Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, Zacatecas, México, 2006.
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Educación e investigación artísticas
en el museo de arte
Si bien diversos museos en México promueven actividades
con fines educativos, como cursos, conferencias
y programas dirigidos al público infantil, pocas de ellas
están enfocadas a la educación artística
en particular. Además, la falta de vinculación de
estos recintos con las escuelas impide que se aproveche al museo
de arte
como un lugar idóneo para complementar los planes de estudio
en la materia.
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IRMA
FUENTES MATA •
DOCTORA EN HUMANIDADES Y ARTES
Investigadora del Cenidiap
ifuentesmata@msn.com
Educación y museos
La actividad de los museos se ha diversificado
en los últimos años: de ser espacios que antaño
estuvieron limitados a la conservación y resguardo de las
colecciones, actualmente han incrementado sus funciones hacia el
campo de la investigación, la comunicación y la educación
e incluso ahora existen algunos recintos con un enfoque
principalmente educativo. Los primeros proyectos estructurados
en ese sentido se dieron en 1960 y 1970,
cuando los museos nacionales se erigieron para dar una imagen del
México moderno y plantearon un discurso educativo, como
el Museo Nacional de Antropología e Historia. Más
tarde, ya en los años noventa, los museos interactivos
de ciencia, como Universum, de la Universidad Nacional
Autónoma de México, sustentaron buena parte de su discurso museológico
en la educación.
La relación entre la educación
(escuela) y el museo ha sido en algunos momentos de colaboración
y en otros de franco distanciamiento. En el primer caso podemos
mencionar tres esquemas implantados en los museos de historia
o antropología:
a) El museo como la colección de piezas simbólicas que refieren a una situación expresada en los libros de texto.
b) El museo como ejemplo para estudiar y tener
una imagen de algunos de los contenidos escolares a través
de maquetas, información gráfica e incluso piezas
de colección
de algún momento histórico.
c) Situaciones, hábitat o hazañas que son incluidas en los materiales escolares y que son mostrados en el museo.
Sin embargo, en el caso de los museos de arte, la falta de contenidos artísticos
específicos en los programas escolares mantiene las obras descontextualizadas
y sin referentes ligados a los planes de estudio, lo cual impide brindar a
los estudiantes que visitan el museo una relación directa con su aprendizaje
en la escuela.
Educación artística y museos de arte
La asignatura de educación artística
en la escuela primaria está orientada a la apreciación
y expresión, pero los programas de estudio no refieren de
manera explícita a las categorías de conocimiento
de las artes plásticas o visuales que puedan ser reconocidas
por los alumnos en los museos especializados;
es hasta la enseñanza secundaria que en contadas escuelas
se imparten algunos de estos conocimientos, y sólo durante
un año.
Sin embargo, en la educación primaria, los niños
ven en las cubiertas de sus libros de texto gratuitos una selección
de obras pictóricas que se encuentran en los diversos museos
de arte de la República. Esto es un acierto, lamentablemente
no son explicadas o “trabajadas” por los profesores
de este nivel. Irónicamente, en ocasiones hasta piden a
sus pupilos forrar los libros.
Ya desde hace casi cincuenta años, Viktor Lowenfeld sostenía que “las habilidades básicas que deberían enseñar las escuelas son la capacidad de descubrir y buscar respuestas en lugar de esperar pasivamente las contestaciones e indicaciones del maestro. Las experiencias fundamentales en la actividad artística contienen ese factor”.(1) Siguiendo esta premisa, en las últimas décadas se ha argumentado la labor educativa con el enfoque constructivista,(2) sustentada en las ideas de teóricos como Dewey, Piaget, Vygotski y Bruner, quienes defienden que los seres humanos aprendemos a partir de una construcción propia que se produce como resultado de la interacción de las disposiciones internas y el medio ambiente. El conocimiento no es una copia de la realidad sino una construcción que hace la persona misma; es así como el aprendizaje se convierte en un proceso activo que consiste en enlazar, extender, restaurar, interpretar y, por tanto, construir saberes desde los recursos de la experiencia y de la información que recibe.
