Mónica Márquez y Mabel Rivera
• Desplazamientos forzados •
7 de diciembre de 2010, pieza artística happening.
Trabajo final de producción artística para el nodo Memorias e identidades,
diplomado Tránsitos, Centro Nacional de las Artes, ciudad de México.
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Arte en torno a la migración: sensaciones corporizadas sobre el desplazamiento
La migración es un tema que cada vez se trata con más
frecuencia desde prácticas artísticas como la
fotografía, el video, el performance,
el happening y
la instalación. Como material
para la producción creativa, es interesante detenerse
a reflexionar sobre las sensaciones que el individuo experimenta
como migrante: pensarse dividido, sentir una fuerza de atracción
que arrastra hacia el lugar de origen, un movimiento permanente
e inestabilidad, el territorio-cuerpo como almacén de
experiencias y el “no lugar interior” como un espacio
de incertidumbre.
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MÓNICA M. MÁRQUEZ
• DOCTORA EN FILOSOFIA DE
LA CIENCIA
Y ARTISTA TRANSDISCIPLINARIA
monikammarquez@gmail.com
En todo el mundo, la migración de personas de un país
a otro, e incluso dentro de las propias fronteras nacionales,
es un fenómeno que aumenta todos los días. A diferencia
del viaje que se decide por el placer de visitar otros lugares
y por enriquecer la vida misma con experiencias nuevas, la migración
involuntaria se da por motivos que obligan a buscar otros horizontes
para asegurar la supervivencia misma del individuo, ya sea por
razones de violencia o económicas, o situaciones extremas de
guerra y conflictos.
Los lugares se despueblan y repueblan y las cifras de los censos
estadísticos no alcanzan a reflejar esta realidad. En
2002 el reporte de migración internacional de la Organización
de las Naciones Unidas indicaba que 175 millones de personas
estaban viviendo en un país donde no habían nacido.
Hoy, el fenómeno de la migración está reconfigurando
las fronteras; éstas se diluyen y ya no es posible encontrar
la estabilidad en sociedades que crecieron como una población
que creó un único idioma y tradiciones para llegar
a una identidad nacional. Los países ahora experimentan
la migración de sus poblaciones y la inmigración
de individuos venidos de otras latitudes que llegan y,
se queden por largo tiempo o no, experimentan
una transformación a partir de la convivencia y la mezcla
cultural diaria. Podríamos referirnos a una tipología
del fenómeno migratorio a partir de reconocer exiliados,
refugiados políticos, desplazados dentro de su propio
país, pero nos interesa tratar la migración como
tema general, que aunque con sus distintas particularidades
pueden reunirse en el conjunto de fenómenos que nos
hablan del transterrado. No se puede ignorar tampoco que el
acto violento es parte del fenómeno migratorio, como
causa misma del desplazamiento o como consecuencia del mismo
acto, pues a veces la migración involucra someterse a
nuevas situaciones de violencia para sobrevivir en el nuevo
lugar.
Migración y producción
artística
La migración es un tema comúnmente tratado en
la fotografía. Son muchos los fotógrafos que han
documentado procesos migratorios, de desplazamiento, de exilio
en muchos países. Por citar uno de los trabajos más
ambiciosos, el cual se encuentra entre lo documental y lo plástico,
tenemos Éxodos (2000) del brasileño Sebastião
Salgado. En estas fotografías reunidas con un solo tema
se trata el fenómeno migratorio en geografías
de todo el mundo. Podemos pasar de la migración en América
Latina a la emigración vietnamita, los fenómenos
en la antigua Yugoslavia, la emigración de europeos del
este a otras partes de Europa o hacia América Latina,
o las emigraciones múltiples en países africanos.
En el mismo comienzo del libro Éxodos, Salgado
se refiere a las intenciones de un trabajo que busca indagar
mediante la imagen sobre una realidad que está en todas
partes y que toca a todos los individuos directa o indirectamente.
