D I V E R S A S E M B L A N Z A • • • • • •
 



Carlos Contreras Elizondo
(1892-1970), precursor del urbanismo en México. Foto: Archivo Carlos Contreras.


 

 

Carlos Contreras:
primer urbanista del siglo XX en México(1)


Son escasas las personas que recuerdan a Carlos Contreras Elizondo, aunque a algunos arquitectos les entusiasma hablar de su trabajo, que conocieron “de oídas” en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México. Otros, los familiares, buscan en los resquicios de la memoria al hombre, al padre y al abuelo amoroso y paciente. Testimonios de periodistas y contemporáneos muestran la fuerza de carácter, la valentía y el afán por seguir los objetivos que se trazó durante sus primeros años como urbanista
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ALEJANDRINA ESCUDERO HISTORIADORA DEL ARTE
Y CRONISTA DE URBANISMO
hisescudero@yahoo.com.mx

 




Tareas formidables

Cuando se revisa parte del material preparado por el arquitecto Carlos Contreras (1892-1970) para la planificación del país y sus ciudades, se descubren no sólo los planos reguladores, oficios, informes, publicaciones, dibujos, bocetos, caricaturas y fotografías, entre otros documentos, que dan cuenta de su trabajo profesional como urbanista, sino que también se aprecia el perfil de un hombre entusiasta y comprometido con lograr un México mejor.  Podemos empezar por la tenacidad, la claridad de sus propuestas, un afán de aprendizaje siempre renovado, un optimismo para emprender tareas formidables y la fe depositada en sus conciudadanos para que participaran en un trabajo colectivo por ese país que dejó de niño y empezó a conocer en la ciudad de Nueva York: primero, a través de las tarjetas postales enviadas por su madre y una vez que se había convertido en arquitecto, por medio de mapas, cartografías, informes, estadísticas y fotografías.

La historiografía divide a las grandes civilizaciones en edades, si nos referimos a la vida profesional de Contreras, su edad de oro estuvo enmarcada entre dos congresos de la International Federation on Housing and Planning: el de 1925, celebrado en Nueva York y que permitió a los profesionales mexicanos el acceso a los temas de la vanguardia urbanística, y el de 1938, cuando nuestro país fue la sede. Esa edad dorada la desarrolló en un México que vivía un periodo posrevolucionario de gran efervescencia: en lo político, la influencia determinante de Plutarco Elías Calles, la creación del Partido Nacional Revolucionario (después PRI), el Maximato y la dirigencia de Lázaro Cárdenas; en lo social, el conflicto con la iglesia católica, y en lo económico, las consecuencias del “gran crack” estadunidense.

En 1925 podría parecer anticipado un proyecto para la reorganización urbana de México, propuesto por un arquitecto que recién había regresado a su país natal, pues la idea de concebir en su totalidad al territorio nacional para su estudio y posible planeación no existía por parte de los políticos ni de los profesionales. Desde ese año, Contreras se propuso encabezar un movimiento a favor de la planificación, un programa que reunía, de aquí y de allá, ideas para replantear una realidad compleja.

 

Don de gentes

Nacido en Aguascalientes, el futuro arquitecto fue el tercer hijo de Jesús F. Contreras, escultor decimonónico, y de la señora Carmen Elizondo, también originaria de esa ciudad. Cuando Carlos tenía diez años de edad falleció su padre y al poco tiempo se trasladó a la ciudad de Nueva York para realizar sus estudios. En su libro New architecture in Mexico, Esther Born(2) anota que Contreras ingresó a la Escuela de Minas de la Columbia University en 1909. Varias tarjetas postales, con vistas de los edificios de una ciudad de México que se preparaba para el centenario de la Independencia, dan fe de la comunicación que establecía con la familia, en especial con su madre. Por el libro del año de la generación de 1921 de la Columbia University sabemos que fue manager del equipo de tenis, capitán del de esgrima y editor de arte de la revista The Columbian. Algunos de sus apuntes de historia de la arquitectura muestran dibujos de excelente calidad de edificaciones europeas de los siglos XVI, XVII y XVIII, que el joven estudiante perfilaba mientras escuchaba a los profesores.

Al parecer, una vez terminada la carrera de arquitectura inició su camino por el urbanismo pero poco sabemos sobre su aprendizaje en la materia. El arquitecto Enrique Cervantes cuenta que: “No en todas las escuelas de Estados Unidos se estudiaba la planificación urbana o se hacía de forma distinta. Entonces él [Contreras] tuvo la suerte de que algunos maestros lo inspiraran para dedicarse a la planificación urbana.” Esta inspiración fue definitiva en su vida.(3)

De su trayectoria como docente en la Columbia University, su currículum asienta que entre 1921 y 1925 fue profesor de la materia de planificación. Aunque no hay otros documentos que lo corroboren, se hallan varias notas periodísticas y cartas en los que se lo distingue con algunas medallas, ya sea como alumno o profesional destacado. En Estados Unidos hizo buena amistad con sus maestros y con algunos compañeros, lo que le permitió ingresar a las asociaciones de arquitectos y de planificadores más importantes de ese país.

