Centro Nacional de las Artes-CENIDIAP | Discurso Visual | Número 1 | Septiembre-noviembre de 2001
EL ARTISTA COMO COMUNICADOR / En torno a las funciones del arte y del creador |
Arturo Rodríguez Döring / Director de la Escuela Nacional de Pintura y Grabado |
¿El arte debe tener funciones utilarias? Las posibles respuestas a esta duda las da una discusión que atraviesa la historia misma de esta actividad humana. De lo que no cabe duda para el autor es que el artista se ha asumido cada vez más como un ente comunicador y en la época actual más que en ningua otra es consciente de esta función
Palabras clave: Funciones del arte, comunicación, historia del arte, videoarte
"Hombrecito", de Fernando Andriacci. Cerámica de baja temperatura. 40x24x24 cm. 1999. Hay ocasiones en que nos preguntamos si acaso las obras expuestas en los museos son arte o no. Hoy en día el arte ha llegado a uno de sus momentos más interesantes de la historia, ya que las normas para clasificarlo escapan casi por completo a los cánones establecidos. No todos los museos están dedicados a la exhibición de obras de arte; tenemos, por ejemplo, los museos dedicados a la ciencia y la tecnología. Las personas encargadas de las exposiciones artísticas en los museos y galerías han apostado, no sin una preparación sólida, a que lo que deciden exhibir cabe dentro de los parámetros válidos para lo que en su momento se considera arte. No todo lo que nosotros consideramos arte fue creado con este propósito. Por otro lado quisiera definir brevemente, sin ser experto, la idea de la comunicación. Ésta está ligada al mundo de las ideas, producto del pensamiento humano. Una de las mayores diferencias entre los seres humanos y el resto de los animales es, como todos sabemos, la capacidad de pensar, desarrollar ideas y poderlas comunicar. Para ello el ser humano ha desarrollado varios métodos: principalmente los lenguajes. Si el arte se basa en el desarrollo de diversos procesos de simbolización, podemos afirmar que se trata de un lenguaje, y por lo tanto comunica. No obstante, debemos tomar en cuenta que no todos los mecanismos de comunicación son arte. Los primeros humanos generaron las primeras herramientas, el fuego y, por supuesto, las primeras pinturas y esculturas. Difícilmente fueron concebidas estas últimas, en su momento, como obras artísticas. Ellos también desarrollaron las primeras formas de comunicación humana. Además del lenguaje para fines meramente prácticos, como las palabras, los gestos y las señas, el hombre, desde sus orígenes, se ha comunicado a través del arte, ya sea de manera oral (la prosa y la poesía), por medio de lenguajes musicales, corporales, gráficos o plásticos. Por ejemplo, cuando una persona quiere describir una forma, de modo que pueda ser comprendida por sus semejantes, puede dibujarla, esculpirla o pintarla. Hoy en día, el dibujo sigue siendo uno de los medios más socorridos para darse entender. Pensemos en el caso de los mapas y los croquis. Cuando uno manda hacer un mueble con un carpintero, casi siempre hay un dibujo de por medio. No olvidemos que de todas formas, la escritura tiene sus orígenes en el dibujo. De este modo, independientemente de su calidad artística, el arte, a través de los diferentes medios por los cuales se le ha identificado en diversas épocas y culturas, ha sido desde siempre un vehículo de ideas. Como ya he dicho, no todo lo que hoy consideramos arte ha sido creado con esos propósitos. Por ejemplo, durante la Edad Media, ni la pintura ni la escultura eran consideradas artes, y no fue sino hacia finales del siglo XV que personajes como Leonardo y Miguelángel coincidieron en que estas dos actividades estaban más relacionadas con el intelecto que con la habilidad manual, y que por lo tanto, debían considerarse artes. Muchas veces se ha pensado que el arte debe tener funciones utilitarias, y éstas han sido muy diferentes en distintas épocas y lugares. La arquitectura, por ejemplo, tiene una clara función utilitaria. Por otro lado, sabemos que el arte estuvo al servicio de la religión durante muchos, muchos siglos. Para hacerlo un poco más claro me voy a referir a la Revolución Neolítica. Durante este periodo, caracterizado por el desarrollo de la agricultura (y de la escritura) se desarrollaron las artesanías. Los habitantes de las aldeas debían fabricar utensilios, ropa, herramientas y habitaciones. En sus tiempos libres pudieron hacer algunos bienes básicos con mayor dedicación. Cuando tuvieron el tiempo y la intención, crearon para los dioses o las clases dominantes, utensilios y herramientas con decoración, hicieron ropa de colores con diseños más elaborados, y construyeron edificios cuya complejidad rebasó por mucho las necesidades básicas. En este periodo se desarrollaron la joyería, la alfarería, la arquitectura, el textil y la cestería, entre otras actividades. Algunas de estas obras, que han sobrevivido, son consideradas como obras de arte y nos comunican parte de lo que estas antiguas culturas pudieron haber pensado. Es en este sentido que toda producción artística constituye en sí una de las fuentes principales para la historia. En el caso de la historia del arte, la obra de arte es definitivamente la principal fuente. Pintura de la exposición "Desnudo comunicativo", de Fabián Vergara. 2001