Pero
este artista le imprime una poética fotográfica
al captar al otro como ser humano que saca a flote sus sentimientos
a través de una imagen captada con o sin permiso:
Este libro cuenta la historia de la humanidad
en tránsito. Es una historia inquietante, porque muy
poca gente abandona sus raíces por gusto. La mayoría
se ve obligada a convertirse en emigrantes, refugiados o exiliados
por fuerzas que no pueden controlar, por la pobreza, la represión
o las guerras. Huyen con las escasas pertenencias que son capaces
de acarrear y se ponen en marcha como pueden, a bordo de barcos
desvencijados, en trenes abarrotados, apretujados en camiones
o a pie. Viajan solos, en familias o en grupos. Algunos saben
a dónde van y confían en que les espera una vida
mejor. Otros se limitan a huir, satisfechos con estar vivos.
Muchos de ellos no llegarán con vida a su destino.(1)
Pero si la fotografía ha sido el medio más recurrido
para contar estas historias de desplazamiento, desde hace algunas
décadas las formas de representar estos fenómenos
se ha diversificado en la exploración de medios y formatos
como el video, la instalación, el performance,
el happening, la escultura, entre otros. Miladys Álvarez(2) hace
un recuento de las principales muestras internacionales en las
que el tema de la migración ha sido importante. Sin
el ánimo
de realizar aquí un inventario exhaustivo de las exposiciones
de arte en torno a este tema, citaré algunos
de los sucesos a los que la autora se refiere y otros más,
sólo para dar cuenta de la existencia de un panorama
creciente en el medio artístico. Cita, entre otros eventos,
la Bienal de Venecia, que en diferentes ocasiones ha contado
con artistas que tratan el tema de la migración. Comenta
que en la muestra del año 2001 participó el artista
Santiago Sierra, quien se propuso teñirle el cabello
de rubio a 133 vendedores ambulantes de raza negra que habitan
en Venecia. En la Bienal de 2003, el pabellón español
contó con trabajos que hacían referencia a las
políticas gubernamentales en torno a la migración.
También menciona otras exposiciones en España
como Cocido
y crudo en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid;
la muestra Migracions en l´art contemporani en
Girona, España, en 2007; Fronteres en el Centro
de Cultura Contemporánea en Barcelona (2007).
Cabría añadir dos eventos recientes en torno a la migración. En 2009 se llevó a cabo Altermodern en el museo Tate Britain. Uno de los temas tratados fue el exilio, que reunió a artistas de diferentes nacionalidades. Nicolas Bourriaud(3) anotaba en el marco de este evento que con el incremento del exilio voluntario geográfico o nomadismo, y el exilio forzado y la globalización, los artistas se están preguntando qué es la identidad cultural, se cuestionan las ideas tradicionales del origen y la migración y exploran los procesos de mutación.
Por otro lado, en la segunda Bienal Latinoamericana de El Bronx
en Nueva York, realizada del 16 de septiembre al 16 de noviembre de 2010, el tema fue el éxodo. La perspectiva de esta convocatoria se plasmó en la pregunta ¿cómo se desplazan los grupos y crean un espacio en el no espacio?
En México es creciente el tema de la migración
como parte de la obra de artistas que trabajan y/o viven en
la frontera con Estados Unidos. Especialmente la ciudad de
Tijuana se ha vuelto un referente para este tipo de expresiones
artísticas
que tocan la problemática del migrante y la situación
fronteriza. En este sentido destaca el evento InSite,
en el que se presentan piezas en todos los formatos y con diversos
medios, muchas de ellas como instalaciones en lugares de las
ciudades fronterizas. Pero también valdría la pena
citar la muestra de 2010 de jóvenes creadores del Fondo
Nacional para la Cultura y las Artes que realizaron trabajos
sobre migración en la frontera de Baja California, como Iron
Man de Mauricio Esquivel, por citar uno.
