Formación o difusión: debate para el proyecto cultural en Zacatecas
¿Qué hay detrás
del proyecto de remodelación de un edificio antiguo ubicado en
el corazón del centro histórico de la ciudad de Zacatecas,
catalogada como Patrimonio Cultural de la Humanidad, con el fin de erigir
un Centro Estatal de las Artes?
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IRMA FUENTES MATA
• PEDAGOGA, MAESTRA EN EDUCACIÓN
E INVESTIGACIÓN ARTÍSTICAS
Investigadora del Cenidiap
ifuentesmata@msn.com
En los últimos meses se ha desatado
una polémica en el estado respecto al proyecto cultural en Zacatecas,
debido, por un lado, al cambio de gobierno y las acciones que debieron
ser concretadas por la pasada administración y, por otro, a raíz
de la adaptación del inmueble que en un principio se pensó
que albergaría la llamada Ciudadela del Arte y que hoy busca erigirse
como Centro Estatal de las Artes.
Más allá de la discusión que se dio durante el periodo de remodelación arquitectónica entre los diversos grupos políticos e instituciones que ocupaban el predio, la iniciativa para la creación de una Ciudadela del Arte estaba en el fondo un tanto vacía en cuanto a proyecto cultural.
Según el diseño –que durante el periodo
gubernamental pasado se presentó en un recorrido por las instalaciones
a los gestores culturales–, estas instalaciones constituirían
un espacio para albergar auditorios, una cafetería, tiendas de
artesanías y galerías; esto es, un recinto más para
la difusión del arte.
Al término de dicha administración –durante los meses de julio y agosto de 2004–, el proyecto de remodelación arquitectónica se dio por concluido en su primera etapa. Sin embargo, en días recientes, a pesar de haber anunciado en los programas de la V Feria del Libro y la Lectura Zacatecas 2004 que la mayoría de los eventos se llevarían a cabo en tales instalaciones, éstas permanecieron cerradas y los organizadores se vieron en la necesidad de efectuar las actividades en el ex templo de San Agustín.
Pero, independientemente de la no apertura del recinto,
hay algo más de fondo: el reclamo serio y puntual de la gente dedicada
al arte y la cultura, a la formación y a la investigación,
a la creación y a la producción artística, sobre
la necesidad de un plan formal de educación artística. ¿Por
qué no invertir en la formación y en la educación
artísticas? ¿Por qué derrochar millones en la difusión?
¿Por qué atender a los otros y no cuidar a los propios?
Se reconoce la necesidad de formación, no sólo
inicial, sino media y profesional para el campo cultural y artístico,
a tal grado que las iniciativas privadas y las asociaciones civiles y
grupos de mujeres del Voluntariado del Poder Judicial del Estado de Zacatecas
han apostado por crear espacios culturales que constituyan un centro de
acercamiento al arte y a las humanidades. A sólo una calle paralela
de las mencionadas instalaciones, fue inaugurada en octubre de 2004 una
galería que cuenta además con espacios idóneos para
cursos y talleres, su propia biblioteca y hasta cafetería.
Si bien Zacatecas se ufana de ser un “estado cultural”, su inversión en la formación de los futuros artistas es casi nula, de no ser por la excepción que constituye la Unidad de Música de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), que cuenta con planes y programas de licenciatura, además de formación inicial y media. Por otro lado, están los talleres y cursos, cada vez más raquíticos y marginados, que emprende algún artista o investigador del arte que busca por iniciativa propia ofrecer un poco de su conocimiento a otros interesados, pero con mínimos apoyos institucionales que, a su vez, son cada vez más escasos y marginados, pero constituyen las únicas opciones de formación para los interesados en la educación artística. Hasta el mes de octubre no se ha dado a conocer un plan o programa sistemático, coherente y formal para la formación en las disciplinas artísticas.
A raíz del apoyo de Conaculta para realizar los
diversos diplomados en gestión cultural, la UAZ ha tomado débilmente
algunas iniciativas de sistematización para ofrecer seguimiento
a esos estudios pero aún no se concretan. Los seminarios sobre
filosofía e historia del arte, organizados por el Instituto Zacatecano
de Cultura (IZC) no han alcanzado más que a un mínimo de
la población interesada, sin constituir un programa de formación.
El proyecto de Centro Cultural que durante muchos años incentivó a los interesados locales en la práctica artística, mediante talleres y cursillos, poco a poco fue debilitado al ser ocupadas sus instalaciones por el IZC, que convirtió los salones en oficinas y dio albergue a instituciones, como el INAH y el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología, en detrimento de los espacios formativos en arte.
Hoy el IZC pretende construir un edificio más, pero sin un proyecto cultural que se oriente a resolver la necesidad de formación. Se quiere hacer un Centro Estatal de las Artes pero sin una definición clara de lo que será el proyecto educativo. El recipiente está sin entregar y sin contenido. Zacatecas no cuenta a la fecha con un programa oficial para la formación profesional de las artes plásticas, la danza o el teatro.
Los creadores hacen un esfuerzo sobrehumano para llevar
a cabo su labor, pero encuentran poco eco en sus propuestas; sin personal
formado profesionalmente con quienes integrar un grupo o compañía,
siempre tienen que emigrar o importar temporalmente algún amigo
ya formado en otro sitio. La sistematización académica de
los procesos de educación artística está ausente.
En lo que sí se invierte es en los festivales
y en las ferias, para difundir el quehacer artístico de otros estados
y países que sí trabajan en la formación de sus artistas.
En dichos encuentros se programan también producciones estatales,
sin embargo, al ser comparadas con las visitantes generalmente resultan
modestas en todos los sentidos.
Somos excelentes anfitriones de quienes ya están consagrados, pero
seguimos en el analfabetismo funcional cultural, de no ser por aquellas
honrosas excepciones que han encontrado la manera de salir a formarse
a otras ciudades. Somos los mejores exponentes del dicho “candil
de la calle y oscuridad de su casa”. ¿A qué le apostaría
usted, a la formación o a la difusión?
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