Pilar Maseda,
• Los inicios de la profesión
del diseño en México.
Genealogía de sus incidentes •
México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, INBA-Cenidiap,
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey,
2006, 175 págs.
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La profesión del diseño
en México:
una revisión histórica
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BLANCA GUTIÉRREZ
GALINDO • MAESTRA EN
ARTES VISUALES
Profesora del posgrado de Artes Visuales, Escuela Nacional de Artes
Plásticas, Universidad Nacional Autónoma de México
blancagga@prodigy.net.mx
Ya está en circulación el libro Los inicios de la profesión del diseño en México. Genealogía de sus incidentes de Pilar Maseda,(1) investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) y profesora por más de veinte años en la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Cenidiap y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, esta obra viene a llenar un hueco significativo en el conocimiento del desarrollo de una disciplina que se configuró en estrecha vinculación con los diversos proyectos modernizadores en el país, desde las reformas borbónicas hasta el desarrollismo impulsado durante el sexenio del presidente Miguel Alemán.
El libro consta de cuatro capítulos, incluye
una cronología y un interesante apartado de anexos. Con un
uso impecable del lenguaje y de una selección de datos concisos
e hilvanados con extraordinaria inteligencia, la autora nos propone
pensar la proto-historia de la formación profesional del
diseño –inicialmente ligada a la de sus vecinas, las
artesanías y las bellas artes– y los comienzos de su
historia como una disciplina autónoma, en paralelo con la
emergencia del diseño en la cultura a través de la
gráfica y la arquitectura.
Aunque la revisión histórica que articula la autora está planteada en forma cronológica (1873-1973), el capitulado enfrenta las diversas problemáticas indicativas de los desplazamientos y rupturas que, en los ámbitos educativo y cultural, experimenta el diseño en relación con las circunstancias sociales e históricas de México. Así lo revelan los títulos de cada capítulo: “Educación artística y educación para la producción”, “Revolución, nacionalismo y educación artística”, “Modernidad y nacionalismo: una relación intrincada” y “La formalización de la educación del diseño”. En el primero de ellos, Pilar Maseda nos explica la forma no diferenciada en la que arte y técnica estructuraron la educación artística en la etapa inicial de la Academia de San Carlos en el siglo XVIII y parte del XIX; su posterior escisión con la expansión del romanticismo; la discusión sobre la educación técnica en el siglo XIX que culmina con la creación, en 1843, de la Escuela de Artes y Oficios (uno de los más bellos apartados del libro), y finalmente lo que la autora postula como los antecedentes del diseño gráfico: la prensa, las ediciones de libros y los trabajos de ilustración.
En “Revolución, nacionalismo y educación
artística”, recorremos los momentos principales del
nacionalismo decimonónico y posrevolucionario para comprender
el papel decisivo que la cultura visual desempeñó
en la formación de una identidad nacional. En ese periodo
existió una profunda preocupación por la educación
popular, tal y como lo atestiguan la creación de la Universidad
Popular Mexicana en 1912, de la Universidad Obrera de México
en 1963 o la conformación de las diversas agrupaciones de
artistas que se suceden durante la primera mitad del siglo XX. Aunque
la formalización de la educación en el ámbito
del diseño gráfico deberá esperar algunas décadas
más, el periodo cobra relevancia para el desarrollo de esta
disciplina porque en él se inscriben proyectos como el Taller
de Gráfica Popular, cuyas producciones “pertenecen
hoy al campo de la intervención del diseño, como son
carteles, calendarios, libros ilustrados”.