Recientemente han surgido teorías que abren
una puerta a la posibilidad de tener otros enfoques para el desarrollo,
como los planteamientos de Howard Gardner con la teoría
de las inteligencias múltiples, cuya idea central es la
demostración que todos somos capaces de desarrollar capacidades
diversas y que es necesario cultivarlas y explorar una amplia
gama de posibilidades de expresión.(3) Las
inteligencias, según el autor, son habilidades para resolver
los problemas que se presentan en la vida diaria y que permiten
crear soluciones. Las ocho inteligencias que analiza
Gardner son: espacial, cinestésica o corporal, musical,
lógico matemática, lingüística, interpersonal,
intrapersonal y naturalista. Desde su punto de vista, todos las
tenemos en mayor o menor medida, pero en algunas personas destacan
sólo algunas de ellas.
Para favorecer el campo de la educación
artística es necesario proponer estrategias para su disfrute
y potenciación. La escuela debe reconocer al museo como
un aliado en la tarea de educar, pues quien tiene contacto con
experiencias de aprendizaje en el arte adquiere la posibilidad
de reconocerlas, valorarlas y ubicarlas.
El museo como espacio educativo
El museo como una instancia cultural/educativa
debe propiciar estrategias con un sentido lúdico, didáctico
e interesante y privilegiar los valores estéticos. De esta
manera podría contribuir a eliminar parte del rezago en
la materia, siempre y cuando no se piense como un recinto sagrado
e inaccesible, y sí como un espacio de encuentro con la
cultura, mediante el desarrollo de la percepción y el conocimiento
de las expresiones artísticas. Fernando Hernández
apunta que “la educación artística para la
comprensión tiene como finalidad evidenciar el recorrido
por las miradas en torno a las representaciones visuales de las
diferentes culturas para confrontar críticamente a los estudiantes
con ellas”.(4)
El programa del ICOM (International Council of Museums) de la UNESCO se orienta a situar la educación artística en el centro de la educación formal e informal como una aportación significativa al desarrollo cognitivo y sensorial de los niños. A mediano plazo, este tipo de instrucción debería también facilitar la emergencia de públicos más exigentes y favorecer el respeto mutuo entre las culturas.
Según el ICOM, el museo es una institución
permanente, no lucrativa, al servicio de la sociedad y abierta
al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica
y principalmente expone los testimonios materiales del hombre y
su
entorno, con propósitos de estudio y deleite. Un conjunto
espiritual destinado a la educación del público,
con elementos de valor como colecciones de objetos de interés
artístico, histórico, científico y técnico,
así como botánico, además de zoológicos
y acuarios.
Desde esta perspectiva, los recintos museísticos contribuyen a la formulación de una ética global basada en prácticas de conservación, protección y difusión de los valores del patrimonio cultural. Su misión educativa, independientemente de la especialidad a la que estén destinados, es complementaria del estudio científico.
Aun así, los museos de arte están alejados de los procesos educativos oficiales, a pesar que como instituciones culturales tienen entre sus funciones la misión de ofrecer servicios educativos y tener vinculación directa con la institución escolar.
Entre las políticas culturales para el
desarrollo propuestas por el ICOM (abril de 1998), el segundo objetivo
establecía promover la creatividad y la participación
en la vida social, además de generar espacios donde concurrieran
símbolos y significados —como los museos— para
posibilitar la cohesión y empatía en la comunidad.
El programa escolar en el nivel básico no ofrece espacios
de análisis y reflexión sobre los contenidos del
arte, mucho menos áreas para la expresión o creación
artística. En casos muy limitados se abre un sitio a la
apreciación, pero ésta pocas veces se hace con la
orientación debida.(5) Por
esta razón el museo debe articular discursos comunicativos
que permitan a la población escolar y a la población
de sectores de diferentes edades y escolaridad tener acceso a la
fuente de conocimiento que constituye el museo de arte.
Los directivos y maestros de la escuela son quienes
generalmente proponen las visitas a museos de arte, pero pocas
veces ofrecen antecedentes para aprovecharlas al máximo,
ya que no cuentan con programas específicos que señalen
los contenidos que pueden recuperarse. Cuando se organiza una visita
escolar o se pide a los alumnos que asistan al museo no se ofrecen
los elementos mínimos para apreciar y valorar la creación
artística. Esto se debe a múltiples factores, entre
ellos la ausencia de contenidos básicos en el plan de estudios,
la falta de formación de los docentes al respecto y la
amplitud o especificidad de los contenidos.
