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Importancia de la documentación en el trabajo curatorial en los museos de arte
La documentación
–rescate de documentos, investigación en archivos,
entrevistas con artistas y coleccionistas– es parte integral
del proceso que se sigue para llevar a cabo una exposición
de arte.(*)
• • •
NADIA UGALDE GÓMEZ
• HISTORIADORA
Investigadora del Cenidiap
nugaldeg@yahoo.com.mx
El quehacer documental tiene como propósito el procesamiento,
el almacenamiento y la difusión de conocimientos, así
como el rescate de documentos y la valiosa tarea de resguardar el
patrimonio material; por lo tanto, esta actividad tiene características
que la definen de dos maneras: como acción y como el sujeto
de la acción. Su definición y objetivos se vinculan,
tanto en lo conceptual como en lo funcional, con los lineamientos
de los proyectos de exhibición de arte a diversos niveles
y en distintos momentos.
La investigación documental como actividad esencial
En el esquema operativo del quehacer curatorial,
la documentación es uno de los ejes primordiales que aporta
los elementos sustantivos para la conformación del corpus
del proyecto expositivo. A partir de una investigación
básica, que incluye el levantamiento de datos y la obtención
de información específica vertida en documentos, es
posible, en primera instancia, tener en claro si se reúnen
las condiciones para llevar a cabo la exposición, si no existen
inconvenientes, en especial en lo referente a la localización
y obtención de la obra. El trabajo curatorial se inicia una
vez seleccionada y aprobada la propuesta de exposición y
se han determinado sus características, es decir, si será
una muestra individual o colectiva, organizada en forma retrospectiva
o antológica, de acuerdo con su temática o por su
técnica. La elección del motivo de la exhibición
varía según el contexto particular de cada museo y
puede variar también de un periodo a otro. La justificación
de su presentación corresponde a diversos criterios, como
pueden ser el aniversario o muerte del artista, en homenaje a su
trayectoria, por compromisos institucionales, convenios estatales
o internacionales y por la vocación del museo, entre
otros. Definido lo anterior, los aspectos conceptuales y las formas
técnicas de producción, así como la delimitación
del tiempo para su realización en concordancia con la programación
y el calendario de exposiciones del lugar que albergará la
muestra, si existen condiciones presupuestales aceptables y se ha
comenzado el proceso documental.
La curaduría es así considerada como
el conjunto de actividades cuya finalidad es propiciar el diálogo
entre el bien artístico y el espectador, mediante un discurso
de objetos dispuestos en el espacio museístico, así
como la encargada de proporcionar la información específica
sobre el tema y las piezas seleccionadas que conforman la muestra. En
este caso, el trabajo curatorial corresponde exclusivamente a exposiciones
a las que se les puede considerar tradicionales, porque las obras
exhibidas son el resultado de disciplinas por lo general ampliamente
conocidas como pintura, escultura, estampa y fotografía. Para
las exhibiciones de los géneros actuales de la expresión
visual, la curaduría adquiere una connotación diferente,
que se considerará en su momento.
La investigación de fuentes documentales
es un elemento imprescindible para el investigador/curador. Cubre
diferentes etapas para el acopio del material, su procesamiento,
análisis e interpretación, lo cual permite adaptar
todo el cúmulo de información obtenida al propósito
determinado, desde los datos técnicos correspondientes al
objeto artístico, esenciales para la elaboración de
las cédulas de identificación, que incluye autor, fecha
de realización, estilo, corriente o movimiento, soporte,
composición material de la obra, medidas y colección, o
en el caso de piezas pertenecientes a museos, galerías o
instituciones, su número de inventario o de registro, control,
manejo, movimientos, préstamos o traslados y restauraciones,
hasta concluir con la elaboración del contenido del catálogo.
La documentación es también parte
sustancial para la ubicación de los objetos a exhibirse en
su contexto histórico, social y estético. Con relación
a los creadores, constituye un valioso testimonio para conocer y
reconstruir su vida, descubrir aquellos sucesos que definieron
su quehacer plástico y trayectoria, al igual que nos permite
tener conocimiento de los aspectos distintivos de las vertientes
estilísticas y corrientes artísticas. La investigación
documental recurre a fuentes directas e indirectas, en archivos
diversos, en primera instancia, cuando sea posible, al propio artista
o a los coleccionistas, quienes en algunos casos han conformado
acervos documentales que no sólo proporcionan información
fundamental sino que los documentos son, en sí mismos, elementos
susceptibles de ser exhibidos, por su contenido, valor histórico
y estético. También se realiza consulta en las instituciones
que ofrecen información; en el caso de México destacan
el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad
Nacional Autónoma de México, la Hemeroteca Nacional,
así como galerías privadas, otras dependencias gubernamentales,
instituciones en los estados, bibliotecas y otras instancias en
el extranjero, por citar algunos. Al interior del Instituto Nacional
de Bellas Artes, tenemos los museos, el Centro Nacional de Conservación
y Registro del Patrimonio Artístico Mueble y, por supuesto,
los importantes fondos documentales del Centro Nacional de Investigación,
Documentación e Información de Artes Plásticas.