“Como sucedió en otros países,
en México la arquitectura, principalmente, dio origen al
diseño moderno”, escribe Pilar Maseda al inicio del
capítulo titulado “Modernidad y nacionalismo: una relación
intrincada”. Ahí hace una revisión de las tensiones
entre la modernidad expresada en la arquitectura racionalista y
el nacionalismo posrevolucionario caracterizado, sobre todo, por
el indigenismo. A través de un emocionante recorrido que
va del funcionalismo hasta la llamada Bauhaus mexicana –en
el que destacan figuras como las de la diseñadora Clara Porset
y los arquitectos Carlos Lazo, Mario Pani y Raúl Cacho–
llegamos a los primeros intentos de formalización del diseño
como disciplina específica en los Talleres de Artesanos en
1952 y en el Centro Superior de Artes Aplicadas, creado por el INBA
en 1956, en la Ciudadela de la capital del país. En
la enseñanza que se impartió en esas dos instituciones
no existía todavía un claro deslinde de la actividad
del diseño con la del artesano o el artista. Así,
escribe la maestra Maseda: “no hay en los contenidos temáticos
de los talleres [...] preparación para convertir al artista
en un proyectista, por lo tanto éste seguiría creando
de la misma forma que lo hacía como pintor o escultor, es
decir, sin separar las dos fases de la producción en diseño
o proyecto y fabricación, para especializarse en la primera”.
Además, en ese centro se pretendía formar un “diseñador
artesanal” porque “no se daba importancia al manejo
de la forma, la composición, los dibujos del natural o técnico,
la geometría, ni tampoco a la teoría e historia del
arte y del diseño”, afirma la autora. Sea como fuere,
estas instituciones abrieron el camino a la enseñanza del
diseño en México. El capítulo concluye con
una revisión de los desarrollos del diseño de carteles
para sostener, contrariamente a la tesis de diversos historiadores,
que, como se ha venido demostrando a lo largo de los capítulos
precedentes, el diseño gráfico en nuestro país
es anterior a la gráfica de los Juegos Olímpicos de
1968.
El último capítulo se ocupa de los
procesos de formalización de la educación del diseño
en la década de 1960, cuando, después del intenso
proceso de modernización industrial, social y cultural de
la década anterior, se fundaron las carreras de diseñador
en la hoy Escuela de Diseño del INBA y en las Universidades
Iberoamericana (UIA) y Nacional Autónoma de México
(UNAM). A partir de un análisis de los objetivos de los planes
de estudio y de las diferentes áreas que los conformaban,
conocemos los pormenores de la formulación de la especificidad
de la actividad del diseño como trabajo proyectual vinculado
directamente con la producción industrial orientado a la
solución de necesidades sociales, si bien expresadas en forma
diversa en cada una de las instituciones pioneras. Resulta por demás
interesante conocer los desarrollos de las diferentes carreras;
así, por ejemplo, en el caso del INBA, la de Diseñador
Artesanal se transforma en Licenciatura en cuatro áreas del
diseño, pasando por la de Diseñador Artístico
Industrial; en el de la UIA, la creación de las carreras
de Diseño Textil y Gráfico es posterior a la de técnico
y después licenciado en Diseño Industrial, y en la
UNAM la licenciatura en Diseño Industrial en la Facultad
de Arquitectura y en la Escuela Nacional de Artes Plásticas
las licenciaturas en Diseño Gráfico y en Comunicación
Gráfica. El capítulo cierra con una consideración
general sobre los perfiles, avances y problemas que hoy enfrentan
esas escuelas pioneras –señaladamente el de la docencia–,
y se complementa con los anexos que incluyen los planes de estudio
de las primeras carreras.
Los inicios de la profesión del diseño
en México. Genealogía de sus incidentes es, pues,
un ejercicio riguroso de investigación histórica que
contribuye al conocimiento del desarrollo y consolidación de
una actividad de importancia social y cultural hoy incuestionables.
Es, además, el homenaje que a esa profesión le rinde
una de las más respetadas y queridas profesoras e investigadoras
de este campo en México, quien, con esta valiosa entrega, prosigue
su incansable labor a favor de la formación de investigadores,
estudiantes, profesores y profesionales del diseño.
Nota
1. Los inicios de la profesión del diseño en México.
Genealogía de sus incidentes, se presentó el
20 de octubre de 2006 en el Aula Magna del Centro Nacional de las
Artes, México.
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