Humberto Chávez
• Tiempo muerto •
2004-2005, instalación artística.
(Animal disecado, sillas,
mosaico fotográfico, tomografía.)
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Tiempo muerto,
instalación artística basada en una reflexión
semiótica
Como un fragmento temporal detenido, equivalente al tiempo del “no deseo”, Humberto Chávez Mayol presentó esta instalación en el Centro Nacional de las Artes, en la ciudad de México, del 14 de diciembre de 2004 al 6 de marzo de 2005.(1)
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JESÚS TORRES KATO • ARTISTA PLÁSTICO
Investigador del Cenidiap
huitzit2000@yahoo.fr
A Parlo Duval
Un primer sentimiento provocado por la instalación Tiempo muerto revelaba una poética del espacio “bachelardiana”, pues allí las fuerzas trabajaron con libertad imaginativa el espacio y el tiempo. La imaginación de Humberto Chávez Mayol(2) no sólo se ocupó del plano de las imágenes sino también de los excesos en el plano de las ideas, ya que, según Gaston Bachelard, “hay ideas que sueñan”.
Desde esa perspectiva, el ordenamiento espacial planteado por el autor fue un pretexto para introducir al espectador en el verdadero discurso: Humberto Chávez escribió una serie de vivencias en un libro,(3) objeto sobrio y discreto (como algunos de los bastones descritos en sus páginas), que colocó casi al margen del área principal de la muestra.
A este respecto, el día que visité la exposición descubrí una sorprendente afinidad sensible hacia aquella disposición de objetos: desde mi punto de vista,(4) fue una instalación muy fina desde los aspectos perceptivo e intelectual. Lo digo porque le brindaba al público interesado una experiencia transparente, sugestiva y sutil.
Formalmente, Tiempo muerto estuvo constituida
por diversos objetos distribuidos en un generoso espacio. Fotografías,
animales disecados,(5)
sillas antiguas y un bastón viejo, más la computadora
personal (mouse y pantalla) del interactivo, así
como un “rincón acogedor” donde se encontraba el libro, fueron
los elementos tangibles de este planteamiento estético.
A partir de esas referencias materiales, para mí lo decisivo en la distribución de esos objetos fue una estrategia intelectual aguda, que permitió trascender de manera notable el área física en la que se presentaba; es decir, introducía al visitante en un “espacio otro: el espacio interior de cada individuo”.
Efectivamente, la realidad física era el pre-texto que involucraba al concurrente en otra realidad: la poética. Esta realidad se conformaba a partir de los objetos expuestos, pero también por la experiencia emotiva e intelectual de cada participante.
Con certeza, se trataba de experiencias generadas por una propuesta específica; sin embargo, lo acontecido se extendía a otros ámbitos. Esto se debía a que también el autor estaba involucrado íntimamente en toda la obra.
Así, el legajo de hojas traslucía el “verdadero discurso” de esa propuesta artística, aunque realmente se trataba de la “disertación” que cada visitante lograra descifrar. Para lograr este propósito se requería de forma indispensable la participación del espectador. Bajo esta condición fundamental, lo visto, sentido y reflexionado sólo era un punto de partida.
Si se pretendía ampliar esta experiencia, cada persona debía involucrar su intelecto y entonces, con esa vivencia espiritual, se podrían dilucidar diferentes aspectos sobre Tiempo muerto.
De la misma manera, pude constatar que la motivación principal que originó esta instalación fue el presente-pasado, entendido como el “espacio” de una reflexión temporal sintáctica e imaginativa.
Estas particularidades me permitieron establecer
correspondencias con las ideas de Marcel Duchamp, pues este personaje
y Humberto Chávez concuerdan en ser dos pensamientos complejos
en el arte moderno y contemporáneo. Analogías con
la poesía de Charles Tomlinson, ya que en ambas posturas
el sentido esencial está en los ojos, pero en “unos ojos
que piensan”. Coincidencias con El espacio múltiple
de Manuel Felguérez, siendo éstas de carácter
técnico, formal y teórico. Similitudes con El
desierto de Retz de Monville, puesto que en una y
otra de las obras se perciben hondas preocupaciones por el “sentido”
del mundo. Paralelismos con la notación musical desde la
perspectiva peirceana, pues aquí “el signo está en
el lugar de otra cosa o en el lugar de alguien”. Además,
me fue posible detectar algunas afinidades con el misticismo y la
filosofía, pues Humberto Chávez Mayol se involucró
directamente con el fenómeno de la conciencia. También
podrían establecerse contrastes y articulaciones con otros
enfoques, por ejemplo, con el pensamiento de Lin Yutang.(6)
En fin, al visitar Tiempo muerto me quedé con el sentimiento de haber estado en una muestra enigmática, pues su autor no quiso mostrar la “verdad” ni la “realidad”. En todo caso se trató de una “intención vital” de índole personal. En ese sentido, Humberto Chávez se propuso distinguir el deseo, abordar el transcurrir de la conciencia… y construir el tiempo bajo la vivencia del deseo.
