C O N F R O N T A C I Ó N • • • • • •
 
   

 

Santiago Sierra: el empleado del mes.
Arte y neoliberalismo

En el presente ensayo se busca esclarecer algunas de las proposiciones entremezcladas en el discurso y quehacer creativo de este artista español. La mayoría de los especialistas o estudiosos del arte tienen pocos o nulos conocimientos sobre economía, política y derecho, lo cual representa un problema, sobre todo en casos como éste, dado que el trabajo de Sierra apela a aspectos de derecho laboral, economía y política, por encima de factores plásticos o estéticos. La autora del texto se suma a las voces que valoran la interdisciplina, y más aún la transdisciplina, como estrategia para comprender nuestra realidad actual y generar conocimiento.

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YANIN GUISANDE HISTORIADORA DEL ARTE
Investigadora del Cenidiap
yaninguisande@yahoo.com


Introducción

En noviembre de 2010, el Ministerio de Cultura español, con el argumento “por su obra crítica, que reflexiona sobre la explotación y la exclusión de las personas, y genera un debate sobre las estructuras de poder, tal y como se manifiesta en sus diversos proyectos desarrollados a lo largo de dos décadas”,(1) anunció a Santiago Sierra como el ganador del Premio Nacional de las Artes Plásticas de España. Sin embargo, en una carta abierta dirigida a la ministra de cultura, el artista rechazó el premio:

Madrid, Brumaire, noviembre 2010

Estimada señora González-Sinde,

Agradezco mucho a los profesionales del arte que me recordasen y evaluasen en el modo en que lo han hecho. No obstante, y según mi opinión, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes.

Es mi deseo manifestar en este momento que el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio instrumentaliza en beneficio del Estado el prestigio del premiado. Un Estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto. Un Estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un Estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un Estado empeñado en el desmontaje del Estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local.

El Estado no somos todos. El Estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, No, Global Tour.

¡Salud y libertad!

Santiago Sierra.(2)

Este incidente aumentó la (supuesta) polémica que Sierra despierta, y causó mucho entusiasmo en una parte del público, que lo ve como ejemplo de coherencia, libertad y respeto. Pero este gesto de rechazo hacia el Estado amerita un esfuerzo por contextualizar, haciendo uso de otras disciplinas, entender y extender una necesaria y profunda crítica que este tipo de manifestaciones artísticas requieren y que, sin duda, arrojan importantes luces sobre el estado del arte contemporáneo en países como México y España. ¿Qué significa que un artista como Santiago Sierra rechace un premio del Estado? ¿A qué libertad se refiere cuando dice que el arte se la ha otorgado?

 

Breve historia del Estado y el mercado

A partir del siglo XVI, en Occidente surgió la idea del genio artista encerrado en “su torre de marfil”. Paralelo a este proceso de aislamiento del artista con su sociedad, se desarrolló el Estado moderno y la economía de mercado como forma de producción y organización que sustituiría el anterior feudalismo. Estado y economía de mercado han tenido una compleja relación, a veces complicada y tensa. Cuando hay mayor protagonismo del Estado, éste participa más en la regulación al mercado, pero cuando predomina el “libre” mercado se trata de que a éste nadie lo regule, tal es el extremo de un neoliberalismo que aboga por la radical disminución del Estado.(3)

En El Capital (1867), Marx llamó a la economía de mercado capitalismo porque observaba que con base en la oferta y la demanda de las mercancías, la finalidad del mercado estaba en las ganancias y en la acumulación individual del capital. El capitalista era así el protagonista y opresor de la sociedad moderna y quien lograba acumular capital al explotar al proletariado de su industria. La historia del mercado del arte nace igualmente con el Estado moderno y el capitalismo desde el Renacimiento, con la figura del mecenas —incipiente pero poderoso capitalista—, que sustituyen a la Iglesia y a la realeza en los criterios y posesión del arte.

El mercado del arte llega hasta nuestros días a un sofisticado dispositivo de galerías, ferias y bienales donde capitalistas especulan a grandes precios con las obras. Generalmente el dispositivo del mercado del arte ha estado al margen del Estado; es sólo en algunos países que comienza a regularse, como sucedió en diciembre de 2010 con la puesta en marcha de aranceles a las obras de arte en Europa. No es el caso de México y Usamérica, y es principalmente en ese mercado del arte, desde un país como México con políticas económicas y culturales de corte neoliberal, donde ubicamos a Sierra.

