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David Alfaro Siqueiros
Víctima proletaria en la China contemporánea (detalle) •
1933.
 

 

El autoexilio argentino de Siqueiros


La autora relata, a través del viaje forzoso que realizó David Alfaro Siqueiros por Estados Unidos, Uruguay y Argentina a principios de la década de 1930, la evolución de técnicas, utilización de nuevos materiales, influencia mutua con otros artistas y avatares inevitables que vivió el pintor mientras procuraba hacer patente su voz crítica y propositiva, dueño de un discurso tan vigoroso como sus pinceladas.

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GUILLERMINA GUADARRAMA PEÑA HISTORIADORA DEL ARTE
Investigadora del Cenidiap
guillegumx@yahoo.com.mx



La estancia de Siqueiros en Argentina en 1933 formó parte de un autoexilio que el artista se impuso debido a la represión y persecución de que eran objeto los miembros del Partido Comunista Mexicano (PCM) por parte del gobierno durante la etapa denominada como el Maximato callista (1928-1934).

Como muchos de sus compañeros de partido, estuvo en prisión en la temida cárcel de Lecumberri a causa de su participación en la marcha del 1 de mayo de 1930, ya que el gobierno mexicano calificó como violentos los actos realizados por el contingente del PCM.

En 1932, gracias la prerrogativa de haber sido soldado de la Revolución, fue trasladado a la ciudad de Taxco, Guerrero, donde debería cubrir parte de su condena sin estar encarcelado. En esa zona turística, donde vivían muchos intelectuales extranjeros que se convirtieron en sus amigos, Siqueiros empezó a proyectar la idea de salir del país. El artista, rebelde por naturaleza, abandonaba constantemente su reclusión hasta que después de inaugurar su primera exposición individual en el Casino Español en ese mismo año, decidió no regresar, acción que lo transformó en un fugitivo.

Su objetivo fue trasladarse a Estados Unidos para romper con su situación de preso político, que tal era su estatus, pese a sus privilegios. Su relación con los integrantes del John Reed Club de Los Ángeles, California, ala intelectual del Partido Comunista de Estados Unidos, permitió al artista llegar a aquella ciudad y realizar las dos actividades que le apasionaban: el activismo político y la práctica y experimentación artísticas. De esa estancia surgieron grandiosas obras murales al aire libre que fueron parte fundamental de sus ensayos plásticos, propuestas que trasladó a Sudamérica un año después.(1)

Es evidente que el exilio autoimpuesto se tenía que prolongar hasta que los gobiernos represores a su partido no estuvieran en el poder, asunto un tanto imposible en ese momento. Otra opción era esperar a que se olvidaran de su “escape”, motivo por el cual, al salir también de manera obligada de Estados Unidos a finales de 1932 debido a que terminó su visado, decidió trasladarse a Uruguay, país natal de su esposa, la poeta Blanca Luz Brum, a donde llegó el 8 de febrero de 1933. Poco después iría a Argentina.


Sudamérica
 

Las actividades de Siqueiros en estos países se centraron en la agitación política y en la propuesta para la creación de murales al aire libre, tal como lo había hecho en Los Ángeles; sin embargo, al parecer los artistas no estaban preparados para ese tipo de producción plástica, no por falta de entusiasmo, sino por carencia de muros y posiblemente de mecenas.

Su estancia en Uruguay fue un tanto accidentada respecto a sus actividades políticas, ya que los integrantes del Partido Comunista de ese país no hicieron eco de su llegada pese a que previamente les había enviado una carta(2), y consecuentemente no logró tener la actividad política que deseaba. Ese hecho sólo se comprende porque el Partido Comunista Mexicano lo había recientemente expulsado de sus filas y posiblemente la noticia había llegado a ese país. Sin embargo, de manera personal se enlazó con algunos integrantes de ese partido.

Un personaje importante dentro de la labor de experimentación plástica en ese país fue su amigo, pintor y escenógrafo montevideano Guillermo Laborde, quien dedicaba parte de su trabajo en obras realizadas con pinturas industriales, igual que lo hacía Siqueiros. Una relación fructífera para ambos.

También se dedicó a impulsar la constitución de agrupaciones artísticas, como la Confederación de Trabajadores Intelectuales del Uruguay, organismo que fundaron los pintores Domingo Bazzurro, Norberto Berdía, Julio Verdié, el escultor Bernabé Michelena y otros intelectuales, pero su inquietud y la invitación de la Asociación Amigos del Arte de Argentina lo llevó a dejar Montevideo para trasladarse a la vecina Buenos Aires, donde arribó el 25 de mayo de ese año.