Hemos hablado ya de las funciones del arte y por lo tanto del artista. El artista, como miembro de la sociedad tiene ciertas funciones, las cuales han variado constantemente. Por ejemplo, cuando entrevistamos, en una escuela como "La Esmeralda" a los aspirantes de primer ingreso acerca de lo que quieren hacer como artistas, la respuesta más común es que quieren expresarse. Efectivamente, la mayoría de los artistas expresan sus ideas, pero ese no es el fin último de la creación artística. ¿Para qué crea un artista? ¿Para el gobierno, en el caso de las becas estatales o las comisiones oficiales? ¿Para un determinado público? ¿Para sí mismo? ¿O para toda la humanidad? Pensemos en el caso de los magníficos Budas de Bamiyán que son considerados patrimonio de la humanidad y nada podemos hacer para evitar su destrucción. Es muy posible que sus creadores no los hayan pensado con el fin de que pasaran a formar parte de un patrimonio artístico mundial. El arte ha estado, en diversas épocas, al servicio de la religión, de la magia, e incluso de la ciencia. También ha tenido otras funciones no tan pragmáticas, como es su función meramente estética. No olvidemos la definición histórica de que el arte embellece. No obstante, los artistas no siempre han estado conformes con estas funciones. Los artistas, desde siempre, aunque en menor o mayor grado han sido autocríticos ante estas posturas; especialmente durante el Renacimiento y el romanticismo, y más notoriamente desde mediados del siglo XIX. Es a partir de este periodo en que ha sido más evidente la capacidad innovadora del artista, lo cual es un acto inherente a toda creación. El artista es un innovador desde que crea formas nuevas. El artista, en su acción de traducir ideas y comunicarlas crea abstracción a través de la experimentación. El artista, a la vez que es un representante de la sociedad a la que pertenece es un agente transformador de ella, ya que funge como un catalizador de las distintas corrientes de pensamiento dirigidas al desarrollo de una sociedad mejor, aunque ha habido épocas en las que los artistas han servido a los peores fines, como cuando los artistas alemanes trabajaban para el nazismo. Muchos artistas han dedicado su función comunicadora al servicio de otros, como es el caso del arte propagandístico. No pensemos sólo en la propaganda nazi o la generada durante todo el siglo XX; aun en el s. XVI novohispoano o durante el periodo barroco en Europa, el arte estuvo dedicado principalmente a la defensa y propagación de ciertas ideas emanadas del Estado, o en estos dos últimos casos, de la Iglesia. Hablando ya de los artistas del siglo XX y de hoy en día, no podemos reducir el ámbito artístico a la pintura, la escultura y la arquitectura. Por ejemplo están los cineastas, comunicadores por excelencia, y artistas al fin (aunque en Hollywood el dinero sea lo más importante). Entre ellos podemos contar a los directores de documentales, las personas que se dedican a hacer programas educativos para la televisión, los que hacen videoclips, y hasta los que hacen "videoarte", gente que parte, ya sea de formación como comunicadores; periodistas, diseñadores y comunicadores visuales, o gente que proviene de las artes plásticas. Ya desde hace más de medio siglo, algunos artistas como Joseph Beuys o Marcel Duchamp se habían pronunciado en contra de crear arte superficial. Ellos trabajaron intensamente en torno a la reivindicación del artista como un ser pensante cuyas obras estaban destinadas a un público intelectual y no únicamente al goce estético a través de los sentidos. Es precisamente, a partir de esta postura que el artista se ha asumido cada vez más como un ente comunicador. El artista actual, más que en ninguna otra época es consciente de esta función y no sólo ha sabido comunicar a través de las imágenes, figurativas o abstractas, sino que ha ido incorporando, cada vez con mayor frecuencia la palabra escrita a sus obras. A partir de los primeros collages cubistas y dadaístas, los lenguajes escritos y gráficos se han ido prácticamente fundiendo entre sí. La tendencia actual pareciera ser una especie de retorno a los orígenes, cuando los más antiguos medios de comunicación formaban parte de un solo lenguaje. Antes de que se diferenciaran la escritura y el dibujo, ambos sirvieron como vehículo para las ideas emanadas de la mente humana, la cual se ha servido del cuerpo y las herramientas a su alcance para comunicarse con las de los otros individuos. El resultado de este esfuerzo ha sido, desde sus orígenes, el lenguaje artístico.
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