Las políticas neoliberales a su vez favorecen una oligarquía, es decir, el gobierno de unos pocos que ejercen poder político gracias a su dinero. Claro ejemplo de ello en el arte es la hegemonía que ha representado la colección Jumex,(4) como política cultural en el arte contemporáneo de nuestro país, en tanto canoniza, difunde y promueve formas estéticas, pero no menos importante es que incide e insiste en la especulación del valor moneda de las mismas. Una colección que tuvo sus comienzos con el propio Sierra y que hoy en día lo sigue teniendo como una de sus piezas importantes.

Al respecto, el texto “La apuesta del poder simbólico”(5) del crítico de arte mexicano Cuahutemoc Medina es, aunque complaciente, un interesante análisis que deja entrever la actual postura de esta colección. Ocho años después y contraria a toda complacencia, el también crítico de arte mexicano y trabajador de la cultura Alberto Híjar, en su texto “Jumex Power”,(6) calificó a Jumex como una herramienta de imposición hegemónica.

 

Santiago Sierra en el mercado del arte

No es cometido de este texto darle más difusión a Sierra, al contrario, el ánimo es cuestionarlo. Por lo mismo la descripción de su trabajo como la trayectoria es breve y dirigida al argumento específico. Santiago Sierra (Madrid, 1966) es uno de los personajes más reconocidos dentro del llamado —cual si fuera etiqueta— “arte contemporáneo”. Ha expuesto en numerosas galerías y en importantes instituciones internacionales como P.S.1, New York; Kunst-Werke, Berlin, y la Bienal de Venecia, por mencionar algunos. La editorial Taschen, por ejemplo, lo considera uno de los cien artistas del “arte contemporáneo” en el mundo.(7) Su presencia es mayoritaria en el ámbito de lo exclusivo y privado. Forma parte de colecciones como la Jumex, vía por la que llega a formar parte del acervo del recientemente inaugurado Museo Universitario de Arte Contemporáneo en México.(8)

Sierra ha ganado la mayor parte de su prestigio desde México, país en el que reside desde 1995, pero su trabajo también ha gozado de una gran recepción en la élite artística en Europa. Su fama ha sido coetánea al proceso económico neoliberal que ha vivido México desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (desde 1994) y el refuerzo del mismo con el ASPAN(9) (firmado en 2005). Así le ha tocado el paulatino aunque agudo desplazamiento del Estado y lo público por la empresa y lo privado. Hoy en día forma parte del exclusivo ánimo de críticos de moda y de colecciones privadas, de ahí principalmente es de donde ha adquirido su legitimidad como artista plástico. Se trata de un creador más cercano a la iniciativa privada que al Estado o a la sociedad civil organizada.

 

Descripción formal de la obra

Santiago Sierra ha tenido como hilo conductor, y dentro de un resabio del arte conceptual y minimalista, la crítica institucional centrada desde una demanda sociopolítica. En un mundo capitalista y globalizado, el artista apunta a las injusticias. Sus obras, tituladas por él mismo como “remuneradas”, son acciones en su mayoría llevadas a cabo dentro de un marco del arte institucional (ferias o bienales de arte, galerías o museos) y se llaman así porque las personas que llevan a cabo tal acción son remuneradas con el sueldo (en general salario mínimo) de la población en turno. De esta manera, Sierra contrata a unos cubanos para que se masturben frente a una cámara sostenida por una mujer, o coloca a emigrantes ilegales en un barco para que realicen trabajos forzados, o hace que unos albañiles sostengan el muro de una galería. Para la Bienal de Venecia llevó a cabo la acción de teñir de rubio a una gran cantidad de emigrantes de raza oscura con la idea de apuntar cómo el ser rubio significa un privilegio en nuestra sociedad.(10)

Otro trabajo es la serie de tatuajes sobre gente remunerada que empezaría 1998 en México, donde pagó cincuenta pesos a un hombre para serle tatuado una línea de treinta centímetros a lo largo de la espalda. En 2000 pagó con heroína a una serie de prostitutas, adictas a esta droga, para que permitieran ser tatuadas en la espalda. Una acción similar fue realizada en Cuba y a otros más tatuó el código de barras.