A su regreso a México, en 1925, contó con el apoyo de destacados urbanistas extranjeros como Edgard H. Bennet, John Nolen, Thomas Adams, George B. Ford, Harland Bartholomew, Ebenezer Howard, Raymund Unwin y George Benoit-Lévy, los cuales fungieron como consultores, autores, asesores y miembros honorarios de la Asociación Nacional para la Planificación de la República Mexicana (ANPRM) y de la revista Planificación. Contreras llegó al país con una avidez enorme de poder aplicar sus conocimientos. En principio, la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (SAM) lo apoyó, ya que  precisamente fue uno de los miembros de la delegación que participó en el congreso de Nueva York; también esta agrupación le permitió publicar, por unos meses, la columna Urbanización y Planificación, en la sección dominical de arquitectura del periódico Excélsior. Sin embargo, algunos documentos muestran, “entre líneas”, que hubo cierta rivalidad con miembros de la SAM, por lo que ésta dejó de apoyarlo. Entonces,  buscó abrirse camino por sí mismo, como lo asegura el arquitecto Cervantes:

Él era muy ameno, hablaba varios idiomas y trataba a toda la gente; era carismático. Reunió grupos de arquitectos y de otras profesiones para hablar de planificación. Se allegó a varias personas, en realidad él los agrupaba. No había una sociedad cohesiva porque el único que sabía era él y a los demás les gustaba lo que sabía. Hubo, por ejemplo, ingenieros, abogados y probablemente algunos políticos a los que les interesó su planteamiento. ¿Por qué?, pues porque era de interés mundial, de interés para aquél que tuviera un poco de cultura. Pero a él le costó mucho trabajo.(4)

 

Amigos y alumnos

El primer grupo que integró fue la Asociación Nacional de Planificación de la República Mexicana que tuvo entre sus miembros a destacadas personalidades del medio cultural y empresarial mexicano: pintores como el Dr. Atl; historiadores como Manuel Toussaint, Jorge Enciso y José Benitez; políticos como Alberto J. Pani, Aaron Sáenz y Vicente Lombardo Toledano, y arquitectos como Manuel Amábilis, Miguel Ángel de Quevedo, José Luis Cuevas, Federico E. Mariscal, José Villagrán y Carlos Obregón Santacilia, entre otros.

Contreras también dejó huella en algunos de sus alumnos durante los dos años que impartió la materia de planificación de ciudades y arte cívico en la Escuela de Arquitectura, que entonces se ubicaba en la Academia de San Carlos; ahí trabajó, con los estudiantes Enrique del Moral, Juan O´Gorman, Mauricio M. Campos y Álvaro Aburto, la propuesta para un bulevar de circunvalación interior en el Distrito Federal.(5) El hecho de que en los programas de estudio de la institución no se registre alguna materia con ese nombre antes de 1928, probablemente se deba a que el arquitecto no era egresado de la Escuela y su cátedra debe haber sido informal.

Cuando preparaba el proyecto de planificación del puerto de Acapulco trabajó con Juan Legarreta y Justino Fernández; con este último inició una larga amistad y colaboración: los planos que preparó para el Distrito Federal, entre 1927 y 1938, fueron todos dibujados por él. Paralelo al proyecto de Acapulco, Contreras promovió la conservación de Taxco, también en el estado de Guerrero, con personajes como Manuel Toussaint, Enrique A. Cervantes, Luis Castillo Ledón y Jorge Enciso, quienes buscaron que se conociera su arquitectura y traza coloniales y se promulgara una ley que la protegiera ante la inminente afluencia de turistas y automóviles.

Es interesante destacar que hasta el año de 1943 logró que la Secretaría de Educación Pública expidiera su cédula profesional como arquitecto. Lo que el arquitecto Cervantes explica así:

Si recibió su título en el 43, quiere decir que él estaba revalidando su título para poder pertenecer al Colegio de Arquitectos, que se estaba formando y que se formó en el 46. La gente que no se recibe en México no puede pertenecer a nuestro colegio. Y el no pertenecer al colegio significaba mucha pérdida. Por otro lado, necesitaba su cédula profesional. Todo eso le pasaba.