Las muestras en otros países latinoamericanos son menos,
y muchas son de carácter local sin tanta
publicidad en el ámbito internacional, lo cual no quiere
decir de menor calidad o importancia. Colombia,
Brasil, Venezuela, Cuba, Guatemala y El Salvador sonpaíses donde se ha realizado el mayor número de exposiciones. Pero valdría citar a artistas como Doris
Salcedo, quien se interesa en el trabajo con desplazados, migrantes,
y que ha
abordado en su pieza Shibboleth, trabajo de intervención
en la Tate Modern, en el que explora las fronteras, la experiencia
del migrante y la segregación.
Desplazamientos forzados (happening)
Uno de los intereses del presente texto es hacer referencia
a Desplazamientos forzados, pieza en proceso que se
enmarca dentro de esta escena artística y que explora
el tema de la migración, pues me conduce a profundizar
en la reflexión sobre las sensaciones que experimenta
el migrante como tema que investigo desde la experiencia. Una
versión se presentó al final del nodo Memoria
e identidades el 7 de diciembre de 2010 (diplomado Tránsitos,
Centro Nacional de las Artes, ciudad de México), coordinado
por Neli Ruzic y Marie Christine Camus. La pieza continúa
en su proceso bajo la asesoría de las coordinadoras del
nodo con el objetivo de explorar elementos como el ambiente
sonoro y otras posibles versiones a partir de realizar la acción
en diferentes espacios cerrados y abiertos que crean otras experiencias.
La obra se define como un happening, en el que el
público en lugar de ser un espectador pasivo es parte
activa. Varias personas son seleccionadas al azar para dar comienzo
a la acción que consiste en amarrar los individuos a
una cuerda que los obliga a moverse de lugar en un vaivén,
entre un punto y otro, nunca uno fijo, un no lugar. La idea que
se persigue es que experimenten esta sensación de no
encontrarse en ningún sitio, y de la conciencia de que
el no lugar es su lugar, y que el lugar al que se llega de cierta
manera es un lugar siempre desconocido. Al final de la acción,
como si pudiéramos ver esas rutas que hemos transitado
quienes somos migrantes, quedan en el espacio los lazos, las
cuerdas, sus nudos y entrelazamientos que recuerdan los complejos
movimientos de la migración. La instalación que
queda se hace a partir de la huella de tales recorridos, llenos
de experiencia, de recuerdos, de vida. Se trata, pues, de una
pieza que no se reduce a lo espacial y que profundiza en aquellas
experiencias introspectivas que el migrante experimenta. Más
que fijar nuestra mirada en los efectos de la migración
o las historias de vida, el interés particular ha sido
explorar nuevas maneras de comunicar la vivencia misma de una
experiencia migratoria.
Cuatro tipos de sensaciones corporizadas en el migrante
La reflexión que se plantea a partir del happening
Desplazamientos forzados trata las sensaciones
experimentadas por el migrante, y es aquí donde el trabajo
de investigación
continúa para profundizar en ellas desde una perspectiva
empírica, que luego se teoriza poco a poco, para dar
paso a un conocimiento que está entre lo sociológico
y lo psicológico sobre la identidad del migrante, a
su vez material para continuar el desarrollo artístico
de otras piezas.
Las cifras de migración no dan cuenta de la realidad
del ser humano que migra por muchas razones, la principal podría
ser tan obvia como que se reduce a la persona y su
experiencia a un número más. Detrás de las
cifras está uno
de los problemas fundamentales: la identidad.
Tzventan Todorov(4) se
refiere a las sensaciones de un exiliado “circunstancial”,
es decir, ni político ni económico, que sale de
su país por circunstancias personales para vivir en París.
De regreso a Bulgaria, dieciocho años
después, relata su experiencia de manera tan profunda
que bien pudiera valer para muchos casos de verdadero exilio
y migración. Pero la forma en la que Todorov se refiere
a estas experiencias del retorno se acerca al relato psicológico.
