primera vez que se hace algo que queremos”. En Santo Domingo sucedió lo mismo, otra señora lo expresa al afirmar que el mural comunitario refiere desde la construcción de la colonia a la construcción de la patria entre todos, “para una vida digna para todos, que los niños sepan que construimos calles y casas para que sean felices”.

En 2003 se inauguró el Centro de Formación Autónoma Compañero Manuel en La Culebra, Chiapas, nueva cabecera del municipio autónomo Ricardo Flores Magón. Este Centro resultó fundamental desde su creación, posible gracias a la participación solidaria de la Central General de Trabajadores española y el colectivo griego Una Escuela para Chiapas, porque desde entonces es la sede para la capacitación de los promotores de educación de todos los municipios pertenecientes al caracol La Garrucha. Este acontecimiento posibilitó el regreso del mural, para el que se construyó una casa de dos plantas, sede del Consejo Autónomo. La fiesta de inauguración duró tres días.

El método funcionaba y el colectivo Pintar Obedeciendo quería devolverlo al ámbito de donde surgió. Fue así que en 2007, y a propósito de la invitación para decorar la Clínica de San Jerónimo Tulijá, regresaron a La Garrucha con una ambiciosa propuesta que cumplieron. Hubieron de modificar el método despojándolo de lo que consideraban una parte muy escolarizada: el taller en el aula, e impulsaron lo que denominan “capacitación a pie de pared”. El colectivo se dividió en brigadas de promotores externos y lograron abarcar veintidós comunidades del ejido de San Jerónimo Tulijá para en un año cuatro meses producir veintiséis murales comunitarios. Ahora se plantean nuevas metas: abarcar todos los municipios autónomos de La Garrucha. Seguramente lo lograrán.

En mayo de 2007 también llevaron a cabo con veinticuatro participantes indígenas y mestizos la tercera edición del diplomado MCP en la Universidad de la Tierra en San Cristóbal de las Casas, hoy decorada.

Pero no son los únicos que impulsan el método, a partir de alguna experiencia común y asesorías, éste ha sido replicado en Guatemala en una comunidad de repatriados y con la creación de un grupo hermano en Santa Ana, California, con quienes se relacionan desde 2007 y que se nombran SAPO (Siempre Aprendiendo a Pintar Obedeciendo); han realizado interesantes experiencias en Los Ángeles con grupos latinos, mexicanos y camboyanos.
           
           
Pintar obedeciendo

Contra los argumentos que apuntan a que esta frase/concepto/método es sinónimo de subordinación por su irrespeto a los impulsos creativos del “artista” o productor visual, existen diversas experiencias perfectamente documentadas que dan cuenta de la relación respetuosa y compañera establecida en cada uno de los casos con las comunidades receptoras de los murales comunitarios participativos.

Cabe subrayar que los impulsores de este método están lejos de ser pintores o profesionales artísticos, se autocalifican como habilitadores o animadores y posibilitan ricas experiencias no sólo entre los colectivos que participan en la realización de las pinturas murales, sino entre la comunidad toda que se siente parte de esta creación porque participó en la consulta, porque propuso una idea temática o porque ayudó con la logística. Como ejemplo, el testimonio de una mujer en la experiencia con dos cooperativas de artesanos de El Salvador que quiere ver su crédito en la firma del mural porque aunque no pintó, cooperó con el equipo que lo realizó y será la primera vez que su nombre aparezca en algo que no sea estrictamente personal. Esto garantiza el cuidado y la preservación de la pintura: es de todos y todas.

Sin embargo, no ha sido tarea fácil. Checo apunta los vicios de la solidaridad paternalista que han permeado a las comunidades indígenas. En muchas ocasiones sólo preguntan si llevan algún donativo. Una vez acordada la actividad, hay una negociación en la que generalmente se acuerda que la comunidad aportará la mitad de los materiales necesarios y proveerá el hospedaje y la alimentación de los promotores externos.