El museo y la investigación
La investigación es una función fundamental de los museos: a partir de ella se estudia y da coherencia a las colecciones. Se trata del trabajo experimental o teórico que se lleva a cabo a fin de adquirir nuevos conocimientos y tiene la característica de ser una actividad interdisciplinaria dedicada al estudio de diferentes materias aplicables al ámbito museístico.
El área de investigación la constituyen actividades de catalogación, conservación de piezas, curaduría, preservación y documentación de las expresiones artísticas, lo cual permite contar con un recinto para desarrollar diversas actividades académicas y educativas. La investigación museográfica se considera una disciplina aplicada, pues comprende el proceso previo a la presentación de una exposición: análisis del artista, la obra, el discurso, la definición del espacio museográfico y los detalles del montaje realizado.
El museo como institución cultural tiene entre sus funciones atender el aspecto educativo dirigido a diferentes tipos de población, escolar y no escolar, aunque consideramos que la primera debiera ser objeto de una atención preferente. Por ello creemos que la investigación educativa es fundamental para que el museo y su acervo sean comprendidos y disfrutados ampliamente, por lo que se debe ofrecer el conocimiento básico y específico que permita tener referencias, conocer y disfrutar del patrimonio artístico.
Aunque debemos reconocer que la investigación educativa que se refiere al campo del museo no es abundante, se han realizado algunos estudios y trabajos de gran calidad al respecto, como los de Lauro Zavala y Lucio Plata, el primero en los museos de ciencia y el segundo en los de historia. En cuanto a los museos de arte en particular, los trabajos de estudios de público organizados y sistematizados por Graciela Schmilchuk, ubicados en la temática de recepción, y algunas otras propuestas en la práctica museográfica como las del equipo que estuvo a cargo de la remodelación del Museo Nacional de Arte, constituyen esfuerzos con resultados concretos, que además sirven de punto de partida para nuevos planteamientos por parte de los investigadores que trabajan en la línea de educación artística.
Una experiencia educativa en el museo
El Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez,
ubicado en la ciudad de Zacatecas, resguarda una de las colecciones
más significativas del patrimonio cultural de la segunda
mitad del siglo XX en México, pero también busca
ser un espacio de recreación, deleite y educación
en las obras de artistas abstractos a través de estrategias
pedagógicas que propicien el conocimiento del público,
no sólo en cuanto al devenir histórico y social
del periodo en que surgen estas creaciones, sino como material
básico de procesos de desarrollo de la inteligencia.
A partir de la investigación que se inició en
el museo, comprobamos que el material visual y documental ahí albergado
es una fuente de aprendizaje que el sistema educativo debiera
aprovechar, aunque esto lamentablemente no sucede, pues en realidad
la mayoría de los educadores ven al museo como un recinto
alejado y desarticulado de la escuela.
Conscientes de ello, en el Museo Manuel Felguérez
organizamos un programa de sensibilización al arte abstracto
denominado Abs... traerte, el cual pretende poner a los
artistas en contacto directo con niños, jóvenes y
adultos para que, en una primera etapa, se sienten las bases de
una iniciación en cuanto a teoría y práctica
de las artes visuales, se introduzca a los asistentes al manejo
de las técnicas plásticas y se ofrezca un
enfoque histórico
cultural de la producción artística.
El programa está integrado por diversos
cursos que favorecen la apreciación, recepción y
promoción del arte abstracto, en particular de la obra que
se exhibe en este recinto:
Curso 1. Sensibilización a las artes
Curso 2. Introducción a las artes plásticas
Curso 3. Orígenes y fundamentos del arte abstracto
Curso 4. Sensibilización al arte abstracto
Curso 5. Animación y promoción cultural en el museo de arte abstracto
El programa se realizó con tres grupos
de población, dos grupos de niños (de 6 a 10 años
de edad y de 13 a 15 años) y otro de 18 años de edad
en adelante, en el que se integraron jóvenes y adultos,
entre ellos el mismo personal encargado de atender en el museo.
