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Jean-Auguste-Dominique Ingres
San Juan Bautista niño
s/f, óleo sobre tela. Colección Museo Nacional de San Carlos, Instituto Nacional de Bellas Artes, México.

 

 

Museo Nacional de San Carlos,
escaparate al pasado


En junio de 1968 fue inaugurado el Museo de San Carlos y en 1994, por decreto presidencial, adquirió el rango de Museo Nacional. Este recinto alberga uno de los acervos de arte europeo más importantes en México, perteneciente a corrientes estilísticas que datan desde el siglo XIV al XIX. Asimismo, a través de numerosas exposiciones  temporales se ha convertido en uno de los principales museos de la capital del país. A continuación, un breve análisis de las diversas temáticas a las que se han dedicado las muestras presentadas en sus salas a lo largo de estas cuatro décadas de existencia.

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NADIA UGALDE GÓMEZ HISTORIADORA DEL ARTE
Investigadora del Cenidiap
nugaldeg@yahoo.com.mx


 

¿Cuántas de las obras notables que conforman nuestro patrimonio cultural habrían sobrevivido para el disfrute y estudio de las generaciones posteriores si no fuera por los museos? La respuesta es por demás obvia y satisfactoria, a pesar de que algunos de estos recintos han llegado a ser considerados como espacios caducos y sin vida.

En la medida en que conocemos el pasado podemos tener mayor conciencia de nosotros, de nuestro presente y, por lo tanto, del futuro. Cada época produce formas artísticas acordes con sus circunstancias y México posee un gran legado en ese sentido, reflejo de los acontecimientos históricos que se desarrollaron paulatinamente: cambios políticos, ideológicos y sociales; herencia artística que ha sido conservada para el conocimiento y deleite, en esos lugares consagratorios que conocemos como museos.

 

Mil novecientos sesenta y ocho

Sin lugar a dudas 1968 fue un año teñido de drásticos contrastes y sentimientos encontrados; por un lado, la sucesión de acontecimientos que culminaron con el inaudito y sangriento episodio en Tlaltelolco, por el otro, la fiesta deportiva que significó la celebración de los XIX Juegos Olímpicos, eventos que marcaron y han quedado en la memoria colectiva de los mexicanos. Pero también de algún modo, ese mismo gobierno con Gustavo Díaz Ordaz al frente, continuaría con la promoción de la imagen internacional del país y la ampliación del espectro de reconocimiento a las colecciones del patrimonio artístico, como parte del interés por ampliar el consumo cultural, a partir de la creación de nuevos museos, acción que dio como resultado la fundación ese año del Museo de San Carlos como parte de un proyecto que cuatro años antes había incluido la apertura de espacios culturales como el Museo de Arte Moderno y el Museo Nacional de Antropología e Historia.

Se buscó la creación de un recinto conformado por la herencia cultural del pasado, a manera de marco referencial y antecedente histórico, y el encuentro con las manifestaciones artísticas producidas en el Viejo Continente con obras de alto valor histórico y artístico procedentes en mayor medida de otros acervos institucionales y de diversas donaciones de particulares.

La historia de las colecciones del Museo Nacional de San Carlos se encuentra especialmente relacionada con los acervos pictórico y escultórico de la Antigua Academia de San Carlos, fundada a finales del siglo XVIII, la cual desde sus inicios había empezado a reunir una colección —para 1786 contaba ya con 124 pinturas— que se vio incrementada considerablemente después de su restructuración con obras provenientes de la incautación de los bienes de la Iglesia, a raíz de la promulgación de las Leyes de Reforma. Es en este sentido que el Museo Nacional de San Carlos (en 1994, por decreto presidencial, fue elevado a ese rango) desde su origen adquirió su prestigio y definió su vocación como un recinto consagrado al arte internacional, alojado en un fastuoso edificio que ha visto a las más importantes figuras de las artes y de la historia a lo largo de su existencia.