No puedo dejar de mencionar que a lo largo de trece años de experiencia, el colectivo Pintar Obedeciendo ha variado en número e integrantes, con algunas presencias constantes. Destaca la juventud de los promotores que comparten el haberse transformado personalmente con este trabajo. Una de las promotoras advierte que “los zapatistas son peligrosos porque te enamoras”. El compromiso establecido rebasa la realización de un mural concreto, llevan a cabo constantes reuniones de trabajo en la que discuten estrategias, instauran nuevas dinámicas y proyectan sus planes futuros. Colectivamente se reeducan, comparten preocupaciones a partir de, como afirmaba el grupo Germinal en la década de 1970, haber asumido que “el trabajo colectivo lo entendimos como una necesidad individual”. Esto evita los falsos dilemas y ataja los egos propios de la creación artística.
           

A manera de conclusión

El método para la realización de murales comunitarios participativos desarrollados por Pintar Obedeciendo ha sido producto de un largo proceso y de múltiples experiencias valiosas. Pero no hay que olvidar que surgió de la relación con comunidades indígenas organizadas. Esta característica tan distintiva planteó retos concretos. Después vendrían otros a trabajar con comunidades urbanas, universitarias, barriales o de colectivos diversos. Una característica común a todos los contextos es que en muchos casos era la primera vez que la gente se enfrentaba a un proceso creativo. Vencer este temor no es tarea fácil y es el inicio del proceso en la adopción del método: animar a pintar. Desde 1998 suman aproximadamente 120 murales realizados en México y en varias partes del mundo con el método MCP.

Actualmente tienen un objetivo en Chiapas que impulsan desde 2007 y cuya meta es agosto de 2012: la formación de promotores indígenas en MCP. Incluso se considera el uso de materiales originarios que sustituyan a la pintura comercial, como el hollín o la cal.

Resulta muy importante la sistematización de la información. Su propósito es definir el perfil del promotor de mural comunitario, elaborar un manual, una página web del colectivo y una publicación que dé cuenta del trabajo realizado. Para beneficio de todos, ojalá lo logren.

El punto de partida es la importancia concedida al poder creador de la comunidad que lleva a ubicar esta experiencia artística en la vida cotidiana. A lo largo del proceso y hasta la inauguración de la pintura mural ocurren afectaciones importantes: con la preconsulta, desde el momento mismo de decidir “si quiero o no el mural”; con la consulta, “qué quiero que aparezca en él”; con la participación en la realización con todo lo que esto implica, desde vencer el temor a hacerlo hasta elaborar bocetos, mezclar colores y tomar un pincel o brocha. La inserción personal voluntaria en un proceso colectivo que atiende las necesidades o requerimientos de la comunidad que lo alberga podría no ser novedoso dado que los procesos realmente comunitarios tienen estas características, sin embargo, aquí es distinto por las capacidades echadas a andar.

Al incorporarse la imaginación, los deseos, la memoria, el gusto, la subjetividad toda, lo que se está afectando es la dimensión estética. Son procesos expresivos y emotivos que transforman a los individuos y a la colectividad. El espacio político de la comunidad, como sujeto colectivo, acaba siendo afectado por una acción estética. He insistido en la necesidad de estetizar el espacio y la acción política como necesidad indispensable para cualquier cambio o transformación de las relaciones sociales. Sin la construcción de sujetos nuevos, sin una modificación sustancial de la subjetividad, ningún cambio político será posible.

¿Cuáles son los objetos que requiere el sujeto social actual y el sujeto histórico libertario en construcción? ¿Basta la producción profusa en múltiples formatos de imágenes iconográficas legalizadas o identificadas con algún movimiento en particular? ¿Cuáles son los mecanismos efectivos para generar comunidad? Pintar Obedeciendo ha ido encontrando respuestas, quizá no definitivas, y lo más importante: ha constatado la efectividad del mural comunitario participativo para estos propósitos.