En la figura 2 se aprecia a un hombre que observa desde su único espacio de “libertad”. Se trata de un migrante mexicano remunerado que, tras un gran muro de ladrillo, fue colocado durante 360 horas, 24 horas al día. El espacio que alcanzamos a ver es donde él recibía alimento y agua. La acción fue realizada en la galería de PS1 en la ciudad de Nueva York y fue remunerado por 10 dólares la hora, salario mínimo de esa región de Estados Unidos. Su discurso: “Al capitalismo no le importa de qué color es tu piel, sólo quiere más y más dinero. Cualquier razón es válida para justificar porqué alguien se merece estar en una posición inferior; eres gordo, mujer, cualquier cosa”.(11)

Sierra pretende hacernos ver cómo el capitalismo compra la libertad: “Las personas son objetos del Estado y del capitalismo y son empleados como tal. Esto es precisamente lo que intento mostrar”.(12) En alguna ocasión se defendería de sus críticos al argumentar: “El problema es la existencia de unas condiciones sociales que me permiten hacer este tipo de trabajo”.(13)

¿Es entonces Santiago Sierra un artista crítico como se ha insinuado? Sabemos que no se mueve por dentro del Estado sino a través del mercado del arte, sin embargo, escribe en su carta que no está a favor del Estado por sus políticas de guerra y por haber entregado dinero a la banca, medida administrada en el marco de la crisis financiera acaecida en 2007-2008 con epicentro en Usamérica, que ha afectado principal y fatalmente a Norteamérica y a Europa. Esa misma crisis ha arrojado suficiente evidencia para hablar de un parteaguas en las formas de producción y organización; el neoliberalismo ha dejado de tener el consenso del que llegó a gozar.

 

Proposiciones y refutaciones

Proposición 1. La estética de Sierra es crítica del sistema capitalista.
Refutación. La estética de Sierra reproduce la estética opresiva del capitalismo. La palabra reproduce está usada en su sentido estricto, es decir, se suma a la estética opresiva del capitalismo (las imágenes de su obras son de personas explotadas, ni más ni menos). Entonces no puede ser crítica puesto que no está suficientemente separada del supuesto objeto que critica, no existe una distancia entre la realidad atroz que debe ser criticada y la obra que supuestamente lo busca hacer.

Proposición 2. El discurso de Sierra es crítico.(14)
Refutación. No puede ser crítico pues no está suficientemente diferenciado de aquel que pretende criticar. Además, resulta una falacia afirmar que una crítica puede consistir en replicar lo criticado. Bajo esta misma línea de pensamiento esperaríamos que aquel artista que no esté de acuerdo con el abuso sexual infantil, debiera ejercer la pedofilia y enseñar el registro de sus acciones en museos, bienales o galerías.

Proposición 3. La obra denuncia los absurdos e injustos mecanismos económicos que permiten, por ejemplo, hacer una fortuna lucrando en el mercado del arte con el trabajo pagado al mínimo de gente vulnerable. Por ejemplo, el caso del hombre en la miseria contratado para ganar cinco libras por repetir la frase: “Mi participación en este proyecto puede generar beneficios de hasta 72 000 libras, yo estoy cobrando cinco libras”.(15)
Refutación. Si la intención es exhibir lo absurdo del sistema capitalista debiéramos preguntarnos si una obra como la de Sierra resulta efectiva tanto cuantitativa como cualitativamente para hacerlo.(16)

Ya en 1968 el argentino Oscar Bony exhibió en el Instituto di Tella a la familia de un obrero contratada por el doble de su salario usual para permanecer en la muestra durante el horario de visita. Esta obra, con una factura más fina que las de Sierra, no arremete con la dignidad de sus participantes y sí expone con claridad el abuso absurdo del capitalismo. Hago notar que además esta obra se realizó cinco años antes de que el golpe de Estado en Chile diera el banderazo a la carrera neoliberal. Así, Bony dijo lo que había que decir en este renglón y se constata que el trabajo de Sierra no es más que un “refrito” que encuentra su estilo en ir aumentando el sadismo con que trata a las personas involucradas. Si la consigna era exhibir los males del capitalismo, Sierra haría mejor en divulgar la obra de Bony.