Además, aclaró que su texto no era una información explicativa, “sino la voz que determina… y confunde los ámbitos de la realidad… pues recrea un juego de ambigüedad enfrente de los objetos que considerábamos (arbitrariamente) reales”.
Asimismo, cabe asentar que a Humberto Chávez le interesa la semiótica y la filosofía pragmática de Peirce. Por esta razón y debido a que la doctora Nicole Everaert Desmedt(7) concedió dos conferencias en febrero de 2005, ambas presentadas con el título “Las aplicaciones semióticas en las artes”; cito el párrafo esencial de uno de sus escritos:
El simbolismo permite el acceso a lo real: no ya a lo real en sí, sino a un real filtrado, pre-interpretado por los códigos. Igualmente, el simbolismo permite captar lo imaginario (expresarlo, darle forma), distinguiéndolo de lo real: lo imaginario se infiltra en el simbolismo, provoca un desplazamiento en los códigos, una modificación en los filtros y permite, así, otro acceso a lo real: el descubrimiento de un aspecto de lo real todavía no interpretado, un conocimiento todavía no formulado. Sin embargo, en el mismo movimiento, lo imaginario es recuperado por el simbolismo, que se enriquece y se estabiliza… hasta la próxima irrupción de las fuerzas de lo imaginario.(8)
En estas pocas líneas se puede observar con claridad cómo en el simbolismo prevalece la intención de acceder a la realidad e interpretarla. De allí que, al recordar la instalación de Humberto Chávez Mayol, sean pertinentes las palabras de Paul Valéry con respecto al desprendimiento de los objetos que distinguimos: “objetos privilegiados, más inteligibles a la vista, aunque más misteriosos a la reflexión que todos los otros que vemos indistintamente”.
Finalmente, el “más allá” trasluce el motivo de lo que podría ser la fuente de contradicciones que captan los artistas (los creadores siempre se esfuerzan por expresar, comprender e interpretar ese más allá). Luego, la imaginación trabaja en el plano de las imágenes, pero también se expande en el plano de las ideas… pues hay ideas que sueñan: como en Tiempo muerto de Humberto Chávez
Notas
1. Distintas versiones de esta muestra se han presentado en La Chambre Blanche, Québec (22 de octubre-2 de diciembre 2004); Bemis Center for Contemporary Arts, Omaha, Nebraska (26 de agosto-22 de octubre 2005); Galería Principal de la Escuela de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de México (8 de septiembre-5 de noviembre 2005).
2. Humberto Chávez Mayol nació en la ciudad de México en marzo de 1951. Ha realizado proyectos en México, Japón, Estados Unidos, Canadá y países europeos. Desde 1970 su trabajo fotográfico mantiene estrechas relaciones con la expresión literaria, la semiología y el estructuralismo. Sus series fotográficas se unen por una búsqueda de carácter conceptual en la que intenta mostrar dispositivos culturales relacionados con el espacio, el tiempo, el encierro y el deseo.
3. Humberto Chávez Mayol, Tiempo muerto, proyecto de
instalación. Libro (modo de empleo), México,
2004.
4. La vivencia estética que experimenté con Tiempo
muerto me recordó los temas básicos de mi interés:
la luz (entendida ésta en una amplia acepción, misma
que involucra todas las potencialidades del ser humano), el espacio
(las diversas interpretaciones que se tengan de él), el tiempo
y la memoria (vistos como fenómenos de la conciencia). Jesús
Torres Kato, Sobre el tiempo (catálogo), México,
Instituto Cultural de Aguascalientes, 1994.
5. Un chimpancé, un avestruz, un venado mexicano, un oso polar, una pequeña jirafa, una cebra y una llama.
6. Lin Yutang, La importancia de vivir, Buenos Aires, Sudamericana, 1943.
7. Licenciada en Filosofía y letras y doctora en Comunicación social. Profesora de semiótica en las Facultades Universitarias de Saint Louis, Bruselas. La orientación general de su investigación es la confrontación de diferentes teorías semióticas y aplicaciones concretas a diversos objetos culturales.
8. Nicole Everaert Desmedt, “La comunicación artística: subversión de las reglas y nuevo conocimiento”, ponencia presentada en el Salón de Usos Múltiples de la Escuela Nacional de Escultura Pintura y Grabado La Esmeralda,
25 y 28 de febrero de 2005.
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