Afirma que él descubrió tener una visión
de pertenecer al mismo tiempo a dos culturas, lo cual le produjo
el problema de una doble identidad. En sus palabras, la posibilidad
que tenía al regreso de volver a sumergirse de manera
inmediata y totalmente en la Bulgaria que había abandonado
hacía inverosímil para él mismo la experiencia
del pasado inmediato, es decir, su identidad francesa. Como
él mismo lo resume: era imposible con esas dos
mitades hacer un todo. Me interesa la perspectiva de Todorov
en cuanto se refiere al plano de las sensaciones en el individuo
sobre la experiencia de migración. A partir de esta primera
sensación que él sostiene, yo añadiría
otras tres sensaciones que el migrante experimenta, las cuales
son objeto para seguir en la búsqueda artística.
La primera sensación sería esta que Todorov anota,
la de estar dividido y con estas dos mitades no hacer un todo.
Añadiría la fuerza de atracción que devuelve hacia el lugar de origen, ya sea física o mentalmente. Esto produce una tensión permanente en el migrante entre esa atracción por el pasado y la necesidad de vivir un presente.
La segunda sensación sería la de un movimiento constante, necesario, que en este sentido es equivalente a la supervivencia, instintiva de los homínidos. Moverse sin lugar fijo es también una estrategia para seguir vivo: la inestabilidad es lo valioso.
La tercera sensación es el cuerpo como territorio de
memoria e identidad mutante, entendida como las experiencias
que el individuo carga consigo, las sensaciones corporizadas,
el almacén de sensaciones, todo esto lo acompaña
para estar en el no lugar, en medio de una gente que no lo reconoce,
para quien es anónimo y a partir de lo cual convierte
su propio cuerpo en un territorio o cúmulo de experiencias
vividas, que pueden ser contadas, pero que hacen parte de su
identidad misma. El cuerpo es el único territorio que
no se puede quitar al migrante. El individuo poco a poco se desterritorializa
para trastocar los papeles habituales de un territorio-casa que
lo acoge, todo es transformado en la construcción de una
identidad que se centra en el territorio-cuerpo.
La cuarta sensación sería la del “no lugar”.
No saber con certeza hacia dónde se quiere ir, a dónde
se quiere llegar. El “no lugar” se convierte en el
sitio del migrante, definido desde la sociología como
un fenómeno
que se refiere a que la gente permanece más tiempo en
aeropuertos o terminales de autobuses. Pero desde
mi perspectiva se referiría a un “no lugar” interno,
como el lugar del migrante, la incertidumbre constante, la sensación
de desubicación.
En conclusión, en torno al tema de migración
como material para la producción artística existe
un nivel de sensaciones que el migrante experimenta y que pueden
ser material
para el desarrollo
de piezas artísticas. Estas sensaciones surgen a partir
del proceso de desplazamiento, tanto físico como mental
desde el lugar de origen. La profundización de tal
conocimiento es tanto teórica como empírica. El
mismo desarrollo del happening Desplazamientos forzados es
un ejemplo de cómo este conocimiento se enriquece a través
de experimentar una y otra vez lo que un migrante viviría.
Los cuatro niveles de sensaciones que se proponen aquí son
parte de una propuesta teórica no concluida, que puede
complejizarse aún más.
NOTAS
1. Sebastião Salgado, Éxodos, Madrid, Fundación Retevisión, 2000.
2. Miladys Álvarez, “Vine a quedar-me. La repercusión del tema
migratorio en las exposiciones de arte contemporáneo”, Ensayos.
Historia y teoría del arte, núm. 15, 2008.
3. Nicolas Bourriaud, “About exiles”, en Altermodern: Tate
triennial, Tate Publishing, 2009, p. 20.
4.Tzventan Todorov, El hombre desplazado, Barcelona, Taurus, 2008.
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