Pero más allá de que la obra de Sierra sólo es efectiva como divulgación del sistema, hay otro argumento aún más fuerte que prueba que ni siquiera consigue denunciar el capitalismo y sus males sino simplemente se suma a él: no hay denuncia auténtica sin anuncio y, en ese sentido, el trabajo de Sierra es fallido, colocándolo como un artista que crea desazón, no polémica. De querer ser efectivamente crítico, haría bien en empezar por su obra, lo que terminaría en una lucha por cambiar las instancias que la hacen posible, resultando en una obra que consiste en el impedimento legítimo de la otra obra, la que perversamente simulaba la explotación capitalista para lucrar en el mercado del arte. Desde este punto de vista el trabajo de Sierra se muestra incompleto pues debiera solucionar sus contradicciones de inicio o presentar algún anuncio.(17) Situación que lo pone en un altísimo nivel de ingenuidad perversa, como si se tratara de un cínico involuntario.

 

Conclusiones

Santiago Sierra se ha considerado como un cuestionador del capitalismo y un reivindicador de los derechos humanos, de esa manera ha sido reconocido por importantes críticos, como fue el caso de quienes le otorgaron el premio del Estado Español. Desde allí quisiera él que leyéramos su rechazo al premio nacional. No obstante no es reivindicador de los derechos humanos y mucho menos es un crítico del sistema capitalista. Para Sierra el mercado lo es todo.(18)

Tiene razón al renunciar al Estado —aquél, como él mismo recuerda, tiene como “cometido el bien común”— pues no forma y ni ha formado parte de él, mucho menos lo ha respaldado, tampoco es miembro ni apoya una sociedad civil organizada que dialoga. Sierra es un empleado de un mercado en el sentido más neoclásico de la economía que antepone el dinero sobre todas las cosas. Sierra, como el libre mercado, es por principio contrario a toda regularización que impida ganancias. De allí que niegue al Estado y que no miente cuando dice que el arte le ha otorgado “una libertad” a la que no quiere renunciar. Una libertad, aclaremos, que como en el caso del libre mercado consiste en poder hacer lo que le dé la gana impunemente. El artista ejerce y se beneficia de una falta a los derechos humanos, reitera y se beneficia del capitalismo. Es lo que intenta criticar: un capitalista y un explotador. Podemos leer así que su rechazo al Estado en pro del dinero lo hace desde lo más purista, es un neoliberal.

El verdadero o efectivo revolucionario, el rebelde, es aquel que con la suficiente creatividad e inteligencia logra modificar sus circunstancias (el contexto). Este no es el caso ni del profesional del arte Sierra ni de los contenedores, ni mucho menos de los espectadores a quienes no se nos invita a participar como sí, a ver desanimadamente, por ejemplo, el espectáculo de una especie de triste mono de circo que mira desde la rendija con cara anonadada.

¿Qué termina logrando la estética de Sierra? Lo que vemos en sus "piezas" es un triunfo de la estética dominante, una calca de la imagen del abuso día a día de personas que no se dignifican (sino todo lo contrario) al encontrar un trabajo. Existe otra manera de mostrar que el discurso de Sierra es insostenible, supongamos por un instante que es cierto que su obra es revolucionaria. ¿Cuáles han sido entonces sus triunfos? No los puede tener pues implicarían la transformación de las condiciones sociales que le permitieron hacerlos. Así el puro hecho de que tenga una trayectoria muestra su fracaso o mejor dicho su triunfo como empleado del mercado.

 

Epílogo

A continuación hago explícito lo que se dice entre líneas en la carta de Sierra.

Es mi deseo manifestar en este momento (como estrategia mercadotécnica para mi nueva obra "NO global tour") que el (mercado del) arte me ha otorgado una libertad (es decir, una posición cómoda y muy cotizada en el mercado) a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio instrumentaliza en beneficio del Estado el prestigio del premiado (y no quiero saber nada sobre posibles regulaciones estatales que afecten mi liberalismo, si por otra parte quieren comprarme obra con ese dinero, por mí muy bien).(19) Un Estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto (precisamente, un Estado que aplica medidas neoliberales y que se suscribe socialista consecuentemente apoya y elige premiar un artista neoliberal como Sierra). Un Estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un Estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un Estado empeñado en el desmontaje del Estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local. (Con este discurso a gusto de la izquierda de moda hoy día, pide a gritos la legitimación como artista que participa de un mercado que enferma la economía mundial y causa una crisis alimentaria, cultural y ambiental global. Un artista que mueve y especula alegremente el dinero en la banca como socio de una minoría internacional y local que vela por intereses propios.)