 

“No hagáis proyectos pequeños”

El arquitecto Cervantes comenta que cuando Contreras empezó a trabajar en México había una Secretaría de Obras Públicas que aprobaba las construcciones de edificios sin ningún plan, sin ninguna visión. Hacia la década de 1920 no se había iniciado la planificación en nuestro país en ninguna escala. Muchos de los trabajos de Contreras tienen el mérito de haber abierto camino, de ser siempre los primeros. Su valor radica en haber puesto las bases para el desarrollo de la disciplina en nuestro país por medio de la divulgación de teorías, metodologías y estudios de caso provenientes de Estados Unidos, Francia e Inglaterra; la elaboración de planos reguladores; la fundación de organismos especializados, y la redacción de leyes y reglamentos.

De Daniel H. Burham adoptó el aserto:

No hagáis proyectos pequeños; no tienen la fuerza necesaria para excitar el entusiasmo de los hombres y no se realizan jamás. Haced proyectos grandes, elevad vuestras miras en esperanza y en trabajo, recordando que un diagrama noble y lógico, una vez grabado, no morirá nunca. Que vuestro lema sea el orden y la belleza.(6)

Estas ideas fueron la columna vertebral de su programa de planificación.

Uno de los méritos poco conocidos de Contreras es haber desarrollado, durante los primeros cinco años de residencia en la capital, la planificación de la República Mexicana, que consistía en la realización de un vasto estudio de ese espacio geográfico con la finalidad de elaborar el Plano Nacional México, documento gráfico en el que estarían expresados los ideales de una nación recién salida de una larga lucha interna. Para intervenir esa realidad se requería de un plano “que coordinara y regulara el desarrollo ordenado y armónico del país, formulado dentro de un programa de gobierno”, el cual debía ser expedido en forma de ley y requeriría de la creación de comisiones en las que interviniera el Estado, los inversionistas y los habitantes del país, siendo el planificador o el urbanista el consultor e intermediario entre la población y las autoridades. Sobre ese proyecto, Cervantes comenta:

Una vez que hizo su Plan Nacional, se llevó a esferas altas de la política porque era un plan para el desarrollo del país. Haga usted de cuenta que era un plan de un partido político. Él no entraba en los partidos políticos. Él nunca se habría imaginado que ese plan que pensaba para el país fuera un programa que pudiera entrar en la política como un Plan Nacional. Así es. Pues ese Plan Nacional yo me imagino que mucha gente lo aprovechó, pero ya no con su nombre ni con su colaboración.(7)

La propuesta de Contreras se convirtió en la Ley General de Planeación de la República Mexicana, promulgada el 12 en junio de 1930, y algunos estudiosos, como Lorenzo Meyer, han dicho que fue el antecedente del Plan Sexenal.

Además de proponer que en el desarrollo de los proyectos participaran todos los sectores de la sociedad, estos deberían verse como una inversión. Al respecto declaró en 1948 en la revista América: “Es también necesario invertir, en la ciudad, muchos millones de pesos, y ponerlos en manos de aquellas personas o grupos que no vean en los proyectos y planos reguladores una posibilidad de lucrar”. A continuación reseñaba experiencias estadunidenses en las que se había hecho una fuerte inversión que había sido recuperada. E insistía:

Cualquier obra, por mucho dinero que necesite, lo multiplica si es eficaz. Cleveland, por ejemplo, tenía un gran problema de tránsito. El gobierno de esa ciudad se dio a la tarea de construir bajo los edificios unos enormes sitios de estacionamiento, que a la vuelta de unos años se pagaron y fueron fuente de grandes utilidades. Así México, entre sus numerosos problemas, tiene el de tránsito, y resolverlo de igual manera y colosalmente, con obras lógicas y nobles, no sólo traería a la ciudad el beneficio de futuros ingresos, sino que también acabaría con la plaga de cuidadores, guardianes, vigilantes, mordelones, etc., que ahora padecemos.(8)

Contreras divulgó su conocimiento en la materia por varios medios y dio a conocer a México en el ámbito urbanístico internacional. Específicamente con la International Federation on Housing and Planning estableció una estrecha relación y fue parte, en varias ocasiones, de su mesa directiva; representó a nuestro país en congresos de ese organismo y su larga lucha por obtener la sede de una de esas reuniones se concretó cuando XVI Congreso de Planificación y de la Habitación se llevó a cabo en 1938 en el recién estrenado Palacio de Bellas Artes. De esa forma la ciudad de México fue la segunda sede americana, después de Nueva York. Y el mérito fue de Contreras, que tuvo el apoyo del gobierno federal y del Distrito Federal, asimismo de todas las agrupaciones de especialistas mexicanos. Justino Fernández lo apoyó en la organización y en la relatoría de esa reunión, con lo que culminó una colaboración estrecha y enriquecedora.