Por su alcance panorámico del arte de proyección universal, en el Museo se propone el acercamiento y la revaloración de los contenidos estéticos del pasado europeo. Durante 40 años, en sus salas se ha mostrado, a través de su acervo y de muestras temporales, lo más significativo de la plástica internacional. Las exposiciones a lo largo de estas cuatro décadas han servido como escaparate, presentando una visión integral del arte universal, que ha propiciado que el estudioso y el visitante en general pueda conocer y reconocer las características de las diferentes escuelas y estilos de los antiguos maestros.                                                    

 

Escaparate del pasado

A raíz de la reestructuración de la Academia de San Carlos y a la par de la formación de sus colecciones, empezó a realizar exposiciones periódicas a partir de 1850, con los trabajos tanto de alumnos como de maestros, las adquisiciones europeas recientes y de particulares, para lo cual se seleccionaban las mejores obras para el conjunto de las galerías. En los acuerdos con profesores y pensionados se especificaba la entrega de sus trabajos cada cierto tiempo y los alumnos que residían en el Viejo Continente tenían además el encargo de adquirir piezas de los mejores pintores; todo esto contribuyó al enriquecimiento de los acervos de las galerías de pintura y escultura de la propia Academia.

Al paso de los siglos, ya en el museo y después de un largo proceso histórico de exhibición de las formas de expresión plástica, se fue proponiendo la revisión visual del pasado, la posibilidad de observar las distintas modalidades de éste y la apreciación en tiempo y espacio de un vasto repertorio de obras de muy diversas épocas y estilos —en sus más elevadas manifestaciones— de los más notables creadores. Desde nuestra perspectiva actual, la presentación de estas piezas del arte universal, producidas en el transcurso de más de ocho siglos, ha permitido recorrer, admirar e historiar las múltiples expresiones de los renombrados y de los no tan conocidos antiguos maestros, en especial a los artistas europeos.

La realidad reinterpretada, ampliación de las estructuras mismas de la percepción estética ligada a la reflexión, conexión elemental de lo cercano y lo lejano, del pasado con el presente. La relación con la naturaleza y el mundo, las variadas evoluciones, los actos revelatorios, las operaciones transformadoras, el espíritu de los maestros que ha quedado preservado en su obra. La perspectiva del tiempo nos da la visión de la amplia gama de expresiones, el devenir internacional de los estilos, las variadas escuelas, los lenguajes diversos; la composición y el sentido del color. La maestría interpretativa, los procesos técnicos, los juegos de volúmenes, la riqueza del diseño, la cuidadosa definición de la forma, el cálculo de proporciones, las relaciones espaciales, el ritmo y el movimiento. Las contribuciones sobresalientes, la luz y sus contrastes.

Visión de cuatro décadas por las que han desfilado obras de todos los tiempos, a través de gran cantidad de exposiciones que el museo ha ofrecido, las cuales definieron su vocación como un universo en sí mismo.

 

Exposiciones en el Museo Nacional de San Carlos

A modo de ejercicio estadístico(1) se llevó a cabo una aproximación cuantitativa en la que el dato numérico arrojó datos relevantes, los cuales ilustran el devenir del museo en estos cuarenta años de existencia. La manera en que se realizó la revisión de las muestras fue a partir de las diversas escuelas, disciplinas y temática; información que comprende un total de 202 exposiciones. En primer término se dividieron en:
 
-Exposiciones generadas por y con sede en el Museo Nacional de San Carlos.
-Exposiciones itinerantes generadas por el Museo Nacional de San Carlos.
 -Exposiciones presentadas en el Museo Nacional de San Carlos únicamente como sede.

De lo anterior se desprende que el número de las muestras generadas por el museo, incluidas las itinerantes, es considerablemente mayor que las producidas por otras instancias, únicamente exhibidas como resultado de negociaciones, convenios o intercambios.