En Argentina encontró un mejor ambiente para sus postulados, al menos inicialmente. Amigos del Arte lo había invitado porque las noticias sobre sus murales realizados en Los Ángeles habían llegado a ese país. Eso permitió a Siqueiros emitir el manifiesto “Llamamiento a los plásticos argentinos” que exhortaba a los artistas a realizar obras murales al exterior, en las zonas altas de los edificios, como los actuales espectaculares.

Pero tampoco hizo eco su arenga por la misma razón que en Uruguay: los mecenas no abundaban. Posiblemente eso lo llevó a relacionarse con burgueses progresistas como el magnate periodista Natalio Botana, quien le encargó un mural para el sótano de su casa en el poblado de Don Torcuato de la provincia de Buenos Aires.

El resultado fue Ejercicio plástico, hoy día una de las obras más conocidas de este artista, el más plástico y el menos político de sus murales. Con él rompió la línea temática que venía sustentando, la crítica al sistema, la denuncia política, para centrarse en el cuerpo femenino, sus formas, posturas, escorzos y el movimiento ondulante de los mismos.

¿Siqueiros se separó de su ideología comunista para darle gusto a su cliente, Natalio Botana? No necesariamente, el muralista requería de un espacio para seguir experimentando y cedió, porque en ese lugar, un sótano particular e inaccesible, ¿a quién iba a adoctrinar? Además, ¿qué mejor tema que la mujer?, la mujer amada, ya que los desnudos fueron modelados por Blanca Luz Brum, su esposa, de la cual se había separado recientemente.

Sin embargo mantuvo lo que él consideraba uno de sus postulados básicos: el trabajo colectivo como uno de los vehículos de la pintura dialéctica subversiva, así fundó un grupo multidisciplinario que denominó Equipo Poligráfico, integrado por los pintores Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino, el uruguayo Enrique Lázaro, el cineasta León Klimovsky, el fotógrafo Antonio Quintana y Carmen Portela, nunca antes mencionada. El único excluido fue su amigo Guillermo Laborde porque no pudo acudir al llamado.

Ejercicio plástico es una obra que da la sensación de entrar a una burbuja de cristal sumergida en el mar y observar y a la vez ser observado por una serie de figuras femeninas que parecen flotar. El mural salió del sótano muchas décadas después para ser encerrado nuevamente en unos contenedores, destrozado y puesto en peligro, para después de una década, en 2010, llegar al sótano de la Aduana Taylor, junto a la residencia presidencial, la Casa Rosada en Buenos Aires.En su momento significó para Siqueiros la oportunidad que necesitaba para desarrollar una actividad amplia en el aspecto artístico-político, pese a la situación política, y logró motivar la creación del Sindicato de Artistas Plásticos, fundado por el pintor Lino Enea Spilimbergo y los escultores Luis Falcini y Antonio Sibellino. Pero sobre todo pudo establecer relaciones cordiales y abiertas con los comunistas de ese país. Además de ser articulista e ilustrador en el periódico Crónica, cuyo dueño era el mismo Botana.
 

Mural contra caballete

Más allá del activismo político, conferencias y fundación de colectivos, su práctica artística experimental la trasladó también a la pintura de caballete. Si bien sus manifiestos y arengas fueron para promover el muralismo al aire libre, sus experimentos lo condujeron a realizar obras de pequeño formato, las cuales no menciona en sus memorias debido a sus propias ideas contra ese género, al que consideraba arte burgués.

Sin embargo, su relación con Guillermo Laborde, pintor, escenógrafo y docente en el Círculo de Bellas Artes de Montevideo impulsó a Siqueiros para continuar experimentando con materiales pictóricos industriales para la obra de arte, pero sobre todo en su pintura de caballete, como Laborde lo hacía.

Al lado de este pintor y a falta de un muro, Siqueiros realizó en Montevideo varios cuadros, muchos de ellos desconocidos y otros más posiblemente desaparecidos. Víctima proletaria en la China contemporánea (1933) fue durante mucho tiempo la única obra conocida de esa etapa. Fue pintada en Uruguay con el experimental duco, una laca automática desarrollada por Du Pont, la primera obra que realizó con ese material, cuyo soporte fue el yute, muy usado por Siqueiros en esos años.

El tema, muy político, se refiere a la resistencia china contra la invasión japonesa a Manchuria en 1931, simbolizada por una monumental mujer china, atada y sometida, para referirse metafóricamente a la situación del continente asiático en ese momento. Fue expuesta el mismo año de su realización en la sede de Amigos del Arte en Buenos Aires. La temática contemporánea determinó que Siqueiros la llevara consigo a esa ciudad y después a Nueva York, donde fue exhibida nuevamente en The Delphic Studios, en 1934.