 

“Nada desilusionado”

Al parecer, después del Congreso de 1938 Carlos Contreras pasó a segundo plano, aunque siguió trabajando en su despacho, de manera particular, para algunos gobiernos de los estados. También impulsó, participó y apoyó proyectos de interés público, para lo que hacía largas antesalas en oficinas burocráticas, según comenta su nieto, el fotógrafo Carlos Contreras de Oteyza. La imagen que conserva Cervantes del urbanista es la de un profesional incomprendido:

Pero aquí no le hicieron caso, es decir, más que no le hicieron caso no lo entendieron. Fue pionero. No tuvo eco, como no tiene eco la gente en México actualmente. Hoy una cosa es la política, otra es la empresa privada y otra más son los estudiosos de la economía, de la sociología, de la planificación. Somos grupos distintos. El grupo que se dedica a los estudios de planificación tiene que ir a rogar de rodillas para ver si le hacen el favor de oírlo, para que tomen en cuenta las ideas. Él no quería venderlas, él no quería vender nada, él quería que se hicieran.(9)

A la pregunta de si las propuestas de Contreras eran utópicas, el arquitecto Enrique Cervantes argumenta:

Que se le llame utopía a la planificación me encanta, porque las utopías son los deseos más fabulosos del hombre para lograr algo. Ésa es una utopía. Ahora el que pueda o no realizarse depende del ambiente que encuentre y de qué tan realista sea. Lo de él era tan realista que no era inventado. Era una disciplina que ya se desarrollaba en Europa y en Estados Unidos. Él no la inventó. No. Él aprendió y adaptó al país. Él, con mucha preparación y con mucha inteligencia, pudo captarlo y hacerlo pero no cuajó porque no era oportuno, porque no había profesionistas que lo entendieran, porque a los políticos esto era materialmente hablarles en chino. Pero él nunca estuvo desilusionado. Nada, nada desilusionado.(10)

Si habremos de recordarlo será así: nada desilusionado, siempre actualizándose y buscando que se escucharan sus propuestas. Y a nosotros, los historiadores y científicos sociales nos corresponde poner en la mesa de discusión si los proyectos de este arquitecto mexicano eran utópicos, visionarios o los que el país requería en esos momentos, partiendo del carácter prospectivo de los proyectos urbanísticos.

Es difícil apresar la complejidad de la obra de Carlos Contreras, “el nuevo urbanista” del siglo XX mexicano, un hombre polifacético, creativo, carismático, que hablaba con valentía y que sabía que nuestros problemas de planificación podían resolverse con decisión, energía y educación ciudadana.

 

Postscriptum

Las propuestas de traza de Contreras para el Distrito Federal fueron, con los años, adoptándose: los circuitos interior y exterior, las grandes avenidas que lo cruzaban (por ejemplo, los ejes viales), la main street, que iba a ser la avenida San Juan de Letrán (de Tlalnepantla al arranque de la carretera a Cuernavaca) que terminó siendo Insurgentes, el metro del cual hizo, en 1949, los primeras negociaciones y trazos, y la urbanización El Pedregal, obra del arquitecto Luis Barragán, del cual dibujó el fraccionamiento sobre fotografías aéreas.

 

Notas
1. La elaboración del presente texto se basó en las fuentes documentales del Archivo de Carlos Contreras Elizondo, hijo del urbanista, y en los testimonios del arquitecto Enrique Cervantes, quien lo conoció cercanamente, y de Carlos Contreras de Oteyza, su nieto.

2. Esther Born, New architecture in Mexico, Nueva York, Morrow, 1937.

3. Entrevista con el arquitecto Enrique Cervantes, ciudad de México, 8 de febrero de 2005.

4. Idem.

5. Carlos Contreras, “Proyecto de un boulevard de Circunvalación Interior para la Ciudad de México”, Planificación, t. I, núm. 4, diciembre 1927, pp. 18-25.

6. Planificación, núm. 1, México, septiembre de 1927 (epígrafe).

7. Entrevista con el arquitecto Enrique Cervantes, op. cit.

8. Idem.

9. Idem.

10. Idem.

 

 


El urbanista Carlos Contreras trabajaba por una ciudad de México noble y lógica. Revista América, junio 1948.
Foto: Archivo Carlos Contreras.




Proyecto de planificación del Distrito Federal, México, propuesto por Carlos Contreras en 1938. Dibujo de Justino Fernández. Foto: Archivo Carlos Contreras.




Proyecto de Carlos Contreras para el crucero de la calzada de la Piedad y avenida Bucareli con la avenida Chapultepec, y ampliación de la calle de Doctor Río de la Loza, ciudad de México, 1940.
Foto: Archivo Carlos Contreras.