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Para Marisa Lara y Arturo Guerrero –artistas prestigiados que se han ganado a pulso un destacado lugar en el concierto del arte contemporáneo– trabajar conjuntamente, sin renunciar a la personalísima impronta de cada uno como creador individual, ha determinado la original, extraña y fascinante presencia que los caracteriza. Este año celebran su XX aniversario de complicidad artística con la presentación de una exposición sui generis titulada Nos-Otros, que marca un hito en su quehacer artístico. Por primera vez en su trayectoria, Lara y Guerrero incursionan en la extrema determinación de fundir y compartir sus talentos en una serie integrada por más de veinte lienzos realizados al alimón a través de una experiencia inédita. El único caso similar de “simbiosis” creativa que viene a mi mente es el de los fotógrafos ingleses Gilbert and George.
A través de un grupo de creadores “inventados” por ellos, la pareja desarrolla una propuesta altamente cuestionadora en torno a la posición del arte y de los creadores en el contexto de un mundo globalizado. El conjunto creado por Lara y Guerrero se llama El Animal Global y está conformado por personalidades de diversas nacionalidades convocadas –o mejor dicho, invocadas– a participar en una aventura de carácter internacional inspirada en el tema de la identidad globalizada. Su propósito fue buscar un pasaporte universal con destino a un viaje sin fronteras a través de nuestro hogar común: el planeta Tierra.
Sus lienzos, pletóricos de imágenes evocadoras, nos transportan a los más remotos parajes del orbe: de la selva amazónica a las imponentes montañas niponas; del fondo del océano a las cuevas de los aborígenes australianos; del caos urbano de la gran ciudad a las estepas africanas. Cada uno de los artistas que pertenecen al Animal Global recreó su entorno natural o cultural en pinturas magníficas que revelan una factura impresionante y un exquisito sentido del humor, no exento de una aguda propuesta crítica que incita a la reflexión.
Para Lara y Guerrero, los animales –compañeros de galaxia y hermanos biológicos del hombre– representan el ancestro y la conciencia cósmica actual del género humano. Ellos son capaces de proporcionar una ánima luminosa a la realidad, un alma universal que dota a nuestro planeta de un paradigma único. De ahí su presencia protagónica en estas pinturas donde conviven canguros, tortugas, aves tropicales, pirañas, toros, ballenas y ajolotes. Especies tan ajenas y tan cercanas entre sí como los muy diversos grupos humanos.
La búsqueda de Lara y Guerrero radica en reconocerse en la diversidad y asomarse al espejo de las igualdades para descartar las diferencias, abolir los límites territoriales e imaginar un mundo de diálogo que conlleve al aprecio y respeto por la otredad. Los creadores han encontrado su alter ego en otras nacionalidades, en otras culturas, en otras geografías. Se han inventado otras personalidades artísticas, otras pieles, otros rostros.
En audaz desafío ante las fronteras que imponen las distancias físicas de nuestro inmenso planeta, la pareja se forjó una nueva identidad con rasgos y visos múltiples y se rebautizó con ingeniosos anagramas hilvanados a partir de sus propios nombres y apellidos. Entre la curiosidad, la aventura lúdica y la experimentación, exploraron diversos parajes y trastocaron sus fibras creativas en obras “realizadas” en territorios tan distintos como Francia, China, Finlandia, España, Brasil, Kenya, Japón, entre otros. En una “operación” de transmutación existencial, Lara y Guerrero se despojaron de sus ropas y de su contexto para vislumbrarse nacidos en San Francisco, Helsinki, Nueva Delhi o El Cairo. Dejaron a un lado los tlacoyos y el tequila y le dieron vuelo al camembert, al opio y al Wyborowa. En un acto de globalización teológica, se convirtieron al Islam, al Budismo, a la Ortodoxia y al Panteísmo. Su objetivo es apostar a la virtualidad sin recurrir a la cibernética y, a través de un singular Internet manipulado por ellos con las poderosas herramientas de su imaginación, nos transportan en el tiempo y en el espacio.
Marisa Lara y Arturo Guerrero nos invitan a soñar, volar y jugar con la posibilidad de ser otros, de ser Nos–Otros. |
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