Hace poco se localizaron otras obras realizadas en Montevideo, también de corte político, debido al ascenso del fascismo en el mundo en esos años. Ese fue el caso de la Alegoría de María Ilarraz Miranda de Terra, retrato de la esposa del presidente uruguayo Gabriel Terra, quien dio un golpe de Estado presenciado por el artista. Siqueiros resignificó iconográficamente el acto golpista por medio de tres elementos: el gorro frigio de la democracia clavado en la tierra por una especie de lanza, simbolizando la derrota de la democracia; un hombre negro ahorcado, signo de la discriminación propia del fascismo y un mitin colocado al fondo de la escena. Culmina esta serie de iconos con la cruz gamada que pende del cuello de María Ilarraz. 

Para hacer más dramático el cuadro, Siqueiros utilizó una paleta de color donde predominan los tonos negros y rojos que hacen parecer sombría a la retratada, un reflejo del acto terrorífico realizado por el esposo dictador, que se acentúa por la sarcástica sonrisa de la mujer, situación que la asemeja al cuadro Nacimiento del fascismo, pintada posteriormente. Sin embargo, en esta última obra no hubo experimentación de materiales, ya que la pintó al óleo sobre yute.

Este retrato fue realizado supuestamente a petición de un miembro del Partido Comunista Argentino para denunciar el reciente golpe de Estado en ese país. La obra permaneció durante muchos años en manos de ese personaje hasta que fue expuesta por primera vez en 1996, durante el centenario del nacimiento de Siqueiros en el Museo Nacional de Arte (Munal) de México.

Mitin (1933) es una pequeña acuarela de procedencia desconocida, avalada por una casa de subastas y también exhibida en la muestra del Munal, obra que posiblemente es un boceto para la marcha que aparece al fondo del retrato de Alegoría de Maria Ilarraz Miranda de Terra,(3) acaso la única acuarela de este artista.

Mismo caso atañe a El botero, gouache sobre madera, también vendido por una casa subastadora y partícipe en la mencionada exposición homenaje, que al igual que en la obra anterior, está hecha con una técnica poco usada por Siqueiros, posiblemente debido a la escasez de recursos o porque le parecían técnicas innovadoras.

Desnudo, también exhibida en el Munal, es una obra que fue expuesta por primera vez en la sede de Amigos del Arte en Buenos Aires en 1933 y en algún momento apareció como donación al Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo. Cuadro que puede considerarse como preámbulo temático para Ejercicio plástico, ya que la modelo fue Blanca Luz, pero pintada casi de manera abstracta y realizada en Uruguay, es decir, cuando ni siquiera había llegado a Buenos Aires y por su mente no pasaba la idea del mural privado. También en ese país hizo el retrato de la hermana de su esposa, Violeta Brum, en la que se centró más en el rostro de la retratada y en el movimiento de su pelo, ambas obras pintadas al óleo sobre yute.

En Argentina se relacionó con los pintores Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, además del mencionado Spilimbergo, con quienes realizó Ejercicio plástico como integrantes del mencionado Equipo Poligráfico. Los cuadros que Siqueiros realizó en esa ciudad son poco conocidos, ya que los que expuso en la sede de Amigos del Arte recién llegado de Uruguay, en junio de 1933, fueron solamente los trabajos que había traído de México y los que había realizado en Montevideo: un total de catorce pinturas, cuatro litografías y tres reproducciones de sus cuadros monumentales. Algunos pueden ser consideradas bocetos: Cabezas, Niño o Retrato de mujer con collar de perlas.(4)

En consecuencia, obras que realizó en Argentina quedaron en el anonimato porque no fueron expuestas. Años después han llegado noticias de algunos cuadros ejecutados en ese país, entre los que destaca el retrato que hizo de la pintora María del Carmen Portela, colaboradora nunca mencionada en el mural Ejercicio plástico, que también permaneció mucho tiempo en colecciones privadas, expuesta por primera vez en el mencionado Munal. Para este cuadro el artista utilizó óleo sobre yute, un soporte clásico de esos años.

Entre las obras poco difundidas se encuentra el único boceto tradicional conocido hasta ahora para Ejercicio plástico, cuyo propietario es Chiche Gelblung, un popular conductor de TV argentino, nieto de un prominente miembro del Partido Comunista bonaerense, obra que Siqueiros y Spilimbergo dieron como pago de algunos servicios.