En cuanto a la diversificación de la tarea
curatorial, la investigación documental revela etapas específicas
con líneas de dirección delimitadas, según
las características particulares de cada museo, pero que
en lo general son una constante:
1) La localización y selección de las piezas que conformarán la muestra, de acuerdo con su significado y sentido, a partir de la conceptualización y el despliegue de los criterios expositivos que habrán de traducirse en el guión museográfico.
2) Ayuda a delinear la forma en que la exposición será
dispuesta en cuanto a la presentación y al montaje, en un
diseño adecuado del discurso para su exhibición.
3) Proporciona la documentación museográfica correspondiente,
para el desarrollo de la explicación didáctica, en
cédulas de sala que pueden ser explicativas, introductorias
y temáticas, así como las cédulas de obra que
identifican a cada una de las piezas.
4) Brinda el material necesario para la difusión de los contenidos
que se difunde en boletines de prensa.
5) Constituye el cuerpo de información que se convertirá en el contenido de la publicación que por lo general acompaña a la muestra.
En otro aspecto, todo el material documental encontrado, seleccionado y generado durante la investigación y el desarrollo de las tareas en la práctica curatorial, así como la documentación que se obtendrá posteriormente como resultado de la exhibición, se concentrará para la integración del legado documental de dicha exposición.
La acción de documentar
Habida cuenta de los diversos significados que
se conjugan en la documentación y la serie de recursos que
aporta, en el caso de las exhibiciones que tienen como objetivo
mostrar el acontecer de las manifestaciones recientes en las artes
visuales, como son los proyectos multimedia, el performance,
el arte sonoro y en video, la manipulación de elementos arquitectónicos
o las intervenciones en los espacios públicos, por lo general
con características y duración efímeras, se
destaca una función concreta, como actividad que permite
el acto de documentar dichas acciones, teniendo su registro como
único testimonio documental de las mismas, en las cuales
la intención del proceso curatorial se modifica y privilegia
la conceptualización de los espacios, a partir de las características
exigidas por las piezas expuestas y una mayor libertad en el manejo
de los contenidos. Asimismo, es cada vez más frecuente
que la experiencia curatorial en sí misma se convierta en
el elemento a ser documentado.
Al considerar a la documentación como la
acción de documentar y como sujeto de esta acción,
todo aquello contenido en un archivo expedientes, libros,
artículos, notas, manuscritos, declaraciones, actas, cartas,
programas, proyectos, ensayos, folletos, invitaciones, recibos,
catálogos, revistas, periódicos y otros materiales,
así como la valiosa tarea del proceso documental de
preservación, procesamiento y difusión de todo tipo
de documento, su aporte en el descubrimiento de datos y hechos y
la recuperación de información referente al objeto
de estudio, es determinante para la contextualización de
la obra artística y como elemento esencial del trabajo curatorial.
Todas estas actividades específicas desarrolladas
antes y durante el proceso se efectúan simultáneamente
a otras funciones documentales relativas a la “tramitología”,
que también forman parte del esquema operativo en la organización
de la muestra, de enlace y gestión, como solicitudes de préstamo
de obra y de acceso a diversas instancias, formularios de préstamo,
movimientos de obra, seguros, avalúos, convenios, registro
fotográfico, dictámenes de conservación y restauración,
solicitudes de fotografía para el catálogo, sin mencionar
en detalle lo relativo a su edición, cuya complejidad y diversidad
varía de acuerdo con los requerimientos de la exposición
y las características de cada museo.
La documentación es, pues, parte medular,
tanto en lo conceptual como en lo funcional, para la realización
de un proyecto expositivo.
Nota
* El presente texto fue leído el 18 de
octubre de 2005 en el Salón de Usos Múltiples de la
Escuela Superior de Música (México), durante el Encuentro
de Investigación y Documentación de Artes Visuales “¿Qué,
veinte años no es nada?”, que se realizó con motivo
del XX aniversario del Centro Nacional de Investigación, Documentación
e Información de Artes Plásticas.
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