El Estado no somos todos (pero todos sí somos el mercado). El Estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy (amigo de otros clubes de amigos y parte de un mercado desregulado) un artista serio (donde dice "serio" debiera decir "cínico"). No señores, No, Global Tour.

¡Salud (privada, para que siga habiendo personas vulnerables que sirvan a mis propósitos) y libertad! (donde dice "libertad" debiera decir "neoliberalismo").

 

NOTAS

1. http://www.lamoncloa.es/ServiciosdePrensa/NotasPrensa/MCU/_2010/041110Premio
NacionalArtesPlasticasCultura.htm.

2. http://www.contraindicaciones.net/2010/11/santiago-sierra-dice-no-al-premio-nacional-de-artes-plasticas.html.

3. Para esto buscar a Milton Freedman y la escuela de Chicago.

4. Colección privada de arte contemporáneo inaugurada en 2001, que representa uno de los acervos más grandes de América Latina. Pertenece a la empresa privada mexicana Grupo Jumex.

5. Cuauhtémoc Medina, “Jumex: la apuesta del poder simbólico”, Reforma, México, D. F., 7 de marzo de 2001.

6. Alberto Híjar, “Jumex Power”, 2009, en http://albertohijartextos.wordpress.com/2009/07/23/jumex-power.

7. Varios autores, 100 artistas contemporáneos, Madrid, Tachen, 2000.

8. Leer la serie de artículos “El MUAC una vergüenza para México”, partes I, II y III, Proceso, 2009, en los que Blanca Gonzáles R. hizo un importante seguimiento a la creación de este museo y problematiza sobre la privatización.

9. http://www.sre.gob.mx/eventos/aspan/faqs.htm.

10. Para ver imágenes consultar la página web del propio Sierra: http://www.santiago-sierra.com/index_1024.php.

11. Santiago Sierra, 100 artistas contemporáneos, op. cit.

12. http://www.postmedia.net/02/sierra.htm. 17 de agosto de 2004.

13. http://www.artnewsonline.com/pastarticle.cfm?Art_ID=1335. Junio de 2003.

14. Sostengo que estos argumentos se mantienen en un nivel profundo no obstante que Sierra arguya: "mi trabajo nunca llega a ser crítico". http://www.elcultural.es/noticias/ARTE/1022/ Santiago_Sierra_Premio_Nacional_de_Artes_Plasticas_2010.

15. Santiago Sierra, Persona diciendo una frase, New Street, Birmingham, Reino Unido, febrero de 2002.

16. Es mucho más fecunda la denuncia que hacen los movimientos sociales anticapitalistas como los caracoles zapatistas, venuzproject, los clubes del trueque en el cono sur americano, entre otros.

17. Por ejemplo, haciendo cuentas rápidas, con el dinero rechazado del premio se puede auspiciar por un año entero un centro, no asistencialista ni paternalista, de cultura para gente en situación marginal, como el Centro Urbano que se emprendió en 2010 en la ciudad de Montevideo, Uruguay. ¿Cuántos proyectos más se podrían hacer en los Faros del Distrito Federal en México, por ejemplo?

18. P. ¿Qué importancia da al mercado un artista como usted? R. El mercado lo es todo y no parece haber más allá. (Entrevista de Ángeles García tomada en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=116747)

19. P. Cultura ha manifestado su deseo de utilizar los 30 000 euros que usted rechazó en comprar obra de artistas españoles. ¿Le parece buena idea? R. Sí, claro, es una idea excelente. El mundo del arte está completamente tieso, ya de paso que no se olviden de comprarme algo a mí también. (entrevista realizada por Angeles García en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=116747).

http://hernanmontecinos.com/2010/11/15/entrevista-a-santiago-sierra-artista-que-renuncio-al-premio-nacional-de-artes-plastica/)