Otra es La pescadora, que pertenecía originalmente a Gualco de la Torre, ligado a Siqueiros por su militancia de izquierda e integrante de Amigos del Arte, cuadro que permaneció ignorado debido a que su dueño vivía en la provincia de Misiones, en el norte argentino, y durante mucho tiempo adjudicado a otro pintor. Sin embargo su paleta de color en tonos rojos y oscuros es similar a la que Siqueiros utilizó para retrato de María Ilarraz Miranda de Terra. Obra extraña iconográficamente en la producción siqueiriana, porque en pocas ocasiones representó las actividades laborales de las clases más humildes, como en este caso, la pesca, ya que no tenía como objetivo ensalzar lo que consideraba como explotación. No obstante, en este cuadro trató el tema como una obra festiva, alegre, danzarina, como posiblemente vio a sus modelos en Puerto Madero, o tal vez en la Laguna de los Patos en Buenos Aires. Temática festiva como pocas, ligada en ese sentido con El torito (1931), obra que alude a una festividad mexicana.

En el caso de La pescadora el tema acuático es precisamente lo que enlaza esta obra con el mural argentino. Obra trabajada con duco sobre masonite, que era la pintura y el soporte que el artista empezó a usar durante esos años, fue expuesta por primera vez en 1949 en la Galería Samos de Buenos Aires bajo el nombre de otro artista,(5) sólo porque la firma de Siqueiros estaba oscura y la del otro artista estaba anotada en la parte posterior.(6)

Seguramente muchas obras seguirán saliendo a la luz, como sucedió con las que se expusieron en el Munal, por lo que queda la duda sobre cuántas más habrá realizado durante su exilio en Uruguay y Argentina o en otros lugares. Posiblemente muchas, conociendo la obsesión experimental compulsiva del muralista.

En su mayor parte estos cuadros están en manos de antiguos miembros del PC de esos países, o de sus descendientes, o tal vez traspasados a otras manos, sin conocer su valor o probablemente guardados; obras que en su momento fueron entregadas como prueba de amistad y camaradería o en pago de servicios. Desafortunadamente las relaciones de Siqueiros con sus compañeros del Partido Comunista de esos países están escasamente documentadas y llegaron pocas noticias a México, lo que resta información respecto a la producción del artista.

Finalmente, ¿qué quedó? La estancia de Siqueiros en Uruguay fue la más fructífera en cuanto a la experimentación de materiales de uso industrial en la obra artística, mientras que su estadía en Buenos Aires fue de mayor experimentación temática y plástica.

Aunque los artistas argentinos, sobre todo muralistas, aluden a la influencia de Siqueiros, ésta fue mutua, ya que si bien los impulsó para pintar murales al exterior como un arte dirigido a las mayorías "asunto que lograron hasta los años cuarenta cuando algunos de sus colaboradores de Ejercicio plástico pintaron un mural en las Galerías Pacífico de Buenos Aires", la influencia resultó recíproca. Se necesita un análisis más amplio para saber cómo y en qué influyeron los artistas argentinos en Siqueiros.

 

Bibliohemerografía

Retrato de una década, México, Museo Nacional de Arte, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1996.

Histonium, núm. 123, vol. 11, agosto de 1949.

Otras rutas hacia Siqueiros, México, Museo Nacional de Arte, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1996.

NOTAS

1. Tres años después, Siqueiros regresó a ese país, y en la ciudad de Nueva York instaló su taller donde realizó otras propuestas de vanguardia, las cuales se montaron sobre un carro alegórico y sobre un barco que circuló por Coney Island.

2. El Partido Comunista Uruguayo ya lo conocía debido a que fue el delegado de México en 1929 ante el Congreso Sindical Latinoamericano.

3. Véase Retrato de una década, México, Museo Nacional de Arte, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1996.

4. “Mañana inaugura su exposición el pintor D. Alfaro Siqueiros”, El Diario, 31 de mayo de 1933, citado en ibidem, p. 50.

5. Histonium, núm. 123, vol. 11, agosto de 1949.

6. Informe de los trabajos ejecutados en la obra La pescadora de David Alfaro Siqueiros, Instituto Domingo Tellechea de Conservación y Restauro, Buenos Aires, Argentina, 2010.

 

 

 

David Alfaro Siqueiros
Alegoría de María Ilarraz Miranda de Terra
1933.

David Alfaro Siqueiros
Mitin • 1933.

David Alfaro Siqueiros
El botero • 1933.

David Alfaro Siqueiros
Desnudo • s/f.

David Alfaro Siqueiros
Violeta Brum • s/f.

David Alfaro Siqueiros
María del Carmen Portela (detalle) • s/f.

David Alfaro Siqueiros
La pescadora • s/f.