No es un asunto menor por todo lo implicado en ello. En el caso de las comunidades indígenas zapatistas en donde Pintar Obedeciendo ha hecho su mayor labor, hablamos de territorialidad, de identidad colectiva, de rescate histórico, de memoria popular, de difusión, de educación, de conocimiento y reconocimiento, elementos fundamentales para el empoderamiento de un sujeto colectivo que está llevando a cabo transformaciones políticas, sociales y culturales de enorme importancia histórica no sólo para este sufrido México.

El aporte de este colectivo ejemplar es destacable para todo esto. De manera modesta, sin grandes anuncios ni patrocinios de ningún tipo, avanzan y contribuyen a la indispensable construcción del sujeto histórico libertario. ¡Larga vida a Pintar Obedeciendo!


Fuentes documentales

Cristina Híjar, Entrevista a Sergio Checo Valdez, Juan y Esther del colectivo Pintar Obedeciendo, ciudad de México, 14 febrero 2011, 33 páginas.

Fondo documental e iconográfico del colectivo Pintar Obedeciendo/MCP.

Alberto Híjar, “Pintar Obedeciendo”, periódico Por Esto!, Yucatán, 22 diciembre 2010.

Video Síntesis iconológica e iconográfica de siete MCP, anexo audiovisual de tesina en Comunicación Social de Nancy Alejandra Estrada, “Estética y comunicación de los espacios públicos”, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 11 min., 2001.

Video Palabra pintada. Mural Metamorfosis, San Miguel Ajusco, Canoa Producciones, 24 min., 2002.

Video Mural comunitario participativo, Santo Domingo, Coyoacán, 18 min., Pintar Obedeciendo/MCP, 2007.

Video Pa’ que lo vean los niños. Destrucción y resurrección del mural de Taniperla, Gerardo Marván/Checo Valdez/UAM-X, 60 min., 2009.

Video Los hijos del maíz, Oventic, Chiapas, 2001, 16 min., Pintar Obedeciendo/MCP, 2010.

Video Ningún ser humano es ilegal, Munich, Alemania, 2003, 23 min., Pintar Obedeciendo/MCP, 2010.

Video Quetzalcoatitán, Café La “T”, El Salvador, 2005, 22 min., Pintar Obedeciendo/MCP, 2010.

 
Preparación de la pared, Canahulub, MAREZ Ricardo Flores
Magón, Chiapas, 2008. Foto: E. Santiago.

Historia de la lucha y la cultura zapatista • 2007, Paraiso
Tulijá, MAREZ Ricardo Flores Magón.
Foto: S. Petersen.

Pinta: regreso del mural Vida y sueños de la cañada del Río Perla a La Culebra, cabecera del MAREZ Ricardo Flores Magón,
Chiapas, 2005. Foto: Maka.

Museo regional de Ciudad Juárez, Chihuahua,
2006.

Escuela autónoma zapatista Javier y Feliciano, ejido El
Tumbo, MAREZ Ricardo Flores Magón, 2008. Foto: Jpazkual.

Proceso mural del Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata, local de la
Junta de Buen Gobierno, Caracol La Garrucha, Chiapas, 2010.

Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata • 2010, local de la Junta de Buen
Gobierno, Caracol La Garrucha, Chiapas.

Regreso del mural Vida y sueños de la cañada del Río Perla a La Culebra, cabecera del MAREZ Ricardo Flores Magón, Chiapas, 2005. Foto: Checo Valdez.

Pinta, Historias de los compañeros desplazados bases de
apoyo zapatistas del Municipio Autónomo en Rebeldia San Pedro Polhó
,
Nuevo Arena, MAREZ Emiliano Zapata, 2011. Foto: Jpazkual.


Collage en el Instituto Coapa, México D. F., 2006.



Inauguración y manta de Payasos sin Fronteras. Regreso del
mural Vida y sueños de la cañada del Río Perla a La Culebra, MAREZ
Ricardo Flores Magón, Chiapas, 2005. Foto: Checo Valdez.