Con relación a las diversas disciplinas: pintura, escultura, grabado, dibujo, fotografía y/o elementos varios (artes aplicadas, cartel, objetos, libros, joyería, numismática, vestuario, entre otros) tenemos que las muestras que presentaron dos o más disciplinas y/o combinadas con otros elementos comprenden 45 por ciento del universo expuesto. Las muestras exclusivas de pintura, 35 por ciento; de grabado, 12 por ciento, y las demás consideradas en conjunto, el otro 8 por ciento del total.

En cuanto a las escuelas y a la temática, encontramos que la presencia de las exhibiciones temáticas es cuantitativamente mayor. Ocupa el segundo lugar el arte español; al arte mexicano le corresponde el tercer sitio; al arte italiano, el cuarto; el arte francés ocupa el quinto puesto; el arte flamenco, el sexto; al ruso le corresponde el séptimo; en octavo lugar están el arte inglés y el holandés; el arte húngaro, el noveno sitio, y el décimo lo ocupan las exposiciones de arte estadounidense, chino, cubano, israelita, rumano y ecuatoriano (Quito).

Multiplicidad de temas, amplísimo espectro de expresiones, escuelas y corrientes artísticas. Los ideales y gustos de cada época, las sutilezas psicológicas, descripción de costumbres, aspectos moralizantes, episodios  históricos, composiciones ideales, ambientaciones, retratos, escenas alegóricas, epifanías, temas bíblicos, imágenes y asuntos religiosos, mitología, literatura y leyendas, temas eróticos y escenas galantes. Paisajes, vistas de ciudades, interiores y naturalezas muertas. Arte decorativo, objetos suntuarios y de uso cotidiano. Composiciones figurativas, representación de la figura humana en acción, gestos y actitudes. Presencia volumétrica. Todo esto desde la pintura realista y la escultura académica hasta las más avanzadas experimentaciones, que incluyen la intervención arquitectónica, abriendo las fronteras del tiempo y el espacio.

Ricos y variados contenidos, fuentes extraordinarias, acceso íntimo a la  energía interna de las composiciones; producto del talento, la imaginación y el dominio de una disciplina; sobre el lienzo, el papel, la piedra, la madera, el metal y la gran variedad de medios y soportes. Evidencias de la vitalidad creadora.

Preservar el pasado para el presente, participar en la consolidación de la conciencia de valorar y conservar el legado cultural, con el propósito de la promoción del horizonte artístico entre México y otros países. Conjunto de acciones, proyección de objetivos que el Museo Nacional de San Carlos ha reforzado con la labor editorial y la publicación de catálogos que acompañan a las muestras, la organización de conferencias y la exhibición del arte universal al interior del país, con la finalidad en común de la difusión del patrimonio cultural de la humanidad.

 

Nota

1. Basada en los datos proporcionados por el propio museo y acorde con la información recabada en el Calendario de exposiciones de artes plásticas realizadas en la ciudad de México, anualmente: 1989-1999, elaborado por las investigadoras del Cenidiap María Teresa Suárez y Guadalupe Tolosa (con la colaboración de Julieta Gamboa). Agradezco el acceso a dicha información. Como nota aclaratoria, no se consideraron las doce muestras de la Academia de Artes por ser su organización independiente al Museo, sirviendo éste únicamente como espacio de exhibición.

 

 


Bernardinus Nocchi (dibujó),
Rafaello Morghen (grabó)
Poesía
s/f, grabado al buril (copia del fresco de Rafael para la bóveda de la Estancia de la Signatura, Palacio Pontificio del Vaticano, 1509-1511). Colección Museo Nacional de San Carlos, Instituto Nacional de Bellas Artes, México.



Exposición del artista británico Damien Hirst. Museo Nacional de San Carlos, ciudad de México, 2006.



Exposición del artista británico Damien Hirst. Museo Nacional de San Carlos, ciudad de México, 2006.