Se ofreció una formación teórica y artística
con la participación de creadores plásticos y profesionales
de la educación, quienes de manera integrada favorecieron
el aprendizaje. Para algunos de ellos esta experiencia ha sido
decisiva
para la elección profesional y se han incorporado
como docentes a escuelas de arte en la ciudad de México
e Italia, donde trabajan con diversas técnicas y lenguajes.
Otro de los esfuerzos para sensibilizar a la población fue los Jueves abstractos, que se realizaron como proyecto de educación informal a partir de charlas con especialistas vinculados al arte, poetas, historiadores, literatos y artistas plásticos, quienes ofrecieron su experiencia al público asistente en un espacio ameno de análisis y reflexión. Aunque estas iniciativas han sido autofinanciadas y en ocasiones apoyadas por el museo, consideramos que para que tengan mayor impacto se requiere de partidas internas en los museos destinadas a programas educativos que favorezcan la creatividad y los procesos de educación artística.
Otra de las actividades fue el Seminario de
Apreciación, Teoría y Crítica del Arte Contemporáneo,(6) dirigido a participantes de licenciatura o con experiencia en el sector cultural. Se constituyó así un numeroso grupo interdisciplinario que se acercó al arte contemporáneo mediante el análisis, la reflexión y la crítica estética.
La experiencia más reciente fue el programa Vacación… arte,
cuyo objetivo primordial consistió en ofrecer una iniciación
a las artes. Constó de dos grupos, infantil y juvenil,
durante cinco semanas, e incluyó no sólo experiencias formativas
respecto a las artes plásticas, sino también contenidos
de literatura, teatro, cine y música.
Todos estos esfuerzos pueden ser potenciados si se reconoce la importancia de un programa educativo en los museos y se les confiere la tarea de ser centros de educación artística en paralelo a la educación formal, que actualmente no ofrece opciones curriculares para esta tarea.
Finalmente, considero que la educación, la investigación y el museo son campos propicios para generar nuevas miradas y acercamientos al arte. Contar con una metodología de investigación consecuente con ese fin permitirá establecer una comunicación más directa con el público y generar situaciones de aprendizaje y disfrute de las obras, así como favorecer una mejor educación artística en las escuelas.
Notas
1. Víctor Lowenfeld y W. Lambert, Desarrollo
de la capacidad creadora, 2ª ed., Buenos Aires, Kapeluz,
1971, p. 17.
2. Clifton Chadwick, “La psicología
del aprendizaje en el enfoque constructivista”, Revista
Latinoamericana de Estudios Educativos, vol. XXX , núm.
4, México, Centro de Estudios Educativos, 2001, pp. 111-126.
3. Cfr. Howard Gardner, Inteligencias múltiples.
La teoría en la práctica, Barcelona, Paidós,
1998.
4. Fernando Hernández, Educación y cultura visual, Barcelona, Octaedro, 2000, p. 45.
5. Cfr. Irma Fuentes Mata, Integrar la educación
artística. Política educativa, integración
curricular y formación docente colectiva, México,
Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información
de Artes Plásticas/Universidad Autónoma de Zacatecas/Universidad
Pedagógica Nacional/Plaza y Valdés,
2004.
6. Apoyado por la Dirección de Vinculación Cultural de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Bibliografía complementaria
Eisner, E. W., Educar a visión artística,
Barcelona, Paidós, 1995.
Gardner, Howard, Educación artística
y desarrollo humano, Barcelona, Paidós, 1994.
——Arte, mente y cerebro. Una aproximación
cognitiva a la creatividad, Barcelona,
Paidós, 1997.
—— Mentes creativas, Barcelona, Paidós,
1993.
González Matute, Laura, Escuelas de pintura al aire
libre y centros populares de pintura,
México, Centro Nacional de Investigación, Documentación
e Información de Artes Plásticas/Instituto Nacional de Bellas
Artes,1987.
Hargraves, D. J., Infancia y educación artística, Madrid, Morata, 1991.
ICOM UNESCO, [21 de septiembre 2005]. Disponible en
http://portal UNESCO.org/cultura/es
Rico Mansard, Luisa Fernanda, Exhibir para educar. Objetos colecciones y museos de la
ciudad de México (179-1910), Barcelona, Ediciones Pomares, 2004.
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